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Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
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Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
Tras varios problemas en la asociación de magos debido a su comportamiento agresivo y nueva actitud causo un cierre en sus relaciones de amistad y compañerismo. Con un ultimátum de sus superiores Rin abandono la escuela de la asociación, enojada con todos los magos que solo retenían su potencial. Es así, que en medio de su descontrol de magia nueva y corrupta una carta llamo su atención en su departamento, una invitación al internado Asgard. Es así que decidió darle una oportunidad, en fin de cuentas no sabía mucho de Asgard.
Salió de sus recuerdos y pensamientos al escuchar la voz de una azafata anunciando que estaban llegando y debían abrochar sus cinturones para el aterrizaje. Lo hizo, aburrida, mientras echaba una mirada a Corea del Sur. Nunca le había llamado la atención, pero le parecía una bonita ciudad y más avanzada en infraestructura que Tokyo. Aunque solo por poco.
—Es hora de un nuevo comienzo.
Exclamo, al salir al desembarque de pasajeros, inhalado y exhalando profundo. Ahora, ¿a dónde debía de ir?
Salió de sus recuerdos y pensamientos al escuchar la voz de una azafata anunciando que estaban llegando y debían abrochar sus cinturones para el aterrizaje. Lo hizo, aburrida, mientras echaba una mirada a Corea del Sur. Nunca le había llamado la atención, pero le parecía una bonita ciudad y más avanzada en infraestructura que Tokyo. Aunque solo por poco.
—Es hora de un nuevo comienzo.
Exclamo, al salir al desembarque de pasajeros, inhalado y exhalando profundo. Ahora, ¿a dónde debía de ir?
Última edición por Rin Tohsaka el Lun Abr 13, 2020 8:13 pm, editado 1 vez
Rin Dulce
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
El Rey de los Demonios se encontraba aguardando a la espera del siguiente vuelo en aterrizar. Las órdenes del líder de Asgard habían sido ir a recoger a la nueva estudiante y llevarla hasta el internado. Si bien le parecía una tarea indigna de su grandeza, no le molestaba en absoluto. En realidad, le parecía divertida la idea de conocer antes que nadie a la nueva estudiante. ¿Qué clase de individuo sería? ¿Qué maligna entidad se uniría a las implacables fuerzas del Instituto Asgard?
– Espero que sea una elfa oscura... Una de piel morena y gran sensualidad... Aunque una rubia de ojos verdes no me molestaría... Maldición ¿Qué estoy pensando? Ni siquiera sé si existen elfas en este mundo...
El slime hablaba consigo mismo conforme los minutos avanzaban, dando rienda suelta a sus desordenadas fantasías dignas de una entidad demoníaca. La verdad es que no le importaba si fuera una elfa o no. Ni siquiera si era una chica. Solo quería matar el rato mientras el vuelo llegaba a su destino, para que llegara aquella de la que había escuchado y que, sin embargo, nunca había visto. Muy en el fondo, lo que realmente deseaba era hacer un nuevo amigo. Pero aceptar eso sería absurdo ¡No! ¡Los amigos son para los débiles! ¡Un Rey solo necesita súbditos! ¡Aliados a lo mucho! ¡Los lazos de amistad son irrelevantes!
– Pero... Entonces por qué... Me siento emocionado...?
Así se iba enredando el Rey Demonio en sus propios pensamientos mientras aguardaba a la espera del desconocido individuo, el cual llegaría antes de lo previsto. En un abrir y cerrar de ojos, el avión había arribado en la pista y los pasajeros comenzaban ya a descender. El slime no tenía la menor idea de cómo debía lucir aquella a quien buscaba, pero sabía cómo identificar a un individuo tan poderoso para pertenecer a Asgard.
– Gran Sabio, ya sabes qué hacer.
« Solución: La "Habilidad Extra: Percepción Mágica" comenzará el proceso de análisis y búsqueda de circuitos mágicos que hayan tenido relación con la Quinta Guerra del Santo Grial. »
– Perfecto~
Gran Sabio, la Inteligencia Conceptual que tiene una personalidad despiadada y sin emociones y está impulsada únicamente por cálculos puramente lógicos, inició inmediatamente la acción ordenada por su usuario. Hacer uso de otras habilidades del Rey Demonio para conseguir los objetivos de este era apenas una de sus capacidades, pero sin lugar a dudas era la más explotada por éste. Y cómo no hacerlo si con una orden aquella habilidad era capaz de hallar al instante la concentración de maná buscada como si se buscara una definición en Google.
Por supuesto, no podía ser de otra forma. Al alcanzar los ojos del limo a visualizar la imagen de aquella pelinegra de coletas que bajaba del avión, la Habilidad Única envió la señal directo al subconsciente del demonio, quien entonces se dirigió justo donde ella. Hizo un saludo a la distancia para hacer notar su presencia, aunque no es que no resaltara un individuo con máscara y ropas negras de entre toda la multitud. Y fue solamente cuando estuvo frente a frente con la chica apenas diez centímetros más alta que el propio demonio, que este último le dirigió la palabra, con la voz de una niña pequeña que intentaba sonar como un adulto.
– ¿Eres tú Rin Tohsaka?
– Espero que sea una elfa oscura... Una de piel morena y gran sensualidad... Aunque una rubia de ojos verdes no me molestaría... Maldición ¿Qué estoy pensando? Ni siquiera sé si existen elfas en este mundo...
El slime hablaba consigo mismo conforme los minutos avanzaban, dando rienda suelta a sus desordenadas fantasías dignas de una entidad demoníaca. La verdad es que no le importaba si fuera una elfa o no. Ni siquiera si era una chica. Solo quería matar el rato mientras el vuelo llegaba a su destino, para que llegara aquella de la que había escuchado y que, sin embargo, nunca había visto. Muy en el fondo, lo que realmente deseaba era hacer un nuevo amigo. Pero aceptar eso sería absurdo ¡No! ¡Los amigos son para los débiles! ¡Un Rey solo necesita súbditos! ¡Aliados a lo mucho! ¡Los lazos de amistad son irrelevantes!
– Pero... Entonces por qué... Me siento emocionado...?
Así se iba enredando el Rey Demonio en sus propios pensamientos mientras aguardaba a la espera del desconocido individuo, el cual llegaría antes de lo previsto. En un abrir y cerrar de ojos, el avión había arribado en la pista y los pasajeros comenzaban ya a descender. El slime no tenía la menor idea de cómo debía lucir aquella a quien buscaba, pero sabía cómo identificar a un individuo tan poderoso para pertenecer a Asgard.
– Gran Sabio, ya sabes qué hacer.
« Solución: La "Habilidad Extra: Percepción Mágica" comenzará el proceso de análisis y búsqueda de circuitos mágicos que hayan tenido relación con la Quinta Guerra del Santo Grial. »
– Perfecto~
Gran Sabio, la Inteligencia Conceptual que tiene una personalidad despiadada y sin emociones y está impulsada únicamente por cálculos puramente lógicos, inició inmediatamente la acción ordenada por su usuario. Hacer uso de otras habilidades del Rey Demonio para conseguir los objetivos de este era apenas una de sus capacidades, pero sin lugar a dudas era la más explotada por éste. Y cómo no hacerlo si con una orden aquella habilidad era capaz de hallar al instante la concentración de maná buscada como si se buscara una definición en Google.
Por supuesto, no podía ser de otra forma. Al alcanzar los ojos del limo a visualizar la imagen de aquella pelinegra de coletas que bajaba del avión, la Habilidad Única envió la señal directo al subconsciente del demonio, quien entonces se dirigió justo donde ella. Hizo un saludo a la distancia para hacer notar su presencia, aunque no es que no resaltara un individuo con máscara y ropas negras de entre toda la multitud. Y fue solamente cuando estuvo frente a frente con la chica apenas diez centímetros más alta que el propio demonio, que este último le dirigió la palabra, con la voz de una niña pequeña que intentaba sonar como un adulto.
– ¿Eres tú Rin Tohsaka?
Rimuru Tempest
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
—Uh...
Miro a la niña, algo le decía que era peligrosa pero lo obvio un momento, inspeccionando a quién estaba frente a ella, ropas oscuras y una máscara la hacían resaltar entre tantas personas en el área de desembarque y muchas de estas la miraba de reojo, a ambas, curiosas y con desconfianza. Claro que no le importaba así que recargo más su peso en un pie mientras acomodaba un poco su ropa arrugada de estar sentada durante aproximadamente 14 horas. Un martirio, lo bueno es que hubo un transbordo en el aeropuerto de Luxemburgo en Rusia.
—Si, soy yo —respondió, al acomodar su blusa roja de mangas tres cuartos y una falda negra de cuero. Era de sus favoritas, así que decidió ponérsela en lo que ella creía podía ser su nuevo comienzo. Un comienzo que esperaba fuera increíble para la familia Tohsaka, para su familia.
—¿Y tú eres?
Lo miro, o la miro, realmente aún no sabía si era niña o niño, así que levantó una de sus cejas, caminando a la zona del equipaje para tomar su maleta. No eran muchas cosas, ropa y algunos productos, sus joyas y dinero las había guardado en un banco que tenía sede en Londres y Corea del Sur así que estaban a salvó hasta que fuera a retirarlas. Sus botines de tacón sonaban a cada paso, atrayendo miradas de las personas en el aeropuerto, miradas que ignoro. Estaba acostumbrada, constantemente en la escuela por su imagen las recibía y en la asociación de magos era peor al ser una "superviviente y ganadora" de la Quinta Guerra del Santo Grial.
"Hipócritas". Pensó con una mueca irónica, siempre hablando a sus espaldas cuando creían que no escuchaba, subestimando su poder y fuerza de ganar la Guerra, mientras en su cara le encantaba "alabarla". Oh, si, algún día se vengaría. Pero era mejor distraer sus pensamientos de eso. Aunque no evitó que sus ojos normalmente azul claro se oscurecieran un poco.
—Asumo que eres alguien del internado de Asgard.
Miro a la niña, algo le decía que era peligrosa pero lo obvio un momento, inspeccionando a quién estaba frente a ella, ropas oscuras y una máscara la hacían resaltar entre tantas personas en el área de desembarque y muchas de estas la miraba de reojo, a ambas, curiosas y con desconfianza. Claro que no le importaba así que recargo más su peso en un pie mientras acomodaba un poco su ropa arrugada de estar sentada durante aproximadamente 14 horas. Un martirio, lo bueno es que hubo un transbordo en el aeropuerto de Luxemburgo en Rusia.
