Un suicida (Minami Asuka) (privado)

Jellal todavía pensaba en este lugar tan extraño. Sentía ansiedad por lo que pasaría en el futuro, sobre todo luego de la invasión de los dragones. Mas su amiga Erza le había dicho que todo estaría bien después de eso, que se las habían arreglado para contrarrestar sus terribles poderes. A lo que lo llevó a la inevitable conclusión de que alguien o algo estaba tomando los hilos de su destino, una anomalía que lo hacía sufrir y atravesar por situaciones trágicas. Simplemente suspiró y siguió comiendo de su bento mientras veía el gran panorama.

Este lugar de la isla era hermoso, pues el mar como una alfombra azulada se extendía hasta el horizonte para perderse allá donde los ojos no pueden ver más. Ese paisaje hacía que su corazón se relajara, aunque el sol estaba siendo tapado por algunas nubes. Sentado en una roca esperando a que alguien viniera con el plan de quitarse la vida, pues él lo detendría. No era justo que algo tan importante se deshojara en un parpadeo.

— Estaba rico. Muchas gracias — se dijo a sí mismo, dejó los palillos en esa bandeja, la cerró, dio dos palmadas y le agradeció a Dios, y a la gente que preparaba los alimentos. La gastronomía de Japón le era exquisita, sobre todo eso llamado sushi. Como sea, dejó la bandeja en su mochila y procedió a beber el agua mineral. Entonces, escucha unos pasos tras él ¿Un suicida? Cerró la botella, se volteó a ver a la persona con una mirada seria pero amistosa, y se dispuso en una posición abierta, mansa... no iba a dejar que nadie saltara por acá.

Realmente las cosas no estaban saliendo para nada bien para la castaña, nunca se imaginó que vivir de manera independiente le llegaría bastante en acostumbrar a ese tipo de cambio tan radical en su vida pero era no podía pedir más,tenía que seguir manteniéndose como aquella chica ejemplar que la mayoría de su familia tenía en mente, tenía demasiadas cosas por hacer desde la mudanza , ser la señorita perfecta era un total delirio para ella, siempre vivir con el estrés de que si fallas todo el mundo reconocería tu gran error por toda la vida, fue por esa razón que salio de paseo a la isla.

Quería despejar completamente su mente y había escuchado que dicha isla que visitaría tenía muchos lugares que podrían llamar la atención de Minami y fue así cuando el lugar donde terminó a parar fue la muy mencionada Roca de los Suicidios, no dudaba que alguno de verdad cometiera suicidio ya que por algo era el nombre ¿cierto? Ahora que lo pensaba con más detenimiento ¿Y si mejor ella se tirara de la roca y muriese? Eso fue parte de algún pensamiento suyo mientas sus paso se iban dirigiendo lentamente hacia la punta mirando hacia el horizonte, si bien ella no había sufrido lo suficiente como para merecer quitarse la vida pero de igual manera creía que importaría muy poco si de verdad lo hiciera.

Muchas cosas comenzaron a cruzarse por su mente que poco a poco comenzaron a bajarse los ánimos, no sabía si todas estas decisiones serían las mejores para ella. Fue traída a la realidad cuando se percató de que no estaba sola; a un par de pasos hacia su costado se encontraba un chico de cabellos azulado que parecía tener una deliciosa comida al aire libre -Disculpa pero... ¿No estoy interrumpiendo nada cierto?- Preguntó al chico un tanto nerviosa -S-si gusta puedo retirarme- Sentía que de alguna manera estaba invadiendo el espacio del contrario así que tan pronto dijo aquellas palabras fue retirándose a pasos lentos y temblorosos, simplemente no quería ser una molestia.

Un segundo pasó desde que la chica lanzó esa interrogación, la cual Fernandes no sabía muy bien cómo responder. ¿Interrumpir qué exactamente? ¿y por qué esta muchacha se encontraba acá? Sería una presunta suicida replanteando su vida al ver que ese guardián estaba en hora de almuerzo, pensó el peliazul — Em, no, no. Claro que no. Es solo que... — giró su mirada al profundo mar, que parecía extenderse al infinito — estaba almorzando, mientras investigaba sobre las gaviotas — sonrió mientras rascaba su mejilla. Fue una mentirita piadosa, creíble en cierto modo, pero no era lo que hacía allí en ese acantilado marino.

