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La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
3 participantes
~ +ACADEMIA LEGACY+ Foro de rol literario ~ :: Isla Rokkenjima :: Islas Aledañas a Rokkenjima :: Cementerio
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La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Aquella dama de cabellos rosados quien se encontraba perdida en un oscuro y tétrico lugar, era el cementerio, lleno de un silencio fúnebre, hierbas marchitas y un frio que calaba hasta los huesos, miro a su alrededor, era notoriamente desolado, no había ni un alma a su alrededor que pudiera ayudarle a regresar a la ciudad.
Suspiro pesadamente y trato de buscar una forma de salir de aquel lugar aterrador, ya que el ambiente cargado de negatividad le hacía temblar de miedo.
Se alejó de las tumbas para no perturbar el sueño eterno de los muertos, pero el sonido de unas pisadas que no pertenecían a las de ella la perturbo.
- ¿Q-Quien anda ahí?
Dijo con voz temblorosa mientras creaba una bola de luz, tratando de alejar la oscuridad y ver con más detenimiento el panorama del cementerio, no había nada más que niebla densa y el sonido del viento susurrante.
-…Colt…tengo miedo…
Con la mirada petrificada por el miedo, susurro algunas palabras, apenas audibles, con la esperanza de que su familiar la protegiera de cualquier amenaza.
Nuevamente los pasos se escucharon, esta vez acercándose a ella, la joven chica de cabellos rosados se puso en guardia, preparándose para atacar a la persona que silenciosamente se acercaba.
Suspiro pesadamente y trato de buscar una forma de salir de aquel lugar aterrador, ya que el ambiente cargado de negatividad le hacía temblar de miedo.
Se alejó de las tumbas para no perturbar el sueño eterno de los muertos, pero el sonido de unas pisadas que no pertenecían a las de ella la perturbo.
- ¿Q-Quien anda ahí?
Dijo con voz temblorosa mientras creaba una bola de luz, tratando de alejar la oscuridad y ver con más detenimiento el panorama del cementerio, no había nada más que niebla densa y el sonido del viento susurrante.
-…Colt…tengo miedo…
Con la mirada petrificada por el miedo, susurro algunas palabras, apenas audibles, con la esperanza de que su familiar la protegiera de cualquier amenaza.
Nuevamente los pasos se escucharon, esta vez acercándose a ella, la joven chica de cabellos rosados se puso en guardia, preparándose para atacar a la persona que silenciosamente se acercaba.
Ayana Shade
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Apretaba con fuerza el móvil en su mano; en la pantalla encendida se observaba el plano de la isla con una ubicación marcada. Jellal le había enviado ese mensaje hacía unos… ¿veinte minutos? No estaba segura.
Aun así, desde aquel momento había intentado no alarmarse; después de todo, había conocido al muchacho de cabello azul en un lugar bastante inquietante. No podía ser tan extraño, ¿no? …O al menos Uraraka quería convencerse de ello, mientras cruzaba la calle que le guiaría a la entrada del cementerio, y posteriormente al interior. No podía ignorar tal situación, después de todo; aunque se viese obligada a caminar en penumbras, entre lápidas, si su amigo le había enviado tal mensaje como un pedido de ayuda, ella iría hasta allí a buscarle. Esa era su filosofía. “¡Y por eso estoy aquí!”.
Suspiró y el aire se transformó en un vapor helado. “…Evidentemente el otoño llegó”, pensó, mientras miraba a su alrededor, buscando con la mirada a alguien (Jellal, o quizás un celador). Ya le había enviado al menos cuatro mensajes, y estaba a punto de enviar el quinto cuando le pareció distinguir un foco de luz en medio de la oscuridad. Insegura, a la defensiva, se acercó hacia ella, cuidadosamente. “Sólo los ignorantes no tienen miedo”, se dijo a sí misma, tomando coraje.
En su campo de visión, una joven de ojos heterocromáticos hizo aparición; alguien que parecía dispuesto a atacar si era necesario. La sorpresa no pasó desapercibida en la expresión de la castaña, mas no tardó en reaccionar.
—Disculpa… ¿has visto a un chico de cabello azul por aquí? —preguntó, intentando sonar amistosa. Señaló su propio ojo, mientras esbozaba una sonrisa—. Tiene una marca extraña aquí, también.
Sin embargo, hizo una prolongada pausa, antes de agregar: —No quiero parecer entrometida pero… ¿Estás bien?
Aun así, desde aquel momento había intentado no alarmarse; después de todo, había conocido al muchacho de cabello azul en un lugar bastante inquietante. No podía ser tan extraño, ¿no? …O al menos Uraraka quería convencerse de ello, mientras cruzaba la calle que le guiaría a la entrada del cementerio, y posteriormente al interior. No podía ignorar tal situación, después de todo; aunque se viese obligada a caminar en penumbras, entre lápidas, si su amigo le había enviado tal mensaje como un pedido de ayuda, ella iría hasta allí a buscarle. Esa era su filosofía. “¡Y por eso estoy aquí!”.
Suspiró y el aire se transformó en un vapor helado. “…Evidentemente el otoño llegó”, pensó, mientras miraba a su alrededor, buscando con la mirada a alguien (Jellal, o quizás un celador). Ya le había enviado al menos cuatro mensajes, y estaba a punto de enviar el quinto cuando le pareció distinguir un foco de luz en medio de la oscuridad. Insegura, a la defensiva, se acercó hacia ella, cuidadosamente. “Sólo los ignorantes no tienen miedo”, se dijo a sí misma, tomando coraje.
En su campo de visión, una joven de ojos heterocromáticos hizo aparición; alguien que parecía dispuesto a atacar si era necesario. La sorpresa no pasó desapercibida en la expresión de la castaña, mas no tardó en reaccionar.
