La piedra curiosa

Era una tarde un tanto calurosa, Hange después había salido no muy lejos, tomándose un pequeño descanso de todas sus labores.
Paseaba por los pasillos, pasaba por los salones observando las labores de sus compañeros por un breve tiempo.

No duró mucho aquél paseo, pues la castaña pisó una pequeña piedra, la levantó del piso y la observó, tenía un brillante color violeta, no era una perfecta silueta circular, pero era demasiado bella.
Hange volvió a su laboratorio, la curiosidad la apoderó rápidamente y quería saber todo sobre aquella piedra púrpura.
Tan pronto como llegó, preparó todo su equipo necesario para hacerle todas las pruebas posibles, dejando todo instalado; pero antes, iría a ver a sus "pequeños" Titanes ubicados en el sótano para evitar peligros, así que colocó aquella piedra en su bolsillo y fue al sótano.

Era bastante fuera de lo común pero muy acordé a la personalidad de la joven científica, el sótano era un tanto amplio con 2 de sus Titanes amarrados y resguardados allí, en las paredes de alrededor estaban pegados papeles con notas, marcas de plumón que indicaban algunas cosas, por el suelo frío había montones de papeles con apuntes y planes, el orden no era una cualidad destacable de aquella mujer.

Al entrar se acercó con entusiasmo y carisma a uno de sus Titanes al cual había bautizado como "swean", pero al estar a una distancia mínima de el, empezó a sentir una extraña vibración en uno de sus bolsillos, metió su mano y sacó de allí la piedra violeta que ahora había cambiado a un estado plasma y a un color dorado brillante.

— ¿Cómo? ¿Está cambiando su forma? ¿Porque?

Se preguntó a sus adentros.
No pasó mucho tiempo de que surgieran sus primeras dudas cuando aparecieron más por lo que estaba presenciando, Swean estaba actuando extraño, una de sus manos comenzó a tomar un tono violeta y a encogerse, Hange estaba confundida y se alejó bastante del titán sin dejar de observarlo, y de manera lenta, la forma de la mano volvió a su forma original.

Hange no se quedaría con la duda de él porque sucede esto, así que comenzaría una investigación por su cuenta sin contárselo a nadie pero tampoco ocultándolo, ella no tendría en comentarlo, es más, sería muy feliz de compartir su descubrimiento con alguien.

Como de costumbre caminaba por los pasillos del castillo, no tenia ya mucho que hacer, practique en la mañana y limpie mis armas, era una tarde de vaguear por allí y vi como una muchacha caminaba entretenida en su mundo, envuelta en sus pensamientos, no le conocía pero parecía ocupada y muy entretenida en lo que hacia y me tome la libertad de seguirla pero teniendo una distancia considerable, cosa que fue fácil de hacer pues es mas despistada de lo que imagine.

Bajó al sótano, estaba verdaderamente intrigado y le seguí pero la perdí de vista al ver sus notas, pensaba que esta es su habitación pues nunca algo que se usa para almacenar estaba tan habitado y despejado, sus notas, las leía detenidamente mientras se alejaba, me resultaba interesante y un escalofríos recorría mi espalda al ver todas las cosas que estaba investigando, la pasión que desbordaba me asustaba, no lo puedo negar pero dejando eso de lado, la curiosidad me ganaba.

Entonces los vi de lejos, esos seres gigantes, les tenia sometidos como ratas de laboratorio, allí se encontraba sosteniendo una extraña piedra que brillaba, el gigante que estaba cerca de ella, reacciono ante el brillo, comenzó a mutar cambiar, era simplemente increíble, estaba sin palabras, el otro estaba mas retirado pero no dejaba de ver la piedra y reaccionaba muy extraño, que pasara en estas paredes.

Cuando pude darme cuenta, estaba adsorbido en mis pensamientos y casi hago que me descubran, salí corriendo de allí para que no me viera, al salir de allí, fui a la cocina, necesitaba beber algo y entender las cosas que vi, al pasar los minutos busque unos postres, quería saber mas de esto, la curiosidad me carcomía y que mejor forma de iniciar una conversación que con un postre y una pequeña conversación o confesión, espero no se moleste porque la espié, le buscare y le daré una pequeña ofrenda de paz, una torta de chocolate.

Paseando buscándola pude encontrarla en su habitación, había dejado la puerta abierta, sin duda el orden y el cuidado no es su fuerte, tocando la puerta dando unos pequeños toques me asome saludando, mostrando el postre para ella

H-hola! ¿como estas? oye traje esto para ti, quisiera preguntarte algo...

La científica castaña estaba bastante desconcertada de lo que acababa de ocurrir, realmente era bastante emocionante e impresionante para ella, tendría mas material de trabajo y mas conocimientos que siempre le encantaba recibir… pero no podía evitar sentir un ligero miedo y angustia, tal vez los científicos por hambre de conocimiento no miden los riesgos y hacen de todo por inventar o descubrir algo, pero las consecuencias pueden ser sumamente graves.

Hange después de aquél muy extraño suceso fue corriendo al laboratorio que ya parecía como su habitación de tanto tiempo que pasaba allí; había un montón de notas, algunos platos y vasos e incluso unas camisas para cambiarse si se quedaba dormida (a escondidas).

