La gran emboscada a la luz de la luna – Parte 1

Es de noche. La oscuridad ha envuelto por completo la ciudad que nunca duerme. En un sitio donde generalmente las luces están a rebosar, donde la publicidad en forma de luces y colores da vida a las grandes edificaciones urbanas, ahora no puede verse más que oscuridad. Ha habido un apagón, eso es lo que las autoridades afirman. Sin embargo, lo que realmente sucede es que la Academia Legacy se ha encargado de ocultar su presencia de los ojos del mundo, mientras una gran nave realiza su despegue en secreto con destino a la isla de Yokohama.

Los estudiantes de la academia han sido convocados a proteger este cargamento a toda costa. El rumbo de la interminable guerra entre bandos podría ser decidido por el contenido de aquella nave, por lo que es una prioridad de nivel máximo evitar a toda costa cualquier posible interferencia por parte de sus enemigos, el internado Asgard.

Por supuesto, tal como estos esperaban, las fuerzas de Corea del Norte también se han preparado para la ocasión. Ocultos entre las sombras, toman ventaja del plan de la academia de héroes para escabullirse y frustrar los objetivos de los legacianos. La nave ha despegado ya, y con ella, la guerra ha comenzado definitivamente.

Objetivos para Asgard:
Derribar la nave realizando cuatro post seguidos de daño sin ser interrumpidos.

Objetivos para Legacy:
Evitar que la nave sea derribada.

Reglas:
Cada usuario deberá llevar un marcador de vida con 10 HP.
Si un usuario recibe un ataque, perderá 1 HP.
Si un usuario llega a 0 HP, quedará fuera de la escena, pero podrá revivir en otro punto del mapa siempre y cuando la admistración así lo permita (solo una vez por usuario).
Los legacianos pueden bloquear un ataque de Asgard (sea hacia la nave o hacia un aliado), pero perderán 2 HP en lugar de 1.
Los asgardianos no tienen permitido bloquear ataques. Si lo intentan, habrá una penalización correspondiente.

Katsuki Bakugou 10 HP

**La guerra ha comenzado y en medio de la oscuridad de la anteriormente,ciudad que nunca duerme,unos continuos estallidos se escuchan acompañados de chispas de luz que rompen la penunbra perturbadora de aquel lugar,el es Katsuki Bakugou,un aspirante a héroe profesional que actualmente lucha en pos de Legacy,quien ha llegado al sitio sin mucha demora,siendo informado de que debe proteger aquel cargamento que va dentro de la nave legaciana.

Soy el primero en llegar,espero ese maldito de Deku y Nejire lleguen pronto,tenemos cosas que hacer aquí.

Pensaba Katsuki mientras recorre el sitio con la mirada y camina por el lugar esperando la llegada de sus compañeros,sin embargo,el enemigo podría llegar en cualquier momento,por lo que está listo para entrar en combate en cualquier momento.

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-Si la luz es la señal para que los bondadosos tomen el camino correcto, hay una gran ironía en ejecutar una misión en la noche, porque la noche está bañada en oscuridad y esta última es el territorio perfecto para las criaturas más peligrosas. Con una mirada tranquila que contrastaba con los brillantes ojos rojos de aquel sereno rostro, Crow Cleansteel se había puesto a la cabeza de un pequeño equipo de tres personas incluyéndolo a él.-

(Espero que me invites a jugar un buen videojuego después de esto, Slime de sexo dudoso.)

-Pensaba para sus adentros mientras soltaba un suspiro y se reunía con su equipo, no se conocían mucho así que Crow debía demostrar que no era un experto asesino por razones tontas-

Bien… La idea es no ser detectados, creo que todos conocemos buenas técnicas de sigilo… Ahora, entremos, sigan mis órdenes pero sobre todo, no muestren piedad.

-Tan rápido como dijo eso empezó una infiltración dentro de un complejo de tipo industrial, Crow había recibido la información de que había que detener un cargamento en una nave, lo malo de un lugar donde hay un almacén, es que seguramente haya bastante almacenes más e incluso edificios, pero eso hacía más fácil el esconderse, sus supersentidos le ayudaron a detectar rápidamente el sonido de una maquinaria compleja activándose, algo preparándose para despegar.-

Siganme.

