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Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
~ +ACADEMIA LEGACY+ Foro de rol literario ~ :: Área Académica del Castillo :: Canchas y Dojos :: Canchas de Exterior
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Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
- ... A veces me pregunto... Qué sería poder volar. -
Una única pregunta, lanzada al aire, al azul cielo, fue todo lo que aquel hombre profirió. Tenía interlocutor, eso era evidente, pero aquel zorrillo pequeño de rostro pintado, al parecer dormitaba ociosamente, hecho un ovillo sobre el pasto de aquel local.
El sitio, era un campo abierto, contiguo a las canchas de la Academia. El hombre no era ni un funcionario, ni un alumno, ni un profesor, y sin embargo vivía, comía y dormitaba a sus anchas en aquellas instalaciones. Qué le había llevado a aquel punto? De vivir sin barreras, de disfrutar la brisa, de ser libre y sagaz? Al principio había sido la misión encomendada por el Saniwa, de proteger la historia. Defenderla de los revisionistas, impedir que [ Ellos ] apareciesen en este mundo, que probablemente podrí detenerlos, pero no podría poner pie a lo que a causarían.
Pero ahora acaecía una perturbación peor, algo tan poderoso que parecía un muro infranqueable. Un muro infranqueable negro, y tan terrible que podía destrozar a las mismas estrellas. Y definitivamente, ahora había algo que le había enclavado a aquel lugar. Algo más profundo que la caridad de la dama Emilia o la amistad de Mizore, o Ane-san.
Pero entonces, él estaba ahí.
Haciendo literalmente nada. Observando el cielo con lívido interés. Cuestionándose la vida cual Griego aprovechaba el ocio.
- Las nubes! Tocar las nubes! O acariciarlas a bordo de las grandes aves de metal de las ciudades. Esas que llaman aeroplanos, tan pesadas y aún así capaces de volar, como un sueño... Sé que en navidad piloté un trineo volador, pero eso no era como lo de verdad. Volar... -
Ensoñaciones, soñar despierto. Mutsunokami hacía esto con un tono lozano mientras perdía el tiempo como gustaba de hacer. A pesar de que esta vez no necesariamente se divertía. Sólo... Pensaba. Pensaba y divagaba. Trivialidades, quizá. Pero fuera del asalto a Corea y las expediciones de reconocimiento alrededor de Legacy, Mutsunokami no había tenido hasta ahora, tiempo para sí mismo. Para ver pasar las épocas lentamente, como un incienso consumiéndose en brasas, sobre los tatamis del hogar en el verano gobernado por cigarras.
Al menos hasta que algo distrajese su atención efímera.
Una única pregunta, lanzada al aire, al azul cielo, fue todo lo que aquel hombre profirió. Tenía interlocutor, eso era evidente, pero aquel zorrillo pequeño de rostro pintado, al parecer dormitaba ociosamente, hecho un ovillo sobre el pasto de aquel local.
El sitio, era un campo abierto, contiguo a las canchas de la Academia. El hombre no era ni un funcionario, ni un alumno, ni un profesor, y sin embargo vivía, comía y dormitaba a sus anchas en aquellas instalaciones. Qué le había llevado a aquel punto? De vivir sin barreras, de disfrutar la brisa, de ser libre y sagaz? Al principio había sido la misión encomendada por el Saniwa, de proteger la historia. Defenderla de los revisionistas, impedir que [ Ellos ] apareciesen en este mundo, que probablemente podrí detenerlos, pero no podría poner pie a lo que a causarían.
Pero ahora acaecía una perturbación peor, algo tan poderoso que parecía un muro infranqueable. Un muro infranqueable negro, y tan terrible que podía destrozar a las mismas estrellas. Y definitivamente, ahora había algo que le había enclavado a aquel lugar. Algo más profundo que la caridad de la dama Emilia o la amistad de Mizore, o Ane-san.
Pero entonces, él estaba ahí.
Haciendo literalmente nada. Observando el cielo con lívido interés. Cuestionándose la vida cual Griego aprovechaba el ocio.
- Las nubes! Tocar las nubes! O acariciarlas a bordo de las grandes aves de metal de las ciudades. Esas que llaman aeroplanos, tan pesadas y aún así capaces de volar, como un sueño... Sé que en navidad piloté un trineo volador, pero eso no era como lo de verdad. Volar... -
Ensoñaciones, soñar despierto. Mutsunokami hacía esto con un tono lozano mientras perdía el tiempo como gustaba de hacer. A pesar de que esta vez no necesariamente se divertía. Sólo... Pensaba. Pensaba y divagaba. Trivialidades, quizá. Pero fuera del asalto a Corea y las expediciones de reconocimiento alrededor de Legacy, Mutsunokami no había tenido hasta ahora, tiempo para sí mismo. Para ver pasar las épocas lentamente, como un incienso consumiéndose en brasas, sobre los tatamis del hogar en el verano gobernado por cigarras.