—Si, soy yo —respondió, al acomodar su blusa roja de mangas tres cuartos y una falda negra de cuero. Era de sus favoritas, así que decidió ponérsela en lo que ella creía podía ser su nuevo comienzo. Un comienzo que esperaba fuera increíble para la familia Tohsaka, para su familia.
—¿Y tú eres?
Lo miro, o la miro, realmente aún no sabía si era niña o niño, así que levantó una de sus cejas, caminando a la zona del equipaje para tomar su maleta. No eran muchas cosas, ropa y algunos productos, sus joyas y dinero las había guardado en un banco que tenía sede en Londres y Corea del Sur así que estaban a salvó hasta que fuera a retirarlas. Sus botines de tacón sonaban a cada paso, atrayendo miradas de las personas en el aeropuerto, miradas que ignoro. Estaba acostumbrada, constantemente en la escuela por su imagen las recibía y en la asociación de magos era peor al ser una "superviviente y ganadora" de la Quinta Guerra del Santo Grial.
"Hipócritas". Pensó con una mueca irónica, siempre hablando a sus espaldas cuando creían que no escuchaba, subestimando su poder y fuerza de ganar la Guerra, mientras en su cara le encantaba "alabarla". Oh, si, algún día se vengaría. Pero era mejor distraer sus pensamientos de eso. Aunque no evitó que sus ojos normalmente azul claro se oscurecieran un poco.
—Asumo que eres alguien del internado de Asgard.
Última edición por Rin Tohsaka el Lun Abr 13, 2020 8:19 pm, editado 1 vez
Rin Dulce
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
– Rimuru. Rimuru Tempest.
Fue lo único que respondió el demonio ante la interrogante de su contraria. Usualmente habría realizado una presentación mucho más elaborada, algo como "Yo soy el Gran Rey Demonio, Rimuru Tempest! Soberano de la Nación de la Tormenta!" O algo parecido. Sin embargo, trataba de no llamar la atención más de lo necesario. Un acto de imprudencia y podría desatar un caos en el aeropuerto. Quizá y hasta la Academia Legacy se entrometería al enterarse de un nuevo miembro de Asgard, y eso sería tremendamente problematico. Lo mejor para todos sería mantener el perfil bajo hasta que estuviesen lejos del público.
Fue así como el monstruo de mazmorra acompañó a la chica a la hora de recoger su equipaje, el cual no era realmente mucho para alguien que pensaba quedarse permanentemente. Lo más probable es que tuviera el poder adquisitivo para sustentarse si le era necesario y por eso no cargaba de más. Eso le hizo conjeturar que aquella era una niña rica, aunque no tuviera la pinta de serlo. ¿Quizá quería empezar de cero? ¿O simplemente no estaba segura de si fuera a quedarse? Nada estaba realmente claro. Sin embargo, el nubarrón de autocuestionamientos se vio inmediatamente disipado cuando la azabache le dirigió la palabra, haciendo una pregunta que a sus ojos era obvia, pero que aún así consintió en responder.
– Lo soy. El presidente del consejo estudiantil me ha pedido personalmente que viniera a recibirte. Lo haría él mismo, pero justo ahora está en un asunto importante.
El Great Demon Lord y la heredera de la familia Tohsaka caminaron entonces, como era natural, fuera del aeropuerto. Notó este en el camino que las miradas de las personas le molestaban, lo cual le pareció un poco curioso cuanto menos. En su mente se decía que no era de su incumbencia y no le importaba. Sin embargo, cuando se dió cuenta, ya había alzado la mano, haciendo que un avión a sus espaldas fuera engullido por un montón de raíces gigantes que salieron de la tierra. La gente inmediatamente dejó de lado a los dos individuos, asombrados ante la extraña e inquietante hazaña que había ocurrido y corriendo a observar más de cerca el acontecimiento, mientras estos salían del aeropuerto completamente desapercibidos.
– ¿Estás bien con caminar o prefieres viajar en taxi? La primera opción te dejará conocer mejor los alrededores de tu nuevo hogar. La segunda es más cómoda y te llevará a tu destino en menor tiempo. Depende de ti, Rin.
Fue lo único que respondió el demonio ante la interrogante de su contraria. Usualmente habría realizado una presentación mucho más elaborada, algo como "Yo soy el Gran Rey Demonio, Rimuru Tempest! Soberano de la Nación de la Tormenta!" O algo parecido. Sin embargo, trataba de no llamar la atención más de lo necesario. Un acto de imprudencia y podría desatar un caos en el aeropuerto. Quizá y hasta la Academia Legacy se entrometería al enterarse de un nuevo miembro de Asgard, y eso sería tremendamente problematico. Lo mejor para todos sería mantener el perfil bajo hasta que estuviesen lejos del público.
Fue así como el monstruo de mazmorra acompañó a la chica a la hora de recoger su equipaje, el cual no era realmente mucho para alguien que pensaba quedarse permanentemente. Lo más probable es que tuviera el poder adquisitivo para sustentarse si le era necesario y por eso no cargaba de más. Eso le hizo conjeturar que aquella era una niña rica, aunque no tuviera la pinta de serlo. ¿Quizá quería empezar de cero? ¿O simplemente no estaba segura de si fuera a quedarse? Nada estaba realmente claro. Sin embargo, el nubarrón de autocuestionamientos se vio inmediatamente disipado cuando la azabache le dirigió la palabra, haciendo una pregunta que a sus ojos era obvia, pero que aún así consintió en responder.
– Lo soy. El presidente del consejo estudiantil me ha pedido personalmente que viniera a recibirte. Lo haría él mismo, pero justo ahora está en un asunto importante.
El Great Demon Lord y la heredera de la familia Tohsaka caminaron entonces, como era natural, fuera del aeropuerto. Notó este en el camino que las miradas de las personas le molestaban, lo cual le pareció un poco curioso cuanto menos. En su mente se decía que no era de su incumbencia y no le importaba. Sin embargo, cuando se dió cuenta, ya había alzado la mano, haciendo que un avión a sus espaldas fuera engullido por un montón de raíces gigantes que salieron de la tierra. La gente inmediatamente dejó de lado a los dos individuos, asombrados ante la extraña e inquietante hazaña que había ocurrido y corriendo a observar más de cerca el acontecimiento, mientras estos salían del aeropuerto completamente desapercibidos.
– ¿Estás bien con caminar o prefieres viajar en taxi? La primera opción te dejará conocer mejor los alrededores de tu nuevo hogar. La segunda es más cómoda y te llevará a tu destino en menor tiempo. Depende de ti, Rin.
Rimuru Tempest
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
Sus presentimientos acerca de la peligrosidad de su acompañante fueron respondidos, aunque realmente no le importo el desastre del avión. Sentía que con gusto lo hubiese ayudado así que una ligera sonrisa de lado surco sus labios, era divertido ver cómo las personas normales ignoraban todo aquello que temían. O todo lo que estaban haciendo al ver el avión siendo engullido. Según ellos, de forma inexplicable.
—Un gusto Rimuru Tempest. Cómo sabes soy Rin, Rin Tohsaka.
Omitió varias cosas en su presentación, realmente no quería hablar mucho por el momento y estaba más interesada en que se fueran antes de que el aeropuerto fuera cerrado por la policía.
—Te pido por favor que me expliques sobre el internado Asgard —pidió, educada y con seriedad, deteniéndose un momento para transfigurar su maleta en algo más pequeño y fácil de llevar: una mochila. Realmente transfiguración no era algo pesado y difícil en su magia y conocimientos. El punto bueno era que podría caminar más a gusto en vez de arrastrar una maleta; el sonido no le gustaba y prefería caminar antes que un taxi.
—Por mi parte prefiero ir caminando, será bueno conocer mi nueva ciudad —comento, mirándola de reojo, el nombre que le dio no era femenino, pero tampoco masculino por lo que decidió simplemente ignorar el género y dedicarse a lo más importante, y eso era averiguar acerca del internado hacia donde se dirigía. Pues por más que investigo no supo nada sobre este y odiaba la ignorancia, especialmente cuando algo la involucraba a ella.
—Un gusto Rimuru Tempest. Cómo sabes soy Rin, Rin Tohsaka.
Omitió varias cosas en su presentación, realmente no quería hablar mucho por el momento y estaba más interesada en que se fueran antes de que el aeropuerto fuera cerrado por la policía.
—Te pido por favor que me expliques sobre el internado Asgard —pidió, educada y con seriedad, deteniéndose un momento para transfigurar su maleta en algo más pequeño y fácil de llevar: una mochila. Realmente transfiguración no era algo pesado y difícil en su magia y conocimientos. El punto bueno era que podría caminar más a gusto en vez de arrastrar una maleta; el sonido no le gustaba y prefería caminar antes que un taxi.
—Por mi parte prefiero ir caminando, será bueno conocer mi nueva ciudad —comento, mirándola de reojo, el nombre que le dio no era femenino, pero tampoco masculino por lo que decidió simplemente ignorar el género y dedicarse a lo más importante, y eso era averiguar acerca del internado hacia donde se dirigía. Pues por más que investigo no supo nada sobre este y odiaba la ignorancia, especialmente cuando algo la involucraba a ella.
Última edición por Rin Tohsaka el Lun Abr 13, 2020 8:22 pm, editado 1 vez
Rin Dulce
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
Observó el slime con atención mientras aquella que le acompañaba realizaba un acto que incluso para él resultaba difícil de creer que un humano pudiera realizar. Normalmente los humanos no eran para el rey demonio otra cosa sino simples animales. Objetos sin valor que se limitaba a usar para su beneficio cuando tenía la oportunidad o un medio de entretenimiento cuando no había nada mejor que hacer. Por eso le parecía sorprendente que una humana se hubiera conseguido enlistar en las filas de Asgard por invitación del propio Siegrain. Sin embargo, Rimuru Tempest no subestima a nadie y no tiene prejuicios de nada. "Las cosas son lo que son, no lo que se puede ver de ellas", ese era un principio fundamental del slime.
– Claro, lo haré. Realmente no es una historia interesante, pero al menos saciará tu curiosidad.
A petición de la maga, el Rey Demonio comenzó a caminar por las calles de la gran ciudad con dirección al instituto. Se le notaba un andar lento y tenso, como si tratase de contenerse de alguna forma. Con las manos a sus espaldas, el demonio miraba de reojo la infraestructura del sitio. La máscara en su rostro no permitía ver cómo se sentía o qué es lo que miraba. Sin embargo, por la forma en que quedaba viendo algunas cosas a medida que caminaban, daba la impresión de que se sentía atraído por ellas. Más aún cuando se trataba de puestos de comida o tiendas de cómics; momentos en los cuales hasta daba la impresión de que quería detenerse, pero al final terminaba por sacudir su cabeza levemente y continuar el trayecto.
