Recuerdos y una nueva oportunidad (Libre)

El sol se iba soterrado lentamente en el horizonte marino, y así los últimos rayos dorados dejaban el firmamento, si fueran arrastrados al borde de un precipicio. La brisa marina se hacía más gélida con cada minuto que pasaba, haciendo flamear los cabellos del peliazul que sostenía unas cuantas fotos y las veía con tristeza, añorando lo que pudo ser y no fue.

Lágrimas cayeron de sus ojos esmeraldas al ver rostros de antiguos estudiantes que se extraviaron e incluso otros simplemente pasaron a mejor vida. Suspiró mientras guardaba las fotografías en una pequeña carpeta para abrazarlas contra su pecho. No podía evitar sentirse solo después que tanta gente que él quiso se fuera. ¿Pero qué podía hacer un simple mortal ante lo inevitable? Solo era el curso natural de la vida.

La brisa marina se empezó a detener y el cielo se matizó de un naranja flamígero, como si las mismas nubes estuvieran hechas de fuego. Se llevó las manos al rostro, de nuevo respiró profundamente y se quedó viendo como el astro rey terminaba de acostarse en la cama de agua.

— ¿Buenas tardes? — preguntó el profesor de cabellos azules. Alguien estaba caminando cerca. En ese momento, una bandada de gaviotas en formación sobrevoló la escena. El mago intentó ocultar su tristeza, pero ya era más que evidente.

No hacía mucho que había llegado a Legacy, en realidad aún había muchas cosas que no lograba enterder por completo. Antes de su llegada muchos estudiantes habían luchado fervientemente por sus ideales lamentablemente muchos de ellos ya habían pasado a mejor vida,
Tal vez la mayoría de los estudiantes actuales no conocían bien sobre los acontecimientos pasados incluida entre ellos la joven de cabellos rosados pero había alguien que los recuerdos del pasado lo atormentaba su profesor con mirada amenazante de cabellos azules el cual durante sus clases la chica se daba cuenta con tan solo mirarlo de que algo le pasaba

Aquella joven tenía mucha curiosidad por conocer todos los lugares de la zona, después de haber terminado sus deberes decidió explorar un poco, ya había estado curiosando por la institución pero ese día decidió visitar por un momento la playa,
Sentír la brisa del mar y la tranquilidad que ofrecía la playa le ayudaría a despejar su mente .

Una vez que llegó al lugar miro con admiración tan bello paisaje era verdad que ya era tarde pero aun así estaba dispuesta a pasar un rato ahí. Sus pequeños pies quedaban marcados en la arena, y una suave brisa movería sus cabellos, avanzó a las orillas del mar cuando divisó a lo lejos una figura masculina se acercaría unos cuantos metros más para después percatarse de que se trababa de su profesor pero pudo notar como un par de lágrimas rodaron por las mejillas de aquel hombre lo cual hizo que la joven sintiera una sensación de soledad en su pecho, con pasos inseguros no sabia si sería un buen momento, pero al verlo en ese estado decido ver si podría ayudarle en algo

En cuanto escucho la voz de su profesor dándose cuanta de la presencia de la chica esta simplemente termino de acercarse con un poco de inseguridad pero era notable que él necesitaba de una mano amiga así que ella lo apoyaría

—Buenas tardes....¿Se encuentra bien?

-no sabía con exactitud que preguntarle o más bien tenía miedo de la manera en cómo éste reaccionaria, quizá pensaría que era una entrometida o tal vez le pediría que se marchará, aunque eso sucediera ella no estaba dispuesta a abandonarlo.

—Aquella chica castaña; de baja altura era confirme que estaba caminando por la zona; ya que era nueva e iba conociendo aquella escuela que esperaba que fuera de su agrado… no se cambio por nada, pero claro tuvo que hacer unos cambios; es decir sería superhéroe mientras estudiaba en aquella escuela, al estar husmeando escucho unos soplidos, dando a entender que eran de tristeza. Como era de esperar; solía ser muy amable o eso solían decirle, así que sin dudarlo dejo de husmear y decidió ir con aquella figura de al parecer un hombre; lentamente y discretamente se acercó, a corta distancia se dio cuenta de que era aquel joven profesor de cabellos azules; para así sentarse a su lado con una sonrisa cálida.—

Muy buenas tardes; me han dicho que usted es mi profesor… no se con exactitud pero… ¿podría hacerle una pregunta?

—Diría aquello aún sonriendo; quería que aquel maestro olvidara su tristeza; sus piernas se movían con rapidez.—

Jellal, casi al instante, guarda esas fotografías en el bolsillo interior de la chaqueta. El dolor de haber perdido a estos alumnos era agudo y no tenía remedio, pues la misma muerte es irreversible. Se fregó las lágrimas con su propia mano, y asintió con la cabeza. — Hola, Mitsuri, — correspondió el saludo de una manera más informal.

Por un segundo guardó silencio y suspiró, — Sí. Solo que recuerdo mucha gente, — se puso de pie, poniéndose de espaldas al sol que se clavaba en el horizonte, y con ello su sombra se prolongaba como un parche oscuro en la arena.