—Disculpa… ¿has visto a un chico de cabello azul por aquí? —preguntó, intentando sonar amistosa. Señaló su propio ojo, mientras esbozaba una sonrisa—. Tiene una marca extraña aquí, también.
Sin embargo, hizo una prolongada pausa, antes de agregar: —No quiero parecer entrometida pero… ¿Estás bien?
Mirai Male
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Tras saber que aquellos pasos que escuchaba con anterioridad provenían de una persona normal, ella suspiro aliviada, parecía amigable y no una amenaza, por lo que empezó a relajarse.
Tras escuchar la voz de la chica preguntando por un joven de cabello azul y una marca en su ojo, ella le responde:
-Sinceramente no he visto a ninguna persona con esa característica… -dijo mientras trabada de recordar si había visto a alguien así en el trascurso del día. Tras escuchar nuevamente a la castaña esta le sonríe cálidamente- Estoy bien, solo me había perdido.
Dio una leve risa con una expresión de vergüenza ante la situación en la que se encontraba. Siempre se metía en líos. Entonces miro a su alrededor tras sentir un viento gélido. Su cuerpo tembló y se acercó a la castaña.
-¿Puedo preguntarte una cosa? ¿Estas con alguien? ¿o estás sola como yo?
Tras escuchar la voz de la chica preguntando por un joven de cabello azul y una marca en su ojo, ella le responde:
-Sinceramente no he visto a ninguna persona con esa característica… -dijo mientras trabada de recordar si había visto a alguien así en el trascurso del día. Tras escuchar nuevamente a la castaña esta le sonríe cálidamente- Estoy bien, solo me había perdido.
Dio una leve risa con una expresión de vergüenza ante la situación en la que se encontraba. Siempre se metía en líos. Entonces miro a su alrededor tras sentir un viento gélido. Su cuerpo tembló y se acercó a la castaña.
-¿Puedo preguntarte una cosa? ¿Estas con alguien? ¿o estás sola como yo?
Ayana Shade
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
"Hehehe", se escuchó.
"Jellal" con una especie de piedra con un verde brillante dibujaba un pentagrama invertido y unas cruces con círculos y lo que parecían ser unos cuernos o tridentes. Recitaba algo en voz muy baja, casi imperceptible. En el centro de ese extraño dibujo se encontraba una calavera con una cornamenta bastante grande. Su risa era atorada, parecía que estuviera rompiendo en llanto, pero una carcajada silente y viciosa, como si se estuviera burlando de alguien. Su cuerpo emitía un halo oscuro. Estaba claro que jugaba con magia negra.
— Ah, con que ya llegaron mis invitadas. — Su voz sonó ronca y triple, como si detrás de su normalmente y apacible voz, hubiera un coro de otro mundo. Giró para verlas un segundo, y siguió dibujando. — Engefth nadl hussaiyi oboshuthyg ga'lucthdel — susurraba de forma rápida y desquiciada, de forma casi inaudible. Su cuerpo empezó a brillar de un verde tóxico indicaba que ya no era el mismo "Jellal" que todos conocían. Se puso de pie, se quitó la capucha y vio a aquellas chicas con una mirada penetrante.
A un lado de su cara se veían sus vasos capilares, pero con una fosforescencia insana, y sus ojos, inyectados en sangre penetraban hasta el fondo del alma. Sonrió, y con esa voz tan terrible y asonante, comenzó a decir cosas intrigantes. — La tarea ya está hecha. Ahora solo falta sangre para levantar al demonio de las sombras. — Mencionó en un tono de voz casi burlesco, como si fuera una especie de niño ansioso de que comenzara de su fiesta de su cumpleaños. Esa risa... esa risa surgió de su boca de nuevo.
De un momento al otro, se puso fatalmente serio. Entonces, y en milésimas de segundos, desapareció y se produjo un silencio sepulcral. No se escuchaba absolutamente nada, solo aquel círculo con el pentagrama brillaba en medio de ese cementerio tan viejo y oscuro.
Algo en el aire decía... que algo muy malo estaba a punto de ocurrirles. Justo ahora.
Última edición por Jellal Fernandes el Lun Oct 02, 2017 6:26 pm, editado 1 vez
Jellal Fernandes
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Comenzaba a hacer más frío, de pronto. Con la mano libre, se frotó el brazo sobre la ropa, intentando, inútilmente, darse un poco más de calor.
La castaña ladeó su cabeza ligeramente tras la pregunta. ¿Acaso no era obvio?, pensó. Mas aquella respuesta que debía darse jamás llegó. Su boca se abrió ligeramente, pero las palabras se habían ahogado en sus labios cuando esa risa se escuchó, surgiendo de las penumbras.
Su cabeza se movió por inercia inmediatamente, mientras sus sus ojos buscaban a la ¿"persona"?, al dueño de aquella voz que le provocaba escalofríos.
No fue un gran placer encontrarla; mucho menos cuando su rostro fue visible. En ese instante, la castaña llevó una mano a sus labios, ahogando una exclamación.
"No puede ser...".
Y entonces, Ochako se había congelado en su lugar, mirándole como si su vida dependiera de ello. Su respiración había variado de ritmo a uno irregular, y en su pecho se anudaba un miedo inesperado.
Aunque hubiese querido, no fue capaz de reaccionar correctamente... No hasta que hubo desaparecido. Y, a pesar de que el miedo inundaba sus músculos, volteó a mirar a la desconocida que le acompañaba.
—Yo... No tengo idea de qué está pasando... pero no es bueno. Ese chico es mi amigo, y no puedo dejarlo solo. ¡Tengo que ayudarle!
—Uraraka miró a su alrededor una vez más, intentando divisar a "alguien más". No había nadie. No por el momento. Volvió a mirarle, exigiendo con preocupación: —¡Tienes que irte!