– El Internado Merak era una escuela para seres con habilidades extraordinarias. Un sitio en el que se les instruía en el manejo de sus habilidades y cómo usarlas para ayudar a otros. Sin embargo, hace unos años, una mujer loca y retorcida tomó la dirección de la escuela y la convirtió en un ejército de perros que cumplían sus locas ambiciones. Nadie supo nunca lo que quería en realidad. Hace unos meses hubo una guerra entre la Academia Legacy, que es un instituto similar en Japón, y el Internado Merak. Como resultado, Merak perdió sus instalaciones, la directora murió, y sus estudiantes quedaron heridos y sin nadie en el mundo mas que ellos mismos.
Llegados a este punto, el demonio se había metido tanto en el tema que iba perdiendo concentración respecto a mantener su fachada. Su andar era cada vez más fluido, en tanto que sus manos se soltaban. En poco tiempo ya avanzaba dando pequeños saltos como una colegiala lo haría, a la vez que su vista se posaba con interés y con asombro en todo lo que veía. Desde los pequeños puestos callejeros y las tiendas de autoservicio, hasta los grandes monumentos y los altos rascacielos, cuya riqueza arquitectónica le dejaba embelesado. Incluso abandonaba poco a poco aquel intento de voz masculina, escuchándose cada vez más, conforme continuaba su narración, como una niña de no más de doce años.
– La misma noche que todo eso ocurrió, ese tal Siegrain llegó hablando un montón de tonterías. Ofrecía riquezas y el control del mundo. A todos les pareció ridículo. Pero de entre tanta verborrea, prometió una dirección estable y un nuevo instituto. Muchos se mostraron interesados por la restauración de todo lo que habían perdido, así que pensaron "vale la pena probar, a ver qué pasa". Así nació el Instituto Asgard. Una escuela para seres extraordinarios, que enseña a sus estudiantes cómo explotar sus habilidades, sin ninguna restricción moral o legal. Algunos nos llaman villanos, demonios, y otras cosas parecidas. Pero realmente somos un grupo de gente que trabaja para conseguir sus ideales en conjunto. Un equipo. Sea que quieras más poder, más conocimiento, más fama, más dinero, o simplemente divertirte, en Asgard tendrás las herramientas para alcanzar tus metas.
– Claro, lo haré. Realmente no es una historia interesante, pero al menos saciará tu curiosidad.
A petición de la maga, el Rey Demonio comenzó a caminar por las calles de la gran ciudad con dirección al instituto. Se le notaba un andar lento y tenso, como si tratase de contenerse de alguna forma. Con las manos a sus espaldas, el demonio miraba de reojo la infraestructura del sitio. La máscara en su rostro no permitía ver cómo se sentía o qué es lo que miraba. Sin embargo, por la forma en que quedaba viendo algunas cosas a medida que caminaban, daba la impresión de que se sentía atraído por ellas. Más aún cuando se trataba de puestos de comida o tiendas de cómics; momentos en los cuales hasta daba la impresión de que quería detenerse, pero al final terminaba por sacudir su cabeza levemente y continuar el trayecto.
– El Internado Merak era una escuela para seres con habilidades extraordinarias. Un sitio en el que se les instruía en el manejo de sus habilidades y cómo usarlas para ayudar a otros. Sin embargo, hace unos años, una mujer loca y retorcida tomó la dirección de la escuela y la convirtió en un ejército de perros que cumplían sus locas ambiciones. Nadie supo nunca lo que quería en realidad. Hace unos meses hubo una guerra entre la Academia Legacy, que es un instituto similar en Japón, y el Internado Merak. Como resultado, Merak perdió sus instalaciones, la directora murió, y sus estudiantes quedaron heridos y sin nadie en el mundo mas que ellos mismos.
Llegados a este punto, el demonio se había metido tanto en el tema que iba perdiendo concentración respecto a mantener su fachada. Su andar era cada vez más fluido, en tanto que sus manos se soltaban. En poco tiempo ya avanzaba dando pequeños saltos como una colegiala lo haría, a la vez que su vista se posaba con interés y con asombro en todo lo que veía. Desde los pequeños puestos callejeros y las tiendas de autoservicio, hasta los grandes monumentos y los altos rascacielos, cuya riqueza arquitectónica le dejaba embelesado. Incluso abandonaba poco a poco aquel intento de voz masculina, escuchándose cada vez más, conforme continuaba su narración, como una niña de no más de doce años.
– La misma noche que todo eso ocurrió, ese tal Siegrain llegó hablando un montón de tonterías. Ofrecía riquezas y el control del mundo. A todos les pareció ridículo. Pero de entre tanta verborrea, prometió una dirección estable y un nuevo instituto. Muchos se mostraron interesados por la restauración de todo lo que habían perdido, así que pensaron "vale la pena probar, a ver qué pasa". Así nació el Instituto Asgard. Una escuela para seres extraordinarios, que enseña a sus estudiantes cómo explotar sus habilidades, sin ninguna restricción moral o legal. Algunos nos llaman villanos, demonios, y otras cosas parecidas. Pero realmente somos un grupo de gente que trabaja para conseguir sus ideales en conjunto. Un equipo. Sea que quieras más poder, más conocimiento, más fama, más dinero, o simplemente divertirte, en Asgard tendrás las herramientas para alcanzar tus metas.
Rimuru Tempest
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
Su mirada notó la incomodidad y tensión en el cuerpo contrario, le recordó de cierta manera a ella cuando tenía que comportarse frente a sus superiores en la asociación, era irracional pues ella sabía que era mejor que esos ancianos y por eso la habían expulsado difamando el nombre de su familia. Pero ella, Rin Tohsaka, buscaría la forma de destruir todo lo que los magos querían en la asociación, ella destruiría a eso ancianos por simple placer de verlos sufrir como ella lo hizo al ser humillada por los magos de su edad al ser expulsada. O si, ella recordaría sus rostros y pronto sabrían de ella.
Así que escucho atenta la historia, le parecía interesante que hubiera otra escuela como Asgard en Japón y nunca lo hubiera sabido. ¿Qué los diferenciaba de ellos? Realmente tenía esa duda. Pero las palabras continuaron entrando en su mente.
Su mirada paseo por la ciudad, creando un mapa en su mente de todo lo que recorrían, ignorando un poco la adorable reacción de su acompañante por su al rededor, más se dio cuenta cuando fijo su vista en uno de los grandes rascacielos de la cuidad, era hermoso y estaba hecho todo de cristal. Nunca había visto uno hecho de estructura externa de cristal así que lo pensó. Algún día iría a la azotea, sería un buen punto de vista de todo.
Desvió su mirada a su acompañante, notando que ahora sí sonaba como una niña. Y se comportaba como una... Su corazón dolió un poco al mirarla feliz y radiante, observando a su alrededor maravillada con todo así que anoto algo que hacer. Sus ojos más claros como en el pasado, mostrando un poco de calidez que hace un año no se mostraban en ellos.
—¿Quiénes son los de Legacy? ¿Qué nos diferencia? —aparto su mirada al ver que mirar a la niña feliz era doloroso para ella. Le recordaba tantas cosas de su infancia que prefería enterrar.
Se detuvo a un lado de un puesto deambulante de comida y compró dos snacks. Dándole uno a la pequeña a su lado y retomando su camino hacia el instituto interesada mientras pensaba: "villanos, ¿eh? Eso es nuevo".
Pero no había rechazo a esas palabras, si era por sus objetivos y conocimiento no le importaba vender su alma o convertirse en un villano. Solo le importaba volverse fuerte, destruir a los que la difamaron y restablecer el poder de los Tohsaka.
Así que escucho atenta la historia, le parecía interesante que hubiera otra escuela como Asgard en Japón y nunca lo hubiera sabido. ¿Qué los diferenciaba de ellos? Realmente tenía esa duda. Pero las palabras continuaron entrando en su mente.
Su mirada paseo por la ciudad, creando un mapa en su mente de todo lo que recorrían, ignorando un poco la adorable reacción de su acompañante por su al rededor, más se dio cuenta cuando fijo su vista en uno de los grandes rascacielos de la cuidad, era hermoso y estaba hecho todo de cristal. Nunca había visto uno hecho de estructura externa de cristal así que lo pensó. Algún día iría a la azotea, sería un buen punto de vista de todo.
Desvió su mirada a su acompañante, notando que ahora sí sonaba como una niña. Y se comportaba como una... Su corazón dolió un poco al mirarla feliz y radiante, observando a su alrededor maravillada con todo así que anoto algo que hacer. Sus ojos más claros como en el pasado, mostrando un poco de calidez que hace un año no se mostraban en ellos.
—¿Quiénes son los de Legacy? ¿Qué nos diferencia? —aparto su mirada al ver que mirar a la niña feliz era doloroso para ella. Le recordaba tantas cosas de su infancia que prefería enterrar.
Se detuvo a un lado de un puesto deambulante de comida y compró dos snacks. Dándole uno a la pequeña a su lado y retomando su camino hacia el instituto interesada mientras pensaba: "villanos, ¿eh? Eso es nuevo".
Pero no había rechazo a esas palabras, si era por sus objetivos y conocimiento no le importaba vender su alma o convertirse en un villano. Solo le importaba volverse fuerte, destruir a los que la difamaron y restablecer el poder de los Tohsaka.
Última edición por Rin Tohsaka el Lun Abr 13, 2020 8:23 pm, editado 1 vez
Rin Dulce
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
El slime comenzaba a suavizar su personalidad conforme iba caminando con la chica. Él no lo notaba, pero su actitud finalmente había sido desenmascarada. Aquella personalidad alegre y despreocupada que le invadía siempre que iba a la ciudad era inevitable. Después de todo, era el lugar al que se escapaba siempre que quería despejarse y descargar la tensión del combate o el estudio. Normalmente podría mantener un poco más de voluntad, pero es que la compañía de aquella azabache que iba igualmente tranquila e interesada en el sitio le contagiaba de una forma impresionante. Sin embargo, era una actitud que desvanecería más tarde que temprano conforme iba contestando las cuestionantes de la contraria.
– La Academia Seeds of Legacy, es un instituto para seres con habilidades especiales en Yokohama. Básicamente podríamos decir que su objetivo es criar héroes. Todos los que van ahí se sienten superiores a nosotros solo porque afirman que sus principios morales son geniales y que proteger seres inferiores como los humanos y así alterar el equilibrio natural del universo es algo realmente fantástico. A mí me parece algo estúpido. Las leyes morales en sí mismas son estúpidas. Son un sistema tonto y viejo creado por gente tonta y vieja que cree que lo sabe todo y que quiere decirte lo que tienes que hacer y hasta cómo debes pensar. ¡Al diablo con todos ellos!
