Fiesta en la academia (L2)

Lo que le gustaba de las fiestas en el castillo, era que no tenía que dar clase, se podía dar el lujo de comer hasta reventar y no pasaría nada ¿Qué mayor satisfacción que eso? Lo malo es que tenía que supervisar a jóvenes hormonales, una tarea aburrida a decir verdad.

Viste un traje negro de gala, con gafas oscuras para cubrir el azul intenso de sus ojos, se acercó a la mesa de bebidas, no dudo en tomar una copa de vino y dar pequeños recorridos por el salón, como maestro tenía la responsabilidad de que sus estudiantes no abusen y tengan excesos, aún que el en ocasiones no sigue esas misma reglas.

La melodía dejaba que entrara a sus sistema, en pequeñas ocasiones hacia pequeños movimiento de hombros para acoplarse y mezclarse, quería que sus estudiantes estén cómodos, ellos estaban para cuidarlos y aún que tenían sus reglas no por eso no podían disfrutar y bailar.

La idea de ir a una fiesta no era muy agradable para la joven de cabellos oscuros con degradado púrpura, prefería estar ocupando su tiempo en la elaboración de nuevos venenos para sus enemigos, pero en sus adentros quería ir, tenía la curiodad de saber que clase de comida tendrían, además que no estaba de más conocer a otros de sus compañeros.

Tomo lo más elegante que tenía, conocía las fiestas de la academia, ya había asistido un par de ellas, aún que solo iba a comer, se puso una falda negra a nivel de su rodillas y una blusa blanca con algunos volados en sus hombros, era lo más elegante que tenía, usualmente se pasa todo el día en uniforme y raras ocasiones tenía salidas que no fueran misiones, así que la ropa no era del todo de su interés.

Entro al gran salón con una radiante sonrisa, podía escuchar para ella misma como el tacón de su zapatillas golpeaban contra el suelo, un sonido bastante irritante, se arrepintió de ponerserlos.

Levantó su mano saludando a todo aquel que miraba, aún que no los conocía, no fue descortez con nadie y como siempre fue directamente a la mesa de cómoda, era un sueño echa realidad para ella, lleva una de sus manos a su pecho como no creyendo lo que sus ojitos de color purpura miraban.

—¡Comida!

Exclamo y sin perder más de si tiempo, toma un plato y comienza a llenarla de comida, combinando golosinas con bocados salados... Levantó un pequeño pedazo de pastel y lo miro directamente.

—Si no fueras tan apetitoso... Me casaría contigo

Menciona para después llevarlo completo a su boca y liberar un lindo gemido de placer, sentir ese dulce en su paladar era exquisito, mejor que estar encerrada haciendo venenos.