Bienvenida a una joven heroína. (Izuku y Usagi)

Tratándose de antigüedad dentro de la academia Legacy, Izuku era apenas un bebé en las instalaciones, pues hace apenas un par de meses que ingreso a las instalaciones, y la verdad es que apenas y podía orientarse muy bien en el gran castillo que era. Aún así se ofreció a ayudar a alguien con su bienvenida, pues una nueva integrante de Legacy estaría llegando en unos cuantos minutos.
Es así como llego al jardín del castillo, aún con tiempo, acostumbraba a ser puntual en sus tareas. Llevaba consigo su mochila pues después de sus deberes con la estudiante, ingresaría a su clase. En sus manos una lista de lugares por visitar y en caso de no recordar muy bien cierto lugar, un pequeño recordatorio de cómo hacerlo. Sin duda sería una gran experiencia para el chico tener que mostrarle las instalaciones a alguien.

Y ahí estaba, a la chica que estaba esperando, pudo reconocerla, pues parecía no conocer muy bien el lugar. ¿Cómo debía acercarse? No era tiempo de pensar... Debía mostrarse seguro para brindarle confianza a la chica, si... Era lo que necesitaba. Sujetó con fuerza el bolígrafo que tenía en su mano derecha y caminó hacia la chica. –¡Heey!– Tomo la tabla con los lugares por visitar con su mano derecha donde llevaba el bolígrafo, liberando su otra mano para saludarla y llamar su atención. Aún cuando dijo que no dudaría, pensó seriamente en si ella sabría de él. –¡Por aquí, soy Izuku!– Con toda la vergüenza del mundo, siguió hasta donde ella, teniendo apenas una gota de sudor que recorría su cien.

Hace unos días, su rutina se había modificado por completo. Invitarla a formar parte de una gran academia la llenaba de emociones, estaba nerviosa y a la vez muy entusiasmada...no tenía idea de cómo sería aquel lugar y quiénes serían sus nuevos compañeros.

Consiguió un departamento cercano al lugar y unos días antes de su entrada había practicado el tiempo que le tomaba transportarse para no llegar tarde como siempre.

Grande fue su sorpresa al llegar al lugar; no sólo era enorme...si no que un hermoso jardín parecía marcar la entrada a lo que parecía un enorme palacio de ensueño.

Sus ojos brillaban... ¡No podía creerlo! observaba a todas partes maravillada y recorría parte del sendero al deleitar el olor de algunas de las flores que se encontraban en tan inmenso jardín.

Rápidamente sacó el mapa que le habían hecho llegar del lugar de su mochila rosa en forma de conejito, pero ¡No lo entendía! Lo volteaba de arriba a abajo tratando de comprender cada parte de aquel lugar, comenzó a frustrarse hasta que escuchó a alguien llamarla.

— ¡Por supuesto! ¡Lo había olvidado! — Expresó al tiempo que daba unos pequeños brincos de la emoción.

Alzó una de sus manos en forma de saludo y con una cálida sonrisa corrió hasta el chico que le habían dicho, sería su guía en aquel primer día.

— ¡Hola! Mi nombre es Usa...—

Estaba tan feliz, al menos ya no se perdería en aquel lugar y tendría compañía sin embargo era tanta su emoción que no prestó la suficiente atención al camino tropezando torpemente para caer frente su guía.

Sabía muy bien que camino tomarían, lo más cercano que tenían era el gran patio de la academia, las canchas, la cafetería y enseguida las aulas, dormitorios de estudiantes, todo ello estaba escrito en su lista de lugares por visitar... Un buen recorrido les esperaba.

Estaba preparado para continuar con su plática justo cuando la chica tropezó contra el, lo agarro por sorpresa y al tratar de sostenerla y mantener el equilibrio, terminó cayendo al suelo con ella luego de haberla tomado de brazo para sostenerla. Ahí en el suelo no hizo otra cosa que cerrar sus ojos, conteniendo el dolor pues su cabeza fue la que recibió el golpe. –¡Lo siento!– Lo más intranquilizante de todo, fue el hecho de que la tenía tan cerca de el, no sabía si lanzarla, hacerla a un lado o esperar a que ella misma se retirará de encima suyo.