Su actitud en este punto había pasado a ser más airada y agresiva. Rimuru realmente odiaba pocas cosas de la forma en que lo hacía con las reglas. Un Rey Demonio no debería tener que seguir los dogmas preestablecidos de otros. Debería poder hacer lo que quisiera siempre que quisiera sin ser reprendido por ello. Sí, quizá era una actitud infantil de su parte, pero... Después de todo, el Gran Rey Demonio sigue siendo una mente infante en un cuerpo igual de infante. Sin embargo, su ira fue disipada con la acción que a continuación realizaría la maga y que sería la adquisición de aquel bocadillo que le habría de regalar sin más, como un amigo lo haría naturalmente.
– ¿E-esto es... Para mí...?
El Rey Demonio no podía creerlo. Incluso sujetó el snack con curiosidad y se mantuvo mirándolo durante varios segundos, tratando de entenderlo. Entender, en primer lugar, por qué aquella era tan calmada y respetuosa. Entender también, por qué usaba su dinero para comprar algo para otra persona. Eso no era normal. Ni siquiera natural. Los seres vivos son egoístas por naturaleza y velan solo por sus propios deseos. Más aún, los villanos lo hacen todo el tiempo. Nadie en sus cinco sentidos da sin esperar nada a cambio.
Entonces ¿Qué motivaba a esa chica a actuar tan irracionalmente? ¿Y cómo es que alguien como ella estaba entrando al Internado Asgard? Realmente no entendía nada de eso, pero no expresó ninguna de sus dudas. En realidad, bastó con quitarse la máscara que llevaba puesta para dejarlas en claro todas. Sin palabras, sin lenguaje audible, mas solo mencionando una única frase mientras miraba a la azabache con gesto de incomprensión.
– Yo... Q-quiero decir... Nunca me habían... Regalado algo...
– La Academia Seeds of Legacy, es un instituto para seres con habilidades especiales en Yokohama. Básicamente podríamos decir que su objetivo es criar héroes. Todos los que van ahí se sienten superiores a nosotros solo porque afirman que sus principios morales son geniales y que proteger seres inferiores como los humanos y así alterar el equilibrio natural del universo es algo realmente fantástico. A mí me parece algo estúpido. Las leyes morales en sí mismas son estúpidas. Son un sistema tonto y viejo creado por gente tonta y vieja que cree que lo sabe todo y que quiere decirte lo que tienes que hacer y hasta cómo debes pensar. ¡Al diablo con todos ellos!
Su actitud en este punto había pasado a ser más airada y agresiva. Rimuru realmente odiaba pocas cosas de la forma en que lo hacía con las reglas. Un Rey Demonio no debería tener que seguir los dogmas preestablecidos de otros. Debería poder hacer lo que quisiera siempre que quisiera sin ser reprendido por ello. Sí, quizá era una actitud infantil de su parte, pero... Después de todo, el Gran Rey Demonio sigue siendo una mente infante en un cuerpo igual de infante. Sin embargo, su ira fue disipada con la acción que a continuación realizaría la maga y que sería la adquisición de aquel bocadillo que le habría de regalar sin más, como un amigo lo haría naturalmente.
– ¿E-esto es... Para mí...?
El Rey Demonio no podía creerlo. Incluso sujetó el snack con curiosidad y se mantuvo mirándolo durante varios segundos, tratando de entenderlo. Entender, en primer lugar, por qué aquella era tan calmada y respetuosa. Entender también, por qué usaba su dinero para comprar algo para otra persona. Eso no era normal. Ni siquiera natural. Los seres vivos son egoístas por naturaleza y velan solo por sus propios deseos. Más aún, los villanos lo hacen todo el tiempo. Nadie en sus cinco sentidos da sin esperar nada a cambio.
Entonces ¿Qué motivaba a esa chica a actuar tan irracionalmente? ¿Y cómo es que alguien como ella estaba entrando al Internado Asgard? Realmente no entendía nada de eso, pero no expresó ninguna de sus dudas. En realidad, bastó con quitarse la máscara que llevaba puesta para dejarlas en claro todas. Sin palabras, sin lenguaje audible, mas solo mencionando una única frase mientras miraba a la azabache con gesto de incomprensión.
– Yo... Q-quiero decir... Nunca me habían... Regalado algo...
Rimuru Tempest
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
"¿Una academia de héroes eh?".
Pensó con una mueca, repugnada mientras le sonaba algo que haría Shirou. Al igual que muchas personas, la palabra "héroe" ahora tenía un significado distinto al que tenía para ella al ser una niña. Normalmente un héroe era una persona de moral incuestionable, de grandes logros y virtudes. Bien, para ella no.
Un héroe era un sacrificio, una mente cerrada de que no podía ver distintas versiones de alguna resolución, una persona hipócrita en el sentido de que siempre él será el que tenga la razón. La persona que siempre daría la cara con palabras vacías y promesas incumplidas; pero que con una sonrisa lo arreglarían todo.
No, ella no deseaba que la volvieran a considerar una heroína nunca. Jamás.
Una ligera risa brotó de sus labios, burlándose de esa escuela, los héroes no existían. Solo eran sacrificios que la sociedad hacia para considerar a quién mandar a resolver sus problemas en lugar de ellos mismos. Una sociedad cobarde, hipócrita y repugnante. Así que comprendía bien la visión de la niña a su lado y deseo que a su edad ella ya hubiera comprendido eso. Ah, la furia que emanaba le pareció algo increíble y acogedor sin duda.
—¿Uh?
Miro confundida la reacción de la persona a su lado, sujetaba su snack que le dio con fuerza, mientras parecía examinarlo. Parpadeo varias veces, incomoda de si su acción había sido mal recibida realmente no sabía que podía tener de mal. Pero podría ser algo relacionado con alguna costumbre coreana de comida...
—¿Me he equivocado?
Su voz calmada y sin sentimientos expreso, educada si había cometido un error con su gesto mientras ladeaba un poco su cabeza al ver el rostro de su acompañante. Era una niña definitivamente, un rostro redondo e infantil, unos ojos llenos de confusión de color dorado con café. ¿Confundidos? Se pregunto, borrando sus expresiones faciales y enderezándose. Resistiendo el impulso de acariciar el blanco cabello de la menor, realmente no se comprendía.
¿Porqué está niña hacia que actuará más cálida? Como si... Como si regresará a esa época dónde no tenía problemas. Donde no buscaba venganza.
—Es normal recibir algún bocadillo, a tu edad mi hermana solía... Nada, olvídalo —sacudió la cabeza, borrando lo que iba a decir y caminando de nuevo. Su actitud de nuevo recta y fría. Pero sus ojos lo demostraban, la furia, la tristeza.
—Vamos, se está haciendo tarde.
Pensó con una mueca, repugnada mientras le sonaba algo que haría Shirou. Al igual que muchas personas, la palabra "héroe" ahora tenía un significado distinto al que tenía para ella al ser una niña. Normalmente un héroe era una persona de moral incuestionable, de grandes logros y virtudes. Bien, para ella no.
Un héroe era un sacrificio, una mente cerrada de que no podía ver distintas versiones de alguna resolución, una persona hipócrita en el sentido de que siempre él será el que tenga la razón. La persona que siempre daría la cara con palabras vacías y promesas incumplidas; pero que con una sonrisa lo arreglarían todo.
No, ella no deseaba que la volvieran a considerar una heroína nunca. Jamás.
Una ligera risa brotó de sus labios, burlándose de esa escuela, los héroes no existían. Solo eran sacrificios que la sociedad hacia para considerar a quién mandar a resolver sus problemas en lugar de ellos mismos. Una sociedad cobarde, hipócrita y repugnante. Así que comprendía bien la visión de la niña a su lado y deseo que a su edad ella ya hubiera comprendido eso. Ah, la furia que emanaba le pareció algo increíble y acogedor sin duda.
—¿Uh?
Miro confundida la reacción de la persona a su lado, sujetaba su snack que le dio con fuerza, mientras parecía examinarlo. Parpadeo varias veces, incomoda de si su acción había sido mal recibida realmente no sabía que podía tener de mal. Pero podría ser algo relacionado con alguna costumbre coreana de comida...
—¿Me he equivocado?
Su voz calmada y sin sentimientos expreso, educada si había cometido un error con su gesto mientras ladeaba un poco su cabeza al ver el rostro de su acompañante. Era una niña definitivamente, un rostro redondo e infantil, unos ojos llenos de confusión de color dorado con café. ¿Confundidos? Se pregunto, borrando sus expresiones faciales y enderezándose. Resistiendo el impulso de acariciar el blanco cabello de la menor, realmente no se comprendía.
¿Porqué está niña hacia que actuará más cálida? Como si... Como si regresará a esa época dónde no tenía problemas. Donde no buscaba venganza.
—Es normal recibir algún bocadillo, a tu edad mi hermana solía... Nada, olvídalo —sacudió la cabeza, borrando lo que iba a decir y caminando de nuevo. Su actitud de nuevo recta y fría. Pero sus ojos lo demostraban, la furia, la tristeza.
—Vamos, se está haciendo tarde.
Última edición por Rin Tohsaka el Lun Abr 13, 2020 8:27 pm, editado 1 vez
Rin Dulce
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
Ante tal declaración de la maga, el demonio había quedado terminantemente estupefacto. ¿Qué cosa era aquello de que "es normal recibir un bocadillo"? ¡No es normal recibir nada! No sin un pago correspondiente. Nadie en este mundo da sin obtener algo a cambio, y es eso lo que tanto le desconcertaba en aquel momento. Su mente comenzó a vagar desorientadamente, imaginando qué podría querer la contraria para hacer tan extraño acto de aparente desinterés. Quizá querría ganarse su confianza para manipularle, tal como algunos estudiantes de Legacy intentaron en el pasado, o quién sabe qué cosa retorcida aquella estaría pensando.
Así pues, el Rey Demonio se dispuso a continuar el camino en silencio, comiendo el bocadillo en el trayecto de forma rápida y apresurada para entonces a continuación disponerse a colocarse la máscara cuanto antes. Una vez que esta cubrió su rostro por completo, el demonio retomó su andar tenso y cauteloso, soltando así un pequeño suspiro, cual sería probablemente el único sonido que emitiría en el resto del trayecto. La aglomeración de pensamientos que se levantaban de sus temores le asediaban como fantasmas nocturnos, turbando así cada vez más la paz del peliazul y al mismo tiempo mantenerle alerta casi con paranoia.
