fake smile [Emilia]

Después de pasar noches enteras en el puerto de Yokohama observando sin parpadear la isla Rokkenjima y después de haber sido tomada por loca por los peatones, Suigintou resolvió que debía de ir a la isla antes de que la curiosidad la comiera viva. Y así lo hizo, una tarde como cualquiera tomó el ferri que llevaba a Rokkenjima y se embarcó en una misión para matar el tiempo, pero claro ni ella sabía aún cual era el objetivo de esa estúpida misión que se había propuesto seguir. Bueno sí, Suigintou quería averiguar que pasaba en Legacy y ya, mantenerse informada, pero ¿para qué? Tomar armas en lo que sea que estuviera pasando no era una idea viable porque ella estaba cansada y nunca podría estar de lado de los Legacianos.

Era una arpía y una traidora, pero ya nadie se acordaba de sus crímenes de guerra ¿Qué peligro podría correr? No es como si un cartel con su rostro y un “se busca” estuviera colgado en la entrada de la academia ¿no?

La albina dejó las ideas ridículas para otra ocasión cuando el ferri se detuvo y le llegó la hora de descender del buque. Ya cuando estuvo en tierra y después de casi caer al mar, se encaminó hacia la Academia, había un sendero que dirigía al castillo o algo así recordaba. La verdad era que Suigintou casi nunca salía del castillo a pie así que terminó por perderse, no quería desplegar las alas y buscar el camino desde el cielo porque seguía enfrascada en que debía mantener un perfil bajo o tal vez se había olvidado como volar.

Una hora pasó pateando piedras e insultando hasta que encontró el sendero y logró llegar a la entrada. Ya en la prominente entrada Suigintou se sacudió las ropas y se preguntó ¿Cómo diablos iba a entrar? O más bien ¿Qué iba a decir? Se sentó en las bancas y pensó en cual iba a ser su mentira. Y tenía que pensar en algo rápido porque podía sentir y ver a lo lejos la silueta de alguien acercarse. —No puedo decir que soy una estudiante, estoy muy vieja para eso. —pensó y la mentira perfecta le llegó desde los cielos.

Se levantó y sonriendo saludó a la silueta que se acercaba. Tan impropio de ella.