-Mencionó en seco a sus compañeros de equipo para asegurarse de que su paso fuera el paso que tomarán su equipo. El sonido ya estaba próximo, con cuidado se detuvo detrás de uno de los tantos almacenes cuidando que no fuera detectado.-

Les haré un pequeño atajo, ustedes hagan lo posible por dañar esa nave, a mi señal.

-La noche soplaba un viento que en ese momento tenía un tacto tan frío como lo podría ser el aire que exhalaba inocentemente un refrigerador (nevera, para algunos), en esos momentos se sentía la tensión en el aire, no solo por parte del mago, sino que también todos los involucrados podrían sentir. El silencio, que para Crow solo se estaba rompiendo por el ruido de algo tan cerca de despegar como las potentes y ruidosas alas de un helicóptero preparando su ascenso, el mago solo tenía una opción para la misión: Triunfar. No sabía porque realmente, solo le hacía un favor a sus más cercanos pero después de todo había de disfrutar de algo incluso si ese algo no te interesa de verdad-

Esperenlo…

-Levantó la mano como si de una especie de operación táctica se tratara, entonces la nave finalmente había asomado, saliendo desde un almacén lista para elevarse a los cielos, pero lastimosamente el peor tipo que podían encontrar estaba ahí, la nave se detendría de golpe mientras se empezaría a comprimir lentamente, lo primero en ceder serían los vidrios o visores de la nave que debido a la presión ejercida por los metales que actuaban como soporte, se romperían o trizarían haciendo un ruido desagradable para muchos, en ese momento Crow esbozaba una gran para bajar de golpe su mano, tal como un juez de alto nivel podía bajar su martillo para golpearlo con todo el poder que la ley y la justicia le confería.-

Ahora~

-Crow Cleansteel, poseedor de la gran habilidad de controlar cualquier metal que esté en su rango, saboreaba la victoria para su equipo. No importaba que reto fuera, si se trataba de jugar sucio y usar todo a su favor, Crow podía hacerlo todo con tal de hacer que su rival sintiera que pocas son sus esperanzas, que pocas son sus opciones para salir del tremendo problema en el cual acababa de meterse; y, algunas veces, el propio Crow intentaba darle esperanzas a su rival, las suficientes como para que pensara que de alguna manera él obtendría la victoria, porque no había mejor expresión que la de una persona que se da cuenta que no tiene nada.-

(Se metieron a jugar a los héroes… Pues aprendan que la historia solo la cuentan los que ganan. No hay bueno, no hay malos, no hay neutrales, no hay lados reales… Lo único que hay son ganadores y perdedores en este juego interminable del gato y ratón, de yin y yang, orden y caos.)

-Los almacenes pueden estar hechos de varios materiales, puede ser una estructura de madera en caso de que se trate de una granja pero cuando hablamos de terreno industrial o urbano como lo podría ser una metrópoli, las estructuras de los almacenes solían tener una gran cantidad de metal para evitar posibles incendios o por meros puntos estéticos, tanto metal; tantas estructuras, planchas, techos, paredes, todo de metal ¿Crow sonreía? Claro que si, estar en una ciudad como lo era Tokio era como llevar a un granjero a una tierra fértil y darle unas cuantas semillas, técnicamente lo estás dejando en su elemento.-

(Tuvieron que prevenirlo…)

-Sus pensamientos eran rápidos, al mismo tiempo que había pensado en una crítica a cómo son los héroes, incluso antes, cuando ya estaba bajando su mano con potencia victoriosa, se escuchó un ruido metálico por toda la zona, debían sentir miedo, debían sentir que estaban siendo arrastrados a un abismo del cual no se podía salir fácilmente, todas esas estructuras metálicas al alcance de Crow se había deformado, en solo 5 segundos ya había dos escaleras flotantes formadas por plataformas de metal hechas con varios almacenes ¿Su objetivo? Hacerles un camino limpio a sus compañeros por el cual llegar a la nave y dañarla lo máximo que pudieran-

Vayan por ellos y no les dejen opción, que sientan el verdadero terror de jugar a ser sigilosos, la verdadera presión, la posibilidad de fallarle a toda su nación, que deseen escapar con el rabo entre las piernas.