Entonces, la observó con más detenimiento. Era una muchacha alta, de pelo castaño, ojos grandes tras dos cristales para aumentar su visión. Lucía temblorosa, con una voz trémula que al parecer rehuía de cualquier contacto humano. Jellal también era un joven tímido e introvertido en esta clase de situaciones que dejaban su mente en blanco, pero no iba a dejar que ella estuviera a solas para dejar que ella hiciera lo peor. Después de todo, en esta clase de lugares, ideas funestas predominaban en la mente de aquellos cuyos caminos aquí terminaban.

— Soy Jellal... estudiante de L - Legacy. Mucho g-gusto — el peliazul le extendió la mano dando unos pasos para acercarse a ella. No sabía muy bien cómo relacionarse con los demás, pues hace nada que su mente fue literalmente borrada con todo sus conocimientos. En sí, Jellal era alguien cuyos recuerdos e identidad le fueron arrebatados por la mano del mal. Como una especie de maniquí o espantapájaros que sabe de magia y lucha para buscar la verdad en todo.

Entonces, y repentinamente se escucha el graznido de una gaviota.

El peliazul, con una sonrisa adornada en el rostro, levanta su mirada y pone su mano para cubrirse del sol. Si algo admiraba en esas criaturas era que siempre se elevaban y así volar sin más fronteras que el propio cielo. Suspiró. Se aproximó un poco más a la contraria, y con una voz mucho más calmada, y algo susurrante comentó — ¿La libertad es algo por lo que se lucha? — pausó, observando cómo esas aves que parecían haber nacido sin ataduras volaban hacia el sol, como despejando sus dolores terrenales y luchando por sus vidas — ¿Vayamos a tomar un café? — la idea era sacarla de acá lo más pronto posible. Tenía miedo de que otra vida se perdiera y por su propia culpa. Eso no se lo podría perdonar a sí mismo.

¿Almorzando?¿Investigando sobre gaviotas? Quizá esto último le costaba un poco de creerle pero sus paso se detuvieron en seco tras aquellas palabras por parte del peli azul y fue en ese momento cuando su mirado se clavó en aquellos trastos de comida Pff... ¿Cómo es que no se dió cuenta antes? Se había apresuró bastante en sacar conclusiones llegando a pensar que estaba siendo una molestia para el chico a lo que su mirada se desvió ante la vergüenza.

Hubo un momento en donde ambos permanecieron en silencio, pero se trataba de ese silencio incómodo cuando la gente no tiene nada más que decir.Miró al chico de reojo al percatarse como este mantenía su mirada fija sobre ella nuevamente sus ojos se desviaron de la vista contraria comenzando acariciarse las manos antes los nervios,si bien relacionarse con la demás gente nunca había sido su fuerte y ahora tratándose de un chico no tenía la más mínima idea de como tratarles o que era lo que tenía que hacer. Por instinto retrocedió cuando el peli azul se le fue acercando hasta que vió su mano extendida, dudó por unos instantes pero al final decidió en tomarle la mano y estrecharla.

-Ammm Minami igual soy de Legacy, supongo que más de unos vez no llegaremos a topar en el camino del otro. Un placer, Jellal- Fue apartando su mano y una pequeña sonrisa esbozaron sus labios ante la presentación pero aún se notaba cuan nerviosa se encontraba, tanto así que apenas tenía el valor de hacer contacto visual con Jellal. Fuera de eso, era el primer chico que conocía y tenía conocimiento de que estudiaba en el mismo lugar donde ella, no sería de sorprender que pudiesen ser compañeros de clase por más cliché que sonara.

-¿Eh? Ah... Supongo- Respondió vagamente ante la pregunta y llevó su mirada igualmente a las aves que paseaban por el lugar pero lo que llegó a sorprender fue la invitación cosa que llegó a sobresaltarle -¿¡U-Un cafè!?P-Pero eso sería como t-tener una... c-cita- Exclamó casi de a gritos alterándose por completo mientras que se podía apreciar como su rostro se teñía de un rojo intenso, sería una exageración decir que podía verse salir humo de su cabeza y  sus gafas a empañarse pero ¿No era demasiado apresurado para salir? Seguramente su torpe mente le estaba jugando una broma y una vez más mal interpretaba las cosas pero no se podía esperar mucho de alguien que apenas sabía como tratar a la gente.

Las mejillas de Jellal se encendieron de rojo al verla casi perder la cordura por lo que dijo sobre la cita. Las manos del peliazul cobraron una electricidad extraña, y negó cruzando ambas manos en el aire, al tiempo que se sobresaltaba — ¡No! ¡No lo es! ¡Bueno, no lo es en el sentido estricto de la palabra! Digo... ¿Quizás sí? — se rascó la nuca por el nerviosismo al tiempo que timoneaba su mirada hacia otra parte, no quería verla o esa cascada de rubor otra vez se derramaría en su rostro. No, claro que no era una cita. Solo quería conversarle sobre la vida y que vale la pena vivirla, que hay muchas cosas hermosas en el universo.