Al menos hasta que algo distrajese su atención efímera.
Invitado- Invitado
Re: Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
Cuando el entrenamiento hubo acabado, Uraraka se apresuró a realizar los ejercicios de estiramiento necesarios para relajar el cuerpo. Sus manos alcanzaron sus pies, y luego de unos segundos se alzaron al cielo y se abrieron hacia los costados como si estuviera realizando una delicada danza. Sus músculos se estiraban y relajaban con cada movimiento.
Distraída, su mirada se dirigió al cielo. El reflejo del sol la cegó momentáneamente, por lo cual tuvo que hacer sombra a sus ojos con la palma de sus manos, como si de una visera se tratase. Era un día bastante agradable, basado en el clima y la vista que ofrecía el cielo. Probablemente podría aprovechar para hacer un picnic solitario en algún lugar de "por ahí". Algo como eso fácilmente podía aumentarle el ánimo a la castaña, que no tardó en esbozar una sonrisa entusiasta antes de trotar hacia las duchas para asearse y cambiarse de ropa.
Y así, unos minutos más tarde, se dispuso a ordenar los objetos que había utilizado. Silbaba una melodía contagiosa al ritmo de sus movimientos. Iba de allí para acá, buscando cada cosa. Especialmente las pelotas que había lanzado para medir su tiro… Pelotas que estaban desperdiciadas por toda la cancha en general.
Cuando recogió la última, cercana a la maya de alambre que separaba la cancha del campo abierto. Inmediatamente, cuando su vista se dirigió a ese sector, inevitablemente notó al muchacho sentado sobre el césped. Parecía estar absorto mirando el cielo, porque no se había enterado de que la castaña le estaba observando sin disimulo. Lo comprobó cuando le oyó hablar en voz alta. Por alguna razón, aquella voz se le hacía familiar. Pero estaba de espalda, así que no podía verle el rostro. Y su curiosidad no le iba a permitir marcharse sin más.
—Eso... Eso es muy poético… —Y acompañando ese comentario, una sonrisa amigable se dio paso en el rostro de la muchacha, que apretaba la pequeña bola entre sus manos y contra su pecho.
Distraída, su mirada se dirigió al cielo. El reflejo del sol la cegó momentáneamente, por lo cual tuvo que hacer sombra a sus ojos con la palma de sus manos, como si de una visera se tratase. Era un día bastante agradable, basado en el clima y la vista que ofrecía el cielo. Probablemente podría aprovechar para hacer un picnic solitario en algún lugar de "por ahí". Algo como eso fácilmente podía aumentarle el ánimo a la castaña, que no tardó en esbozar una sonrisa entusiasta antes de trotar hacia las duchas para asearse y cambiarse de ropa.
Y así, unos minutos más tarde, se dispuso a ordenar los objetos que había utilizado. Silbaba una melodía contagiosa al ritmo de sus movimientos. Iba de allí para acá, buscando cada cosa. Especialmente las pelotas que había lanzado para medir su tiro… Pelotas que estaban desperdiciadas por toda la cancha en general.
Cuando recogió la última, cercana a la maya de alambre que separaba la cancha del campo abierto. Inmediatamente, cuando su vista se dirigió a ese sector, inevitablemente notó al muchacho sentado sobre el césped. Parecía estar absorto mirando el cielo, porque no se había enterado de que la castaña le estaba observando sin disimulo. Lo comprobó cuando le oyó hablar en voz alta. Por alguna razón, aquella voz se le hacía familiar. Pero estaba de espalda, así que no podía verle el rostro. Y su curiosidad no le iba a permitir marcharse sin más.
—Eso... Eso es muy poético… —Y acompañando ese comentario, una sonrisa amigable se dio paso en el rostro de la muchacha, que apretaba la pequeña bola entre sus manos y contra su pecho.
Mirai Male
Re: Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
En sus pensamientos permanecía, cuando una vocecilla que él podría determinar como "Divertida".
Los brazos, con las manos apoyadas bajo su nuca, le impedían un poco la visibilidad hacia los lados, a pesar de que había visto hace un poco rato... Piedras. Piedras volando en una especie de cámara lenta de un lado a otro. No les había prestado atención, dado que sólo las observaba de reojo y creyó que eran el reflejo de personas pasando en bicicleta, o algo por el estilo.
Pero no les hizo mucho caso al final.