-Al mismo tiempo que ya había generado el daño en los vidrios/visores de la nave, seguía aplicando presión lentamente, para que se sintiera bien la desesperación de que los controles fallaban y no se podía escapar fácilmente. Crow se elevaba lentamente en el aire, esto debido a las placas de metal en su ropa y a su propia constitución física que poseía también metales como cualquier otro humano podría poseerlos-

Ahora, mis lindos legacianos…

-Mientras sus compañeros se aproximaron a la nave, una placa de metal en la ropa de Crow salió, entonces empezó a multiplicarse a una velocidad increíble “réplica”, la habilidad del Cleansteel que le permitía crear una copia exacta de algo, estaba siendo usada para generar finalmente más de 101 placas, una de las placas se había vuelto a guardar en la ropa de Crow, se movían tan fluidamente a pesar de ser 100 que podría sorprender a cualquiera-

Pedid perdón por aquellos que sufren
Repudien a aquellos que hieren
Odiad a quienes odian
Amar a quienes aman
Pero no olviden que todos herimos, sufrimos, amamos y odiamos…
Sus pecados solo son menores cuando se enfrentan a los despiadados

-Una confusa y profunda prosa en dedicación a los legaciones que, ante los ojos de Crow, eran tan desagradables como lo podría ser cualquier asgardiano de los que tanto repudian, “The Cleaner”, como le llamaban a aquel mago, estaba muy motivado a hacer lo que mejor sabe hacer-

Saluden a mis pequeñas amiguitas~

-Al instante de aquello, su mano derecha estando alzada nuevamente como si un emperador romano fuera a dictaminar la sentencia final de un glorioso gladiador, realizó un chasquido. Monstruosos ruidos metálicos, la marcha de antiguos soldados dispuestos a morir por su patria, ese ruido era aterrador para cualquiera por el desconcierto que causaba, pero el terror era mayor cuando se miraba lo que producía aquel ruido; Lanzas, armas de guerra antigua intimidantes que podían empalar a un enemigo, esas inocentes placas se habían transformado en amenazadoras lanzas dispuestas a atravesar a un enemigo, y ya se sabía bien cuál era el enemigo para Crow-

Haha, eso sonó como película de acción cliché.

-Concluía con un tono burlón sobre sus propios comentarios en combate-

Las estrellas guiaban su camino, como si aquel viaje le llevase a un destino amable, como si sus pasos le convirtieran en heroína. Himiko se movía igual que un gato, utilizando las sombras para poder llegar a aquel lugar designado. Para poder lograr una misión exitosa. Junto a ella, dos compañeros se movían en la noche, bajo la mirada de la luna vigilante, más que dispuestos a darlo todo por alcanzar la tan aclamada meta: una nave que iría a Yokohama.

A Toga realmente no le importaba, misiones como esta las habías tenido que soportar con la Liga. Sin embargo, ahora estaba bajo el mandato de Crow Cleansteel, un personaje curioso en el que todavía no confiaba, pero que le había dado instrucciones precisas que debía cumplir al pie de la letra si no quería terminar con un gran desastre.

La primera fase: no ser detectados. Resultaba tan sencillo para ella pasar desapercibida; más allá de su quirk, tenía un talento único, podía ocultar su presencia por completo. Por eso, al menos a ella, no se le había complicado ni un poco infiltrarse dentro del complejo industrial. Con los almacenes y edificios, los puntos ciegos les permitieron movilizarse con facilidad.

Al mismo tiempo, Crow resultó siendo un buen guía. Sus movimientos fueron medidos por aquel personaje, quién hábilmente les había dado los puntos muertos, que no podían controlar los héroes. Así, los tres se habían separado, esperando la señal del mago para poder actuar sobre la nave; sería interesante, por no decir divertido, destruirla.

Mientras esperaba el ademán, Himiko pensaba en aquellas personas a las que se enfrentaría. Sabía que serían héroes, probablemente estudiantes de Legacy, pero, ¿Estaría Izuku entre ellos...? El héroe, era su obsesión. Una sonrisa se dibuja en su rostro, a medida que la fría brisa mece su cabello, ah, se divertiría mucho si el chico estaba ahí. Contaba los segundos para verlo una vez más, y tal vez despedazarlo.

Por fin, la nave hace acto de presencia, demostrando su enormidad sobre todos los presentes. Aun así, los villanos no se sentían intimidados, más bien estaban excitados por lo que vendría. Aún no hacen un movimiento, al menos, no hacía la nave, pues Toga consume un poco de sangre, una pequeña porción que tenía almacenada y que le serviría para esta misión. Su transformación empieza y, para el instante que Crow le permite moverse, ya es otra persona.