— Sí, así es. Soy Jellal, profesor de defensa mágica, — las olas del mar se comían y se sobreponían como frazadas eternas que rugían suavemente. El aire se estaba haciendo más gélido y quizá ya era hora de dejar la playa. — ¿Vamos a la cafetería? Tengo ganas de un chocolate caliente, — entonces, una fotografía salió de sus prendas en dirección a Mitsuri. La fotografía de dos enamorados que un día se esfumaron de la nada.

— Lo siento, por eso. Siempre guardo las fotografías de mis amigos, — sonrió de forma triste, como expresando una tristeza profunda por ese gesto, una melancolía infinita en donde el peliazul no podía ser feliz, no podía escapar. Puso sus manos en los hombros de ambas chicas, — Se está poniendo helado. Yo invito a un café o un té... ¿con sandwich, verdad? — era un hombre paternal, y no importaba que esas aflicciones carcomieran su alma desde adentro. El peliazul siempre se armaría de valor y pelearía hasta el fin de sus días. Era momento de tener gratitud de hoy y el presente.

Él chico azabache se encuentra dando una pequeña caminata en los lares explorando un poco las zonas, no lleva mucho tiempo ahí y le gusta explorar en cierta parte; dentro de esa caminata miro a 3 personas reunidas, las dos chicas las veía tranquilas pero al profesor lo veía con cierta tristeza oculta, no le gusta ver a la gente de ese modo, en ese momento no quería interrumpir hasta que vio salir una fotografía por el viento, si el profesor la tiene con el es por algo y asi se lanzó a atrapar esa fotografía y sin querer tiro a la chica de pelo rosa dando a levantarse rápido al darse cuenta de que la aplastaba un poco.

—Perdón, no podía dejar ir esa fotografía, parece especial para el maestro y perdón por tirarte... ¿Cuál es tu nombre?

Miro a la pelirrosa luego de preguntar eso y vio la fotografía en su mano pensando un momento para luego recordar el porque se lanzó de una manera intrépida por una fotografía la cuál extendió a el peliazul.

—Ah cierto, toma toma, parece importante para ti.

Rió un poco entre los nervios y el caos que hizo hace nada por el devolver la foto y miro a los tres involucrados sintiendo algo de vergüenza, interrumpió de la manera menos apropiada aquel momento, tragó un poco de saliva y se hizo chiquito pues sentía que lo había regado todo en ese solo instante tan pequeño y no sabía ni de que hablaban pero decidió quedarse en silencio para no decir alguna otra tontería en ese ambiente un poco melancólico y serio.

La brisa que soplaba se hacía cada vez más gélida, se estaba haciendo tarde indicando ya era hora de irse, una tenue sonrisa apareció en el rostro de la chica pelirosada en cuanto escucho aquel saludo por parte de su profesor; aunque le resultó extraño lo hiciera de una manera informal no era tiempo para pensar en eso, no podía apartar la mirada de su maestro mientras esté miraba hacia el horizonte. Las olas del mar resonaban mientras chocaban con algunas rocas que se encontraban en el lugar, en cuanto escucho la palabra chocolate se entusiasmo internamente ya que en realidad en esos momentos le vendría bien una bebida caliente.

Miró de reojo a su compañera de mejillas chapeadas, se dio cuenta de que esa era la primera vez que la veía fuera de los salones. A su parecer le parecía una chica bastante amable y muy gentil, tal vez si después se daba la oportunidad podría convivir mejor con ella, ahora era importante su profesor y sentía un poco mas aliviada al saber que la castaña le ayudaría un poco animarlo.

—Creo que esto es su.....

Notando cómo la fotografía salió de los bolsillos de su profesor trató de tomarla entre sus manos pero fue interrumpida por cierto chico, no pudo ni terminar su oración cuando ya se encontraba en el la arena siendo aplastada por aquel azabache

—Auch.... No, no te preocupes esta todo bien.
Se levanto de inmediato sacudiendose para quitarse la arena de encima, se sientia un tanto avergonzada ya que había sido una escena bastante cómica —Soy Mitsuri Kanroji y tu eres?
Musito mientras arreglaba sus trenzas que por causa de la caída se habían despeinado.

Dirigió nuevamente su mirada hacia el mayor de cabellos azules aceptando su invitación hacia una cafetería, en verdad le parecía un hombre admirable a pesar de todo parecía que aún quería seguir adelante y eso era lo que a la joven más le motivaba a continuar.

–Está misma chica solamente se quedó callada; observando todas las escenas que habían ocurrido en aquellos momentos, llegó de la nada un leve presentimiento de que por allí su presencia no era agradable o necesaria ya que aquel maestro mayor simplemente no estaba de ánimos; aunque ella pudiera tomar en cuenta de que siempre era muy buena animando, así que dio un leve suspiro para así darse la media vuelta no sin antes claro despedirse de todos aquellos.

Muy bien; fue un gusto verlos… ojalá nos podamos topar nuevamente; sin decir más me retiro, y profesor por favor anímese en cuanto pueda; usted se ve de maravilla no deje que viejos recuerdos le confundan la memoria, haga unos nuevos si es así.

–En sus labios se dibujó una sonrisa; moviendo la mano esa forma que usan para despedirse se dio la media vuelta nuevamente y siguió su camino de recorrer la escuela.