"Aquella me ofreció algo con amabilidad y no me pidió algo a cambio" pensaba él "Sin embargo, no se veía contenta. Además, su rostro se oscureció mientras trataba de explicar sus razones. Quizá simplemente vió en mí algo que le recordó a alguien que le importa y actuó sin pensar... Sí, debe ser eso... Solo un error... No hay forma de que alguien sea amable porque sí... A menos que en realidad quiera ganarse mi confianza y traicionarme... Sabía desde un principio que ella no se parece en nada a un estudiante de Asgard... Debe ser una infiltrada... Pero Siegrain la invitó... ¿¡S-Será que planea eliminarnos a todos cuando menos lo esperemos!? Oh maldición, esto es malo... Esto es muy malo..."
En cuestión de instantes, la inseguridad del slime se había transformado en miedo, el miedo en paranoia y la paranoia en frustración. Ya no sabía qué hacer en ese momento o a dónde ir. Si llegaban al instituto, bien podría ser el fin para todos. Solo podía hacer una cosa, y tenía que hacerlo rápido. Fue así como caminaron un rato más en el que Rimuru permaneció en silencio total, hasta el punto en que llegaron a una calle completamente desierta. La verdad es que el Internado estaba ya a dos cuadras, por lo que faltaba relativamente poco. Sin embargo, el demonio se detuvo justamente en ese lugar.
En un instante, sin ningún tipo de aviso previo, un montón de raíces tan grandes como árboles y con espinas tan gruesas como ramas salieron en círculo al rededor de la azabache, teniendo la intención de encerrarla en una especie de jaula enorme de espinas negras. Sería difícil intentar escapar del alcance de aquella prisión, y más aún sería peligroso incluso intentar evadirla. Aquellas espinas eran tan duras como rocas, y una sola de ellas podría causar profundos cortes apenas rozare con la piel. El demonio, por su parte, dirigió la vista a la contraria, aunque la propia estuviese cubierta tras esa máscara, y le habló con un tono desbordante de ira y de temor, casi gritando al aire en lugar de hablar.
– ¿Quién eres tú, Rin Tohsaka? ¿Cuál es tu verdadero objetivo? No existe la amabilidad. Todo eso son historias que solo aparecen en el anime o en los mangas. ¡No existe nadie en el mundo que dé algo desinteresadamente! ¡¡Todos los seres vivos son crueles, malévolos y egoístas!! No sé qué planeas, pero estoy seguro de que no es nada bueno. ¡Habla ahora o reduciré tu cuerpo a cenizas!
Así pues, el Rey Demonio se dispuso a continuar el camino en silencio, comiendo el bocadillo en el trayecto de forma rápida y apresurada para entonces a continuación disponerse a colocarse la máscara cuanto antes. Una vez que esta cubrió su rostro por completo, el demonio retomó su andar tenso y cauteloso, soltando así un pequeño suspiro, cual sería probablemente el único sonido que emitiría en el resto del trayecto. La aglomeración de pensamientos que se levantaban de sus temores le asediaban como fantasmas nocturnos, turbando así cada vez más la paz del peliazul y al mismo tiempo mantenerle alerta casi con paranoia.
"Aquella me ofreció algo con amabilidad y no me pidió algo a cambio" pensaba él "Sin embargo, no se veía contenta. Además, su rostro se oscureció mientras trataba de explicar sus razones. Quizá simplemente vió en mí algo que le recordó a alguien que le importa y actuó sin pensar... Sí, debe ser eso... Solo un error... No hay forma de que alguien sea amable porque sí... A menos que en realidad quiera ganarse mi confianza y traicionarme... Sabía desde un principio que ella no se parece en nada a un estudiante de Asgard... Debe ser una infiltrada... Pero Siegrain la invitó... ¿¡S-Será que planea eliminarnos a todos cuando menos lo esperemos!? Oh maldición, esto es malo... Esto es muy malo..."
En cuestión de instantes, la inseguridad del slime se había transformado en miedo, el miedo en paranoia y la paranoia en frustración. Ya no sabía qué hacer en ese momento o a dónde ir. Si llegaban al instituto, bien podría ser el fin para todos. Solo podía hacer una cosa, y tenía que hacerlo rápido. Fue así como caminaron un rato más en el que Rimuru permaneció en silencio total, hasta el punto en que llegaron a una calle completamente desierta. La verdad es que el Internado estaba ya a dos cuadras, por lo que faltaba relativamente poco. Sin embargo, el demonio se detuvo justamente en ese lugar.
En un instante, sin ningún tipo de aviso previo, un montón de raíces tan grandes como árboles y con espinas tan gruesas como ramas salieron en círculo al rededor de la azabache, teniendo la intención de encerrarla en una especie de jaula enorme de espinas negras. Sería difícil intentar escapar del alcance de aquella prisión, y más aún sería peligroso incluso intentar evadirla. Aquellas espinas eran tan duras como rocas, y una sola de ellas podría causar profundos cortes apenas rozare con la piel. El demonio, por su parte, dirigió la vista a la contraria, aunque la propia estuviese cubierta tras esa máscara, y le habló con un tono desbordante de ira y de temor, casi gritando al aire en lugar de hablar.
– ¿Quién eres tú, Rin Tohsaka? ¿Cuál es tu verdadero objetivo? No existe la amabilidad. Todo eso son historias que solo aparecen en el anime o en los mangas. ¡No existe nadie en el mundo que dé algo desinteresadamente! ¡¡Todos los seres vivos son crueles, malévolos y egoístas!! No sé qué planeas, pero estoy seguro de que no es nada bueno. ¡Habla ahora o reduciré tu cuerpo a cenizas!
Rimuru Tempest
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
Sin estar consiente de el debate interno de su acompañante siguió caminando, con una suave mueca de tristeza en su rostro, la melancolía en sus ojos azules. Un solo pensamiento es su mente:
"... Sakura".
Su hermana, su dulce hermana menor que nunca saco de la casa Matou, a quién incumplió su promesa de salvarla. A quién ignoro su relación durante años hasta que no pudo seguir mintiendo a si misma, y la forma de hacer algo por ella la llevo a salvar a Shirou al inicio de la guerra: por el amor de su hermana. Porque ella amaba a ese pelinaranja.
Solo por eso Shirou Emiya estuvo en su mira y protección durante la Quinta Guerra del Santo Grial, porque no quería ver triste a Sakura en dado caso de que el tonto chico muriera, y sería peor si ella lo hubiera asesinado. Solo por eso lo protegió... Pero no más, sabía que si ella se involucraba en el internado Asgard sería una villana, alguien igual o peor que Kirei Kotomine. No le agradaba, pero, si para conseguir su venganza y objetivos ella se convertiría en algo peor de lo que fue Kirei Kotomine, con la diferencia de que ella no traicionará a sus aliados, a sus camaradas.
Y está niña peliblanca, Rimuru Tempest, sería su primer aliada. No solo por un recuerdo de su propia hermana, sino por que lo vio, vio la soledad, la confusión y la eterna inquietud de no saber de dónde era o quién era. Ella estaba igual.
Estaba por nombrar a la niña cuando se detuvo, un cosquilleo en su nuca, una advertencia en su mente. Algo estaba mal. Y lo comprobó al no escuchar más los pasos de Tempest.
—¿Hm? —se detuvo, curiosa del lugar elegido. Los edificios se alzaban imponentes detrás de su destino, el ambiente era frío y lleno de penumbras. La calle estaba sola, ni un alma a casi kilómetros de distancia, o eso sentía con un escaneo del mana en el ambiente—. ¿Qué?
Pronunció estupefacta, realmente no entendía de dónde venía las palabras llenas de furia y temor de la menor, quien la había encerrado en una gran jaula de raíces circular, con espinas. Y miro a su alrededor curiosa y encantada, era hermoso esa prisión.
—Soy Rin Tohsaka —comenzó, la respuesta casi sin pensarse, esa era una pregunta que respondería monótona—. Mi objetivo, realmente es fácil, busco destruir a quienes me han subestimado. Y también ser la hechicera más poderosa de la historia, ser alguien comparable con un mago de primera clase.
Suspiro, pasándose una mano por el cabello mientras que con la otra usaba su dedo para acariciar las espinas sin tocarlas, no quería saber que podían hacer. Pero le parecían tan hermosas y peligrosas que quería tocarlas.
—Si, tienes razón. Los humanos somos egoístas, crueles y malévolos... Pero, aún en esas actitudes hay bondad, cariño y cero dobles intenciones. Comprendo ahora que estás confundida de mi acción del snack, probablemente no lo esperabas, ni siquiera yo pensé en hacerlo. Es solo que tú te veías tan impresionada y maravillada de todo a tu alrededor, observaste las tiendas con ansias, miraste las cosas con deseo. Con añoranza. Y simplemente desee proveerte algo de esa añoranza.
Suspiro, lamiendo sus labios para cerrar los ojos. No comprendía porque respondió así, pero le agrado, realmente. Y sin pensarlo uno de sus dedos rozo las espinas, cortándose un poco y haciendo que caigan unas gotas de sangre. Pero no le importo.
—Me disculpo si mi acción se vio mal interpretada, no era mi intención. Pero no lo volveré a hacer si lo dices.
Termino, sin miedos. Aún con los ojos cerrados, disfrutando de la fresca sensación del ambiente. Del viento que tocaba sus mejillas.
"... Sakura".
Su hermana, su dulce hermana menor que nunca saco de la casa Matou, a quién incumplió su promesa de salvarla. A quién ignoro su relación durante años hasta que no pudo seguir mintiendo a si misma, y la forma de hacer algo por ella la llevo a salvar a Shirou al inicio de la guerra: por el amor de su hermana. Porque ella amaba a ese pelinaranja.
Solo por eso Shirou Emiya estuvo en su mira y protección durante la Quinta Guerra del Santo Grial, porque no quería ver triste a Sakura en dado caso de que el tonto chico muriera, y sería peor si ella lo hubiera asesinado. Solo por eso lo protegió... Pero no más, sabía que si ella se involucraba en el internado Asgard sería una villana, alguien igual o peor que Kirei Kotomine. No le agradaba, pero, si para conseguir su venganza y objetivos ella se convertiría en algo peor de lo que fue Kirei Kotomine, con la diferencia de que ella no traicionará a sus aliados, a sus camaradas.
Y está niña peliblanca, Rimuru Tempest, sería su primer aliada. No solo por un recuerdo de su propia hermana, sino por que lo vio, vio la soledad, la confusión y la eterna inquietud de no saber de dónde era o quién era. Ella estaba igual.