La castaña ladeó su cabeza ligeramente tras la pregunta. ¿Acaso no era obvio?, pensó. Mas aquella respuesta que debía darse jamás llegó. Su boca se abrió ligeramente, pero las palabras se habían ahogado en sus labios cuando esa risa se escuchó, surgiendo de las penumbras.
Su cabeza se movió por inercia inmediatamente, mientras sus sus ojos buscaban a la ¿"persona"?, al dueño de aquella voz que le provocaba escalofríos.
No fue un gran placer encontrarla; mucho menos cuando su rostro fue visible. En ese instante, la castaña llevó una mano a sus labios, ahogando una exclamación.
"No puede ser...".
Y entonces, Ochako se había congelado en su lugar, mirándole como si su vida dependiera de ello. Su respiración había variado de ritmo a uno irregular, y en su pecho se anudaba un miedo inesperado.
Aunque hubiese querido, no fue capaz de reaccionar correctamente... No hasta que hubo desaparecido. Y, a pesar de que el miedo inundaba sus músculos, volteó a mirar a la desconocida que le acompañaba.
—Yo... No tengo idea de qué está pasando... pero no es bueno. Ese chico es mi amigo, y no puedo dejarlo solo. ¡Tengo que ayudarle!
—Uraraka miró a su alrededor una vez más, intentando divisar a "alguien más". No había nadie. No por el momento. Volvió a mirarle, exigiendo con preocupación: —¡Tienes que irte!
Mirai Male
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Esperaba la respuesta de aquella chica que se encontró entre la niebla, sin embargo, como si fuera un susurro de ultratumba, se escuchó una extraña y perturbadora risa. Volteo por reflejo en un intento de ubicar la fuente del sonido. La oscuridad y la niebla no dejaba un campo de visión fiable, “Esto parece sacado de una novela de horror...” Pensó la pelirrosa ante la situación escalofriante, Pero entre la niebla se podía notar un extraño brillo verde, ahí había alguien, tras fijar su mirada noto que se trataba de un chico encapuchado, al verlo de frente noto el azulado cabello de este y una extraña marca en su ojo derecho. “¿será la persona que ella buscaba?”.
Quiso bajar la guardia, pero la silueta de su sombra parecía alterada, indicándole que no se acercara a aquel desconocido. Solamente se quedó parada, observando y analizando la situación.
Lo miro detenidamente de pies a cabeza, tenía una extraña piedra en su mano cuya luz fosforescente se podía notar en algunas partes de su cuerpo, principalmente en su cara. Sonreía de forma perturbadora, como si viera la cordura de alguien romperse en segundos, acto seguido, su voz distorsionada dio una frase que le erizo la piel.
Estaba apreciando un ritual para llamar a un demonio, la vida de la castaña y la suya corría peligro.
Debía pensar algo y rápido, cualquier cosa con tal de evitar morir en manos de un demente, pero antes de que siquiera intentara huir, él se había esfumado. El silencio reino por unos segundos, miro a la castaña quien estaba en un estado de shock, no podía articular alguna palabra por el miedo, Ayana se le acerca para calmarla.
-Así que… él es la persona que buscabas…cielos… -no sabía que decir al respecto, miro a su alrededor solo para asegurarse de que no hubiera alguien más cerca de ella. Por suerte no había nadie, entonces escucha la voz preocupada de la castaña, quien le indicaba irse- Lo siento… no puedo hacer eso. Ya estoy involucrada en esto, debo ayudarte.
Estiró su mano para hacer aparecer un báculo plateado con un reloj de arena rodeado de 3 aros de distinto tamaño, era muy llamativo pero solo ella podía sostenerlo y usarlo.
-Yo soy una sacerdotisa y mi deber es purificar las almas afectadas por la oscuridad. Tu amigo... está siendo controlado por algo…o alguien, debemos buscar la fuente de la oscuridad que afecta el alma de ese chico, si lo destruimos, quizás vuelva a la normalidad, eso o morir en el intento jeje…
Quiso bajar la guardia, pero la silueta de su sombra parecía alterada, indicándole que no se acercara a aquel desconocido. Solamente se quedó parada, observando y analizando la situación.
Lo miro detenidamente de pies a cabeza, tenía una extraña piedra en su mano cuya luz fosforescente se podía notar en algunas partes de su cuerpo, principalmente en su cara. Sonreía de forma perturbadora, como si viera la cordura de alguien romperse en segundos, acto seguido, su voz distorsionada dio una frase que le erizo la piel.
Estaba apreciando un ritual para llamar a un demonio, la vida de la castaña y la suya corría peligro.
Debía pensar algo y rápido, cualquier cosa con tal de evitar morir en manos de un demente, pero antes de que siquiera intentara huir, él se había esfumado. El silencio reino por unos segundos, miro a la castaña quien estaba en un estado de shock, no podía articular alguna palabra por el miedo, Ayana se le acerca para calmarla.
-Así que… él es la persona que buscabas…cielos… -no sabía que decir al respecto, miro a su alrededor solo para asegurarse de que no hubiera alguien más cerca de ella. Por suerte no había nadie, entonces escucha la voz preocupada de la castaña, quien le indicaba irse- Lo siento… no puedo hacer eso. Ya estoy involucrada en esto, debo ayudarte.
Estiró su mano para hacer aparecer un báculo plateado con un reloj de arena rodeado de 3 aros de distinto tamaño, era muy llamativo pero solo ella podía sostenerlo y usarlo.
