En algún rincón de Tokio... (Charlotte Roselei - Seiya de Pegaso)

EN ALGÚN RINCÓN DE TOKIO...

Si lo pensaba detenidamente, había perdido la cuenta del tiempo que llevaba contemplando la espada que tenia en sus manos y cuánto más llevaba recordando el pasado. Los recuerdos se amontonan en su mente y no es capaz de detenerlos. Parte de ellos parecieran intentar convencerla de volver a su lugar de origen, pero a la vez parecieran confirmarle que la decisión tomada era la correcta.

Lejos de su antiguo hogar, la fémina ha llegado hasta el lugar que, según cree, era el antiguo hogar de aquella persona que mantiene en sus pensamientos. No sabe por qué, pero las montañas fueron un lugar que le han llamado la atención. Es así como se encuentra en un mirador en el acceso a alguna de las tantas playas en las costas de Tokio, Japón. La naturaleza es algo que siempre le ha dado algo de paz y tranquilidad para pensar cuando tiene dudas y/o no sabe qué hacer. Los recuerdos la tienen en esa situación, mas sabe que NO volverá atrás. No tiene sentido para ella el volver a un lugar que carece de importancia. Sí, suena cruel el haber abandonado a aquellas que la siguieron leal y firmemente, mas no podría haber seguido allí como si nada, sabiendo que su corazón estaba destrozado y no podría volver a aquel tiempo en que el estar allí valía la pena...

-Vaya... Aún cuando me haya decidido, esto sigue atormentándome... No importa, no volveré-

Murmura, desenvainando una espada - una elegante katana que mantiene en sus manos - para observarla.

-Espero que puedas perdonarme, porque no me interesa si el reino de Trébol y/o el resto de este mundo es destruido... Ya no me importa... Sólo tú podrías hacer que me importe... Pero ya no estás...

Murmura, como si aquella persona a la que le habla estuviese allí con ella. Una sonrisa carente de alegría se dibuja en sus labios mientras guarda la espada y, con su mano derecha, saca un elegante libro de tapas azules de un bolso que está en su cintura.

La apariencia de la mujer es algo fuera de lo común en un lugar como Tokio. Sin olvidar aquella elegante katana que lleva en uno de sus cinturones, cuenta con su espada de enredaderas y su grimorio. Aquella espada era una de las armas que nunca aparta de su lado por el enorme valor que posee para ella. Los cinturones de sus herramientas descansan sobre un cómodo abrigo de color negro adornado con espinas, el cual cubre su usual atuendo de batalla - traje negro con una armadura que cubre su torso, protectores de antebrazos y largas botas de combate que, ahora, están cubiertos de espinas - sin olvidar una extraña estructura similar a un armazón de vestido de falda acampanada hecha de espinas y adornado con rosas azules y rojas. como ultimo detalle, mantiene sus rubios cabellos en el usual peinado alto con una trenza en el flequillo y para proteger su cabeza, su yelmo. Dicho casco pareciera mas una corona de rosas y espinas por las pequeñas puntas en lo alto de él y las bellas flores alrededor de la base.

Del grimorio surgen un sin fin de enredaderas que, a su mando, forman una especie de esfera en la que se refugia para estar sola. Ya dentro de ella, vuelve a desenvainar la katana, la cual usa para cortar un par de ramas dentro de su refugio. Ese único movimiento hace que mil y un pensamientos fluyan por su mente y, sin poder evitarlo, cae de rodillas mientras gruesas lágrimas corren por sus mejillas, las cuales seca inmediatamente antes de sentarse en el suelo para seguir observando aquella valiosa espada.

Un joven de despreocupado semblante, de ojos y cabello marrones y piel bronceada que viste una sencilla camiseta y vendas en sus brazos de color rojo,pantalones vaqueros de color azul y zapatillas blancas llevando en su espalda una gran caja metálica de tonos plateados con hermosos grabados que adornan el metal, donde lo más vistoso es la hermosa escultura del mítico caballo alado,Pegaso, de cuyo hocico cuelga la manija que abre dicho cofre al revelar una cadena que separa las caras del mismo revelando su contenido.