Al levantar su torso para observar el origen de tal voz, encontró un rostro amigable, con un inconfundible cabello castaño con forma de campana. Él la había visto, se había topado con ella alguna vez. No en la academia, no en la isla, no en Japón. Sino que en aquel operativo que se hizo en Corea. En aquel fracaso donde casi pierde la vida.
- Tú!... Eres la chica del traje extraño! -
Sí, el calificativo quizá no iba muy bien, cuando el hombre estaba vestido con una hakama y un estilo completamente pasados de época. Pero aquel traje que la muchacha mostró aquella vez, tan ajustado y en aquella combinación de colores tan estrambótica, simplemente no podía ser típica de lugar alguno en concreto. Más debía ser un traje de batalla, porque en aquel preciso instante no lo llevaba. Se le acercó, llevada más por su figura, por la profundidad vanal de su soliloquio.
- Esto? Oh, bueno... Sólo me preguntaba cómo se sentiría. Digamos que nunca he volado en algún avión. Si lo hice una vez, pero fue algo demasiado extraño como para disfrutarlo. Suelo moverme más en barco, o a caballo... Chica del traje extraño,
alguna vez has volado? -
El hombre preguntó así, tan de la nada, con cierta impertinencia, pero con su jovialidad de costumbre. Como aún absorto en sus pensamientos y como que no. Mitad y mitad. Honestamente, él nunca creyó que se toparía con aquella muchacha a solas. La veía tan compenetrada con aquel chico fuerte del traje verde, que parecía no poder ver otra cosa en su camino. Quizá ni siquiera había reparado en él, aquella vez. Era como si el destino le hubiese quitado una oportunidad, para ofrendársela de todos modos más tarde.
Cual sería el resultado de esto? Quizá sería bueno para su misión. Luego de todo, necesitaba aliados para aquello que vendría del futuro.
Y para aquello que ya había llegado, dispuesto sobremanera a interrumpir.
Los brazos, con las manos apoyadas bajo su nuca, le impedían un poco la visibilidad hacia los lados, a pesar de que había visto hace un poco rato... Piedras. Piedras volando en una especie de cámara lenta de un lado a otro. No les había prestado atención, dado que sólo las observaba de reojo y creyó que eran el reflejo de personas pasando en bicicleta, o algo por el estilo.
Pero no les hizo mucho caso al final.
Al levantar su torso para observar el origen de tal voz, encontró un rostro amigable, con un inconfundible cabello castaño con forma de campana. Él la había visto, se había topado con ella alguna vez. No en la academia, no en la isla, no en Japón. Sino que en aquel operativo que se hizo en Corea. En aquel fracaso donde casi pierde la vida.
- Tú!... Eres la chica del traje extraño! -
Sí, el calificativo quizá no iba muy bien, cuando el hombre estaba vestido con una hakama y un estilo completamente pasados de época. Pero aquel traje que la muchacha mostró aquella vez, tan ajustado y en aquella combinación de colores tan estrambótica, simplemente no podía ser típica de lugar alguno en concreto. Más debía ser un traje de batalla, porque en aquel preciso instante no lo llevaba. Se le acercó, llevada más por su figura, por la profundidad vanal de su soliloquio.
- Esto? Oh, bueno... Sólo me preguntaba cómo se sentiría. Digamos que nunca he volado en algún avión. Si lo hice una vez, pero fue algo demasiado extraño como para disfrutarlo. Suelo moverme más en barco, o a caballo... Chica del traje extraño,
alguna vez has volado? -
El hombre preguntó así, tan de la nada, con cierta impertinencia, pero con su jovialidad de costumbre. Como aún absorto en sus pensamientos y como que no. Mitad y mitad. Honestamente, él nunca creyó que se toparía con aquella muchacha a solas. La veía tan compenetrada con aquel chico fuerte del traje verde, que parecía no poder ver otra cosa en su camino. Quizá ni siquiera había reparado en él, aquella vez. Era como si el destino le hubiese quitado una oportunidad, para ofrendársela de todos modos más tarde.
Cual sería el resultado de esto? Quizá sería bueno para su misión. Luego de todo, necesitaba aliados para aquello que vendría del futuro.
Y para aquello que ya había llegado, dispuesto sobremanera a interrumpir.
Invitado- Invitado
Re: Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
—Sí, esa soy yo, jeje…
Uraraka rascó su nuca con nerviosismo, sin dejar de sonreír. No esperaba ser reconocida como la “chica del traje extraño”, pero debía admitir que no le sorprendía; después de todo, el diseño era llamativo como lo sería el de una heroína, ¿no? O al menos, esa era la idea.