-Yo soy una sacerdotisa y mi deber es purificar las almas afectadas por la oscuridad. Tu amigo... está siendo controlado por algo…o alguien, debemos buscar la fuente de la oscuridad que afecta el alma de ese chico, si lo destruimos, quizás vuelva a la normalidad, eso o morir en el intento jeje…
Ayana Shade
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Antes de que pudiera reaccionar ya estaba en el suelo, unos metros más allá. Su cuerpo dolía, como entumecido, y apenas podía entender lo que sucedía en su entorno. Había quedado aturdida. De todas formas, fue en vano intentar levantarse para recuperarse; aquella patada en su estómago le había relegado a su antigua posición, con un dolor incluso más latente que antes. Momentáneamente, le había robado el aliento.
— ¡Ack--!
Y de pronto, otra explosión sacudió el polvo a su alrededor. Uraraka, para entonces, apretó sus ojos y cubrió su rostro con sus antebrazos. Tosió, intentando aclarar el malestar de su garganta.
“¿¡Por qué!? ¿Por qué sigo aquí mientras mi amigo está siendo ultrajado y esa chica está en peligro? ¡…Si no hago nada, entonces deberé agachar la cabeza! ¡Eso no puede ocurrir! ¡No vamos a convertirnos en el sacrificio de nadie!”. Las palabras de aliento que burbujeaban en su cabeza le dieron la energía suficiente para actuar – aún con temor, y el dolor de sus músculos dificultando sus movimientos. Había un plan demasiado improvisado en su mente, pero que de alguna forma podría asegurarles algún tipo de ventaja.
“¡Resiste, por favor!”, pensó, mientras un quejido abandonaba su garganta. Se arrastraba en el suelo de tierra, con ayuda de sus codos, procurando tocar los cascotes de tierra más grandes y pesados que encontraba en su camino. Y se puso de pie, acercándose a ellos con cierta dificultad, apretando sus dientes con fiereza y con la decisión marcada en sus facciones. Las grandes piedras flotaban sobre justo sobre sus cabezas, entre medio de la muchacha y él, pero fuera de su rango de visión. Habían sido arrastrados hasta allí con la ayuda de su telequinesis. “Perdón, Jellal”, pensó.
—Es hora de que te des por vencido… ¡Porque tú no vas a ganar! —Exclamó, decidida. Los dedos de sus manos estaban a punto de tocarse. Cuando se hubo hecho de la atención ajena, las rosadas almohadillas de su sus manos se presionaron, y las rocas cayeron con fuerza, levantando una polvareda que apenas le permitió ver. Sin embargo, guiada por sus instintos se acercó hacia Ayana y tomó su brazo con cuidado. Para entonces, agitada, le dijo en una exclamación:
— ¡Alejémonos de aquí!
Tenían que ganar un poco de tiempo… y ventaja.
— ¡Ack--!
Y de pronto, otra explosión sacudió el polvo a su alrededor. Uraraka, para entonces, apretó sus ojos y cubrió su rostro con sus antebrazos. Tosió, intentando aclarar el malestar de su garganta.
“¿¡Por qué!? ¿Por qué sigo aquí mientras mi amigo está siendo ultrajado y esa chica está en peligro? ¡…Si no hago nada, entonces deberé agachar la cabeza! ¡Eso no puede ocurrir! ¡No vamos a convertirnos en el sacrificio de nadie!”. Las palabras de aliento que burbujeaban en su cabeza le dieron la energía suficiente para actuar – aún con temor, y el dolor de sus músculos dificultando sus movimientos. Había un plan demasiado improvisado en su mente, pero que de alguna forma podría asegurarles algún tipo de ventaja.
“¡Resiste, por favor!”, pensó, mientras un quejido abandonaba su garganta. Se arrastraba en el suelo de tierra, con ayuda de sus codos, procurando tocar los cascotes de tierra más grandes y pesados que encontraba en su camino. Y se puso de pie, acercándose a ellos con cierta dificultad, apretando sus dientes con fiereza y con la decisión marcada en sus facciones. Las grandes piedras flotaban sobre justo sobre sus cabezas, entre medio de la muchacha y él, pero fuera de su rango de visión. Habían sido arrastrados hasta allí con la ayuda de su telequinesis. “Perdón, Jellal”, pensó.
—Es hora de que te des por vencido… ¡Porque tú no vas a ganar! —Exclamó, decidida. Los dedos de sus manos estaban a punto de tocarse. Cuando se hubo hecho de la atención ajena, las rosadas almohadillas de su sus manos se presionaron, y las rocas cayeron con fuerza, levantando una polvareda que apenas le permitió ver. Sin embargo, guiada por sus instintos se acercó hacia Ayana y tomó su brazo con cuidado. Para entonces, agitada, le dijo en una exclamación:
— ¡Alejémonos de aquí!
Tenían que ganar un poco de tiempo… y ventaja.
Mirai Male
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Ella no apartaba la mirada de aquel joven de cabellos azulados, sentía como su alma estaba siendo controlada por la oscuridad de aquel demonio, sentía como las piedras y las explosiones estaban a su alrededor, trataba de no asustarse con sus trucos, si se alteraba, aunque sea un poco, podría perder el control de su propio poder.
Suspiro levemente mientras apuntaba con su báculo, un extraño brillo blanco empezó a iluminarla.
“¿Qué debería hacer en esta situación? No es un alquitrán o una sombra para ser eliminado… y no se en que podría afectarle…debo ser cuidadosa…”
Cuando apenas estaba planeando hacer un ataque, sintió como una mano la sujeto, voltio y era aquella castaña que había sido pateada hasta dejarla casi inmóvil por la falta de aire.
Quería preguntar si estaba bien, pero ella simplemente le dijo “Alejémonos de aquí”.
Simplemente asintió, mientras la sujetaba firmemente.
-Tratare de detener el tiempo lo más que pueda.
Tras decir eso, golpeo el suelo con el báculo y el tiempo, excepto para ellas, se fue volviendo más lento.
