-|| Φιλία ή Έμμισαν ||- [Jellal]

Φιλία ή Έμμισαν [Griego]  Amistad o Enemistad  

                                             Dádivas y buenas razones, ablandan piedras y corazones.

Miercoles por la noche, y la gorgona salia del internado hacia las islas, especialmente al cementerio, donde iría  hacer su emboscada hacia aquel hombre de cabellos azules con una marca bajo el ojo derecho, ¿La razón? Acabar con la vida de este,  el porque asesinarlo se le olvido con lo apurada que estaba, de hecho se le había olvidado que tenia que ir.

Al paso de unas horas por fin llego a dichoso lugar, se subió al árbol mas alto que encontró en aquel solitario y oscuro cementerio, coloco la tela sobre sus ojos y espero a su "Presa", temerosa de que ya se le fuera a escapar , con el corazón latiendo tan lento, y tan suave como el paso y pisada de una tortuga, su respiración era suave, y silenciosa, de un momento a otro escucho el crujir de unas ramas a aproximadamente 30 mts de ella, dirección hacia el sureste,  retirando un poco la tela de sus ojos vio a ese peliazul, su expresión seria se hizo presente, alzo sus dagas espero solo un poco mas y se lanzo al ataque.  




Al llegar al piso movio su mano izquierda quedando en una posición de ataque

Una noche de luna llena y amarillenta, con neblina baja que acariciaba sus tobillos. Las condiciones atmosféricas marcarían esto como el inicio de una película de ultratumba, pero Jellal necesitaba estar allí, y la razón era muy simple: un nigromante con afanes de malas obras. No le tenía miedo en absoluto a los no muertos, pues ya en incontables ocasiones había combatido a esa clase de huestes. Sin embargo, su preocupación mayor era el nigromante.

Así pues, comenzó su lenta caminata por el seco y amarillento cementerio, que al parecer se remontaba hace siglos. Los grillos y algunos búhos decoraban el lecho sonoro de ese lugar. Lo único ameno en cuanto a sonidos, era el mar que una y otra vez bañaba las costas. Por lo demás, le parecía el típico panorama de un cementerio. No obstante...

Sentía que algo estaba tras sus pasos. Una presencia casi imperceptible o bien el joven Fernandes había perdido la cordura. Así, sus pasos disminuyeron el ritmo habitual y entonces, escuchó algo. Apenas volteó, pudo ver esos largos cabellos violetas como mares griegos de perdición, y Jellal no era ningún Perseo para derrotar a Rider a golpe limpio.

— ¡Gah! — esquivó por poco el ataque, agarró el brazo de Rider y la arrojó contra un árbol. Casi de inmediato, una esfera luminosa sale de su mano y a toda velocidad se dirige donde la pelivioleta. Rider... hace tiempo fue objetivo de ella, pero ¿Qué la impulsaba ahora?

Se lanzo al atcaque, pero aquel joven de cabellos Azules lo esquivo con agilidad, pero a la vez torpeza, al momento en que la tomo del brazo poniéndola contra un árbol con gran facilidad lanzo una de sus dagas a los pies de contrario, la cadena que colgada de la daga se enredo en el tobillo de este aprisionándolo con fuerza, con ligereza jalo de la cadena llevándose con la misma la pierna de el peliazul. Así  al tenerlo en el piso dio dos saltos hacia el Lado contrario de donde estaba el árbol y se detuvo un instante, cerro los ojos, en ese mismo momento era como si todo pasa tan lento, como el caminar de un caracol. Agudizo sus oídos y escucho el corazón de este, su palpitar era calmado, tranquilo, al parecer no tenia intenciones malas contra ella ni nada parecido, pero, ademas de eso podía escucharse que su contrario estaba enamorado  de una mujer de baja estatura (Al menos para ella), de largos cabellos rojos. no podía saber su nombre, era extraño. Al abrir sus ojos todo empezó a transcurrir nuevamente.

- No bajes la guardia -Dijo con seriedad, mientras esos extraños y singulares ojos lo miraban con atención, pero no directamente a los ojos de su contrario, antes de que un buho volviera a hacer ese sonido que lo caracteriza tanto. La gorgona Tomo su otra daga y la lanzo hacia su contrario intentando tomar su brazo.

La pelipúrpura no se andaba con rodeos. También era muy ágil. Después de todo, la legendaria "Medusa" mantenía su siniestra reputación entre los servants invocados. Sacó una daga y con una cadena enredó su pie y lo tumbó, luego lo aprisionó de su brazo. Maldición. Ahora Jellal estaba a merced de ella. — ¿Quieres pelear en serio? Muy bien... — cerró sus ojos, y con ambas manos tomó las cadenas de Medusa. Una extraña aura de color azul recubrió las dagas, y luego las cadenas, y finalmente a la górgona.

