La investigación (Con Lacus) ºPrivadoº

El pelinegro después de aquella misión otorgada por Jellal, decidió estar pendiente de aquel vampiro llamado Lacus. Tenía informantes por muchos sitios que le daban seguimiento sobre el paradero y lo que hacia aquel. Un día como cualquiera le llega un llamado de uno de aquellos informantes diciendo que el Vampiro fue avistado cerca de las Rocas De Los Suicidios en las islas Rokkenjima.

Después de prepararse, decidió ir hacia allí con la intención de ver que tramaba en su estadía en ese lugar tan loco, partió hacia allí siguiendo las instrucciones del informante que lo habia visto que logro captar la ruta de este, como siempre su metodo mas rapido de llegar a los sitios era trepando y saltando entre arboles o encima de lo que encontraba en el camino.

**Una o dos horas después**

Después de tanto caminar, logro llegar. Montó un pequeño campamento para lograr recuperar fuerzas y almorzar un poco. En medio del almuerzo logro ver la silueta de algo súper parecido a lo que buscaba: Lacus. Rápidamente dejo de comer y se dirigió hacia allí corriendo, cuando se acercó lo mas posible lo logró notar, que si era el y se abalanzó encima de el dejándole en el suelo inmóvil.

— Jaja, ¡te encontré Lacus! por fin te pude capturar, Jellal me pagará, y muy bien por llevarte vivo. —

Mencionó con una sonrisa pícara en su cara, pero en su mente andaba pensando que tenía que pagarle a aquellos informantes que tenia trabajando todos los días, así que le vendría bien el dinero.

En sus días y noches de hastío, es chupasangre venía ausentándose de Asgard hacia la roca de los suicidios, donde últimamente encontrara su nuevo entretener. Aquel oscuro bosque era donde los más miserables humanos descontentos con su vida iban a manifestar lamentos en su plenitud y quitar su propia vida. Algunos realmente anhelaban la muerte y cumplían su último deseo, pero otros, no tan decididos, descubrían repentinamente el valor de su vida cuando un depredador como él venía a presentarles la muerte personalmente. Eso era lo divertido.

Sus últimos pasos por aquel lugar le habían rendido bastante. Lacus prefería por siempre beber la sangre de aquellos que se afligían ante la idea de morir, esa agonía en las víctimas resaltaba el sabor de la esencia vital, aunque otros, verdaderos suicidas, se hayan entregado a sus colmillos voluntariamente para morir y él les brindara el favor.

En un atardecer más, se dirigió hacia allá. Sus idas habían disminuido conforme el número de humanos también, desde que los rumores que un vampiro (el mismo Lacus) estaba andando por aquellas bandas comenzó a recurrir la ciudad. Casualmente, aquel momento parecía ser de suerte, pues no mucho de llegar, encontró un campamento en dicha zona. Si bien, eso era raro. ¿Quién elegiría un lugar de esos para armar una carpa?

El vampiro llevaba un vestuario completamente negro de mangas largas, con un capuz atrás de la prenda superior colgando hacia abajo, pantalones largos y botas de mediana largura, y su espada envainada a su lado derecho. Estando listo para desarmar el campamento y sorprender al infeliz que fuera el que se refugiaba dentro, se acercó.

Entretanto, el individuo que la carpa abrigaba fue más rápido y salió en ataque contra él; logrando derrumbarlo de sorpresa. Para su espanto, no era nadie más que otro asgardiano: Jyugo, aquel ladrón heterocromo con quien a pesar de ser aliados, nunca tuvo mucho contacto por lo tanto que este se ausentaba. Ahora ese seudo demonio revelaba que tenía una fuerza y velocidad dignas de competir con la suya, tanto que fácilmente consiguió atraparlo en el suelo.

—¿Jyugo? ¿Qué demonios estás haciendo?

Pregunta, visiblemente confuso con el ataque. Lacus lo conocía nada más que por su nombre y pocas otras características. Forzó su pierna para quitárselo de encima con una patada, alejándolo.

—¡Quitate!

Hecho eso, tranquilamente se levantó del piso. A pesar de tener poderes de un demonio, el contrario no lo intimidaba, en foco por su carácter y por ser de Asgard.

—¿Qué dijiste? ¿Jellal qué? No me digas que estás trabajando para ese humano.