Su mirada fija en su camino no se distrae, su andar es constante mientras un cálido viento golpea su rostro meciendo sus cabellos, hasta que, de forma abrupta sus pasos se frenan al contemplar en uno de los miradores que dan hacia la playa en aquel hermoso Tokio, con el mar haciendo ese inconfundible sonido que da su identidad auditiva a cualquier playa, es en aquel mirador, donde yace una concentración de lo que parecen ser enredaderas que toman una forma semejante a un orbe hecho de las mismas ramas.

¿Y esto,qué es?.

Se preguntó a si mismo en voz baja mientras se acerca dando silenciosos pasos para acercarse a dicha estructura sin quitar su mirada de la misma,mirada que es incapaz de ocultar la curiosidad que siente en su interior el joven guerrero defensor de Athena.

Siento que hay alguien dentro de esa esfera,pero no consigo percibir ningún Cosmos...¿Será que no es un caballero o algo así?.

Adoptando una actitud de alerta,Seiya invoca de forma casi imperceptible su Cosmos buscando llamar la atención de quien cree que yace ahí dentro,un Cosmos que por su baja intensidad,solo es percibido como una delgada aura que rodea al Caballero,un aura que no desprende agresividad,solo es una forma de alertar de su presencia a quien podría estarse ocultando en esa esférica enredadera.

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Mientras su mente está perdida en viejos recuerdos, la mujer detecta una energía extraña cerca de la esfera de espinas en la que se encuentra. Realmente está agradecida de contar con aquel conocimiento que Yami le enseñó hace ya muchos años atrás, pues le ha ayudado a detectar la presencia de personas conocidas y/o estar alerta de lo que pueda pasar a su alrededor. Aquella energía no es de alguien que conozca, por lo tanto, debe prepararse para combatir de ser necesario.

Con un sencillo movimiento de su mano, el grimorio que lleva consigo se alza en el aire y, de este, surge la empuñadura de su espada de enredaderas espinosas. Antes de tomarla, devuelve la katana a su saya (vaina) para mantenerla consigo. Hecho esto, su poder mágico llena las enredaderas de la esfera para pronto comandar a los extremos que están por el exterior para que se muevan y alejen a quien quiera que esté cerca de ella.

(No me esperaba la aparición de alguien por aquí... aunque, en cierto modo entiendo que alguien se acerque a ver si hay una esfera de espinas en la playa... No importa, no tengo intención de lidiar con nada ni nadie...)

Piensa, mientras mantiene en acción el hechizo en las ramas.

Los movimientos de aquella esfera hecha de enredaderas alertan al Pegaso cuyo semblante se llena de asombro al ver dichas ramas moverse como si adoptasen una postura de defensa, cosa que incita a Seiya a dejar la caja de su armadura a un costado en el suelo y a proceder a jalar de la cadena en el hocico del hermoso Pegaso esculpido en una de las caras de aquel cofre, lo que provoca que dicho recipiente se abra despidiendo una enorme cantidad de luz blanca que cubre el lugar de un cegador brillo que solo dua unos infimos segundos antes de hacer visible una hermosa estructura metálica de color plateado con algunos elementos en dorado con la forma del mítico animal alado en una posición de relinche como si estuviese a unos instantes de lanzarse a surcar los cielos a gran velocidad.

¡Ven!

Con solo una palabra,Seiya llama a su armadura para cubrir su cuerpo con ella, lo que envuelve el mismo en un resplandor blanco mientras la mencionada armadura instantáneamente se separa en varias partes que vuelan raudamente hacia su portador, cubriendo su cuerpo de abajo hacia arriba, comenzando por sus piernas, cintura,brazos,pecho, hombros y la protección de la cabeza que consta de una diadema que deja sus marrones cabellos al descubierto.

