Una tarde naranja [Libre]

Eran alrededor de las 20:00 horas y ya habían pasado un par de días desde que llegue a la Academia Legacy como una estudiante normal, durante mi estadía no había logrado entablar alguna relación alguna con ningún alumno o profesor y me sentía algo desilusionada, decidí entonces darme un respiro de los estudios y baje de mi habitación hasta la sala de estar para relajarme un poco y leer un libro que me había regalado una amiga mía del reino de donde provengo, la luz del atardecer entraba por los grandes ventanales del gran salón y buscando el mejor lugar me ubique en un rincón en donde habían muebles, un sofa bastante cómodo y una pequeña mesa en donde coloque una taza de té que había preparado antes de llegar, una vez que me senté me coloque un par de lentes que normalmente usaba para lectura y quedé en silencio disfrutando de la tranquilidad de aquella tarde mientras daba pequeños sorbos a mi té mientras leía.

Pasaron alrededor de 20 minutos y decidí tomarme una pausa, tomando un pequeño sorbo a la delicada taza de té para luego colocarla en su platito me quedé mirando uno de los ventanales que estaba en frente al otro lado del salón, viendo como la luz poco a poco iba desapareciendo en las hermosas nubes de colores rojizos y anaranjados, aquella escena me traía un poco de nostalgia a los viejos tiempos donde era una simple aventurera y a las maravillosas personas que me acompañaron en mis travesías, deje aquel libro que estaba en mis manos en la mesa y deje que mi cuerpo se echara hacía atrás cayendo sobre los cómodos y suaves almohadones de aquel sofa, mientras me quedé mirando el gran techo del gran salón con unos ojos algo somnolientos.

─OOOOhhhh…Vaya día he tenido…

Comento la chica apenas entrar a la sala de estar, estiraba sus brazos mientras un pequeño bostezo salía de sus labios, no se percató siquiera si había alguien más en la sala, simplemente se acercó a la ventana para ver el panorama.
Las nubes anaranjadas, los rayos de sol brillando por última vez antes de ocultarse de la vista de la chica era algo de lo más encantador, le encantaba ver el atardecer.

Tras ver la ventana por algunos minutos, aquella chica se aleja de la ventana para acercarse a una de las mesitas de café, saca de su bolsa un estuche para luego ir colocando sobre la superficie del mueble y así ir abriéndolo con cuidado.
Dentro se encontraba una pequeña y vieja cámara que cuidaba con sumo cariño, ella lo sujeta para luego colocarle una lente de zoom, una vez armado la cámara la pelirrosada se acerca a la ventana para tomarle una última fotografía al atardecer.

─Es una buena toma ¿no lo crees?

Dijo para sí misma o quizás le hablaba a alguien más.

─Adoro como estas ventanas decoran perfectamente el paisaje…es sin duda algo hermoso.

Voltea ligeramente para mirar de reojo a la chica sentada en el sillón, le dedica una suave sonrisa para luego dirigirse nuevamente a la mesa, guardar la cámara y posteriormente el estuche.

─Lamento interrumpirte en tu descanso.

Cuando la pelirrosada estaba lo suficientemente cerca de la contraria, esta notó que era una presencia desconocida, su aroma, sus latidos, su energía, sin duda era alguien nuevo por el castillo.

─P-Perdona la pregunta, pero… ¿Eres nueva por aquí?

Ladeaba ligeramente hacia la derecha mientras examinaba detenidamente la apariencia de la chica, con tal de no olvidar su rostro la próxima vez que la viera.

Justo en el momento en donde me quede pegada mirando el techo, escuché como la puerta de la entrada principal se abrió con ese típico sonido que tenían las puertas cuando les faltaba aceite, un chillido leve que me llamó la atención al momento de dirigir la mirada hacía aquella dirección avistando a una chica pelirrosada, que acercándose con un estuche en sus manos se sentó muy cerca mió, la cual me quede mirándola sin saber que decirle por los nervios que me inundaron en aquel momento.

-S-Si... Hoy hace un bonito día...- algo nerviosa le respondí a la desconocida pelirrosada que nunca antes había visto, con una sonrisa me quité los lentes dejándolos en la mesita y con un suspiro leve aparte la mirada de la chica para disfrutar de la hermosa escena que se veía por el gran ventanal -Llegue hace unos pocos días nada mas, me llamo Ana ¿y tu?-

Justo en ese momento en que me había presentado, el sol cayó finalmente bajo las nubes que se veían en el horizonte oscureciendo el gran salón y automáticamente se encendieron las luces de toda la habitación incluyendo el gran candelabro que estaba colgado en el enorme techo, iluminando con una luz delicada y reconfortante la sala de estar con una calidez que solamente se encontraba en el hogar, lo cual para mi ya lo era.

Sonríe tiernamente tras escuchar el nombre de la chica.

─ ¿Ana? ¡Es un lindo nombre! Mi nombre es Ayana, Es un gusto conocerte.

Se inclinó levemente, teniendo cuidado de no chocar contra la mesita.

─Así que has llegado hace unos días…vaya… Recuerdo la primera vez que llegue aquí, tenía miedo de todo y  todos jeje. Pero tu tranquila, aquí la gente es muy amable, si necesitas algo, yo podría ayudarte.

