Un misterio, una confusión y una sombra.

Erase una tarde algo tranquila, el cielo estaba despejado y el sol brillaba tenuemente lo que simbolizaba que pronto llegaría la noche a la ciudad.

En esa mismísima tarde se encontraba un joven peliblanco que estaba dando un paseo como era de costumbre o, almenos, en la solitaria vida que acostumbraba a tener. Este joven pertenecía a la Academia Legacy, pero no había dado lugar a muchas ayudas importantes en la organización. No porque no quisiera, sino porque nunca tenia suerte en las elecciones de misiones, que acostumbraban a quedar a medias. Aun así, no era tan débil como aparentaba, almenos en su defensa.

El tiempo pasaba y el joven decidía parar en una banca para observar la forma en la que el cielo cambiaba de tono y se volvía oscuro para aquellos en esa parte del mundo. Su nombre era Ludger, chico de descendencia alemán que poseía mas poderes de defensa y era un humano normal y supuestamente corriente. Adoraba los paisajes callados con variedad enorme de mensajes cada vez mas profundos, con tantos misterios y tantas maravillas que solo podía observar en silencio.

"Conque... ahora soy un miembro de Legacy... y puedo ser útil."

Ludger sonrió al recordarse a si mismo que podía salvar a personas al ser miembro de aquella academia y detener los malos actos hechos por Merak, que, aun así, debían tener una razón detrás y el mismo comprendía que nunca había un antagonista en ninguna historia, como la de su vida.

"¿Eh ?"

En ese mismo instante se había percatado de que alguien había pasado por en frente de el sin siquiera darle pistas. Era algo muy extraño tomando en cuenta que nadie se le acercaba. Vio huellas hacia el bosque así que no dudo en levantarse, hacerse un pequeño juramento, enseñanza de su abuelo, e ir tras aquella silueta.

"Hoy... no es un día normal, huh ?"

Llegado el anochecer cualquier vampiro estaría ansioso por salir. Siempre que el sol cae, aquellos dorados barrotes que representan nuestro confinamiento pueden irse por al menos 12 horas, era muy bello esperar el momento en que la sombra abrazara las tierras, cediendo el lugar a los reyes de la noche. Hoy me sentía especialmente emocionada por salir, no había razón aparente, pero empezar desde antes que el sol se fuera por completo solía ser algo bello, así que tomé mi sombrilla rosada, la abrí y usándola como protección salí del lugar.
Yo se que se supone que no debería hacerlo porque cualquier persona podría lastimarme fuertemente si consigue hacer que el sol me toque, pero creo que nadie sería suficientemente poderoso como para conseguirlo, así que no me preocupaba por eso especialmente. Hoy tenía ganas de ir al bosque, no había razón en especial, pero en la noche la gente rara suele ir a ese tipo de lugares, así que podría encontrar personas especialmente peligrosas para golpear sin problema alguno, o bien gente mas manipulable para jugar un rato, de todo podría ser, no lo sé. Caminé un rato por el lugar hasta eventualmente acercarme, y para mi suerte, había una persona entrando ahí justo ahora, parece que está siguiendo a alguien o algo, quizá el molestarlo un rato será divertido.

Le seguí desde lejos un rato, una distancia equivalente a 50 metros, pero ese tipo de cosas mas pasivas me aburría, así que decidí actuar de una vez; a través de mi telepatía le transmití un mensaje, mi propia voz, en un tono serio, imponente, carismático y misterioso.

-¿Qué hace un niño bueno aquí a esta hora?-

Luego de esa pequeña frase como introducción era buena idea establecer la posición en la que estoy y en la que se encuentra, hablé una vez mas manteniendo el tono anterior, con precisamente las mismas intenciones que antes, hacerme pasar por un ser extremadamente poderoso y misterioso.

-Voltea por favor, voltea y dime tu nombre.-

La dulce, pero aun misteriosa e imponente voz, hacia que los pelos del chico se pusieran de punta, por asi decirlo. El presentir que algo pasaria y que terminara siendo asi afirmaba la teoria del peliblanco de ojos color esmeralda.