— Acompáñeme... — volteó un poco sonrojado y se encaminó inmediatamente hacia una parte tras una gran roca. El aire se estaba enfriando y el sol se movía hacia el otro lado, definitivamente el clima estaba cambiando algo rápido y la tormenta se avecinaba.

Se notaba que esa misma noche iba a ser gélida como ninguna. Fernandes evocó a su mente recuerdos de cómo vagaba por las montañas de nieve, errante y sin voluntad, mientras escapaba de las oscuras garras de la magia de Zeref. Menos mal que ya esa llama interna se había prendido, pero con un gran precio. El muchacho del tatuaje solo suspiró y siguió caminando hasta encontrar una motocicleta, a la cual el muchacho se subió — Ven, vamos a la academia — esperó hasta que Asuka se sentara tras de él — Aférrate muy bien de mí — piso el pedal y le dio con todo al motor y salió despegado de una forma relampagueante, rápido como una águila en picada.

— Se siente bien ¿no? — y al tiempo que iba a toda velocidad aquel vehículo, una fragancia salina y de palmeras, con un viento fuerte y cálido mas refrescante, le daba en la cara a Jellal, mientras iba a toda velocidad a la academia. Realmente agradecía estos instantes que lo dotaban de vida, era como si su sangre recobrara esa vitalidad, esa libertad del mundo material y las desgracias inherentes a éste.

Entonces llegaron al portis de la cafetería: una inmensa galeria de cristal, con siervos cabra sirviendo pasteles, té; y otros alumnos y profesores degustando las delicias. Éste era el lugar en que Jellal intentaría revelar los secretos del corazón de Asuka.

No pudo evitar sentirse confundida ante la vaga explicación del chico sobre si era o no una cita por lo que ladeo la cabeza a un costado y pestañeo sin entenderle muy bien. No había dicho si aceptaba o no en salir con el cuando fue obligada en seguirle -P-pero... Hey ¿A donde me llevas? - Replicó ante el muchacho que se veía determinado en llevarse a Minami a pasear por algún lugar aunque podría tratar en forzar que el soltara...pero no parecía tratarse de alguien que le inspirara desconfianza de hecho era algo raro ya que se sentía extrañamente cómoda a lado suyo.

Al final no pudo hacer mucho mas que seguirle hasta llegar frente a una motocicleta ¿De verdad quería llevarle a pasear andando en esa cosa? Le miró bastante insegura tanto a el como al vehículo pero suponía que no tenía otra elección más que seguirle - ¿Enserio esto es seguro?- Cuestionó antes de subir y tal como le fue ordenado se aferró al cuerpo del muchacho tanto como pudo una vez que la motocicleta comenzó andar, si... nunca antes había andado en una y había una enorme diferencia en viajar en un coche.

Negó un par de veces en modo de respuesta a la pregunta que le hizo Jellal, siendo sincera todo el camino estuvo con el corazón en la boca por así decirlo, era un tremendo susto viajar en una cosa como esa.
Una vez que se detuvieron al bajar sus piernas se encontraban bastante temblorosas por lo que le era un tanto difícil cobrar el equilibrio hasta que sus ojos brillaron al ver el montón de postres fue cuando se recuperó rápidamente - ¿Vamos a comer aquí? No sabía que la academia tenía un lugar como este- Se le escuchaba bastante animada por lo que fue tirando leve del brazo del peli azul para que se apresurara y ambos pudieran tomar asiento -Anda ven, quiero uno de esos pastelillos-

La muchacha de anteojos aunque alta y atlética, parecía tener un carácter disminuido, tal como un susurro de una golondrina en medio del tráfico de una calle. Al bajarse, lucía temblorosa, algo parca en querer seguir a Jellal. Al peliazul se le pasó por la mente que ella realmente tenía un miedo terrible a ese medio de transporte, o bien los nervios de socializar y tener a alguien tan cercano la hacían palidecer. Sin embargo, qué otra mejor cosa para hacer amigos y disipar la atención que un buen pedacito de pastel, pues difícil encontrarla, y la sonrisa de la contraria hizo que Fernandes diera en el clavo.

— Sí, así es... es verdad, yo también me sorprendí — respondió de la forma más recatada posible hasta que ella le empezó a tirar del brazo, lo cual ocasionó que las mejillas de Jellal se encendieran como sendas pavesas — Ehm, sí, sí — replicó con un temblor en sus labios mientras le pide a la asistente-cabra un par de los pastelillos que Minami Indicaba. Les indicó la mesa seis, a lo que inmediamente sirvieron dos tazas de café.