— ¡Suéltame ya! — exclamó el peliazul, y el peso de Rider comenzó a incrementar cada vez más y más. El suelo comenzó a temblar. La gravedad estaba aumentando: 90 kilos, 100 kilos, 150 kilos, 300 kilos, 700 kilos. — ¡Cae ya! — Con sus poderes, hizo que la pelipúrpura cayera al suelo pesando dos toneladas, rompiendo el suelo. Se liberó de las cadenas, y alzó su brazo derecho, — Flechas celestiales... — y salieron de su mano ráfagas de luz que impactaron el cuerpo de la servant jinete.

No obstante, la gravedad y el peso de Rider lograron que se hiciera un forado en el suelo,. Uno que conducía a un antiguo mausoleo de origen germano. — ¿Qué? — se sorprendió. Sin embargo, sabía que Rider realizaría un contraataque, por lo Jellal dibujó sellos de magia por todo el suelo. Algo estaba preparando el peliazul...

De un momento a otro sintió como se le dificultaba más moverse, a cada segundo su peso aumentaba, "Cae ya" exclamo su contrario, al parecer ya ¿Harto? de que ella no se daba por vencida. Dos toneladas y apenas sus rodillas se doblaban un poco pero, para darle gusto a su contrario se dejo caer contra el suelo dejando un cráter.


Con semblante serio dijo- Como si fuera tan fácil derrotar a una gorgona- Levanto su cuerpo sin el menor esfuerzo, movió sus cadenas dando un giro perdiéndose de vista o más bien ocultando su presencia, silencio, solo un ulular de un búho sonaba a la distancia; el movimiento de hojas se escucho junto al lado derecho de este.

Un rayo de color morado se dirigió hacia el brazo de este atravezandolo, para poco después aquella daga que con anterioridad había lastimado a su contrario se volvió invisible, dejando un hueco en ese lugar. Con la sangre del mismo cayendo a chorros.



- Bueno, es hora de terminar con esto, Jellal-san- Dijo moviendo una mano y tiro con brusquedad, con ello levantando desde el brazo el cuerpo de aquel Peliazul, y así mismo se volvió a ser visible Aquella daga del que se encontraba prisionero. - ¿Algunas últimas palabras? - Pregunto con su típico sereno y serio tono de vez como desde el principio. Mientras la luna caía sobre ella mostrando aquel hermoso rostro, haciéndola verse aún mas misteriosa y bella.

— ¿Mis últimas palabras? Tengo que vivir. ¡Por Erza, por mis amigos, por Legacy! — el ataque de Rider había sido lo suficientemente grande como para tumbar a Jellal. Además, le había estacado esa infame cadena al brazo derecho, perdiendo sangre. Sin embargo, el peliazul era un mago santo, y era un hueso muy duro de roer. Casi de inmediato, el halo púrpura que emitía esa cadena se volvió de un color rojo intenso. — Atadura de serpiente, — y la cadena se llenó de sellos mágicos con forma de serpiente.


Esos sellos mágicos subieron por los brazos de Rider, apretándolos con fuerza. Era básicamente como enrollar un alambre de púas en las cuatro extremidades de la pelipúrpura. — Nunca debes atacarme con una cadena, — Jellal se levantó y aprovechó de que la jinete fuese cubierta de cuerpo entero con ese hechizo, y le dio un rodillazo en el abdomen. Aunque no pudiera ocupar sus brazos, tenía sus piernas. — Flechas celestiales — y de la mano izquierda del peliazul salieron tres esferas las que impactaron contra el abdomen de Rider, enviándola lejos contra un árbol, el cual se partió a la mitad por el impacto.

— Se acabó, Rider. Que te vaya bien... — luego de atacarla, se dio media vuelta, arrancó algo de ropa y la ató a su brazo derecho. Su mano se encendió de un dorado y cauterizó la herida. Ya no quería pelear más. Salió caminando del cementerio, sin embargo, se detuvo. ¿Qué demonios eran esas figuras? Veía cientos de guerreros esqueléticos rodeando al par de combatientes.

- ¡¿Huh?! -Aquella hermosa gorgona se sorprendida ante semejante respuesta y de un momento a otro la suerte le dio un vuelco totalmente, mientras perdía el control de sus extremidades , solo acepto su destino recibiendo los golpes de lleno quedando totalmente lastimada, no quería volver al internado con manos vacías, ante todo recordó la promesa que se hizo así misma, Vengar la desaparición de su amigo. - Erik...