-No te asustes, esto se iré ralentizando cada vez más, pero no durara mucho, tenemos que huir o pelear.
Suspiro levemente mientras apuntaba con su báculo, un extraño brillo blanco empezó a iluminarla.
“¿Qué debería hacer en esta situación? No es un alquitrán o una sombra para ser eliminado… y no se en que podría afectarle…debo ser cuidadosa…”
Cuando apenas estaba planeando hacer un ataque, sintió como una mano la sujeto, voltio y era aquella castaña que había sido pateada hasta dejarla casi inmóvil por la falta de aire.
Quería preguntar si estaba bien, pero ella simplemente le dijo “Alejémonos de aquí”.
Simplemente asintió, mientras la sujetaba firmemente.
-Tratare de detener el tiempo lo más que pueda.
Tras decir eso, golpeo el suelo con el báculo y el tiempo, excepto para ellas, se fue volviendo más lento.
-No te asustes, esto se iré ralentizando cada vez más, pero no durara mucho, tenemos que huir o pelear.
Última edición por Ayana Shade el Miér Oct 18, 2017 9:22 pm, editado 1 vez
Ayana Shade
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
La castaña deliró con sus discursos dignos de un héroe a lo que Siegrain solo carcajeó con una voz triple, como si esos entes estuvieran alojados en sus pulmones. Entonces, levantó las cejas, y lo que vio fue algo asombroso. Un montón de guijarros flotando que iban hacia él como proyectiles, ¿pero qué diantres estaba pasando? Esa mujer podía manipular la gravedad. La lluvia de piedras lo golpeó con violencia tal que retrocedió al poseído de Jellal, haciéndolo gritar de dolor.
— ¡Niña insolente! ¡Ya verás! — y antes de que pudiera siquiera contraatacar, la muchacha de cabellos rojos hizo algo que dejó al trío de demonios sin aliento. Sus movimientos quedaban atrasados, era como nadar en gelatina o algo por el estilo, mas ellas podían correr a una velocidad normal. Magia extraña, muy extraña. Sus latidos empezaron a ralentizarse y todo lo veía "lento". ¿Una especie de crono-conjuro? Siegrain extendió su mano y pronunció su hechizo — Black hole magic! — una especie de aura morada salió alrededor de él, y comenzó a apurar su estado temporal.
— ¿Tiempo y gravedad? ¡El tonto de Jellal también tiene esas magias! — dos agujeros negros aparecieron a ambos costados del peliazul, de allí extendió sus brazos, y a las dos le agarró de las piernas para hacerlas caer. — Meteor! — vociferó y en unos diez segundos ya estaba delante de las dos muchachas. Extendió el brazo, y la gravedad comenzó a hacer efectos en ellas. Las iba a aplastar, — 100 kilos, 150 kilos, 200 kilos, 250 kilos, 300 kilos... — los demonios planeaban llegar hasta cuántas toneladas podían soportar sus huesos sin que se rompieran. Jellal no podía hacer nada, trataba de luchar
— ¡Niña insolente! ¡Ya verás! — y antes de que pudiera siquiera contraatacar, la muchacha de cabellos rojos hizo algo que dejó al trío de demonios sin aliento. Sus movimientos quedaban atrasados, era como nadar en gelatina o algo por el estilo, mas ellas podían correr a una velocidad normal. Magia extraña, muy extraña. Sus latidos empezaron a ralentizarse y todo lo veía "lento". ¿Una especie de crono-conjuro? Siegrain extendió su mano y pronunció su hechizo — Black hole magic! — una especie de aura morada salió alrededor de él, y comenzó a apurar su estado temporal.
— ¿Tiempo y gravedad? ¡El tonto de Jellal también tiene esas magias! — dos agujeros negros aparecieron a ambos costados del peliazul, de allí extendió sus brazos, y a las dos le agarró de las piernas para hacerlas caer. — Meteor! — vociferó y en unos diez segundos ya estaba delante de las dos muchachas. Extendió el brazo, y la gravedad comenzó a hacer efectos en ellas. Las iba a aplastar, — 100 kilos, 150 kilos, 200 kilos, 250 kilos, 300 kilos... — los demonios planeaban llegar hasta cuántas toneladas podían soportar sus huesos sin que se rompieran. Jellal no podía hacer nada, trataba de luchar
Jellal Fernandes
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
¿Había sido demasiado tonto siquiera pensar que podrían ganar al menos un poco de ventaja? Esa pregunta hizo eco en la mente de Uraraka.
Una vez más, su rostro acariciaba la tierra del suelo. A esas alturas, le desesperación estaba ganando a la castaña. Necesitaba pensar algo que les ayudara a escapar de las garras de ese ser. Y era urgente.
El aire abandonaba sus pulmones. Sentía el peso de la gravedad empujándole más y más hacia abajo. En ese momento, la razón le faltó: no hubo plan que pudiese idear; mucho menos cuando sentía que en verdad estaba en el borde del abismo, y que esa chica a la que se aferraba estaba a punto de caer junto a ella.
La escena parecía sacada de un antiguo videojuego, con la diferencia de que una vida perdida no podía ser recuperada. Y para sobrevivir sólo había una forma.
Por eso, cerró sus cinco dedos sobre el brazo de Ayana y activó el Gravity Zero en el cuerpo ajeno, que empezó a flotar; Uraraka seguía aferrada a ella, de modo que sólo sus piernas se encontraban hacia arriba, pero no subiría más. Aquello… debía ser suficiente para distraer al menos un poco al demonio y hacerle flaquear, ¿no?