Por otro lado, aquel chico… Creía reconocerle de algún lugar, pero sus recuerdos habían estado algo confusos después de tanta agitación. Aun así, debió suponerlo fácilmente: la última vez que había utilizado aquella vestimenta había sido en el asalto Corea. Casi sin quererlo, el recuerdo borroso del muchacho vino a su mente. Sin embargo, no conocía su nombre y no recordaba habérselo cruzado en la academia.
— ¿Volar? Bueno… —con la mano que no sujetaba la pelota, llevó un dedo a su barbilla, desviando la mirada como si buscara algo en sus recuerdos—. Sí, viajé en avión con mis padres. Pero era pequeña y apenas recuerdo la sensación extraña que se forma en el estómago cuando uno sube y… —de pronto se detuvo, como si temiera extenderse demasiado. Cuando tenía la oportunidad, podía hablar hasta por los codos, pero ahora iba a controlarse.
» Aunque… No sé si podría llamarlo “volar” pero la sensación de estar por encima del suelo por uno mismo, no puede compararse a viajar sobre un avión… Es algo incluso más alocado y excepcional.
Suponiendo que el contrario no iba a entender a lo que se refería, decidió darle un ejemplo gráfico, y soltó la pelota. Al contrario de lo que se esperaba, ésta no cayó, sino que se mantuvo en el aire.
—Puedo hacerlo conmigo misma si quiero, aunque eso me genera mareos… Aunque, si me concentro, es como si yo misma fuera sólo una pluma en el aire.
Con una sonrisa tímida, juntó las almohadillas de sus dedos unas con las otras y la pelota cayó a sus pies.
—Por cierto… puedes llamarme Uraraka —añadió, aunque no viniera totalmente al caso.
Uraraka rascó su nuca con nerviosismo, sin dejar de sonreír. No esperaba ser reconocida como la “chica del traje extraño”, pero debía admitir que no le sorprendía; después de todo, el diseño era llamativo como lo sería el de una heroína, ¿no? O al menos, esa era la idea.
Por otro lado, aquel chico… Creía reconocerle de algún lugar, pero sus recuerdos habían estado algo confusos después de tanta agitación. Aun así, debió suponerlo fácilmente: la última vez que había utilizado aquella vestimenta había sido en el asalto Corea. Casi sin quererlo, el recuerdo borroso del muchacho vino a su mente. Sin embargo, no conocía su nombre y no recordaba habérselo cruzado en la academia.
— ¿Volar? Bueno… —con la mano que no sujetaba la pelota, llevó un dedo a su barbilla, desviando la mirada como si buscara algo en sus recuerdos—. Sí, viajé en avión con mis padres. Pero era pequeña y apenas recuerdo la sensación extraña que se forma en el estómago cuando uno sube y… —de pronto se detuvo, como si temiera extenderse demasiado. Cuando tenía la oportunidad, podía hablar hasta por los codos, pero ahora iba a controlarse.
» Aunque… No sé si podría llamarlo “volar” pero la sensación de estar por encima del suelo por uno mismo, no puede compararse a viajar sobre un avión… Es algo incluso más alocado y excepcional.
Suponiendo que el contrario no iba a entender a lo que se refería, decidió darle un ejemplo gráfico, y soltó la pelota. Al contrario de lo que se esperaba, ésta no cayó, sino que se mantuvo en el aire.
—Puedo hacerlo conmigo misma si quiero, aunque eso me genera mareos… Aunque, si me concentro, es como si yo misma fuera sólo una pluma en el aire.
Con una sonrisa tímida, juntó las almohadillas de sus dedos unas con las otras y la pelota cayó a sus pies.
—Por cierto… puedes llamarme Uraraka —añadió, aunque no viniera totalmente al caso.
Mirai Male
Re: Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
Él simplemente quedó anonadado ante aquel "truco" de la chica. Como si fuere cosa de la más sórdida taumaturgia, la pelota que la muchacha mantenía en sus manos, quedó suspendida en el aire. Hasta se podía decir que se desplazaba lentamente hacia arriba, sin mayor esfuerzo previo que soltarla desde un punto inerte.
Mutsunokami, tratando de darle comprensión al evento, dio una pasada con la palma de su mano izquierda justo encima de la esfera. Lo repitió una, dos veces. Asegurándose de que no había hilos ni cables de algún tipo. Y luego por debajo, por si acaso sentía la presión típica de las piedras magnéticas interactuando entre sí. Pero cuando comprobó que no había ningún truco, al menos no alguno de los baratos, el hombre echó rienda suelta a su imaginación. Le dio un par de toques con un dedo, pensando que era un artilugio eléctrico o un orbe mágico o algo.
Pero no, la textura rugosa era la misma. No había zonas blandas ni se escuchaba un interior hueco: Era una piedra común y corriente, como cualquier otra roca.