Aquella pelirrosada fija su mirada al libro que la contraria estaba leyendo.

─Oh… ¿interrumpí tu lectura? L-Lamento mucho eso…e-enserio…  

Se mostraba ciertamente apenada por ello, pero rápidamente se recupera tras notar algo en movimiento.

─Oh, ¡una mosca! No esperaba ver un insecto por aquí…

Sin duda la pelirrosada era la clase de persona que se distraía con facilidad, no en vano muchas veces se llega a perder en el castillo.

─Por cierto… ¿Qué tipo de libro estás leyendo? Tengo curiosidad.

Rápidamente retomo el asunto, esta vez con más confianza.

Vuelvo a mirar a la pelirrosada que se hacía llamar Ayana con una sonrisa amigable, clavando mis ojos de un tono azulado algo oscuro en aquella chica -El gusto es mio, Ayana- mientras tomaba delicadamente la tacita de té para darle un pequeño sorbo, para luego volver a dejarla delicadamente en su platito y tomar el libro que anteriormente estaba leyendo buscando la pagina en donde me había quedado mientras acomodaba mis lentes con mi mano derecha.

-No te preocupes, solamente es un libro de aventuras de una amiga que me regalo hace un tiempo- le intentaba explicar a Ayana mientras buscaba entre pagina y pagina con un movimiento delicado ya que se podía ver que aquel libro era algo viejo, -Resulta interesante leer las mejores experiencias de tus seres queridos cuando puedes ¿no crees?- finalmente dejando de cambiar las paginas encontré el capitulo que había memorizado, volviendo a retomar la lectura mientras seguía aquella amigable charla con la chica pelirrosada.

─ ¡oh! ¿Son las memorias de una persona? Vaya…

La pelirrosada se mostraba ciertamente asombrada, Un libro donde una persona escribe sus experiencias le era realmente interesante.

─Debe ser entretenido leerlo. Yo suelo tomar fotografías y escribir en la parte de atrás, supongo que mi libro sería más un álbum fotográfico.

Ella reía levemente mientras pensaba si debería algún día escribir un libro sobre sus experiencias, ahora que lo pensaba, ese tipo de libro tenía un nombre, ¿era un diario? No, eso sería más personal, si era de aventuras supuso que sería una bitácora.

─Una pregunta ¿tú has escrito algún libro? ¿Aunque sea para ti misma?

Se mostraba curiosa, era su naturaleza preguntar cosas tan directamente. Solo esperaba no llegar a incomodarla.

-La verdad nunca he pensado en ello- le respondí a Ayana luego de que ella me hiciera tal pregunta, si alguna vez había pensado en escribir algo para mi misma era algo que nunca se me pasaría por la cabeza, para ser sincera. Cerré aquel viejo libro delicadamente sin antes con un marcador de libro guardar el ultimo episodio en el cual me había quedado, luego me levante del sofá para tomar la taza de té desde su platito y voltear hacía la chica pelirrosada con una sonrisa, -Fue un gusto hablar contigo Ayana, pero ahora tengo trabajo que hacer espero que nos encontremos otra vez en algún lugar de la academia- entonces comencé a caminar hacía los grandes escalones que dirigían hacía las plantas superiores.

La noche ya casi estaba por caer y se podía ver desde el interior como la luz iba desapareciendo en el exterior, las estrellas lentamente comenzaban a aparecer en el cielo las cuales se unían entre si como un hermoso lienzo a la luz de la luna. Cuando iba en el primer escalón de la gran escalera alfombrada elegantemente, me detuve por un segundo para despedirme de Ayana - ¡Nos vemos~! - luego seguí caminando por los escalones para dejar aquel gran salón en dirección hacía mi habitación, en el camino una sonrisa se dibujo en mi rostro por el hecho de que por fin me había relacionado con alguien, esperando volver a encontrarme con aquella interesante chica.

Tras escuchar aquellas palabras, vio como aquella chica se levantaba del sofá, tomaba la taza de té y guardaba su libro, no sin antes colocar algo para recordar la página.
Cuando dirigió su mirada al rostro de la pelimorada pudo notar aquella amable sonrisa y escuchar el gusto que tenía por conversar con ella.
La pelirrosada sonreía de vuelta mientras asentía levemente.

─De acuerdo, me agrado pasar el rato contigo, es bueno conocer a nuevas personas. Ten cuidado al subir las escaleras y descansa~

Se levantó de su lugar para dar paso a la chica, pudo escuchar los pasos de la contraria ir directamente a la puerta para posteriormente ir a las escaleras, de pronto, sus pasos cesaron.
Levanto la mirada hacia su dirección para verla voltearse ligeramente solo para despedirse de la pelirrosada.
Cuando escucho ese “nos vemos” una sonrisa se formó en su rostro, elevó su mano para moverlo con entusiasmo en modo de despedida.

─¡Hasta luego, Ana!

Tras decirlo, la pelimorada se había ido a su respectivo cuarto, Ayana simplemente se retiró de la sala de estar, no había nadie más ahí y debía volver lo antes posible a su departamento.
Después de todo, su hermana estaba a punto de mudarse y debía tener todo preparado para esa ocasión.

Al salir de la sala de estar, fijo su mirada a las escaleras para luego sonreír levemente, esperaba poder ver nuevamente a su nueva conocida.