Estaba por nombrar a la niña cuando se detuvo, un cosquilleo en su nuca, una advertencia en su mente. Algo estaba mal. Y lo comprobó al no escuchar más los pasos de Tempest.
—¿Hm? —se detuvo, curiosa del lugar elegido. Los edificios se alzaban imponentes detrás de su destino, el ambiente era frío y lleno de penumbras. La calle estaba sola, ni un alma a casi kilómetros de distancia, o eso sentía con un escaneo del mana en el ambiente—. ¿Qué?
Pronunció estupefacta, realmente no entendía de dónde venía las palabras llenas de furia y temor de la menor, quien la había encerrado en una gran jaula de raíces circular, con espinas. Y miro a su alrededor curiosa y encantada, era hermoso esa prisión.
—Soy Rin Tohsaka —comenzó, la respuesta casi sin pensarse, esa era una pregunta que respondería monótona—. Mi objetivo, realmente es fácil, busco destruir a quienes me han subestimado. Y también ser la hechicera más poderosa de la historia, ser alguien comparable con un mago de primera clase.
Suspiro, pasándose una mano por el cabello mientras que con la otra usaba su dedo para acariciar las espinas sin tocarlas, no quería saber que podían hacer. Pero le parecían tan hermosas y peligrosas que quería tocarlas.
—Si, tienes razón. Los humanos somos egoístas, crueles y malévolos... Pero, aún en esas actitudes hay bondad, cariño y cero dobles intenciones. Comprendo ahora que estás confundida de mi acción del snack, probablemente no lo esperabas, ni siquiera yo pensé en hacerlo. Es solo que tú te veías tan impresionada y maravillada de todo a tu alrededor, observaste las tiendas con ansias, miraste las cosas con deseo. Con añoranza. Y simplemente desee proveerte algo de esa añoranza.
Suspiro, lamiendo sus labios para cerrar los ojos. No comprendía porque respondió así, pero le agrado, realmente. Y sin pensarlo uno de sus dedos rozo las espinas, cortándose un poco y haciendo que caigan unas gotas de sangre. Pero no le importo.
—Me disculpo si mi acción se vio mal interpretada, no era mi intención. Pero no lo volveré a hacer si lo dices.
Termino, sin miedos. Aún con los ojos cerrados, disfrutando de la fresca sensación del ambiente. Del viento que tocaba sus mejillas.
Última edición por Rin Tohsaka el Lun Abr 13, 2020 8:31 pm, editado 1 vez
Rin Dulce
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
– ¿Q-qu-qué estás...?
Al ver a la contraria cortarse con aquella afilada espina, alzó la mano por reflejo, haciendo que las espinas se convirtieren en humo y fueran arrastradas por el viento en un instante. No sabía realmente lo que pensaba de aquella situación. Las palabras de aquella mujer le parecían tan absurdas, tan ridículas e irreales que le eran imposibles de aceptar. Sin embargo, sabía que las palabras de aquella no eran mentiras. Conocía las mentiras a la perfección. Las practicaba a diario y las escuchaba aún más seguido. Y esas, esas palabras no lo eran.
– ¿Q-qué demonios es eso, eh? ¿Acaso ves a la gente desear algo y de pronto te dan ganas de hacerlos felices? ¿E-es que estás loca o algo así? Ese no es el comportamiento de un asgardiano. Es más, no es el comportamiento de ningún ser vivo racional...
El slime entonces llevó las manos a su rostro, retirando la máscara que lo cubría. Lo que había ahí era la imagen de una niña de cabellos azules y ojos de ámbar, cuyo rostro estaba completamente enrojecido y cuyas mejillas estaban infladas como globos. Se le veía casi al borde del llanto, aunque no sé sabría decir si era porque estaba molesta o conmovida respecto a la situación. Cruzó el demonio sus brazos y dirigió su avergonzado rostro en otra dirección. ¡Era un gesto totalmente tsundere! Para completar el cliché solamente faltaba que dijese una frase. Una que no era propia de un rey demonio. Pero definitivamente no lo haría... O sí?
– ¡Baka baka baka! ¡Soy el Gran Rey Demonio, Rimuru Tempest! ¡Puedo tener todo lo que yo quiera si me lo propongo! ¡No necesito tu compasión irracional!
Gritó con una ira casi tierna. Que aquella actuase de una forma tan extraña le parecía loco, enfermizo, ilógico. Pero... ¿Era eso algo malo? ¿Era malo no ser malo? ¿Qué era realmente lo bueno o lo malo para un villano? Nuevamente el rey demonio estaba tan confundido que no sabía qué es lo que debía pensar. Tantas ideas inculcadas por la fuerza, tantos dogmas tragados por propia voluntad, tantos pensamientos formulados inconscientemente... Todo lo que el slime creía una verdad absoluta en ese mundo, todo parecía ser derrumbado por una mocosa menor de edad que llevaba menos de una hora de conocer. Lo único que fue capaz de hacer entonces fue finalmente suspirar y bajar la mirada, con el rostro aún más sonrojado que antes y, hablando suavemente, sincerarse con la contraria por primera vez.
– P-pero... Aún así... No me parece desagradable. Yo... Te lo agradezco. Nadie antes había hecho algo por mí sin pedir algo en respuesta... Creo que es algo estúpido, pero también es lindo...
Al ver a la contraria cortarse con aquella afilada espina, alzó la mano por reflejo, haciendo que las espinas se convirtieren en humo y fueran arrastradas por el viento en un instante. No sabía realmente lo que pensaba de aquella situación. Las palabras de aquella mujer le parecían tan absurdas, tan ridículas e irreales que le eran imposibles de aceptar. Sin embargo, sabía que las palabras de aquella no eran mentiras. Conocía las mentiras a la perfección. Las practicaba a diario y las escuchaba aún más seguido. Y esas, esas palabras no lo eran.
– ¿Q-qué demonios es eso, eh? ¿Acaso ves a la gente desear algo y de pronto te dan ganas de hacerlos felices? ¿E-es que estás loca o algo así? Ese no es el comportamiento de un asgardiano. Es más, no es el comportamiento de ningún ser vivo racional...
El slime entonces llevó las manos a su rostro, retirando la máscara que lo cubría. Lo que había ahí era la imagen de una niña de cabellos azules y ojos de ámbar, cuyo rostro estaba completamente enrojecido y cuyas mejillas estaban infladas como globos. Se le veía casi al borde del llanto, aunque no sé sabría decir si era porque estaba molesta o conmovida respecto a la situación. Cruzó el demonio sus brazos y dirigió su avergonzado rostro en otra dirección. ¡Era un gesto totalmente tsundere! Para completar el cliché solamente faltaba que dijese una frase. Una que no era propia de un rey demonio. Pero definitivamente no lo haría... O sí?
– ¡Baka baka baka! ¡Soy el Gran Rey Demonio, Rimuru Tempest! ¡Puedo tener todo lo que yo quiera si me lo propongo! ¡No necesito tu compasión irracional!
Gritó con una ira casi tierna. Que aquella actuase de una forma tan extraña le parecía loco, enfermizo, ilógico. Pero... ¿Era eso algo malo? ¿Era malo no ser malo? ¿Qué era realmente lo bueno o lo malo para un villano? Nuevamente el rey demonio estaba tan confundido que no sabía qué es lo que debía pensar. Tantas ideas inculcadas por la fuerza, tantos dogmas tragados por propia voluntad, tantos pensamientos formulados inconscientemente... Todo lo que el slime creía una verdad absoluta en ese mundo, todo parecía ser derrumbado por una mocosa menor de edad que llevaba menos de una hora de conocer. Lo único que fue capaz de hacer entonces fue finalmente suspirar y bajar la mirada, con el rostro aún más sonrojado que antes y, hablando suavemente, sincerarse con la contraria por primera vez.
– P-pero... Aún así... No me parece desagradable. Yo... Te lo agradezco. Nadie antes había hecho algo por mí sin pedir algo en respuesta... Creo que es algo estúpido, pero también es lindo...
Rimuru Tempest
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
Hizo un ligero puchero imperceptible al ver como las espinas eran desvanecidas en el viento. Mientras en su mano tomaba un poco del polvo causado, era bonito y parecía cenizas. Polvo que dejó irse mientras acercaba su dedo lastimado a sus ojos, no dolía y no parecía profundo así que no lo limpio no nada. Sí tuviera veneno ya se comenzaría a sentir mal, pero no era el caso así que otra gota rodó y cayó lentamente, despegándose de la punta de su uña hasta el suelo.
—¿Oh?
Su cabeza se ladeó, ante el ligero, ¿regaño? de la niña, realmente parecía molesta por sus anteriores palabras, pero ella no podía ver qué estaba mal. Comprendía que había personas de lo peor, y en algún punto ella sería de esas personas sí seguía su camino. Pero también había visto personas ser lo contrario, o que lo equilibraban; cómo su padre. Tokiomi Tohsaka no fue el mejor padre: es decir, dio en adopción a una de sus hijas para no tener un dilema por el puesto de heredera, su intensión fue buena y el no se imagino que los Matou eran seres repulsivos y su hechicería también. Pero también fue un hombre que acepto a un chico no noble de la iglesia cómo pupilo, fue un hombre que le preocupo la seguridad de su familia durante la Cuarta Guerra del Santo Grial. Y fue un rival de temer, un hechiceros poderoso que podría haber ganado… Sino hubiera sido traicionado vilmente por su propio pupilo.
—¿Eh? —pronuncio confundida al mirar el rostro de la niña de bonitos ojos ámbar. Estaba muy expuesto, podía verlo… la furia, la tristeza. Y fue muy evidente para ella que estaba controlándose para no romper en llanto. O para asesinarla, cualquiera era una buena opción de lo que se estaba conteniendo.
Sus dientes mordieron la orilla de su labio inferior, ocultando una risa ante el gesto de la menor, ¡no podía creerlo! Se veía tan tsundere que quiso pellizcar las mejillas de la peliazul, pero no tengo su suerte. Y no era tan tonta como para arriesgarse a un enfrentamiento sin conocer las habilidades de su rival. Esa pequeña actitud le recordó tanto a cómo era en su pasado…
"¿¡Rey demonio!?"
Grito en su mente al escuchar esas palabras, quitando dos reacciones que pudo haber tenido: el reír por el claro berrinche de la niña o el volverse a deprimir por recordar el pasado. Sea cómo sea, agradecía esa interrupción, ninguna de sus posibles acciones era buena; una podría causar su muerte y la otra causaría que no durmiese en toda la noche. Aunque probablemente no dormiría por propia decisión hasta agotarse lo suficiente para evitar soñar o tener pesadillas.