El muchacho le echó dos cubitos de azúcar y lo empezó a revolver con la cuchara, levantó su mirada justo a los ojos pantallados por los lentes de ella, cruzando las miradas, a lo que el muchacho soltó otra risa nerviosa. No sabía qué decir ni cómo actuar, pero si ella estaba en esta famosa academia era porque realmente era alguien cuyo poder no se podía subestimar. El chico evocó al gremio de Fairy Tail de la ciudad de Magnolia, y Levy, una muchachita tímida, pero era tan competente como el resto de los miembros de su equipo. Sí, algo así debía ser Minami Asuka, la chica misteriosa de las rocas.

Un minuto. Dos minutos. Tenía que hablarle de algo, pero no sabía cómo — Ehm, así que... estás en Legacy, digo, digo... es obvio, por eso estás aquí. Yo, ehm, lo que quiero decir es que... ¡bueno! Eres alumna, y yo también, y... eso mismo — asintió con la cabeza al tiempo que en sus labios germinaba una sonrisita nerviosa. Revolvía y revolvía su café. No sabía cómo iniciar, entonces llegaron los pastelillos. "Muchas gracias" reverenció el hombre del tatuaje e intentó seguir con su difusa plática.

— ¿Qué te gusta hacer? A mí — se rasca la mejilla y mira hacia la playa a través del cristal, como intentando fabricar una conversación de lo más casual — pues... a veces me pongo a leer sobre magia al lado de la sala de música. Me gusta mucho el sonido de la guitarra — soltó una risa esporádica y de nuevo fijó sus ojos en ella. Empezó a beber su café y se quemó, pero disimuló que no le había dolido por estar frente a ella. A un hombre no le afectan estas cosas ¿verdad?

Ahora ya tenía una idea clara de cual es su lugar favorito dentro de la academia. Había tanto postres que sus ojos brillaban intensamente como si un par de estrellas se trataran, esto era como un paraiso para su paladar. Ambos fueron guiados a una de las mesas disponibles del lugar por una sirvienta con aspecto de cabra, justo cuando tomaron asiento un par de tazas de café les fueron servidas a lo que Minami miro sospechosa este, si bien el café no era su favorito ella era mas de tomar el té pero no quería hacerle feo a la bebida y simplemente dejo pasarlo tomando cuatro cubos de azucar, si... eran demasiados pero por lo menos así disfrazaría el tan amargo sabor de la bebida.

Mecía con delicadeza la cuchara dentro de la taza por unos instantes hasta notar como el azucar se disolvía para luego tomar un poco del café y soplar suavemente por encima de este, su mirada se cruzó con la de Jellal a lo que Minami después de un par de pestañeos le dedicó una sonrisa. Aparentemente su compañero se encontraba algo nervioso y era bastante obvio de notar en su hablar, parecía que apenas estaba ordenando sus ideas para mantener una conversación con ella. La escena le resultaba algo cómica a lo que soltó una risa. -¡Oh Gracias!- Exclamó al ver aquel trozo de pastel volviendose a iluminar su mirar, ni siquiera se demoró en dar el primero bocado cuando mostró una completa cara de satisfacción, quizá era una exageración pero el postre sabia a dioses.

Tuvo que dejar a un lado la comida y prestar más atención al peli azul.Colocó el índice en la mejilla torciendo los labios pensando en una respuesta para la pregunta ¿Qué le gusta hacer? ¿Comer cuenta? No no no... no podía decir eso, no quería dar la impresión de ser una glotona aunque fuera cierto -Pues... Dibujo en mis tiempo libres aunque no es la gran cosa. Pero igual suelo leer un poco, no de magía, claro-Confesó al mismo tiempo que su mirada bajaba y se fijaba en la taza de café jugando un poco con el cubierto del pastel -Pensé que dirías que te gusta secuestrar chicas- Hizo una ligera broma aunque esta era un poco sosa.

-¿Y no lees otras cosas? Digo...debería gustarle algún género que no sea sobre magía- Comenzó a mostrar interés por Jellal en cuanto al aparente gusto de ambos por la lectura, tenía la sensación de que la conversación de ambos sería más agradable y amena si el tema se tratase de libros de otros géneros aunque no elevaba muchos sus esperanzas ya que como seguramente el solo leía libros sobre magia.