Preguntó, visiblemente burlándose de la idea, la que aún no creía del todo. No le sorprendería que Legacy o uno de sus más viejos enemigos de ese bando quisieran su captura, eso habría de ser como uno de los mayores tesoros para la academia, entretanto, era muy bajo que pusieran a uno de sus aliados para ejecutar ese trabajo, y también era bajo de parte de Jyugo aceptar tal cosa, aunque tampoco le espantaba, viniendo de alguien sin principios. Hizo una corta observación por los al rededores, sin encontrar ninguna presencia además del compinche.

—¿Así que Jellal ordena mi captura pero no viene a buscarme personalmente? Vaya, que descortés. Ahora estoy ofendido.

Bromeó de nuevo, sonriendo de forma malévola.

—La traición es algo imperdonable, Jyugo. Cuando le diga a Siegrain lo que estás haciendo estarás en malas aguas.

Dejando las bromas, esta vez habló más serio.

Al recibir la patada se levanto rapidamente del sueloy comenzó a limpiar sus ropajes de la tierra, mientras eso sucedía escuchaba cada palabra y las burlas que decía Lacus sobre su plan. Al terminar de limpiarse se acercó a Lacus y le extendió una mano para que se pudiera levantar.

— Sí, estoy trabajando para el, está muy ocupado por eso me manda a mi, asi que ofendete cuando estes frente a el. ¿Sabes lo bien que me vendría ese dinero ahora mismo? Ufff, toda una ganga solo por atraparte, lo siento compañero pero así son las cosas.—

Recién habia escuchado lo que aquel mencionó sobre Siegrain y realmente se asustó lo cual le hizo alejarse de este,bajando aquella mano.

— ¡Tú! ¿Enserio serías capaz de traicionarme así con nuestro jefe? ¿Sabes lo que nos haría a los dos por esta estupidez? Tsk.... igualmente no creas que te dejaría salir de aqui para ir a delatarme, solo entregate y ya ¡SOLO QUIERO MI RECOMPENSA! —

Su cara cambió totalmente a una de enojo, no le gustaba que las cosas no salieran como el las tenia planeadas. Esto no era la carcel la cual si hacias algo mal podías volver a repetirlo ya que solo te llevaban a la celda; sino que aqui si hacias algo mal puedes hasta morir, lo cual le causaba terror y el enfado a la vez.

Se comenzó a acercar a Lacus lentamente para darle tiempo a entregarse y poder salir de ahí y llevarlo con Jellal y poder recibir aquella recompensa que tanto anhelaba para poder vivir en paz y en riqueza.

— Vamos Lacus, no lo hagas mas dificil por favor, solo es llevarte hacia Jellal, él no te hara nada malo, creeme jeje. —

''¿Él... es realmente compañero mío?''

Las actitudes del ex prisionero causaron al vampiro cuestionarse asqueado con sus adentros, y no, no por el hecho de que Jyugo era capaz de traicionarlo por dinero, ese proceder en nada espantaba al chupasangre; mas sí por la absurda escasez de inteligencia lógica de Jyugo, indigno para un asgardiano y deshonroso saber que ese elemento fue integrado a la misma organización que él.

''Y quiere señalar mi traición cuando él comenzó''

—Heh

Rió al suspirar, reservándose de responder sus dislates. Jyugo podía tener poder para hacerle frente, pero el ser tan patético es lo que le impedía de lograr intimidar al vampiro. Lo siguiente no fue más que un silencio mientras el contrario se le acercaba. La postura del inmortal no cambiaba, ni su face; la malvada expresión sonriente que burlaba la intención del traidor de convencerlo mediante obvios engaños.

Estando aquel cerca lo suficiente, con un reflejo el vampiro sacó su espada y la alza en sentido al cuello del contrario, con intención de hacerlo alejarse con la misma velocidad que al principio lo había atacado.

—Aléjate.

Exclamó relajado.

—Y yo que creí que arriesgar todo por dinero era exclusividad de los humanos, ¿cómo te permitieron en Asgard, pedazo de perro?

La pregunta era simbólica, por lo que no esperaría respuesta.

—Y también, que gran negociante eres. Rebajándote a violar nuestra confianza por migajas cuando podrías obtener mucho más de nuestro jefe y de mí.

Pronuncia, guardando su espada.