—¿R-Rey demonio? —antes de poder controlar su lengua pregunto, emocionada mientras tomaba una postura más alerta que la anterior. Sin saber sí sus acciones o palabras podrían molestar a la chiquilla. Sus ojos parpadearon, alucinada. ¡Eso era muy increíble!
"Que tierna…".
Pensó al ver su reacción, su rostro completamente rojo, sus ojos esquivos y cerrados. Era una lindura para ser un demonio, y peor, un rey demonio. Pero esquivo sus pensamientos y acción de querer apretar los cachetes rojos de la ojiambar.
—De nada… Rimuru-chan —se arriesgo pronunciando ese seudónimo en su nombre, con voz jovial mientras se volteaba. No sabía sí debía huir por su vida en ese momento, pero no pudo contenerse. La vocecita de la menor estaba llena de suavidad, y a su parecer agradecimiento que no pudo contenerse—. ¿Eso significa que mi acción puede repetirse?
¡No era su culpa! ¿Entienden? Tenía debilidad por las cosas lindas y tiernas a pesar de sus últimos pensamientos de ese año y de la guerra.
—¿Oh?
Su cabeza se ladeó, ante el ligero, ¿regaño? de la niña, realmente parecía molesta por sus anteriores palabras, pero ella no podía ver qué estaba mal. Comprendía que había personas de lo peor, y en algún punto ella sería de esas personas sí seguía su camino. Pero también había visto personas ser lo contrario, o que lo equilibraban; cómo su padre. Tokiomi Tohsaka no fue el mejor padre: es decir, dio en adopción a una de sus hijas para no tener un dilema por el puesto de heredera, su intensión fue buena y el no se imagino que los Matou eran seres repulsivos y su hechicería también. Pero también fue un hombre que acepto a un chico no noble de la iglesia cómo pupilo, fue un hombre que le preocupo la seguridad de su familia durante la Cuarta Guerra del Santo Grial. Y fue un rival de temer, un hechiceros poderoso que podría haber ganado… Sino hubiera sido traicionado vilmente por su propio pupilo.
—¿Eh? —pronuncio confundida al mirar el rostro de la niña de bonitos ojos ámbar. Estaba muy expuesto, podía verlo… la furia, la tristeza. Y fue muy evidente para ella que estaba controlándose para no romper en llanto. O para asesinarla, cualquiera era una buena opción de lo que se estaba conteniendo.
Sus dientes mordieron la orilla de su labio inferior, ocultando una risa ante el gesto de la menor, ¡no podía creerlo! Se veía tan tsundere que quiso pellizcar las mejillas de la peliazul, pero no tengo su suerte. Y no era tan tonta como para arriesgarse a un enfrentamiento sin conocer las habilidades de su rival. Esa pequeña actitud le recordó tanto a cómo era en su pasado…
"¿¡Rey demonio!?"
Grito en su mente al escuchar esas palabras, quitando dos reacciones que pudo haber tenido: el reír por el claro berrinche de la niña o el volverse a deprimir por recordar el pasado. Sea cómo sea, agradecía esa interrupción, ninguna de sus posibles acciones era buena; una podría causar su muerte y la otra causaría que no durmiese en toda la noche. Aunque probablemente no dormiría por propia decisión hasta agotarse lo suficiente para evitar soñar o tener pesadillas.
—¿R-Rey demonio? —antes de poder controlar su lengua pregunto, emocionada mientras tomaba una postura más alerta que la anterior. Sin saber sí sus acciones o palabras podrían molestar a la chiquilla. Sus ojos parpadearon, alucinada. ¡Eso era muy increíble!
"Que tierna…".
Pensó al ver su reacción, su rostro completamente rojo, sus ojos esquivos y cerrados. Era una lindura para ser un demonio, y peor, un rey demonio. Pero esquivo sus pensamientos y acción de querer apretar los cachetes rojos de la ojiambar.
—De nada… Rimuru-chan —se arriesgo pronunciando ese seudónimo en su nombre, con voz jovial mientras se volteaba. No sabía sí debía huir por su vida en ese momento, pero no pudo contenerse. La vocecita de la menor estaba llena de suavidad, y a su parecer agradecimiento que no pudo contenerse—. ¿Eso significa que mi acción puede repetirse?
¡No era su culpa! ¿Entienden? Tenía debilidad por las cosas lindas y tiernas a pesar de sus últimos pensamientos de ese año y de la guerra.
Última edición por Rin Tohsaka el Lun Abr 13, 2020 8:34 pm, editado 1 vez
Rin Dulce
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
– Cielos... ¿No tienes remedio, verdad?
El demonio mantuvo su postura tsundere y evitó la mirada de la contraria todo este tiempo incluso cuando finalmente decidió acercarse a ella. Rimuru Tempest había basado toda su vida en el pensamiento racional de su propia habilidad. Decisiones con base en un objetivo concreto y sin dudar ni por un segundo cuán morales podían ser estas. No existe la moral en la racionalidad. Los hechos solo son eso, hechos. No hay una distinción, y mucho menos una tan ambigua como lo bueno o lo malo. Sólo existe lo que es conveniente y lo que no, y no es conveniente la amabilidad. Sin embargo, el slime no sacaba de su mente que aquel trato le resultaba realmente agradable.
Notó que su compañera quería huir por su vida en el mismo instante que lo había nombrado. Entendía perfectamente el por qué, aunque la verdad es que el apodo vino a hacerle más gracia que enfado. Es verdad. Pese a siempre proclamarse el "Soberano Rey de los Demonios", su aspecto no dejaba de ser el de una cría. Tampoco sabía por qué. Pero a eso no le daba muchas vueltas. Sabía que no tenía género alguno y, al preferir a las chicas, le resultaba más cómodo identificarse como varón. Pero realmente no le daba mucha importancia, por lo que no tuvo la mínima intención de quitarle la vida por algo tan trivial como eso. Todo lo contrario.
El limo se acercó finalmente hasta quedar al lado de la mujer, sin decir absolutamente nada. Parecía que estaba listo para continuar el trayecto hacia el Internado, pese a que no había realizado mención de ello. Sin embargo, contra toda previa expectativa, el Great Demon Lord se abrazó a su contraria en un instante. Extrañamente, su textura era cálida y extremadamente suave. Muy similar a como se siente un malvavisco. Sería difícil poder describir sus verdaderas intenciones al hace esto, y es que probablemente ni siquiera el peliazul tenía idea de por qué había hecho tal cosa. Sin embargo, hubo una cosa que sí dijo, luego de varios segundos, con una voz igualmente suave y avergonzada.
– N-no te hagas ideas raras, okay? Tú me diste algo, es lógico que te dé algo a cambio... U-un rey nunca queda en deuda con nadie... Así que... C-considéralo un acto de reciprocidad... No creas que mágicamente seremos mejores amigos o algo así... Esto no es un anime...
Así permaneció el rey demonio por cerca de un minuto antes de finalmente separarse de la contraria y, sin previo aviso nuevamente, reanudar el camino hacia el Internado Asgard, cual era el hogar del demonio y que ahora lo sería también de la hechicera. Como anteriormente había mencionado el escritor, habían quedado ya a pocas calles de su destino, por lo que el viaje a partir de aquí fue corto. En todo lo que quedaba del trayecto, el demonio no dijo una sola palabra. Sin embargo, podía notarse que iba más alegre y relajado que antes. Es más, ni siquiera volvió a poner su máscara de vuelta en su rostro; simplemente la guardó en el interior de su gabardina antes de continuar caminando.
Finalmente, en pocos minutos, llegaron ambos al sitio especificado. El lugar parecía realmente más una mansión que una escuela. Una mansión, por no decir un castillo. El lugar era tremendamente enorme, aunque su fachada era la de un lugar realmente viejo, quizá hasta abandonado. El jardín, por otro lado, se mantenía verde y bien podado como si lo hubieran hecho esa misma mañana. No había muchas flores en el lugar, pero sí destacaban los árboles frutales y los pequeños arbustos. El demonio caminó por el camino de piedra que había al centro, y bastó con que extendiese la mano para que las puertas se abrieran de par en par sin que las tocara.
– Bueno, aquí es. –Dijo con un tono sereno– Una vez cruces esta puerta, no habrá vuelta atrás. Serás un miembro de Asgard. Serás un villano a la vista de la sociedad. Y si intentaras decertar, sería lo mismo que traicionarnos. Y la traición no es tomada a bien por aquí. ¿Estás segura de que el poder que buscas y la venganza que deseas valen tanto como tu alma?
El demonio mantuvo su postura tsundere y evitó la mirada de la contraria todo este tiempo incluso cuando finalmente decidió acercarse a ella. Rimuru Tempest había basado toda su vida en el pensamiento racional de su propia habilidad. Decisiones con base en un objetivo concreto y sin dudar ni por un segundo cuán morales podían ser estas. No existe la moral en la racionalidad. Los hechos solo son eso, hechos. No hay una distinción, y mucho menos una tan ambigua como lo bueno o lo malo. Sólo existe lo que es conveniente y lo que no, y no es conveniente la amabilidad. Sin embargo, el slime no sacaba de su mente que aquel trato le resultaba realmente agradable.
Notó que su compañera quería huir por su vida en el mismo instante que lo había nombrado. Entendía perfectamente el por qué, aunque la verdad es que el apodo vino a hacerle más gracia que enfado. Es verdad. Pese a siempre proclamarse el "Soberano Rey de los Demonios", su aspecto no dejaba de ser el de una cría. Tampoco sabía por qué. Pero a eso no le daba muchas vueltas. Sabía que no tenía género alguno y, al preferir a las chicas, le resultaba más cómodo identificarse como varón. Pero realmente no le daba mucha importancia, por lo que no tuvo la mínima intención de quitarle la vida por algo tan trivial como eso. Todo lo contrario.
El limo se acercó finalmente hasta quedar al lado de la mujer, sin decir absolutamente nada. Parecía que estaba listo para continuar el trayecto hacia el Internado, pese a que no había realizado mención de ello. Sin embargo, contra toda previa expectativa, el Great Demon Lord se abrazó a su contraria en un instante. Extrañamente, su textura era cálida y extremadamente suave. Muy similar a como se siente un malvavisco. Sería difícil poder describir sus verdaderas intenciones al hace esto, y es que probablemente ni siquiera el peliazul tenía idea de por qué había hecho tal cosa. Sin embargo, hubo una cosa que sí dijo, luego de varios segundos, con una voz igualmente suave y avergonzada.