La muchacha de anteojos gustaba de dibujar. Plasmar en trazos lo que tiene en la mente, y eso indicaba algunas de sus habilidades espaciales y artísticas. Además, se notaba de leguas que a ella le gustaba sumergirse en el mundo de los libros. Normalmente, la gente más introvertida iba de paseo a esos universos literarios, en donde podría deleitarse de dicha actividad bajo la cobija de un sauce, o bien detenerse en un sofá, sin que otra persona lo molestara en la tranquilidad. Entonces saltó con la broma.

— No, no, disculpa, es que... yo... es una larga historia — y no se pudo sacar de la garganta que tenía miedo de que ella, al no valorar su propia vida, se hubiera acercado a las rocas para darle fin a su existencia; y Jellal creía que ésa no era el camino para hacerle frente a los problemas, que solo es un "me rindo". Sin embargo, el problema era que no la conocía mucho ni tampoco sabía que problemas tenía, así que iba a intentar conocerla más, y su historia. Después de todo, y luego de todos sus crímenes, el peliazul se había jurado que ninguna muerte más ocurriría mientras él estuviera vivo.

La apreciación por la vida debe ser uno de los pilares fundamentales para cada ser, y si eso no es así, entonces solo desparramamos muerte, o al menos era eso lo que él pensaba en lo más profundo de su corazón. Realmente quería hacerse amigo de ella para saber, y luego alejarla de las rocas.

Bebió algo de su café, lo dejó en el platillo y luego contestó, desplegando sus orbes cafés a través del cristal, observando cómo las olas iban y venían en la ensenada — No leo sobre otras cosas, pero sí me sé historias, como las que contaba mi abuelo — sonrió para luego trozar algo de su pastelillo y saborearlo. La verdad, y para ser exactos, ese caballero de barba blanca que convivía con Jellal no era su abuelo, solo era un hombre que cuidaba de él mientras estaban en cautiverio — Me gustan las románticas — de nuevo ensanchó su sonrisa tras un suspiro — ahora, solo leo sobre magia... — se quedó mirando la mesa. No sabía que nás decir.

— ¿Luego quieres ver las estrellas en la playa? Conozco un lugar donde podemos estar a solas — así en sus labios germinó una tímida sonrisa, ya habiendo comido otro pedacito más de pastel y haber terminado su café, luego de todo eran tazas algo pequeñitas. Se robó unos cuantos dulces de menta y chocolate y los puso en su bolsillo. Ésta iba a ser más incómoda de su conversación, bajo la luna llena que se reflejaba en el mar.

Sabia muy bien que el chico no iba a contestar con sinceridad ante la broma de igual manera no estaba molesta ni nada parecido en realidad se podría decir que elle con tal de comer estaba encantada y hasta demás, solo soltó una risa ante la respuesta que Jellal le había dado  -No te preocupes, solo me divertía- Mostró la lengua divertida para luego terminar el postre que le habían servido junto con la taza de café.

Siendo sus primeros días paseando por los alrededores no llegó a imaginar que podría encontrarse con un compañero de lo mas agradable aunque bueno... siendo llevada a la fuerza por el chico al final de todo no estaba resultando para nada mal. Esa desconfianza que al principio había sentido ya se esfumó de su cabeza al igual que esa idea de que se encontraban en una cita.

Mostró una cara triste al enterarse que Jellal no era del todo un fanático de la lectura como ella pero no es como si tuvieran que congeniar ambos en un 100% para que se llevaran bien quizá podrían tener algo más en común que Minami no sabía aún.  -Es un poco emmm.... curioso que te guste lo romántico- Se rascó la mejilla con el indice después de hablar aunque de alguna manera le parecía tierno, por lo general a los hombres suelen gustarles la acción. -En ese caso ¿No te molestaría enseñarme un poco de magia después?- Nunca estaba de mas aprender cosas nuevas y pensó que su acompañante sería el adecuado. Sus azulados ojos se cerraron mientras que ensanchaba una dulce sonrisa ante la pregunta aunque claro, no importaría si el llegara a negarse.

-¿Ver las estrellas?- Ladeó el rostro a un costado, claro que el chico estaba actuando bastante educado y Minami recibía el trato de una reina pero no entendía el por que. Ya había terminado los bocadillos y su atención estaba completamente centrada en su acompañante -Eso suena sospechoso, es como si quisieras confesarte. Pero acepto, creo que sería bastante lindo, ya hace tiempo que no miro el cielo por la noche- Otra pequeña broma se le escapo no podía negar que le parecían un tanto curiosa las expresiones que el soltaba, estaba tomando demasiada confianza de una manera bastante rápida pero Jellal demostró ser alguien de fiar sin mencionar que logró distraer a la castaña de sus pensamiento que le estaban atormentando.