Pues, se corrían los rumores de que un Peliazul llamado Jellal le había hecho algo, aquella gorgona habia hecho caso omiso de los rumores, pero después de tiempo de no volver a ver regresar a su amigo su paciencia dio fin, y quería ir por el  hombre y acabar con el- ¿Y si el no es culpable?, ¿Estara bien lo que hago? - se dijo asi misma,pero ...recobrando sus fuerzas, se lanzo nuevamente hacia Jellal.





Cuando por fin quizo  atacar al hombre, se dio que este permanecía inmóvil, viendo algo, de un momento a otro vio como algo se acercaba al mismo por la derecha, tan rapido, ¿Que era? ¿Que es?, pero de alguna manera u otra sabia que eso no estaba bien y lo que fuera aquella cosa iba directo a Jellal- ¡C-cuidado!- así que sin pensárselo dos veces, la gorgona con la fuerza exacta lanzo su daga hacia aquello dando junto a la cabeza. - ¿Que es eso? - Pregunto viendo que estsban rodeados por estas cosas.

Un guerrero esqueleto agarró el brazo de Jellal, pero el peliazul, de una forma rápida, le lanzó un poder con la mano, acabando con una veintena de ellos. Elevó el brazo, y muchos guerreros salieron eyectados del bosque como si fueran un cúmulo de hojas. No obstante, y de la misma Tierra, apareció un esqueleto gigante, de aproximadamente unos 30 metros de altura. El monstruo lo agarró y lo arrojó contra el suelo de una forma brutal.

— ¡Gah! — exclamó el peliazul, el cual llega sumamente herido a los pies de Rider. En su muñeca izquierda había un trozo de tela blanca atado a él. En una lucha que tuvo contra Erik, un trozo de ropa del dragon slayer de veneno se desgarró. Erik y Jellal no se llevaban bien, pero el peliazul siempre ha creído en él, y hasta cierto punto eran semejantes.

El dragon slayer ya no se encontraba, pero Jellal guardaría ese trozo de tela con cariño. El peliazul trabajaría sin descanso.

— Rider... — sentía que sus piernas estaban lastimadas. Toma la tela que era de la ropa de Erik, y se lo entrega a la pelipúrpura. Estaba manchado con la sangre de Jellal, la cual era bastante aromática y algo brillante. El esqueleto gigante, por mientras, se dirigía con toda velocidad hacia ellos dos.

Esta no pudo reacciónar con claridad, tomo entre sus brazos a Jellal y lo llevo a un lugar seguro

- Disculpa por juzgarte antes de tiempo, pero aun así, yo soy la que te debe asesinar y no dejaré que esa cosa gigante lo haga- Dijo para finalmente ir a por los esqueletos destruyéndolos tan fácilmente, y finalmente sestarle un buen golpes al gigante, y sin parar lo embistió hasta acabar con el mismo.


- Vamos, se que hay algo mas- Dijo y tomo posición de ataque, al sentir que el suelo se movia bastante fuerte, algo peor se aproximaba.

Volteo hacia Jellal para cerciorarse de que siguiera bien, o al menos que siguiera vivo.

Entonces, veía desde el mismo suelo cómo Rider luchaba contra ese esqueleto gigante. Jellal por otra parte estaba perdiendo la conciencia, sin embargo, se coloca de rodillas y extiende las palmas de sus manos para hacer uno de sus mejores conjuros. Pone una arriba de otra, cierra sus ojos, y de pronto, en lo alto, aparecieron unos cuantos puntos. Así, pues, de esos  puntos salieron siete rayos de luz que dieron impacto con el gigante.

Los siete rayos cayeron en la calavera y la rompieron como si fuera una vasija. El gigante cayó, mas aprisionó a Rider con su mano gigante. Claro... era un no-muerto, no podía morir con un ataque en la cabeza; y el peliazul por otra parte ya no podía hacer otra cosa. ¿De verdad Rider quería matarlo? ¿Por qué?

Antes eran amigos, pero ahora no. La gente era moldeada siempre por el paso del tiempo, como si las cosas bellas que solíamos tener fuesen cubiertas por las polillas del ahora. Así entocnes, Jellal, se puso de pie, — Meteor! — exclamó mientras su cuerpo brilló de un blanco cegador. Se arrojó contra el esqueleto y lo partió por la mitad a la altura del torso.

Aquella semidiosa de cabellos púrpuras, estaba totalmente cansada, la herida que tenía en el abdomen aun no sanaba por completo.


Vio como 7 rayos de luz caían del cielo, pero añ estrellarse con el gigante ella habia quedado atrapada en la mano esquelética de el mismo. Era tiempo de ocupar todo su mana y salvarse y de paso, salvar a aquél peliazul que la ayudaba, herido.


Y poniendo un pie frente a otro, un círculo de color rojo aparecía bajo sus pies. Estaba apunto de invocar a su noble fantasma.