- Woooah! Cómo es que haces esto... Uraraka-han? Creo que puedo llamarte Uraraka-han, sí. Pero no, de verdad. Cómo lo haces? Es increíble... Nunca había visto una piedra que se suspendiese en el aire por sí sola... Hay alguna magia o mecanismo? Amaría si fuese un mecanismo, la verdad. -
El hombre preguntó entonces, siempre con su incipiente curiosidad por delante. La curiosidad que le daba el formar parte del espíritu de lucha de un mercader. Y encima, ella respondió. Era parte de su habilidad. El hacer que los objetos floten. Piedras, sillas, bloques de acero, espadas, lo que se te ocurra. Incluso un cuerpo vivo, como había sugerido con aquello de poder aplicar tal condición sobre sí misma.
- Aunque no se sienta como flotar, el poder estar suspendido de esta forma en el aire debe... Sentirse magnífico. Aprendiste esto, o es una habilidad en tu sangre? Porque bueno... No creas que no sé de estas cosas. Luego de todo... Digamos que no soy un humano del todo. Tsukumogami es la palabra adecuada. -
Golpeando dos dedos de su mano izquierda contra su frente, el hombre sonrió de forma amigable mientras colocaba la mano derecha sobre su propia cintura. Uraraka le agradaba, eso era evidente. Había algo en ella cálido, pero no el calor de la fragua al que acostumbraba, sino que uno más ameno, el de una casa en el invierno, el de una mano amiga y afectuosa.
La mano que prometía al hombre que ella era de confiar.
Mutsunokami, tratando de darle comprensión al evento, dio una pasada con la palma de su mano izquierda justo encima de la esfera. Lo repitió una, dos veces. Asegurándose de que no había hilos ni cables de algún tipo. Y luego por debajo, por si acaso sentía la presión típica de las piedras magnéticas interactuando entre sí. Pero cuando comprobó que no había ningún truco, al menos no alguno de los baratos, el hombre echó rienda suelta a su imaginación. Le dio un par de toques con un dedo, pensando que era un artilugio eléctrico o un orbe mágico o algo.
Pero no, la textura rugosa era la misma. No había zonas blandas ni se escuchaba un interior hueco: Era una piedra común y corriente, como cualquier otra roca.
- Woooah! Cómo es que haces esto... Uraraka-han? Creo que puedo llamarte Uraraka-han, sí. Pero no, de verdad. Cómo lo haces? Es increíble... Nunca había visto una piedra que se suspendiese en el aire por sí sola... Hay alguna magia o mecanismo? Amaría si fuese un mecanismo, la verdad. -
El hombre preguntó entonces, siempre con su incipiente curiosidad por delante. La curiosidad que le daba el formar parte del espíritu de lucha de un mercader. Y encima, ella respondió. Era parte de su habilidad. El hacer que los objetos floten. Piedras, sillas, bloques de acero, espadas, lo que se te ocurra. Incluso un cuerpo vivo, como había sugerido con aquello de poder aplicar tal condición sobre sí misma.
- Aunque no se sienta como flotar, el poder estar suspendido de esta forma en el aire debe... Sentirse magnífico. Aprendiste esto, o es una habilidad en tu sangre? Porque bueno... No creas que no sé de estas cosas. Luego de todo... Digamos que no soy un humano del todo. Tsukumogami es la palabra adecuada. -
Golpeando dos dedos de su mano izquierda contra su frente, el hombre sonrió de forma amigable mientras colocaba la mano derecha sobre su propia cintura. Uraraka le agradaba, eso era evidente. Había algo en ella cálido, pero no el calor de la fragua al que acostumbraba, sino que uno más ameno, el de una casa en el invierno, el de una mano amiga y afectuosa.
La mano que prometía al hombre que ella era de confiar.
Invitado- Invitado
Re: Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
— ¿Tsukumogami…? —repitió aquello, como si al escucharlo por su propia voz pudiese ayudarle a recordar el significado. Así, de pronto, como si un foco de luz se hubiese encendido sobre su cabeza, el recuerdo acudió a su memoria. ¡Era un youkai! O al menos, una clase de youkai. Y según sabía, por haberlo leído en alguna ocasión tal vez, era un objeto que había cobrado vida en su cumpleaños número cien… En ese momento, muchas preguntas acudieron a su mente. ¿Cómo podía verse tan joven a pesar de tener al menos un centenario? Y, sobre todo, una pregunta que le causaba una enorme curiosidad, pero que no sabía cómo formular… ¿qué clase de objeto sería él?