No supo de dónde sacó la fuerza para cerrar su otra mano sobre su propia palma y activar ese mismo poder sobre sí misma. Sólo supo que estaban elevándose cada vez más, y que el mareo que le provocaba su propia 'magia' la dejaba incapacitada para hacer algo más, por el momento.
Una vez más, su rostro acariciaba la tierra del suelo. A esas alturas, le desesperación estaba ganando a la castaña. Necesitaba pensar algo que les ayudara a escapar de las garras de ese ser. Y era urgente.
El aire abandonaba sus pulmones. Sentía el peso de la gravedad empujándole más y más hacia abajo. En ese momento, la razón le faltó: no hubo plan que pudiese idear; mucho menos cuando sentía que en verdad estaba en el borde del abismo, y que esa chica a la que se aferraba estaba a punto de caer junto a ella.
La escena parecía sacada de un antiguo videojuego, con la diferencia de que una vida perdida no podía ser recuperada. Y para sobrevivir sólo había una forma.
Por eso, cerró sus cinco dedos sobre el brazo de Ayana y activó el Gravity Zero en el cuerpo ajeno, que empezó a flotar; Uraraka seguía aferrada a ella, de modo que sólo sus piernas se encontraban hacia arriba, pero no subiría más. Aquello… debía ser suficiente para distraer al menos un poco al demonio y hacerle flaquear, ¿no?
No supo de dónde sacó la fuerza para cerrar su otra mano sobre su propia palma y activar ese mismo poder sobre sí misma. Sólo supo que estaban elevándose cada vez más, y que el mareo que le provocaba su propia 'magia' la dejaba incapacitada para hacer algo más, por el momento.
Mirai Male
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
La joven pelirrosada no tenía en cuenta los poderes de aquel joven, era poderoso, incluso para aumentar su propio ritmo.
“No soy lo suficientemente fuerte para esto” Pensó ella mientras intentaba hacer algo al respecto pero cuando menos lo espero, aquel ser la hizo caer al suelo junto con la castaña.
El peso de la gravedad se sentía cada vez más y más. Se volvía insoportable la presión, no quería morir en ese momento y trataba a toda costa de luchar, entonces empezó a sentir las manos de su acompañante que en un intento desesperado activo un poder de anti gravedad que hacia flotar a ambas y quizás a aquel ser.
Ella se sujetó firmemente de la castaña y alzo su mano en dirección al muchacho de cabellos azulados. Sus ojos empezaron a brillar intensamente y poco a poco empezó a manipular la oscuridad que la rodeaba.
─Con el poder de la oscuridad en la que fui criada…y a la luz que me ha guiado… ¡Te ordeno abandones el cuerpo de aquel chico!
La oscuridad de su alrededor fue creando algunas cadenas. Tras estas estaba un hombre de cabellos oscuros y ojos rojizos, Era el familiar de aquella pelirrosada quien apareció tras sentir a su ama en peligro.
─ ¡Lo tengo sujetado, has lo que tengas que hacer! –dijo aquel hombre con una voz profunda y grave-.
La pelirrosada solo asiente y de su báculo fue formando una estela de luz que rodeaba el cuerpo de aquel chico, sabía que eso no bastaría para ahuyentar el mal en su corazón, pero la desesperación por proteger a la chica de cabellos castaños era mayor que cualquier miedo.
“No soy lo suficientemente fuerte para esto” Pensó ella mientras intentaba hacer algo al respecto pero cuando menos lo espero, aquel ser la hizo caer al suelo junto con la castaña.
El peso de la gravedad se sentía cada vez más y más. Se volvía insoportable la presión, no quería morir en ese momento y trataba a toda costa de luchar, entonces empezó a sentir las manos de su acompañante que en un intento desesperado activo un poder de anti gravedad que hacia flotar a ambas y quizás a aquel ser.
Ella se sujetó firmemente de la castaña y alzo su mano en dirección al muchacho de cabellos azulados. Sus ojos empezaron a brillar intensamente y poco a poco empezó a manipular la oscuridad que la rodeaba.
─Con el poder de la oscuridad en la que fui criada…y a la luz que me ha guiado… ¡Te ordeno abandones el cuerpo de aquel chico!
La oscuridad de su alrededor fue creando algunas cadenas. Tras estas estaba un hombre de cabellos oscuros y ojos rojizos, Era el familiar de aquella pelirrosada quien apareció tras sentir a su ama en peligro.
─ ¡Lo tengo sujetado, has lo que tengas que hacer! –dijo aquel hombre con una voz profunda y grave-.
La pelirrosada solo asiente y de su báculo fue formando una estela de luz que rodeaba el cuerpo de aquel chico, sabía que eso no bastaría para ahuyentar el mal en su corazón, pero la desesperación por proteger a la chica de cabellos castaños era mayor que cualquier miedo.
Ayana Shade
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Jellal, el verdadero, por fin pudo ver algo dentro de tantas tinieblas. Un punto de luz que lo llamaba en medio del fragor del combate. Algo brillante. Algo cálido. Sus pensamientos hacían eco en ese lugar, en el cual los colores parecían desteñirse, pues el tiempo se retorcía. ¿Estaba dentro de un demonio? — ¡Ah! Mghf... — el peliazul cayó de rodillas y sintió que una esencia salía de su cuerpo y piel. Los demonios habían sido exorcisado, pero no por mucho tiempo.
Todo se fue a negro. Abrió sus orbes cafés de nuevo y pudo ver a dos personas: a una joven pelirrosada y a Ochako. Fernandes solo atinó a sonreír mientras que el dolor se irrigaba desde sus talones hasta la mollera. — No deberían estar acá. Estoy poniendo sus vidas en peligro — mencionó en una voz trémula, agitada por esa sensación de calvario que envolvía su cuerpo. Negó su cabeza varias veces. — No me lo voy a perdonar nunca, — mencionó cerrando sus ojos con fuerza. Luego, unos pasos toscos se venían acercando. Unos pasos invisibles que cada vez más se avecinaban al hombre de la marca. Una lágrima se derramó de su ojo.