Levantó sus mirada hacia el cielo y dejo sus manos caer, soltando a la chica sin saber que hacer con tanta vergüenza, vergüenza que podía transmitir en el color de sus mejillas y en el posible temblor en sus piernas cuando tenga que levantarse.

¡Que vergüenza!. . . Moría de  indignación, buena manera de iniciar el día. . .

[. . .]

No sólo había llamado mucho la atención de  todos los estudiantes que transitaban por el área, si no que casi había matado a su guía quién por cierto, amablemente trató de salvarla de la catástrofe sosteniéndola en un acto de reflejo.

Lamentablemente, terminó por caer sobre el mismo quedando muy cercanos. Su rostro se ruborizó a tal grado que parecía un tomate, y una gota de sudor resbaló por su nuca casi al instante.

— ¡P-Perdóname! Soy algo...torpe..—

¿Qué más podría decir? Había sido su culpa totalmente y le preocupaba bastante el hecho de haber lastimado al contrario. Rápidamente al sentir que la soltaba, se hizo a un lado encogiéndose de hombros sin alzar la mirada.

— ¿Te encuentras bien? Lo siento, debí tener más cuidado. —

Se quedó observándolo preocupada, pues parecía no reaccionar ¡¿Y si lo había dejado inconsciente?! ella solo tenía un ligero raspón a la altura del tobillo y mucha culpa.

La timidez con la que contaba era probablemente la cualidad que más lo definía y diferenciaba de todos los demás, siempre tan asustadizo y nervioso a la hora de estar cerca de una chica, siempre y cuando la cercanía sea apenas de unos centímetros. A la hora de enfrentar villanos era todo lo contrario, su miedo de pelear quedó en el pasado, pues con el gran entrenamiento que está llevando, logró superar ese miedo. Lamentablemente, eso no funciona igual con las chicas.

Comenzó a levantarse, no se quedaría todo el día en el suelo, al recargar su rodilla y pie en el suelo para levantarse, podía notarse como temblaba. –No pasa nada, no hay porque preocuparse.– Si, sonreía como si nada hubiera pasado, pero sus labios lo delataban... De igual forma debía aprender a lidiar con eso. Estiró su mano y se inclinó había ella para ayudarla a levantarse. –¿Tú estás bien? Parece que empezamos con el pie derecho.– Trataba de ser amigable, pues ambos estarían en la misma clase.

Incluso en ese mismo instante llegó a culparse, debió estar atento... Así pudo haberla sostenido y nada de eso habría pasado. Aunque quién sabe, quizá habría resultado de la misma manera, el estando completamente rojo. Jamás podrá salvarse de demostrar lo tímido que es.

Desde un principio sabía que solo se trataba de un accidente, pero el ver sus ojos lo hizo confirmarlo, se veía a simple vista que era una chica muy tierna. Incluso, su sonrisa le contagio, pues no solo había hecho un pequeño chiste, sinó que la situación estaba siendo de lo más agradable, puras cosas buenas estaban pasándole dentro de Legacy.

Enseguida recogió del suelo su tabla y el bolígrafo que llevaba, llevando ahora uno en cada mano. –En verdad, no fue nada... He recibido peores golpes, supongo.– Mantuvo su sonrisa, aunque en el fondo sabía perfectamente que su chiste había sido malo, debía mejorar en ese aspecto. –Y la enfermería está cerca de la dirección, luego damos un paseo por ahí, ¿Que dices?– La verdad es que ni recordaba bien su ubicación, pero para ello llevaba sus notas en la tabla, ahora debían comenzar con el recorrido.

Comenzó a caminar esperando que ella caminara a su lado, observando su lista y golpeando su mejilla con el bolígrafo un par de veces. –Comencemos ahora con las canchas, como puedes ver están aquí cerca, justo frente a los jardines, son... ¿Grandes?– Se detuvo unos segundos para señalarlos, pues incluso atrás se encontraban todavía más canchas.  Él, por otro lado, se detuvo para observarla y ver sus impresiones.

La rubia mantuvo su mirada hacia el contrario,  estaba asombrada, aquel  joven no sólo era simpático, si no que además destacaba que era muy organizado.

Esbozó una sonrisa y animosa comenzó a alcanzar a su guía, quién se había adelantado un poco para recoger algunas cosas. Al parecer había hecho una lista de los lugares a conocer, la cual se veía larga.