— ¡Oh…! Eso--Eso es… increíble —Uraraka, que era de lo más expresiva, no tenía que ponerlo en palabras realmente. Se veía reflejado en su rostro y en la forma en que sus ojos parecían haber adquirido un brillo de emoción. Nunca había conocido a algo… alguien así, por lo que era inevitable.
De todas formas…
—Oh, ¡sí! Este poder… Lo heredé de mi madre en realidad. Pero… no es realmente muy útil, para ser honesta. N-no es que lo odie o algo así… Pero supongo que es débil a comparación de otros —dijo, rascando su nuca—. Estoy acostumbrada a ser cuidadosa, pero es normal que las cosas empiecen a flotar… así que tengo que ser cuidadosa con no tocar las cosas con mis cinco dedos —contó, mientras le mostraba su palma abierta. Las almohadillas de sus dedos eran rosadas y sobresalían en forma curva, como pequeños botones—. Sólo puedo hacer el Gravity Zero cuando toco algo con mis cinco dedos, y lo desactivo cuando junto los dedos de mis dos manos —aclaró, mostrándole una sonrisa suave.
— ¡Oh…! Eso--Eso es… increíble —Uraraka, que era de lo más expresiva, no tenía que ponerlo en palabras realmente. Se veía reflejado en su rostro y en la forma en que sus ojos parecían haber adquirido un brillo de emoción. Nunca había conocido a algo… alguien así, por lo que era inevitable.
De todas formas…
—Oh, ¡sí! Este poder… Lo heredé de mi madre en realidad. Pero… no es realmente muy útil, para ser honesta. N-no es que lo odie o algo así… Pero supongo que es débil a comparación de otros —dijo, rascando su nuca—. Estoy acostumbrada a ser cuidadosa, pero es normal que las cosas empiecen a flotar… así que tengo que ser cuidadosa con no tocar las cosas con mis cinco dedos —contó, mientras le mostraba su palma abierta. Las almohadillas de sus dedos eran rosadas y sobresalían en forma curva, como pequeños botones—. Sólo puedo hacer el Gravity Zero cuando toco algo con mis cinco dedos, y lo desactivo cuando junto los dedos de mis dos manos —aclaró, mostrándole una sonrisa suave.
Mirai Male
Re: Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
Así que... Un poder heredado de la familia.
Eso sonaba bastante honorable. Una capacidad otorgada por la tradición, por decenas de generaciones forjada. Fama verdadera, como los altos nombres de las persona que los manipularon a ellos. Sakamoto, Hijikata, Okita, Tokugawa, Oda, Mitsuhide, Hanzo, Miyamoto...
Aunque a una escala menor. Mutsunokami creía acordarse de que en cierto punto de la historia, comenzaron a aflorar poderes sobrenaturales de todo tipo en el colectivo de la sociedad. Como que los llamaban "Causas", "Cuazas", "Kvothes", "Couses", "Cuarzos"... Ni idea, cuando estaban pasando la charla de introducción a la época a la que Mutsunokami debía regresar para defender, él estaba distraído pensando en que era la era digital, de los televisores, del internet, del no tener que estar galopando cinco días a caballo para entregar un informe a una persona. Donde todo era prácticamente instantáneo, y tecnológico. Y eso al ronin le fascinaba sobremanera.
Por algo era la espada de Sakamoto Ryouma, el revolucionario enamorado de la tecnología y el progreso.
- Así es. El youkai de un objeto. No cualquiera, pero por ahora sirve. Y técnicamente ya tengo más de 100 años, de hecho más de los que debería tener considerando el año en el que estamos... Es algo complejo de explicar, Ochako-han. -
Cruzado de brazos, el hombre sonrió. No iba a mentir, estaba obnubilado con la habilidad de la muchacha. Encima, cuando la explicó con tanto detalle. Al parecer sus palmas secretaban algún fluido extraño que neutralizaba la gravedad y/o el peso total del objeto o persona que tocaba con la totalidad de las manos. Y el poder se cancelaba con el contacto de las palmas. Era una especie de inducción por electrólisis? Pero los impulsos eléctricos sólos, no pueden erradicar el influjo de la gravedad misma del orbe celeste...
Era en realidad una habilidad muy curiosa e interesante, ante los ojos del youkai de espadas. Quizá no es algo que decida combates, pero usada de forma estratégica, hasta tenía su potencial de ser temible.
- La tuya es una habilidad muy rara y especial, no deberías mirarla en menos. Eliminar el peso de los objetos es más útil de lo que crees. Bueno, lástima que aparte de ser resistente como un youkai, sólo soy bueno con la espada. Y las armas de fuego también! -
De pronto, el hombre se acordó de su otra afición: El echo de que, entre sus pares, era un tirador sin parangón. Del cinto a su cintura el hombre sacó una Smith & Wesson Modelo 2, la misma pistola que su anterior señor hubiese ocupado en vida, y le dio un par de giros en el aire, usando la oreja del gatillo para jalarla. Obviamente, el revólver no estaba cargado en el momento, así que no había peligro de que hiriese a alguien.