Y sin miedo alguno clavo sus dagas en su cuello, y la sangre empezo a salpicar por todas partes. -Bellerephon-



El suelo comenzó a temblar, y volando desde lo lejos venia un hermoso Pegaso volando. Terminando con todo esqueleto.


Paso junto al gigante destruyéndolo por completo y fue hacia Rider. Quien al subirse a tal caballo, la sangre había desaparecio de su cuello y las heridas del cuello sanaron a excepción de la herida que tenia en su vientre.

- Bellerophon, vámonos antes de que salgan más- Dijo y aquel pegaso camino hacia Jellal, ql llegar con el Rider lo observó con una suave sonrisa.



Bajo de el noble animal y fue hacia Jellal.- Disculpa mi atrevimiento, y por intentarlo matar, he hecho mal y deseo disculparme- Dijo agachándose para quedar junto a este.- Dejeme sanar sus heridas y mi deuda quedara limpia- Dijo y cortando su muñeca izquierda de acercó a Jellal.

- Parecera extraño, pero bebala, mi sangre sanara sus heridas- dijo y acerco su brazo que sangraba a el.

Las gotas que caían al suelo hacían que creciera hermoso pasto verde y algunas flores

No tenía más remedio. Jellal se subió atrás de la Górgona, aprisionando su cintura con ambos ambos brazos hasta agarrarse fuerte. La fatiga y el dolor estaban causando estragos en el cuerpo de Jellal, quien algo aletargado, lleva su boca a la muñeca izquierda de la pelipúrpura y comienza a beber su sangre. Se empezó a sentir algo... raro. Una especie de anestesia le inundó sus pies, bloqueando cualquier rastro de dolor. Sus ojos se cerraban más y más...

Gracias a sus brazos sabía que estaba abrazando a Rider, pero sus ojos veían otra cosa. Un cabello rojo, una piel tersa. Desnuda. Lleva su mano derecha y le acaricia el hombro. — Erza... — susurró. Le besa el cuello, y queda dormido. Erza estaba ahí. Solo veía la imagen de estar en un carrusel en un parque de diversiones. Se despierta de forma brusca, y el corazón le comienza a latir mil por horas. Solo era un sueño.


— Perdón. Te debo una muy grande. Podemos ir a tomar un granizado, — era momento de reiniciar una amistad que creía haber perdido, pero que estaba latente de alguna otra forma. Mira hacia abajo ¿y estaban volando sobre un pegaso? ¿Qué había pasado?

Aquella gorgona sonrió suavemente cuando el peliazul bebió su sangre era como una muestra que la perdonaba.

- Sentirás un poco de sueño pero..- No le dio tiempo de terminar El mago ya estaba abrazándola totalmente anestesiado mientras los poderes de la sangre anteriormente ingerida hacia efecto.

- (Bueno no esta tan mal, solo lo llevaré a casa para que descanse...)- Está le había ordenado a el pegaso que despegará y fuera hacia su morada.


Pocos segundos después de despegar el chico de atrás empezó a hablar acarició su hombro y dijo el nombre de Erza, ¿Acaso?.. iba a ignorar aquello hasta que este le dió un beso en su cuello lo cual le hizo ponerse mas nerviosa y un sonrojo apareció en su rostro inundandolo.


- Es mejor pasarlo para enfrente antes de que pasé algo más- Se dijo así misma y con gran facilidad colocó en en sus piernas a Jellal y recargo la cabeza de este en su hombro, pero la cabeza de este por lo debil que estaba caía hacia su pecho.

- (Nadie mas recordara esto, ya casi llegamos, espero no despierte pronto)- Pensó, y siguió su camino en el pegaso cruzado los cielos.

Abrió sus ojos. La luz penetró sus córneas de forma agresiva, que hicieron cerrarlos como sendas persianas. Era el brillo del incipiente sol que nacía en el horizonte. No sentía ni sus brazos ni sus piernas. Estaban como anestesiadas, pero no de una forma desagradable; si no más bien se encontraban en un estado de relajación y placer. ¿Qué era esta sensación?

Se movió un poco y ya se dio cuenta de donde estaba: en el frontis de la Academia Legacy. Recostado en un banco y respirando profundamente. Solo evocó una pelea con Rider y unos terribles esqueletos, la figura semidesnuda de Erza y luego nada más. Se giró un poco más. Aunque estaba amaneciendo el sueño le iba ganando.

Poco a poco, se quedaba más dormido, pero de un instante a otro, recuperó la movilidad de sus brazos y piernas. Acto seguido, se va a la cafetería de la Academia y pide a los siervos cabras una taza de café y unas donas. Se quedó allí hasta la tarde pensando en qué había pasado exactamente con la pelipúrpura.

: Jellal sale del tema :