La nave cruje, haciendo un intento por mantenerse en pie, aforrándose a la oportunidad de un despegue, por muy atropellado que fuese. No obstante, la rubia no permitiría que siquiera lo intentasen, pues ahora una gran ráfaga de hielo ataca la nave, atascándola en su lugar.

¡Genial! Es hora de entrar, o más bien, de eliminar a quién intenta conducirla. Su compañero le ha abierto paso e incluso le ha dado un camino que puede tomar: una cómoda escalera que utilizaría para subir a las alas de la nave. Con los poderes de Geten, un antiguo compañero de liga que puede manipular el hielo como desee, se divertiría bastante.

Avanzando hacía la nave, siendo tan imprudente y temeraria como solo ella puede serlo, mueve sus manos de un lado al otro, utilizando el hielo manipulado para destrozar las alas de la nave, ¡Rompería todo, lo destrozaría! El metal y otros elementos se abría ante ella, mostrándole el interior de aquellas alas, uh, ¿Debería jugar un rato? ¡Crear un gran incendio! ¿Crow lo permitiría?

No lo sabía, pero los poderes de Geten resultaban sumamente útiles, ¡Su habilidad para manipular el hielo, cambiar su temperatura y formarlo a voluntad le era entretenida! Y muy útil, por supuesto. Crow ya había demostrado un gran control sobre el metal, pero ella mostraría su gran poder destructivo. Tal vez, conseguiría un poco de sangre en el camino.

No veía a los héroes por ningún lado, ¿Dónde estarían? ¿Tardarían? ¡Ju, ju! Ya quería ver a Izuku-kun una vez más, enfrentarse a él siempre era un placer. Claro, también pelearía con quién se interpusiera entre ella y el chico de cabellos verdes... y la nave. Ganarían, lo sabía, y su premio sería un poco de sangre del jovencito.

Su intromisión en la nave no había tenido altibajos, la sádica Toga bailaba un poco entre las alas. De repente, un recuerdo fugaz hace que su atención se vaya a la cabina del piloto, ¡Por supuesto! Mataría a quién estuviera ahí, sin dudarlo. En un abrir y cerrar de ojos, la chica está rompiendo el vidrio ya astillado de la cabina, para arrojarse contra su víctima; sin mucho esfuerzo, le corta el cuello, y un poco de aquella sangre va a parar a sus labios... ¡Ugh, desagradable! No se compara con la sangre de los héroes, aquellos ineficientes que no le dan ratos de diversión.

Ahora, se encargaría de la tripulación. Mientras el rostro de Geten empezaba a derretirse sobre ella, dándole un tétrico aspecto a la rubia, y con tan solo un pequeño cuchillo en mano, Himiko Toga se encarga uno a uno de los que se encuentran cuidando dentro de la nave, pobres peones de los héroes, quienes creyeron que verían la luz del día una vez más.

Sangre. Sangre. Mucha sangre. Lo único que motivaba a la rubia, en aquel momento.

Cortaba cuellos, sacaba ojos, incluso llegó a apuñalar varias veces a algunos. Cuando intentaban dispararle, utilizaba los cuerpos a sus pies para defenderse. Ni siquiera le importaba su, ahora, cuerpo desnudo, o que la sangre ensuciase su blanquecina piel... eso era lo más entretenido de destruir la nave. Cobrar vidas y conseguir un poco de su preciado néctar carmesí, aunque esta no fuese de héroe.

De la nada, un crujir le llama a afuera, razón por la que toma la ropa de uno de los empleados y se viste con ella. La sangre, no es problema. Saliendo de la cabina, dejando ahí el camino de cadáveres, se encuentra con una escena digna de película: cientos de lanzas apuntaban la nave, que apenas y podía mantenerse en el aire. La chica de ojos miel observa la escena, antes de inflar las mejillas y musitar en un tono infantil, bastante celoso:

—Crow es un presumido.

Ah, lanza un cuchillo al panel de control, ¡Ese tonto sonido la está sacando de quicio! Su pequeña daga se clava en el medidor de daños, ¡Vaya qué el pobre aparato no servía para nada! ¿Para qué siquiera lo tenían? Inútiles, los héroes eran inútiles.

... Pero lindos, ¡No podía esperar a verlos!

Esta es la historia de un mísero pueblerino de la antigüedad, esforzado por dar de comer a su familia y a los más necesitados que el, humilde, valiente, sereno pero también determinado, quería ser un héroe.