Luego de todo, él no esperaba que alguno de ellos viniese a molestarles ahora.
Eso sonaba bastante honorable. Una capacidad otorgada por la tradición, por decenas de generaciones forjada. Fama verdadera, como los altos nombres de las persona que los manipularon a ellos. Sakamoto, Hijikata, Okita, Tokugawa, Oda, Mitsuhide, Hanzo, Miyamoto...
Aunque a una escala menor. Mutsunokami creía acordarse de que en cierto punto de la historia, comenzaron a aflorar poderes sobrenaturales de todo tipo en el colectivo de la sociedad. Como que los llamaban "Causas", "Cuazas", "Kvothes", "Couses", "Cuarzos"... Ni idea, cuando estaban pasando la charla de introducción a la época a la que Mutsunokami debía regresar para defender, él estaba distraído pensando en que era la era digital, de los televisores, del internet, del no tener que estar galopando cinco días a caballo para entregar un informe a una persona. Donde todo era prácticamente instantáneo, y tecnológico. Y eso al ronin le fascinaba sobremanera.
Por algo era la espada de Sakamoto Ryouma, el revolucionario enamorado de la tecnología y el progreso.
- Así es. El youkai de un objeto. No cualquiera, pero por ahora sirve. Y técnicamente ya tengo más de 100 años, de hecho más de los que debería tener considerando el año en el que estamos... Es algo complejo de explicar, Ochako-han. -
Cruzado de brazos, el hombre sonrió. No iba a mentir, estaba obnubilado con la habilidad de la muchacha. Encima, cuando la explicó con tanto detalle. Al parecer sus palmas secretaban algún fluido extraño que neutralizaba la gravedad y/o el peso total del objeto o persona que tocaba con la totalidad de las manos. Y el poder se cancelaba con el contacto de las palmas. Era una especie de inducción por electrólisis? Pero los impulsos eléctricos sólos, no pueden erradicar el influjo de la gravedad misma del orbe celeste...
Era en realidad una habilidad muy curiosa e interesante, ante los ojos del youkai de espadas. Quizá no es algo que decida combates, pero usada de forma estratégica, hasta tenía su potencial de ser temible.
- La tuya es una habilidad muy rara y especial, no deberías mirarla en menos. Eliminar el peso de los objetos es más útil de lo que crees. Bueno, lástima que aparte de ser resistente como un youkai, sólo soy bueno con la espada. Y las armas de fuego también! -
De pronto, el hombre se acordó de su otra afición: El echo de que, entre sus pares, era un tirador sin parangón. Del cinto a su cintura el hombre sacó una Smith & Wesson Modelo 2, la misma pistola que su anterior señor hubiese ocupado en vida, y le dio un par de giros en el aire, usando la oreja del gatillo para jalarla. Obviamente, el revólver no estaba cargado en el momento, así que no había peligro de que hiriese a alguien.
Luego de todo, él no esperaba que alguno de ellos viniese a molestarles ahora.
Invitado- Invitado
Re: Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
Inevitablemente sonrió cuando aquel muchacho la animó a no menospreciar su poder. En el fondo, sabía que tenía razón; pero el ver a todos siendo tan increíblemente fuertes... a veces la hacía flaquear. Ahora, sin embargo, después de haber escuchado esas palabras, no podía evitar sentir cierto orgullo.
Por otro lado, se sorprendió cuando sacó aquella arma, aunque no negativamente. Tenía que admitir que lo hacía con admiración. Ella era incapaz de usar una, claramente. En realidad, más por su ignorancia que por otra razón.
—Yo realmente no sé nada de armas de fuego, ¡pero realmente creo que es una habilidad genial poder manejarlas con destreza...! —dijo, animada, observando el revólver de reojo, con las pupilas brillando—. Quisiera poder usar algún clase de ataque con armas... pero no estoy segura... Por cierto, ¿usted las usa desde hace mucho? —cuestionó con evidente interés, ahora dirigiendo su mirada al más alto.
Por otro lado, se sorprendió cuando sacó aquella arma, aunque no negativamente. Tenía que admitir que lo hacía con admiración. Ella era incapaz de usar una, claramente. En realidad, más por su ignorancia que por otra razón.