— Seguramente eres muy valiente, yo habría llorado bastante por ése golpe. —

Expresó con sinceridad algo nerviosa, aún le preocupaba un poco.

— Espero no tener que frecuentar mucho la enfermería. . . —

Entre risas, comenzó a llegar a la altura del hombro de su compañero.

— ¿Canchas.. ? —

Esa locación le aterraba un poco, generalmente su cara parece ser un imán de balones.. aunque pasó de largo ese pensamiento negativo al observar el tamaño y belleza de los jardines.

— ¡Es realmente hermoso! —

Con sus manos sobre las mejillas y cierto brillo en su mirada, volteaba hacia todas partes. Aquellos jardines le traían bellos recuerdos, sobretodo de su vida en el pasado.

Luego de unos minutos salió de su mundo imaginario y volvió la mirada hacia su guía y colocó una de sus manos sobre el hombro del mismo.

— A propósito, no me has dicho algo importante. ¿Cómo te llamas? —

No sólo tenía curiosidad sobre la identidad de su compañero, si no que además esperaba lograr que fuera uno de sus nuevos amigos.

Tantas cosas salían por parte de su nueva compañera, cosa que traía recuerdos de el mismo. Siempre que el hablaba sin parar, le reclamaban esto mismo, claro que jamás lo hicieron de mala manera, tenía en cuenta lo abrumador que podía ser algunas veces. Por otro lado, el verla a ella tan emocionada por los sitios de la academia lo hicieron sonreír por unos segundos, admirando de la misma manera que ella los jardines.

Podía ver con calma como la brisa golpeaba los arbustos de los jardines, ver las flores tambalearse de un lado a otro con total calma. Pero no todo es color rosa, pues sin duda pasó por alto algo tan importante. –¿Eh?– Sin duda lo tomó por sorpresa el como lo tomó por el hombro. ¡Pero tenía razón! Que descuido. –¡Es verdad, no te he dado mi nombre.– De inmediato golpeó su frente. Se giró hacia ella, quedando de frente como una reacción, tomando la mano de la chica con la que lo tomó, con sus dos manos. –¡Soy Izuku Midoriya!– Hizo un par de reverencias un tanto apresuradas, estaba nervioso, no... Apenado por no haberse presentado al inicio.

Tenía que dejar de lado su vergüenza una vez más, soltó a la chica y pasó su mano hacia su nuca, rascando para disimular todo lo que lo consumía, además de mostrar una sonrisa. –Perdona de verdad... Será la última vez que pase esto, Usagi-chan.– La gran sonrisa desapareció y sus manos descendieron, ahora era una sonrisa más "normal". –Me dejé llevar un poco por el momento.–

La actitud de su guía le parecía muy agradable. Rió un poco al notar su nerviosismo y el que la saludara de esa manera la tomó por sorpresa, tanto que apenas reaccionó para corresponderle a su saludo.

— ¿Izuku? Es un lindo nombre, ¡estoy segura de que seremos buenos amigos! —
Expresó con calma esbozando una sonrisa, había notado que al contrario le costaba un poco de trabajo hablarle así que decidió mostrarse tranquila para que le tuviera confianza.

— Descuida, no hay porque disculparse. Yo también suelo ser muy distraída. —

Concluyó guiñándole un ojo colocando uno de sus dedos en su mejilla.

[. . .]

Luego de seguir recorriendo algunos de los espacios en aquella academia enorme a la par de él, el estómago de la rubia comenzó a molestarle, tanto que se quedó unos pasos atrás del mismo.    

Recordó que no había desayunado nada pues se había retrasado y si lo hacía  probablemente hubiese dejado plantado  al peliverde. No quiso decirle nada a su ahora compañero, pues sabía que se había esforzado demasiado por presentarle cada lugar que tomar un descanso para comer algo seguro retrasaría  los planes del mismo y eso no se lo perdonaría.

Colocó una de sus manos discretamente en su abdomen, su rostro reflejaba lo que trataba de ocultar. Decidió ignorarlo y aceleró el paso para tratar de caminar a su par  nuevamente; tenía la obligación de resistir hasta terminar el recorrido.

— Izuku, ¿Cuál es tu lugar preferido de la academia? —

Además de que sabría dónde encontrarlo si necesitaba ayuda, sabía que la conversación le ayudaría a desviar su atención a lo que sentía.