-El ruido de las lanzas preparándose y moviéndose en distintas direcciones era tan irritante como intimidante, rodeaban la nave con facilidad esperando a que la linda compañera de extraños fetiches por chicos lastimados saliera de la cabina.-

Cuando la vida le sonreía a este hombre y fue aclamado por muchos, lo recibieron como un caballero que sirviera a su nación, motivaba a todos, parecía fuerte pero… En su primera batalla real quiso hacerse el héroe nuevamente y terminó aplastado ¿Resultado? El soldado valiente fue visto como un débil despojo inútil y tonto… ¿Entienden? Ustedes pueden llamarse héroes o creerse personas buenas, no son el héroe de nadie si fallan, no son el héroe de nadie si no pueden proteger nada.

-Seco, sus palabras podían ser más punzantes que cualquier lanza, de manera muy rápida las lanzas empezaron a clavarse en puntos específicos de la nave, una tras otra, se clavaran toda o no, no importaba el punto era que la nave se viera abollada o dañada hasta que pareciera un pobre estropajo, aún así, Crow no apuntó a ningún punto vital de la nave. Si el objeto volador fuera un humano, estaría implorando clemencia y pidiendo perdón por pecados que ni sabe si ha cometido realmente, solo intentando expiarse y buscar que por alguna razón su tortura pare.-

Lamento sus pobres existencias, amarrados a la moral, amarrados a los límites, no pueden cruzar la línea fácilmente, no pueden ser admirables si no arriesgan su vida en proceso… Ustedes no son nada para nadie si no cumplen su misión, en su mundo de salvadores sólo puede existir la victoria… Pero después de esto...

-Sus ojos se pusieron de un intenso rojo y sus cabellos se despeinaron levemente por el movimiento rápido de su cabeza, que quería mostrar en todo su esplendor una sonrisa exagerada y burlona, no como la de un payaso, era la de un monstruo burlándose del guerrero que no puede hacerle daño. La filosofía del combate para Crow Cleansteel es de debilitar al oponente psicológica y físicamente, incluso algunas veces se ha ahorrado el golpe de gracia para dejar la humillación en carne viva, la encarnación de jugar sucio y ser despreciable podría estar al mirar los rubíes en los ojos de “The Cleaner”.-

Ustedes no merecen hacerse llamar “Héroes”.

Himiko escuchaba el discurso pronunciado por su compañero, aquel que estaba dando un verdadero espectáculo con respecto a su poderío. A medida que cada palabra era pronunciada, su sonrisa se ampliaba más y más, hasta ocupar gran parte de su rostro; sus ojos, por otro lado, mostraban un brillo especial, ¡Wow! ¡Crow era un presumido, pero sí que sabía hacer un show!

¿Esto era amor, nuevamente? ¿Así le había dicho a Ochaco-chan que se sentía? Ella quería ser como Crow en ese instante, convertirse en el mago, ¡Tomar la sangre del mago! Un sonrojo pinta sus mejillas mientras lleva sus manos a su cara, ¡Ah! ¡Qué sensación tan placentera! Casi tan gratificante como el beber sangre. En ese momento, con las lanzas apuntándole a ella y a la nave, se sentía al borde de la muerte.

Pero, por muy estimulante que fuese el discurso del muchacho y la cercanía de las armas, no podía quedarse ahí. Su misión estaba hecha, ahora solo quedaba escapar y permitir que el brujo terminase el trabajo. Por eso, da un salto, arrojándose contra una de las alas heridas de la nave y rompiendo esta, apenas sus pies impactan perfectamente contra su centro.

Esta en una caída libre, con una base que funcionaría de forma perfecta si hubiese dejado algo de hielo, pero que ahora no servirían ni para amortiguar la caída. Agachándose, arranca de esta un cable de cobre lo suficientemente largo como para usarlo de cuerda y poder escapar, dejando tras sí el sonido seco del ala destrozándose en el suelo.

La rubia suelta una carcajada mientras da una pirueta en el aire y cae, sin ningún problema, de pie sobre el techo de un almacén cercano, un espacio seguro donde puede ver como sus compañeros destruyen todo. Si los héroes quieren jugar con ella, siempre pueden dirigirse a esa zona.