¡No había visto a nadie en Legacy capaz de hacer lo que haces,seguro eres un enviado de Asgard!...

Sin bajar la guardia,Seiya invoca su cosmos de manera que su cuerpo se ve imbuido por un aura azul cielo que se manifiesta sin causar ninguna clase de alteración al ambiente,pero que deja ver que Seiya esta preparado para lo que sea.

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Las enredaderas que rodean aquella cúpula de ramas comienzan a intentar atacar al santo de Pegaso, cuya mirada expresa una determinación característica de la personalidad del joven guerrero defensor de Athena,quien invoca su Cosmos con más intensidad rodeando su cuerpo con una luminosa aura color azul claro al tiempo que adopta una postura de combate más dinámica flexionando sus rodillas y llevando sus brazos hacia el frente de su cuerpo para comenzar a combatir contra la técnica utilizada por la persona que yace dentro de aquel domo hecho de ramas.

-¡ Esa hostilidad es propia de los guerreros de Ossor,no tengo más opción que combatir!.-

Haciendo uso de ágiles movimientos,Seiya consigue evadir cada uno de los movimientos de esas ramas que tratan de darle caza,sin embargo, el rostro del joven deja ver que ejecutar tales movimientos suponen cierto esfuerzo para el joven, quien desconoce la naturaleza del poder de su adversaria, por lo que se siente ciertamente desconcertado e intrigado a partes iguales.

Por la mente del Pegaso pasaban preguntas como "¿Qué clase de energía utiliza?",cosa que averiguaría durante el transcurso de aquel duelo que está por entablarse.

¡Golpe de Pegaso!.

Una enorme cantidad de energía se manifiesta en el puño derecho de Seiya de Pegaso, quien se lanza en dirección a aquel domo con su puño hacia adelante avanzando a gran velocidad dejando un rastro de polvo tras su paso,arrasando con las ramas que están atravesadas en su trayectoria,mientras que las restantes continúan moviéndose buscando alcanzar a su objetivo,el cual va en linea recta contra la acumulación de ramas donde se supone debiese estar la persona que controla dichas enredaderas.

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-Es tiempo de acabar con esto. Si no van a dejarme en paz por las buenas.... será a las malas... -

Masculla, después de sentir como una de las capas exteriores de sus enredaderas se desploma por un ataque enemigo.

-MAGIA DE CREACIÓN DE ESPINAS: ÁRBOL BREZO CAZADOR DE CUERPOS-

**Es la sencilla exclamación que se oye de sus labios y, con el grimorio abierto en las páginas de dicho hechizo, la rubia saca de su interior la empuñadura de la espada que hay en él. La “hoja” de dicha arma se convierte en una gran cantidad de enredaderas cargadas de espinas, las cuales se extienden a una gran longitud a medida de que van surgiendo. Los extremos de las ramas se entierran en el suelo y se mueven bajo la tierra en pos de encontrar a su objetivo.

La misión de las ramas espinosas es “cazar” al objetivo que su usuaria determine – personas, animales, objetos, etc. Al llegar a este, las ramas debieran poder entrelazarse entre ellas y formar un árbol de espinas para acabar con este. Si el objetivo es muy grande o los adversarios son una multitud, el usuario puede crear varios árboles para atraparlos a todos y/o cubrir un terreno más grande en caso de lidiar con un punto tan problemático como lo es esta montaña. Las espinas de dichos árboles son tan filosas como cuchillas y pueden destruir en poco tiempo lo que hayan atrapado entre sus ramas.

El santo de Pegaso detiene sus acciones y debido a los movimientos de su adversaria toma la decisión de echarse hacia atrás para tomar una distancia prudente de la misma al observar como las ramas que ha utilizado se entierran en la tierra para cazar a su objetivo,cosa de la que Seiya trata de no perder detalle en la medida de lo posible, por lo que comienza a cambiar su posición dando ágiles saltos de un lado a otro buscando evitar lo más posible colocarse a la merced del sorpresivo ataque de aquella entidad que se esconde en esa esfera constituida de ramas y enredaderas.