– N-no te hagas ideas raras, okay? Tú me diste algo, es lógico que te dé algo a cambio... U-un rey nunca queda en deuda con nadie... Así que... C-considéralo un acto de reciprocidad... No creas que mágicamente seremos mejores amigos o algo así... Esto no es un anime...
Así permaneció el rey demonio por cerca de un minuto antes de finalmente separarse de la contraria y, sin previo aviso nuevamente, reanudar el camino hacia el Internado Asgard, cual era el hogar del demonio y que ahora lo sería también de la hechicera. Como anteriormente había mencionado el escritor, habían quedado ya a pocas calles de su destino, por lo que el viaje a partir de aquí fue corto. En todo lo que quedaba del trayecto, el demonio no dijo una sola palabra. Sin embargo, podía notarse que iba más alegre y relajado que antes. Es más, ni siquiera volvió a poner su máscara de vuelta en su rostro; simplemente la guardó en el interior de su gabardina antes de continuar caminando.
Finalmente, en pocos minutos, llegaron ambos al sitio especificado. El lugar parecía realmente más una mansión que una escuela. Una mansión, por no decir un castillo. El lugar era tremendamente enorme, aunque su fachada era la de un lugar realmente viejo, quizá hasta abandonado. El jardín, por otro lado, se mantenía verde y bien podado como si lo hubieran hecho esa misma mañana. No había muchas flores en el lugar, pero sí destacaban los árboles frutales y los pequeños arbustos. El demonio caminó por el camino de piedra que había al centro, y bastó con que extendiese la mano para que las puertas se abrieran de par en par sin que las tocara.
– Bueno, aquí es. –Dijo con un tono sereno– Una vez cruces esta puerta, no habrá vuelta atrás. Serás un miembro de Asgard. Serás un villano a la vista de la sociedad. Y si intentaras decertar, sería lo mismo que traicionarnos. Y la traición no es tomada a bien por aquí. ¿Estás segura de que el poder que buscas y la venganza que deseas valen tanto como tu alma?
Rimuru Tempest
Re: Un nuevo comienzo (Rin y Rimuru)
"Si supieras…".
Pensó, antes las primeras palabras de la niña, que en realidad eran una pregunta resignada que involucraba su cordura. O eso le parecía. Y la miró completamente expectante, relajando su postura al notar que no sería asesinada por su imprudencia, así que sólo espero, la postura de la contraria estaba totalmente tensa y (para que negarlo) de tipo tsundere con un puchero que le parecía adorable. Parecía que estaba teniendo una lucha acerca de su filosofía en la mente, lo podía notar en su mirada. Y no negaba que ella estaba igual respecto a sus acciones; habían pasado años en dónde trataba así a una contraria, ni siquiera su trato con Shirou había sido así.
Lo bueno para su persona era que Rimuru Tempest, el gran rey demonio, cómo se había autodenominado. No parecía que fuera a atentar contra su persona por su osadía pasada, y eso le parecía incluso una invitación a volver a repetirlo en algún punto de otro día, aunque algo le decía que no dentro de Asgard...
Parpadeo sorprendida, ante la acción tierna de la otra, un abrazo, ¿por qué la estaba abrazando? Y, ¿por qué se sentía bien? Para su sorpresa era muy cálida el cuerpo contrario, no estaba yendo ni nada. Era raro, nunca espero que un Rey Demonio fuera tan… tierno. Pero tras un segundo reaccionó, envolviendo el cuerpo contrario. Era tan frágil entre sus brazos que la apretó un poco, causaba que quisiera protegerla, aunque esta podría hacerlo perfectamente por lo que había visto.
"Es como un malvavisco, muy tierno".
Rio un poco ante las palabras de la menor, era obvio para ella que sólo lo decía para no verse más tierna de lo que era. Y también para protegerse de ella, pero eso lo sabía ella misma. Tantas veces que había adoptado esa actitud en Japón, tantos errores que había cometido por sus inseguridades, pero no más. Y haría varias cosas para que Rimuru Tempest fuera su aliada, su amigo. Y tenía en claro que eso no era un anime sino la vida real.
—Me parece bien Rimuru Tempest, has saldado tu deuda y ya no estas en deuda conmigo. Aunque nunca lo estuviste.
Suspiro al separarse del abrazo, caminando un poco atrás de su acompañante, dando miradas a su alrededor, memorizando todo para cualquier problema. Sonriendo al ver que no se volvió a colocar la máscara en esas pocas calles de distancia, completamente relajada y tranquila con ella. Y ella se sentía igual, relajada y sin preocupaciones ante este nuevo comienzo, o ante el futuro que le esperaría como villana.
Le pareció encantador el instituto al mirarlo por primera vez, con una fachada de castillo antiguo y una mezcla de culturas y arte en la arquitectura. Las paredes rocosas demostraban la influencia europea de la edad media, mientras que los ventanales y detalles eran una combinación de arte antiguo japonés con un poco de coreano. Aparte, el jardín bien arreglado (que ella podía apostar se mantenía con hechicería) le daba un plus de magnificencia que no había visto en otras ruinas de castillos. Y ella había visto las ruinas de Camelot de curiosidad y los castillos feudales en Osaka, Gifu, Odawara… y las ruinas del castillo Takeda ubicadas en Asago.
Una máscara sin sentimientos tomó su rostro, ante las palabras de Tempest, mientras se hacía la misma pregunta que este le hizo en su mente, pensando.
¿Estás segura de que el poder que buscas y la venganza que deseas valen tanto como tu alma?
Tras un rato de sopesar y pensarlo, a su mente acudieron todos los recuerdos necesarios para su decisión, y una única lágrima rodó por su mejilla, perdiéndose al bajar por sus clavículas. Un claro adiós a las personas que ella sabía nunca vería de la misma forma, y que a ella no la verían de la misma forma. Y con una última mirada al camino por donde venían respiro profundo, exhalando el aliento para girarse. Dejando atrás sus dudas e inseguridades.
—Estoy segura.
Respondió en voz alta, una mirada segura y más opaca mientras sus labios borraban cualquier rastro de sonrisa anterior. Acomodando las correas de su mochila y caminando hacía el interior a paso suave, con una postura recta, segura y sin ningún rastro de duda.
”Este es un nuevo comienzo, ¿estarías orgulloso de mi, padre? No te preocupes, regresare la gloria a la familia Tohsaka, nadie volverá a burlarse de nosotros…”
Pensó, antes las primeras palabras de la niña, que en realidad eran una pregunta resignada que involucraba su cordura. O eso le parecía. Y la miró completamente expectante, relajando su postura al notar que no sería asesinada por su imprudencia, así que sólo espero, la postura de la contraria estaba totalmente tensa y (para que negarlo) de tipo tsundere con un puchero que le parecía adorable. Parecía que estaba teniendo una lucha acerca de su filosofía en la mente, lo podía notar en su mirada. Y no negaba que ella estaba igual respecto a sus acciones; habían pasado años en dónde trataba así a una contraria, ni siquiera su trato con Shirou había sido así.
Lo bueno para su persona era que Rimuru Tempest, el gran rey demonio, cómo se había autodenominado. No parecía que fuera a atentar contra su persona por su osadía pasada, y eso le parecía incluso una invitación a volver a repetirlo en algún punto de otro día, aunque algo le decía que no dentro de Asgard...
Parpadeo sorprendida, ante la acción tierna de la otra, un abrazo, ¿por qué la estaba abrazando? Y, ¿por qué se sentía bien? Para su sorpresa era muy cálida el cuerpo contrario, no estaba yendo ni nada. Era raro, nunca espero que un Rey Demonio fuera tan… tierno. Pero tras un segundo reaccionó, envolviendo el cuerpo contrario. Era tan frágil entre sus brazos que la apretó un poco, causaba que quisiera protegerla, aunque esta podría hacerlo perfectamente por lo que había visto.
"Es como un malvavisco, muy tierno".
Rio un poco ante las palabras de la menor, era obvio para ella que sólo lo decía para no verse más tierna de lo que era. Y también para protegerse de ella, pero eso lo sabía ella misma. Tantas veces que había adoptado esa actitud en Japón, tantos errores que había cometido por sus inseguridades, pero no más. Y haría varias cosas para que Rimuru Tempest fuera su aliada, su amigo. Y tenía en claro que eso no era un anime sino la vida real.
—Me parece bien Rimuru Tempest, has saldado tu deuda y ya no estas en deuda conmigo. Aunque nunca lo estuviste.
Suspiro al separarse del abrazo, caminando un poco atrás de su acompañante, dando miradas a su alrededor, memorizando todo para cualquier problema. Sonriendo al ver que no se volvió a colocar la máscara en esas pocas calles de distancia, completamente relajada y tranquila con ella. Y ella se sentía igual, relajada y sin preocupaciones ante este nuevo comienzo, o ante el futuro que le esperaría como villana.
Le pareció encantador el instituto al mirarlo por primera vez, con una fachada de castillo antiguo y una mezcla de culturas y arte en la arquitectura. Las paredes rocosas demostraban la influencia europea de la edad media, mientras que los ventanales y detalles eran una combinación de arte antiguo japonés con un poco de coreano. Aparte, el jardín bien arreglado (que ella podía apostar se mantenía con hechicería) le daba un plus de magnificencia que no había visto en otras ruinas de castillos. Y ella había visto las ruinas de Camelot de curiosidad y los castillos feudales en Osaka, Gifu, Odawara… y las ruinas del castillo Takeda ubicadas en Asago.
Una máscara sin sentimientos tomó su rostro, ante las palabras de Tempest, mientras se hacía la misma pregunta que este le hizo en su mente, pensando.
¿Estás segura de que el poder que buscas y la venganza que deseas valen tanto como tu alma?
Tras un rato de sopesar y pensarlo, a su mente acudieron todos los recuerdos necesarios para su decisión, y una única lágrima rodó por su mejilla, perdiéndose al bajar por sus clavículas. Un claro adiós a las personas que ella sabía nunca vería de la misma forma, y que a ella no la verían de la misma forma. Y con una última mirada al camino por donde venían respiro profundo, exhalando el aliento para girarse. Dejando atrás sus dudas e inseguridades.
—Estoy segura.
Respondió en voz alta, una mirada segura y más opaca mientras sus labios borraban cualquier rastro de sonrisa anterior. Acomodando las correas de su mochila y caminando hacía el interior a paso suave, con una postura recta, segura y sin ningún rastro de duda.
”Este es un nuevo comienzo, ¿estarías orgulloso de mi, padre? No te preocupes, regresare la gloria a la familia Tohsaka, nadie volverá a burlarse de nosotros…”
Rin Dulce
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