De cuando el destino es grande y el mundo es pequeño

« No te jactes del día de mañana, porque no sabes lo que el día traerá. Proverbios 27:1 »

El joven de cabellos castaños viajaba en el metro mientras leía estas palabras en la biblia digital de su celular. Era la primera vez que el chico salía de Legacy en mucho tiempo, y estaba muy emocionado de visitar una ciudad tan grande como es Tokio.

El ser divino estaba tan entusiasmado con su visita que se bajó del metro antes de tiempo solamente para dar una vuelta por la gran metrópoli. Estaba completamente perdido, solamente que aún no se había dado cuenta. En ese momento solamente importaban las enormes construcciones que se alzaban sobre el cielo nocturno, los brillantes anuncios publicitarios que había por todos lados y...

- ¡Oh por todos los cielos! ¡¡Al fin una panadería!! -

Y eso también. Nuestro querido siervo de Dios se gastó tres salarios mínimos en pan de todo tipo y variedad, y continuó avanzando por las calles sin ningún destino en particular sino admirar de cerca el país del sol naciente. Y así pues, avanzaba el castaño vestido de forma casual mientras comía bizcochos tranquilamente, con algunas migajas en su rostro y en su chaqueta roja de piel, aferrando la bolsa de papel hacia él con cuidado de no aplastar ninguna de las delicias de su interior.

★Rider Medusa★

"Es diabólico en si tener que elegir entre el bien y el mal"


*Aquella chica de largos cabellos morados, torturaba, asesinaba, secuestraba y hacia miles de cosas imperdonables y "malas" para unos y "buenas" para ella. Era una de  los criminales mas buscados de aquel lugar, y uno de los mas peligrosos, aunque no sabían como era su apariencia, solo sabían que era mujer alta, aproximada a los 1.70 cm; Lunes por la mañana, caminaba tranquilamente por la cuidad, buscaba su "nueva victima", actuaba como una ciudadana "modelo", observaba a cada persona, sus acciones y con esto podía obtener información al instante con ello;  paso por una panadería y alguien le llamo su atención*

- Perfecto..... Un hombre~

*Dijo sonriendo, observando a un chico que estaba junto a un peli-rubio que al parecer gastaba todo su dinero en pan, ¿quien demonios gasta su dinero en eso?, paso su cabello por detrás de la oreja sin dejar de observar a aquellos dos chicos*

El ángel ignoraba por completo la presencia de la dama de la mitología, y más aún el hecho de que estaba siendo observado. Él solamente estaba en sus cosas, comiendo tranquilamente una pieza de pan tras otra como si fuera lo más normal del mundo.

¿Qué iba a poder afligirle en ese momento? ¡Nada en lo absoluto! Es la respuesta correcta. Judai no tenía prisa alguna por llegar a casa, y la penumbra recién entrada ni siquiera se sentía con el espectáculo de luces de por medio que suponía la atmósfera metropolitana.

No fué sino hasta que el teléfono del ángel sonó, que este tuvo que contestar e ignorar la porción de pan que tan sólo hace unos segundos se hubiera llevado a la boca. El chico contestó solamente para colgarle al weón de Telcel que le ofrecía un cambio de compañía que por cierto no era una gran oferta.

« M-muchas gracias, pero en verdad me encanta el servicio que recibo actualmente »

Y diciendo estas palabras, el ángel cortó todo enlace con el promotor de la compañía telefónica, muy probablemente para siempre.

Sin embargo, en ese corto periodo de tiempo, el joven fué capaz de visualizar la figura de la dama que lo observaba a la lejanía. A él o al chico de junto, no estaba seguro a decir verdad. Entonces el castaño se movió de dirección, cruzando la calle como para poder comprobar a quién se dirigía la atención de la elegante dama.

« Dudo que tenga que ver conmigo »

Pensó el chico, y finalmente se refinó el último bizcocho que llevaba en brazos hace tan solo unos segundos. Dobló la bolsa de papel y la guardó en el bolsillo de su pantalón a falta de un cesto de basura cercano.

★★† ℛⅈⅅℰℛ ℳℰⅅႮՏᗅ †★★

Esta vio al chico que comía pan, así observando cuando se alejaba, sonrió suavemente y empezó a caminar con un movimiento de caderas un tanto sensual

(No estaría mal ese pequeño angelito).

Pensó y río suavemente, así acelerando un poco el paso, de vez en cuando desviando la mirada para que no fuera tan obvio que se viera que lo seguía, vio a una niña de un lindo rostro y aspecto dulce, así que se detuvo y guió a la niña hacia ella, con esto empezando a caminar mas rápido para que nadie lo notara.


Pequeña, tengo un regalo para ti~


río y fue directo con el chico, llegando por enfrente, al estar justo cara a cara lo vio a los ojos, dejando al descubierto sus ojos "Místicos de la Petrificación", aquellos hermoso y extraños ojos de un color Rosa con sus pupilas cuadradas del mismo color sólo que un poco mas oscuros


- Buenas tardes~

El joven Alighieri continuó caminando, notando de repente que la mujer lo seguía a paso relativamente rápido. Sin embargo, no le dio mucha importancia al pensar que podrían tratarse de meras especulaciones suyas.

Repentinamente, el ángel se vió cara a cara con la sensual figura de la donce-

« ¿Sensual? ¿Lo dices en serio? Agh, de verdad no entiendo tu concepto estético... »

Ah sí, lo olvidaba. Nuestro buen ángel de Dios, así como lo ven, ¡Es un maldito lolicón a más no poder!

« ¡Oye! ¡Preferir a las chicas de aspecto dulce y adorable no me hace lolicón! »

¡Si cuando una belleza así no te despierta el más mínimo interés y una mujer que parece tabla de surf sí!

« Oye oye... Nos está viendo raro... »

Ehh... Ups. Como les decía, el joven ángel quedó frente a frente con la elegante y voluptuosa mujer que no le atrajo simplemente porque no parecía niña de diez años...

« ¡Cállate ya! »

Y tras pasar saliva debido a la sorpresa de verla tan cerca súbitamente, se quedó callado un buen rato. Más que nada por la discusión que tuvimos hace un momento... Lo admito, eso fue mi culpa. En fin, una vez el ángel reaccionó, sonrió de una forma suave y tranquila a su contraria.

- Buenas noches, señorita. ¿Le puedo ayudar en algo? -

Preguntó el chico con la, aunque inusual ante los demás, típica amabilidad que lo caracterizaba.