Parece que su ataque solo se concentra en atacar desde el suelo,bien, supongo que debo atacarla directamente y tratar de sacarla de esas enredaderas.

Fueron las conjeturas razonadas por el joven caballero, quien invoca su Cosmos y flexionando sus piernas para darse un gran impulso, salta hacia adelante mientras va ganando altura, buscando acercarse al epicentro de esas raíces desde un punto en altura para prevenir verse alcanzado por el ataque de su oponente,pero siempre alerta para maniobrar su cuerpo para intentar evitar y evadir posibles daños que puedan mermar su fuerza.

Estando a una altura considerable,el santo de Athena se prepara para lanzarse en picada hacia la esfera de enredaderas para detener el ataque desde donde el cree que dicho ataque proviene, por lo que se precipita apuntando con su pie derecho en dirección a su objetivo buscando dar una poderosa patada,la cual en caso de impactarse en su objetivo, podría abrirse paso en las enredaderas para continuar el ataque, ya que el Cosmos del santo de Pegaso imbuye su pierna de energía,cosa que protege la extremidad y su cuerpo entero del daño que podría causar un eventual contraataque.

¡No me vencerás sin no peleas en serio!

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-¿¡"¡No me vencerás sin no peleas en serio!"!? ¡¿QUIEN TE CREES QUE ERES PARA HABLARME ASÍ?!-

Exclama, ya furiosa, al oír las palabras del desconocido. La joven hechicera SIEMPRE pelea todas sus batallas en serio y no toma nada a la ligera. Es una guerrera desde que se sumó a los Caballeros Magos de su antiguo hogar y, desde que lo dejó, aquella forma de ser se ha vuelto aún más seria.

-Ya verás lo que pasa si me pongo seria. -

Susurra, al tiempo que las enredaderas se mueven para dejar que el otro avance un poco al interior de ellas. Esto es una estrategia muy clásica del plan de ataque de Charlotte. Basta solo un instante en el que el otro se confíe... y las enredaderas lo atraparán en menos de una centésima de segundo y quedará atrapado hasta que se rinda y/o sea acabado por la fuerza de las ramas y la presión de las espinas en su figura.

Las ramas y enredaderas que utiliza aquella entidad se detienen y abren paso al Caballero de Pegaso sin una razón aparente, cosa que el joven guerrero observa sorprendido mientras toca el suelo en un ágil aterrizaje en medio de las mencionadas enredaderas recuperando su postura de combate de forma inmediata ya que dicho movimiento no resulta común de realizar en un combate, lo que deja extrañado al ateniense.

Que extraño...Sus ataques han cesado...¿Qué está pensando?.

Con una mirada llena de seriedad y concentración,Seiya enciende su Cosmos buscando llevar su energía a un nivel suficiente para derribar las enredaderas de forma segura mientras utiliza sus brazos para trazar la figura de la constelación de Pegaso,la que se manifiesta a sus espaldas,acto seguido,el joven Santo de Pegaso lanza un fuerte golpe hacia las enredaderas frente a el desatando una fuerte ráfaga de cien golpes por segundo en forma de meteoros blanquiazules de luz, los cuales en caso de impactar en su objetivo causarán un daño lo bastante fuerte para derribar a un adversario o derribar una pared que no presente algún tipo de resistencia proporcionada por magia o alguna especie de energía,en tal caso,el daño se vería reducido,a menos que el usuario de la técnica eleve el poder de la misma aumentando su Cosmos,en tal caso si podría derribar tal defensa,que en este caso son las enredaderas.

¡Pegasus Ryu Sei Ken!

Exclamaba Seiya mientras desataba su técnica especial.

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