“Una lección por aprender” [Todoroki]

Su mirada se fijaba en un boleto del zoológico que una de sus estudiantes le había dado, todo por escuchar que aquella pelirrosa nunca se dio el tiempo de ver tal atracción.

Realmente no estaba del todo segura de ir al lugar, pero la curiosidad le ganaba, además de que había acuario y una biblioteca con cafetería, ¿Por qué desaprovechar? ¡Seguro podría sacarse unas buenas fotos con los peces! Eso y tomarse un buen café.

Sonríe para sí misma mientras tomaba su cámara y se disponía a ir.




Finalmente había llegado luego de varios minutos en el metro, había una gran cantidad de personas, cosa que le sorprendía, especialmente en lo amplio que era el lugar, incluso había sitio para hacer un picnic. ¡Era alucinante! ¿Por qué no había venido antes?

Se dispuso a sacar su fotografía y pasearse por los caminos que la guiaban a distintos hábitats, era sorprendente ver la clase de animales que estaban ahí y lo bien cuidados que estaban, ¡Menos mal! De ser el caso contrario, ella misma se ocuparía del asunto. En fin, se la había pasado bien, tomándole algunas fotografías a la zona de aves cuando vio algo inusual a lo lejos.

Un joven de cabellos divididos en dos tonos, heterocromía y de aspecto un tanto melancólico, su rostro… No lo podía creer, era Todoroki, uno de sus estudiantes, hacía tiempo no lo veía y ahora ha vuelto a reaparecer en su vida.  

No dudo ni un instante y fue dirigiéndose en dirección al chico, colocándose frente al bando en que este se encontraba.

─Ha pasado tiempo…─ Comenta con una voz suave y gentil─ Es una bonita tarde, ¿No lo crees?─Sonríe  con dulzura, dejando que el viento despeinara su larga cabellera en espera de la respuesta ajena.

Saber que aquél la reconocería, ha provocado que su sonrisa se ampliara a mas no poder, jugueteo con su cabello, casi de manera coqueta mientras suelta una leve risa.


Fue acortando cada vez la distancia, mirando detenidamente al contrario, pese a que había pasado tiempo desde la última vez que se vieron, no parecía a ver cambiado mucho.


Alzó su diestra, acariciando el rostro ajeno con gentileza, no la culpen, suele ser demasiado confiada con la gente que conoce, sin importar quien sea.

Su mirada brillaba de manera dulce y gentil, como si le echara de menos y se alegrara de verlo nuevamente.
En eso, una voz susurrante le advertía de lo que pasaba a su alrededor. Varias personas empezaron a verles, incluso escuchaba susurros de cómo algunos decían “que linda pareja” “que románticos” entre otros.

La pelirrosa se pone nerviosa, las multitudes no son algo que le agrade mucho y ser el foco de atención es claramente vergonzoso, así que toma de la mano ajena y simplemente se lo lleva a un sitio menos transitado.

 

El carácter de aquel chico la ponía ciertamente nerviosa, parecía no afectarle en nada las palabras de la gente que incluso insinuaban que eran pareja, ¡Es su estudiante! Aunque…ella es muy joven para ser tomada en serio, incluso para su raza, aun es una “adolescente”, pero era lo suficientemente madura para tomar un cargo tan serio como el de maestra.

Sin embargo, pese a sus esfuerzos, es muy despistada a mas no poder.

Había olvidado de que no conocía a su guardián, por lo que podría intimidarse un poco cuando vea al lobo, o peor aún, que este apareciera en pleno publico…¡¡ESTANDO EN UN ZOOLOGICO!! Seguro armaría el pánico, así que lo ideal es ir a un sitio menos transitado.

Tras adentrarse al parque del zoológico, pudo apreciar un banco justo en la sombra de un árbol, era el lugar ideal para charlar un poco y aclarar algunas cosas, así que fue llevando al bicolor a dicho lugar.

Estaba echa un lio, ¿Por qué se preocupa tanto con estas cosas? Es verdad que solo eran suposiciones de los demás al verlos juntos, pero… el pensar que pasaría algo más allá de su relación Mentora-Estudiante le era preocupante.

Vale, necesita mantener la calma y la mente en blanco, pero las burlas de Colt no le ayudaban en mucho, fue entonces que escucho la serena voz del albino, quien mostraba una linda sonrisa mientras acariciaba su cabello.

Aquella pelirrosa se había sonrojado por ese acto, sintiéndose como una niña pequeña siendo protegida por un príncipe.


Su guardián tardo un poco en percatarse de la amenaza, puesto que se había dicho en un tono muy suave para tomarlo como algo peligroso.
La pelirrosa apenas se dio cuenta, suelta una suave risa.




En verdad actuaba como una colegiala, alguien de la misma edad que Todoroki, curioso cuando menos, pero debia recuperar la compostura, relajándose un poco y volviendo a estar serena… o eso espera.


Invita al albino a sentarse a su lado, golpeando suavemente la superficie del banco.