— Por favor, protejan a Legacy, protejan a los animales, protejan a los niños y a la naturaleza. Defiendan nuestro fut- — plom. El demonio se hizo presente, y le dio un pisotón a la cabeza del peliazul, hundiéndola en el suelo. Una carcajada retumbó en el aire, una especie de coro distorsionada que salía de ese siniestro hombre que tenía el pie sobre Fernandes. Le restregaba su bota en la nuca para quitarse el barro. Un hilo de sangre se notaba en la cabellera añil.
Habían dos sujetos: un hombre una y mujer. El hombre lucía como un adulto, con marcas en la cara y unos fatales ojos ambarinos. La mujer, una albina de ojos bicolores, con un traje de cuero y pinchos. Ambos se aproximaron a las chicas con un paso amenazante, como si estuvieran desde ya dispuestos a matarlas.
Tsuyaku: Vaya, hace mucho tiempo que no entro a Legacy.
Luntz: Este sitio me da un asco tremendo. Disfrutaba matar alumnos.
Jellal no reaccionaba. Había sido noqueado con ese pisotón. Ya no podía hacer nada más. Había quedado fuera de combate y ahora el resultado de la batalla solo quedaba en manos de estas dos muchachas de noble corazón. La albina extendió un látigo y atrapó los brazos de Uraraka, mientras que el pelirrojo empezó a girar de una forma vertiginosa alrededor de nuestra otra heroína. ¿Qué es lo que harán?
Todo se fue a negro. Abrió sus orbes cafés de nuevo y pudo ver a dos personas: a una joven pelirrosada y a Ochako. Fernandes solo atinó a sonreír mientras que el dolor se irrigaba desde sus talones hasta la mollera. — No deberían estar acá. Estoy poniendo sus vidas en peligro — mencionó en una voz trémula, agitada por esa sensación de calvario que envolvía su cuerpo. Negó su cabeza varias veces. — No me lo voy a perdonar nunca, — mencionó cerrando sus ojos con fuerza. Luego, unos pasos toscos se venían acercando. Unos pasos invisibles que cada vez más se avecinaban al hombre de la marca. Una lágrima se derramó de su ojo.
— Por favor, protejan a Legacy, protejan a los animales, protejan a los niños y a la naturaleza. Defiendan nuestro fut- — plom. El demonio se hizo presente, y le dio un pisotón a la cabeza del peliazul, hundiéndola en el suelo. Una carcajada retumbó en el aire, una especie de coro distorsionada que salía de ese siniestro hombre que tenía el pie sobre Fernandes. Le restregaba su bota en la nuca para quitarse el barro. Un hilo de sangre se notaba en la cabellera añil.
Habían dos sujetos: un hombre una y mujer. El hombre lucía como un adulto, con marcas en la cara y unos fatales ojos ambarinos. La mujer, una albina de ojos bicolores, con un traje de cuero y pinchos. Ambos se aproximaron a las chicas con un paso amenazante, como si estuvieran desde ya dispuestos a matarlas.
Tsuyaku: Vaya, hace mucho tiempo que no entro a Legacy.
Luntz: Este sitio me da un asco tremendo. Disfrutaba matar alumnos.
Jellal no reaccionaba. Había sido noqueado con ese pisotón. Ya no podía hacer nada más. Había quedado fuera de combate y ahora el resultado de la batalla solo quedaba en manos de estas dos muchachas de noble corazón. La albina extendió un látigo y atrapó los brazos de Uraraka, mientras que el pelirrojo empezó a girar de una forma vertiginosa alrededor de nuestra otra heroína. ¿Qué es lo que harán?
Jellal Fernandes
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Fue un instante. Todo había pasado demasiado rápido. Estaba conteniendo el ardor desagradable que se formaba en su estómago, mientras Ayana alzaba ese báculo frente a Jellal y pronunciaba algunas palabras. Para entonces, la mirada de la castaña comenzó a nublarse y, cuando pudo distinguir a su amigo cayendo sobre sus propias rodillas, supo que era suficiente; sin poder evitarlo, liberó el poder anti-gravedad de su cuerpo y el de su compañera, sufriendo un golpe directo al suelo. No pudo decirle «perdón», pues la conmoción no le dejó pensar.
¡Era Jellal, el verdadero Jellal! Era Jellal hablando de una forma tan pesimista que sólo pudo atinar a sonreír de una forma torcida. Esa chica pelirosa le había liberado.
Pero, de pronto, sin que ninguno lo hubiese esperado… ¡pam! El escenario había cambiado una vez más, y jamás a su favor.
Dos seres hicieron acto de presencia violentamente. Uraraka frunció el ceño y atinó a ponerse de pie lo mejor que pudo, intentando no caer al suelo.
Con el reverso de su mano, limpió la tierra que había en su mejilla. Inconscientemente había estado apretando la mandíbula hasta entonces; estaba furiosa. Un pensamiento resonó en su mente: ¡Eso no iba a quedar así! No obstante, antes de que pudiera reaccionar el látigo de la mujer se había enroscado alrededor de su torso, atrapando sus brazos e inmovilizándola.
— ¡Ríndanse antes de que se arrepientan! Lo dije antes y se los recuerdo: ¡ustedes no van a ganar! —gritó, como si se tratara de una declaración de guerra.
Pero… ¿qué iba a hacer? En esas circunstancias, no podía usar su poder de gravedad, y aunque pudiera estaba demasiado mareada para hacerse flotar a sí misma. Incluso ese látigo le estaba lastimando la piel superficialmente; el cuero y la fuerza le provocaban cierto ardor. ¿Qué iba a hacer? ¿¡Qué iba a hacer!? ¿Cuáles eran sus posibilidades en ese momento? Incluso no podía contar con la ayuda de Ayana… ¡estaba en una clara desventaja!