Sin embargo, su ayuda no puede limitarse a solo observar, por lo que busca en su repertorio de sangre algo que resulte útil. Por fin lo encuentra: sangre de una mujer capaz de controlar la tierra, su víctima número 3 de la semana.

Dando un trago, con muy poca sangre, y transformándose en aquella hermosa chica, pone sus manos en marcha; levantando ambas, trozos de tierra empiezan a surgir del pavimento.

Continúa acumulándolos, hasta que tiene una gran cantidad alrededor de la nave. Acompañan ahora a las lanzas, a la espera del atraco. Himiko relame sus labios al recordar el baño de sangre que se encuentra dentro de aquel objeto.

Apenas las lanzas impactan contra el objeto, sus trozos de roca igual lo hacen, torciendo más y más el aparato. Pobres héroes, su preciosa nave ahora es nada, solo un gran trozo de basura inservible.

Menea sus manos, provocando que la tierra haga lo mismo, ahora ensuciando y levantando la primera capa de metal de los bordes. Incluso, en algunas zonas queda al descubierto donde están las lanzas clavadas.

Es un verdadero caos, y el discurso de Crow solo aumenta más y más la tensión. Los pocos minutos que se ha permitido de transformación han pasado, dejando al descubierto su rostro... Como la cera, poco a poco su máscara se derrite, dejándola expuesta y dibujando una escena perturbadora, pues la mirada sádica y hambrienta de sangre de Toga acompaña las palabras duras del mago. Por fin, con un tono divertido, habla:

—Es muy divertido jugar con ustedes, héroes. Pero la próxima haganlo más difícil.

Un destello explosivo refulgió sobre la nave legaciana de transporte; y esta bestia sí que era colosal comparada a esa pulga voladora de la Academia. Efectivamente, la Nave Aigis Alef era el "castillo", por así decirlo, de todo el Internado Asgard. Una fortaleza voladora que hacía retumbar el mismo cielo con sus poderosas turbinas. Siegrain estaba sobre la proa viendo el gigantesco y brillante escenario metropolitano. Respiró profundo y suspiró. Había visto las victorias pasadas de Legacy, y no subestimaba en absoluto a los hombres de Suigintou.

— Asgardianos. Les recomiendo destruir la nave de Legacy antes de... esperen un momento, — remató con una morisqueta de incredulidad. Sacó sus pequeños binoculares y revisó a la nave de transporte. Los daños de Crow y Himiko eran críticos, y no necesitaron de ningún alumno más. — Espera... ¿Eso fue todo? Ni siquiera necesitaron a Lacus... o Dabi... o Jyugo. No, Jyugo, no. Debe estar comiendo papas fritas y leyendo manga en su habitación, — suspira negando con la cabeza. De saber si hubiera sido este evento más corto ni se hubiera molestado en salir. Pudo observar desde lo alto, cómo desde la zona de los motores, la nave legaciana humeaba y tiraba chispas. Muchos magos, pero con una tecnología medieval. Así pensó el presidente del consejo de alumnos.

— Gracias, Crow y Himiko. Supongo que mañana tendrán doble ración de almuerzo, — comentó con su característica sonrisa ladina y maquiavélica. Esto fue más fácil de lo que había pensado. Realmente Legacy no es lo mismo de siempre. — Aigis, abduce las armas de la nave que está abajo. Los escudos ya no funcionan — señaló el peliazul, y entonces, varios haces de luz verdes descendieron gentilmente sobre el estropeado navío de los dorados, y las armas que estaban custodiadas empezaron a desmaterializarse, para luego aparecer en la bodega principal de Aigis Alef. La carcajada de Siegrain resonó, al tiempo que los tokiotas empezaron a evacuar esa parte de la ciudad. Tenían sus cámaras y celulares levantadas, grabando y transmitiendo esta tragedia para el mundo. Porque si Legacy caía, el planeta caía. No era tan benevolente como Yuno.

— Esdeath, pon la música. ¿Esdeath? Bah, bueno... Rimuru, prepara las pizzas. Este mundo en dos semanas más será de Asgard. — Su sardónica risa fue in crescendo a medida que la nave legaciana caía en picada contra las calles de la urbe. Pese a quien le pese, nunca la Academia habría sufrido una derrota tan rotunda y célere. Se habían desplomado, y asimismo su opinión pública. Siegrain y su nave desaparecieron a velocidad del rayo de ese funesto lugar.

Las posibilidades de ganar la guerra se estaban terminando.