Breadsun (Nezuko)

Música del rol:

Era una bella tarde en la Academia Legacy, donde el sol se fundía con el horizonte, tiñendo la isla con un cálido color naranja. Los alumnos, después de una ardua jornada de entrenamiento, se dirigían rápidamente hacia la cafetería para disfrutar de la esperada merienda. Entre risas y charlas animadas, el bullicio llenaba el ambiente, creando una atmósfera de camaradería entre los jóvenes guerreros.

Mientras tanto, Jellal Fernandes, el profesor de magia más veterano de la academia, decidió tomar un pequeño desvío antes de unirse a sus colegas en la cafetería. Dirigiéndose a la guardería de monstruos, su mirada se posó en un magnífico pegaso de pelaje blanco como la nieve. Era un ser manso y noble, con ojos brillantes y crines al viento. Breadsun, así se llamaba, emanaba una energía mágica que atraía a Jellal de manera irresistible.

Tomando las riendas con cuidado, Jellal llevó al majestuoso pegaso hasta el frente de la cafetería, donde el animal quedó estacionado, causando asombro entre los alumnos que pasaban. Luego de clases, había citado a una de sus alumnas: Nezuko Kamado. Volteó y venía caminando. Nada mejor que tomar la merienda en la ciudad, y por qué no, comer papas fritas y hamburguesas.

El timbre del colegio sonó,la joven recogió sus pertenencias y las guardó en su bolso.Mientras caminaba por los pasillos iba despidiendose de algunos compañeros.Por los ventanales de los salones se podía apreciar como el sol se escondía finalizando poco a poco con la tarde de ese día. Nezuko se dirigía hacia las afueras de la cafetería donde alguien la esperaba. En el camino se topó con un alumno que lucía como si necesitara ayuda,este se encontraba en el suelo y con una herida en su rodilla.

-¿Qué sucedió? - Preguntó ella.

-Venia corriendo por los pasillos y me resbalé al pisar unos de mis cordones - Respondió él.

Inmediatamente Nezuko recordó que llevaba consigo misma un kit de emergencias. Tomó una curita de banda elástica y la colocó sobre su herida.

-Listo! Ten más cuidado la próxima vez,debo irme!

La jóven retomó su camino y tomó un suspiro de alivio. Nezuko se adentraba entre todos los alumnos que se encontraban en las afueras de la cafetería. A lo lejos logró ver  a un chico de cabello azul,era Jellal Fernandes,su profesor. Al verlo elevó su brazo izquierdo y con su mano extendida lo saludaba con una sonrisa. Ella disfrutaba de sus clases y lo admiraba. Se acercó a él y le dirigió la palabra.

-Disculpa la tardanza.En los pasillos me encontré con un alumno herido y lo ayudé.Espero y no haber tardado mucho...

Lo miró algo apenada y  esperó su respuesta sabiendo que él no la regañaría.

— Sabes que no hay problema. Te prometí este viaje así que no me iría a ningún lado, — como era de esperarse, le mencionó que no había problema alguno con su típica sonrisa compasiva. Acto seguido, acarició el lomo del pegaso y se subió de un salto y esperó a que Nezuko se subiera a sus espaldas y que lo sujetara. Una vez arrimada, la criatura comenzó a galopar por el camino, extendió sus gigantescas alas y emprendió el vuelo.

— El mundo es un lugar muy grande como para no explorarlo, ¿No es así, Nezuko? — preguntó mientras ya estaban en una altura más o menos considerable. La estructura de la academia se observaba en un ángulo tal que se podía apreciar los distintos sectores como el castillo, las canchas, las playas y el bosque que lo rodeaba. El objetivo era la ciudad de Yokohama, una urbe cosmopolita y deslumbrante. Así pues, conversaban sobre sus clases, lo que había pasado en el día mientras avanzaban sobre Breadsun en ese firmamento de gradiente rosa y naranja. Una bella conjugación de colores que refrescaba el alma.

— Hemos llegado, — el pegaso aterrizó en el edificio de un restaurante de comida rápida. Bajaron por la azotea y Jellal puso dos monedas de oro sobre la mesa. Al ser parte de Legacy, el dueño les ofreció un descuento, después de todo eran los guardianes de los humanos. No obstante, el peliazul se negó.

— Voy a pedir una hamburguesa grande, algunas papas fritas con algo de ketchup y una Sprite. ¿Qué vas a pedir? — el profesor cierra el catálogo y se lo pasa al camarero. Seguramente iba a ser una bella tarde. La vida siempre será para pasar el tiempo con las personas más queridas para uno. En el corazón de Jellal, una chica de ojos rosas y cabello oscuro se había apartado un lugar, uno muy importante. La vida puede ser un terrón de azúcar.