—Yo realmente no sé nada de armas de fuego, ¡pero realmente creo que es una habilidad genial poder manejarlas con destreza...! —dijo, animada, observando el revólver de reojo, con las pupilas brillando—. Quisiera poder usar algún clase de ataque con armas... pero no estoy segura... Por cierto, ¿usted las usa desde hace mucho? —cuestionó con evidente interés, ahora dirigiendo su mirada al más alto.
Mirai Male
Re: Asombro ~ Era nueva, compañía nueva {Ochako}
- La pistola gana sobre la espada! La tradición debe abrir paso al adelanto que significa el futuro! O eso es lo que cierta persona solía decir. Hehe. -
Dando un giro en aspavientos a su arma, haciéndola girar entre sus toscos y firmes dedos Mutsunokami sonrió antes de devolver su revólver al cinto en su obi. La joven parecía realmente emocionada con el manejo providencial de su arma. Y a él le picaba bastante bien el ser el centro de atención. Aunque no padecía de mucho de qué alardear, sus habilidades no parecían ir más allá de lo humanamente posible. O al menos parecía.
Porque evidentemente él no era humano. Era espada. Y al ser espada, esgrimía una como ningun humano podía. Y al ser la espada de un hombre fanático de las armas de fuego, éstas tampoco se le resistían.
- Tu habilidad es bastante inusual, Ochako-han. Deberías aprender a usarla, hay muchos usos que se le pueden dar al poder levantar objetos pesados sin esfuerzo. No te rindas en su dominio. -
Sonriente, el hombre palmeó el hombro derecho de la contraria. Estaba feliz, de cierta manera. Ochako era una joven agradable, y parecía algo nueva en aquella Academia. Tal como él. Sólo que por un motivo u otro había pasado bastante tiempo vigilando las instalaciones. Quizá hasta podría servirle de guía en algún momento... Pero por ahora ella parecía estar ocupada en su arduo entrenamiento, así que eso quizá sería tema de otro día. De momento ella le había hecho una pregunta, y él estaría encantado de contestarla... No sin algunas figuras pasando por su mente. Figuras de sombras oscuras siendo cortadas por su espada, o devastadas en agujeros por el poder de su vieja S&W. Las sombras de los Retrógradas, los seres de índole desconocida empecinados en cambiar la historia y llevar el futuro a una distopia sin precedentes, a los cuales él debía combatir para su señor.
- Yep. ~ Creo que he usado estas armas por más tiempo del suficiente. Pero al menos las he usado con justicia y criterio. Es el trabajo de un revolucionario, no? Nuestras armas no son para matar... -
... Son para forzar a un cambio. Pensó Mutsunokami con una amplia sonrisa.
La sonrisa de una verdad comprobada ante el tribunal de su consciencia.
Dando un giro en aspavientos a su arma, haciéndola girar entre sus toscos y firmes dedos Mutsunokami sonrió antes de devolver su revólver al cinto en su obi. La joven parecía realmente emocionada con el manejo providencial de su arma. Y a él le picaba bastante bien el ser el centro de atención. Aunque no padecía de mucho de qué alardear, sus habilidades no parecían ir más allá de lo humanamente posible. O al menos parecía.
Porque evidentemente él no era humano. Era espada. Y al ser espada, esgrimía una como ningun humano podía. Y al ser la espada de un hombre fanático de las armas de fuego, éstas tampoco se le resistían.
- Tu habilidad es bastante inusual, Ochako-han. Deberías aprender a usarla, hay muchos usos que se le pueden dar al poder levantar objetos pesados sin esfuerzo. No te rindas en su dominio. -
Sonriente, el hombre palmeó el hombro derecho de la contraria. Estaba feliz, de cierta manera. Ochako era una joven agradable, y parecía algo nueva en aquella Academia. Tal como él. Sólo que por un motivo u otro había pasado bastante tiempo vigilando las instalaciones. Quizá hasta podría servirle de guía en algún momento... Pero por ahora ella parecía estar ocupada en su arduo entrenamiento, así que eso quizá sería tema de otro día. De momento ella le había hecho una pregunta, y él estaría encantado de contestarla... No sin algunas figuras pasando por su mente. Figuras de sombras oscuras siendo cortadas por su espada, o devastadas en agujeros por el poder de su vieja S&W. Las sombras de los Retrógradas, los seres de índole desconocida empecinados en cambiar la historia y llevar el futuro a una distopia sin precedentes, a los cuales él debía combatir para su señor.
- Yep. ~ Creo que he usado estas armas por más tiempo del suficiente. Pero al menos las he usado con justicia y criterio. Es el trabajo de un revolucionario, no? Nuestras armas no son para matar... -
... Son para forzar a un cambio. Pensó Mutsunokami con una amplia sonrisa.
La sonrisa de una verdad comprobada ante el tribunal de su consciencia.
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