Se sentó en una de las mesas de práctica, sosteniendo y observando la piedra mientras un mar de teorías y riesgos, pero también maravillas, pasaban por su mente. Pero aquellos profundos pensamientos fueron interrumpidos al notar la presencia de alguien asomándose discretamente por la puerta y claro, un sublime aroma a chocolate.

— ¡Hey, hola! Estoy excelentemente bien, ¡Muchísimas gracias por el pastelito, se ve delicioso! ¿Lo compartimos?

Hange lo recibió con su alegre carisma y personalidad que la caracterizaba. Recibió el pastel y al escuchar que le iban a preguntar algo su curiosidad aumentó y lo miró fijamente dispuesto a escucharlo.

— Claro, dime cuál es tu duda.

No quiero parecer grosero, pero no tenia nada que hacer hace un rato, te seguí y... Vi a los gigantes que tienes en el sótano, de verdad no quise espiar pero, no pude, la curiosidad me carcomía, tenias una cara de completo entusiasmo y bueno, te seguí, quise saber que te puso de esa forma, sinceramente pensé que tenias un enamorado...

Observaba todas sus notas y datos recolectados y libros, me hacían llegar a pensar que esos libros los había llenado ella sola, tenia un aspecto un poco descuidado pero tenia algo que llamaba la atención, tal vez lo desprolija pero era algo tachable y no era lo que me movió a estar en ese lugar junto con ella.

Disculpa por todo, de vedad pero, como pudiste poner esas cosas allí? Que haces con ellos? Hay mas de ellos? Puedo convertirme en eso?

Un brillo increíble nació de mis ojos, tenia algo temor por esas criaturas pero sentía curiosidad, ademas que ella parecía tener completo control de esas bestias, de igual forma dudo que un par de disparos de mi arma puedan lograr hacerles algo, esto es algo completamente nuevo para mi.

Tsk, disculpa, emmm Muchas preguntas, pero una fundamental, como te llamas?

Hange escuchó atenta de manera un poco seria, el chico la había seguido, no podía negar o modificar la información que el obtuvo con espiarla, y tampoco es que pretendiera hacerlo, le encantaría compartir la información y que la escucharan, pero claro, al haber estado tanto con aquellos seres gigantes sabía perfectamente que existía un riego, y solo experimentando lo suficiente se sabría un poco de ese riesgo.

— Entiendo, supongo que has visto todo, y no te culpo, la curiosidad es fuerte, no hay problema con que me siguieras.

Después de contestarle sonrío un poco, se levantó para ir por la piedra escuchando las preguntas que mostraban gran curiosidad del chico, incluso sus ojos brillaban un poco por las ganas de conocer, no podía negarse a compartir la información.

Regresó con la piedra en mano y la dejó en la mesa del laboratorio, después contestó:

— Pues primero, Swean y Bean son sus nombres, a ellos logré meterlos allí atados y enjaulados, después de un montón de regaños por parte de Levi y muchos empujones con cadenas pude traerlos aquí jaja.
¿Qué hago con ellos? experimentar, estudiarlos, hacerles pruebas... muchas cosas y claro, hay mas de ellos, a mi me encantaría encontrarme con un anormal un díaaa...
Y... bueno...

Desvió un poco la mirada con una expresión un poco nerviosa, y con voz un poco baja respondió:

— Pues... s-si, te puedes convertir en uno de ellos... aunque claro todo de pende, del como, de tu anatomía...

Rápidamente contestó la última pregunta, que de hecho debió ser la primera:

— ¡oh, cierto! Soy Hange Zoë, ¡un placer!

Hange... Zoë... El placer es mio, esto es algo singular y muy emocionante lo que sucedió con esa roca... Por cierto, me llamo Vash Estampida, aunque no es mi apellido, es un sobrenombre muy pegajoso

Guardaría silencio al apreciar la curiosa piedra, sin dudas, esta tenia un singular brillo, me inclinaría para verla mas de cerca, no tenia tanta confianza como para pedírsela, al hacerlo mi gran revolver queda expuesto junto a mi juego de cuchillos arrojadizos, al acercarme un poco mi revolver también reacciono ante estar cerca de esta piedra, comenzó a vibrar, al percatarme de esto guarde la compostura nuevamente y lo oculte de ella.

Por encima de mi gabardina sostengo mi revolver y alejándome un poco para recostarme de la pared y disimular que el arma no dejaba de hacer este movimiento, comenzaba a ponerme un poco nervioso pero tal vibración no era fuerte, para mi suerte.

V-vaya hange, veo que no eres la que manda, y ese tal Levi, ¿¿Es tu comandante o algo parecido?? o ¿¿Es algo mas intimo??

"No le quiero decir que mi arma también reacciono a esa extraña piedra, el saber que tiene así a esos seres me hace pensar que como mínimo desarmaría mi arma y eso es algo que no puedo permitir, ella no puede ver el núcleo es muy volátil..."

Pensaba rápidamente mis opciones, llegando a la conclusión de que no le enseñaría la reacción de esta, por su bienestar...

¿Que le vas a hacer ahora a esos gigantes?