En estos momentos, con los conflictos que habia entre Merak y Legacy no era bueno andar por los bosques en la noche, eso ya lo tenia muchisimo mas que claro, pero esa sombra que habia pasado frente a sus ojos habia llamado a su curiosidad y algo mas. El mismo no podia comprenderlo completamente.

La luna comenzaba a ascender y, por obvias razones, todo era iluminado con la luz de la misma, haciendo de los ojos de aquellos dos personajes aun mas vistosos.

El se consideraba en peligro. Definitivamente lo estaba a pesar de tener elecciones, pero tenia otro tipo de ideologia. Por mas peligroso que fuera la situacion, el sabia que no todas las personas de Merak eran completamente malas o, almenos, eso pensaba. Aparte, pertenecia a Alemania, una de las cunas de aquel imperio. Debia tener confianza en su persona y actuar como era debido en situaciones tales.

El joven chico tomo un respiro despues de toda la laguna mental que habia creado. Sabia que no le traeria nada bueno, pero se dio la vuelta y dijo lo solicitado.

"M...mi nombre es Ludger, Ludger Will Kresnik. ¿Quien... es usted ?"

Mantuvo la confianza lo mejor que pudo.

Esto puede ser muy divertido, aunque ahora no tengo ganas de presentarme como un ser extremadamente poderoso, será mejor mentir un poco sobre mi habilidad, ahora, presentándome como alguien más débil de lo normal, sería divertido ver que diría de alguien débil capaz de hacer todo lo que yo.

-Algunos me llaman el demonio escarlata… Pero solo por miedo, no soy un demonio. También me han llamado de formas más lindas, como reina de la noche o incluso la eternamente joven luna escarlata.-

Para cuando terminé de hablar el sol terminó de ofrecer sus últimos rayos, yo guardé mi sombrilla con un par de círculos mágicos rojizos, parte de mi característica magia escarlata, para entonces, seguir hablando.

-Mi nombre es Remilia, Remilia Scarlet, descendiente de Vlad ‘Drăculea’ Tepes.-

Terminada la presentación me tocaba acercarme a aquel “niño bueno”, cosa que hice para tener una distancia aproximada a tres metros, tenía intención de hacerle mi subordinado, así que sería divertido el intentarlo. A base de mi telepatía intenté buscar su fidelidad para saber si era de legacy o de Merak, eventualmente descubriría que es leal al primero, ¿podré hacer que me sea más leal a mí que a su instituto? Sería divertido intentarlo.

-Casi siempre me siento sola, y el vivir tanto me ha servido para ser incapaz de disfrutar las cosas que antes amaba, me aburro con facilidad, así que busco nuevas personas y todo eso; cuando te ví creí que podrías ayudarme, me pareciste algo interesante, cuéntame de ti, por favor.-

El sol terminaba de presentar sus ultimos rayos de sol, lo que permitia que ambas almas pudieran introducirse. Para el, en ese mismisimo momento, algo se habia parado, ya sea el tiempo o la nocion de que estaba persiguiendo a una sombra de porte sumamente misterioso.

En un momento como este, los ojos de aquellos dos entes se cruzaban dejandole a el ver almenos una pizca de su alma, aunque realmente no tuviera tal habilidad, sino que solo suponia. Por la presentacion que ella le dio llego a la conclusion incompleta de que ella era una persona honesta a pesar de todo. Por esta razon, decidio presentarse aun mas cordialmente a aquella señora de las tinieblas.

Su voz no era del todo confidente, no obstante, deseaba dar con la misma honestidad su presentacion.

"D-disculpe si no me presente como era debido, señorita de las tinieblas. Soy un chico de descendencia aleman que fue criado por su abuelo... y pertenezco a la Academia Legacy, aunque realmente soy de libre pensamiento. Aquel que haga el bien sera alguien a quien yo deba proteger y dar mi vida por el. Almenos eso pienso."

Con tal personalidad de guardian que protegia a los demas y mantenia el bien seria algo dificil convencerlo de unirle a la otra causa. La situacion no era del todo desventajosa para ella, pero si no era una persona de muy buen corazon el lo notaria y no se mantendria totalmente fiel a ella. Si, era una situacion levemente complicada, pero puede que ella jugara con el y lo convenciera. Nadie lo sabia.