Miró a su alrededor. Había cierta distancia entre la albina y ella. Si se acercaba rápidamente, quizá podría atacarle.
La decisión se apoderó de su expresión. Corrió hacia adelante, lo más rápido que sus piernas se lo permitían y dio una patada en dirección a sus piernas, intentando barrerlas. ¡Esto iba mal, muy mal!, sólo eso podía pensar.
¡Era Jellal, el verdadero Jellal! Era Jellal hablando de una forma tan pesimista que sólo pudo atinar a sonreír de una forma torcida. Esa chica pelirosa le había liberado.
Pero, de pronto, sin que ninguno lo hubiese esperado… ¡pam! El escenario había cambiado una vez más, y jamás a su favor.
Dos seres hicieron acto de presencia violentamente. Uraraka frunció el ceño y atinó a ponerse de pie lo mejor que pudo, intentando no caer al suelo.
Con el reverso de su mano, limpió la tierra que había en su mejilla. Inconscientemente había estado apretando la mandíbula hasta entonces; estaba furiosa. Un pensamiento resonó en su mente: ¡Eso no iba a quedar así! No obstante, antes de que pudiera reaccionar el látigo de la mujer se había enroscado alrededor de su torso, atrapando sus brazos e inmovilizándola.
— ¡Ríndanse antes de que se arrepientan! Lo dije antes y se los recuerdo: ¡ustedes no van a ganar! —gritó, como si se tratara de una declaración de guerra.
Pero… ¿qué iba a hacer? En esas circunstancias, no podía usar su poder de gravedad, y aunque pudiera estaba demasiado mareada para hacerse flotar a sí misma. Incluso ese látigo le estaba lastimando la piel superficialmente; el cuero y la fuerza le provocaban cierto ardor. ¿Qué iba a hacer? ¿¡Qué iba a hacer!? ¿Cuáles eran sus posibilidades en ese momento? Incluso no podía contar con la ayuda de Ayana… ¡estaba en una clara desventaja!
Miró a su alrededor. Había cierta distancia entre la albina y ella. Si se acercaba rápidamente, quizá podría atacarle.
La decisión se apoderó de su expresión. Corrió hacia adelante, lo más rápido que sus piernas se lo permitían y dio una patada en dirección a sus piernas, intentando barrerlas. ¡Esto iba mal, muy mal!, sólo eso podía pensar.
Mirai Male
Re: La purificación del mal. (Jellal y Ochako)
Después de liberar su poder en un intento desesperado de sobrevivir, cayo directamente al suelo, sintiendo un fuerte dolor en la espalda, era algo que no se esperaba, pero supuso que su compañera no lo pudo evitar.
Intento levantarse del suelo y para su sorpresa, unas siluetas extrañas aparecieron, eran 2 personas, un hombre pelirrojo y una mujer albina.
“¿De dónde salieron estas personas?” Pensó para sí misma mientras se reincorporaba, levantándose con algo de dificultad.
una vez que pudo fijar su mirada ante los desconocidos, de forma repentina, la castaña fue atacada por la albina quien usaba un látigo, amarrando firmemente a la chica.
Intentaba acercarse para ayudar, pero sintió como alguien la rodeaba, evitándole dar un paso más, era aquel hombre de cabellos rojos quien giraba alrededor suyo de una forma amenazante.
La pelirrosada se quedó quieta, no sabía cómo empezar a defenderse, especialmente por la velocidad en la que él se movía.
Entonces cerro los ojos para dar uso de su poder de control de tiempo e intentar ralentizar el paso del pelirrojo.
─Detente… Yo no quiero pelear contra ti… Pero noto tu determinación en atacarme a mi… y seguramente a mi compañera… supongo…que tendré que contar los segundos que te quedan…
sujeto su báculo con firmeza y un aura de luz empezó a rodearla, sus ojos brillaban con cierta intensidad mientras que poco a poco el flujo del tiempo en los enemigos se hacía más lenta. Trataba de no afectar a su compañera por lo que debía estar muy concentrada.
─ ¡Hey, Uraraka! ¡Luchemos juntas!
Intento levantarse del suelo y para su sorpresa, unas siluetas extrañas aparecieron, eran 2 personas, un hombre pelirrojo y una mujer albina.
“¿De dónde salieron estas personas?” Pensó para sí misma mientras se reincorporaba, levantándose con algo de dificultad.
una vez que pudo fijar su mirada ante los desconocidos, de forma repentina, la castaña fue atacada por la albina quien usaba un látigo, amarrando firmemente a la chica.
Intentaba acercarse para ayudar, pero sintió como alguien la rodeaba, evitándole dar un paso más, era aquel hombre de cabellos rojos quien giraba alrededor suyo de una forma amenazante.
La pelirrosada se quedó quieta, no sabía cómo empezar a defenderse, especialmente por la velocidad en la que él se movía.
Entonces cerro los ojos para dar uso de su poder de control de tiempo e intentar ralentizar el paso del pelirrojo.
─Detente… Yo no quiero pelear contra ti… Pero noto tu determinación en atacarme a mi… y seguramente a mi compañera… supongo…que tendré que contar los segundos que te quedan…
sujeto su báculo con firmeza y un aura de luz empezó a rodearla, sus ojos brillaban con cierta intensidad mientras que poco a poco el flujo del tiempo en los enemigos se hacía más lenta. Trataba de no afectar a su compañera por lo que debía estar muy concentrada.
─ ¡Hey, Uraraka! ¡Luchemos juntas!
Ayana Shade
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