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The cave (Lacus)
2 participantes
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The cave (Lacus)
La castaña y su grupo de clase salieron a un viaje, con la finalidad de aliviar el estrés de los acontecimientos que habían ocurrido en la Academia. No era el primer viaje que hacían pero aun así se encontraba contenta, pues momentos como esos eran escasos, así que estaba dispuesta a aprovechar de la compañía de sus amistades, y hacer grandiosos recuerdos.
Se alojaron en el bosque, la idea de acampar en ese lugar fue la más votada por todos. Mientras arreglaban todo, el chofer que los había traído comentaba ciertos acontecimientos escalofriantes que estaban ocurriendo en una cueva, dicho lugar estaba próximo a donde ellos dormirían. Ochako se puso nerviosa, las cosas relacionadas con fantasmas la asustaban demasiado, solo esperaba que todo lo que había escuchado fuera una broma.
(...)
Se encontraba dormida en su tienda de acampar, cuando escucho que su compañera Tsuyu se levanto. Los chicos estaban organizando una excursión para ir a visitar la cueva aprovechando que el profesor Aizawa se encontraba sumamente dormido. Al principio la castaña se negó pues sabía que era una mala idea, pero para su suerte todos accedieron a ir así que no le quedo más remedio que acompañarlos.
La entrada de la cueva era grande, tenía pocas luces, era evidente que se encontraba abandonada y que ya nadie trabajaba ahí. La castaña apenas si se pudo mover, el lugar tenía una atmosfera escalofriante tanto que se le puso la piel de gallina. Observo a sus compañeros quienes lucían asombrados, sin pensarlo dos veces todos se adentraron esperando ver que encontraban. Ochako solo pudo suspirar, con una mala cara decidió entrar pues era eso o quedarse afuera sola. ━ ¡No me dejen sola!.━ Gritaba corriendo, pues sus compañeros habían sido muy rápidos que los perdió de vista de inmediato.
Saco su celular y puso la lámpara, por más que miraba a su alrededor no encontraba a nadie, por dentro la cueva era demasiado grande, estaba asombrada pues contenía una segunda planta, lo más seguro era que sus amigos estuvieran ahí. Caminaba con cuidado de no tropezar ¿Cómo lograría encontrarlos en un lugar tan grande? se acerco a una de las escaleras que habían y subió, la iluminación era poca pero le bastaba para poder mirar bien, esperaba poder encontrar rápido a sus compañeros, estar sola le resultaba difícil, más en ese lugar.
Se alojaron en el bosque, la idea de acampar en ese lugar fue la más votada por todos. Mientras arreglaban todo, el chofer que los había traído comentaba ciertos acontecimientos escalofriantes que estaban ocurriendo en una cueva, dicho lugar estaba próximo a donde ellos dormirían. Ochako se puso nerviosa, las cosas relacionadas con fantasmas la asustaban demasiado, solo esperaba que todo lo que había escuchado fuera una broma.
(...)
Se encontraba dormida en su tienda de acampar, cuando escucho que su compañera Tsuyu se levanto. Los chicos estaban organizando una excursión para ir a visitar la cueva aprovechando que el profesor Aizawa se encontraba sumamente dormido. Al principio la castaña se negó pues sabía que era una mala idea, pero para su suerte todos accedieron a ir así que no le quedo más remedio que acompañarlos.
La entrada de la cueva era grande, tenía pocas luces, era evidente que se encontraba abandonada y que ya nadie trabajaba ahí. La castaña apenas si se pudo mover, el lugar tenía una atmosfera escalofriante tanto que se le puso la piel de gallina. Observo a sus compañeros quienes lucían asombrados, sin pensarlo dos veces todos se adentraron esperando ver que encontraban. Ochako solo pudo suspirar, con una mala cara decidió entrar pues era eso o quedarse afuera sola. ━ ¡No me dejen sola!.━ Gritaba corriendo, pues sus compañeros habían sido muy rápidos que los perdió de vista de inmediato.
Saco su celular y puso la lámpara, por más que miraba a su alrededor no encontraba a nadie, por dentro la cueva era demasiado grande, estaba asombrada pues contenía una segunda planta, lo más seguro era que sus amigos estuvieran ahí. Caminaba con cuidado de no tropezar ¿Cómo lograría encontrarlos en un lugar tan grande? se acerco a una de las escaleras que habían y subió, la iluminación era poca pero le bastaba para poder mirar bien, esperaba poder encontrar rápido a sus compañeros, estar sola le resultaba difícil, más en ese lugar.
Ochako Lottus Jun
Re: The cave (Lacus)
1909, fue el último año que un ser humano salió con vida de aquella gigantesca cueva.
La história comenzó cuando la minería de carbón estaba viendo su mejor desarrollo de las últimas décadas desde el Siglo anterior. Una de las cuevas prometedoras para la indústria de Japón era la que se encontraba en las entrañas de un bosque en Tokyo. Los mineradores más experientes rápidamente fueron trasladados hacia el lugar indicado.
Instalar los rieles y las herramientas en los primeros accesos de la cueva fuera fácil, pero con el pasar de los días, cada avance se hacía más dificultoso por sus pasajes sumamente estrechos, poco oxígeno, oscuridad, humedad, y otras cuestiones. Muchas veces los mineradores comentaban como la cueva parecía no tener un fin, y la ambición humana los llevó a decidir seguir su exploración hasta que por fin encontraran algún límite en las profundezas, donde ansiaban encontrar diamantes. Sin embargo, casi tres semanas después de iniciada la exploración, hubo un día en que el equipo entró pero jamás salió.
Aquella misma tarde, un miembro del equipo había quedado afuera. Nadie menos que el alegre alcohólico del grupo quien una vez más había abusado del whisky antes del trabajo. Por embriaguez, se accidentó de forma que el dolor y mareo lo impidió seguir adelante el resto de aquella tarde, quedándose reposando sobre una piedra afuera de la cueva. Lo combinado era que el equipo saldría al rededor de las 6 pm y todos regresarían a la cabaña donde residían temporalmente. Pero no salieron. Pasaron las horas y ni señal de vida dieron.
El sujeto ebrio comenzó a preocuparse, pero la desaparición de sus colegas de trabajo no era su principal remordimiento, y sí la sensación de culpa.
Culpa porque él ya había notado que había algo raro allá dentro los días anteriores, que a cada avance más abajo se hacía más obvio. Ya había escuchado voces raras y visto cosas inexplicables, pero escéptico, siempre ignorara todo, juntando al hecho de que nadie le creería porque era ''el loco ebrio del grupo''. Y mismo continuando escéptico, algo en el fondo de su ser le decía que ambos sucesos tenían algo que ver, y que si hubiera avisado a tiempo los demás podrían aún estar vivos.
Reuniendo fuerzas, se levantó y caminó torpe hacia la entrada, que parecía querer tragarlo de tan oscura. Quería entrar y buscarlos, pero en su estado sería imposible, y además, costaba admitir pero su miedo era digno de un niño de 5 años en vez del adulto que era. ''Maldito día para beber, voy a ahogar estas penas bebiendo más'' pensaba para distraerse, y mientras el abismo ''le devolvía la mirada'' como diría Nietzsche, pensó volver a escuchar aquellas voces susurrantes que ya oyera sus primeras, segundas, terceras veces, pero en un punto muy bajo de la cueva, no tan cerca de la entrada como escalofriantemente ocurría ahora.
Invadido por el miedo, sin saber si era real o consecuencia de la embriaguez, fue el par de ojos brillantes que de repente vio surgir en el enloquecedor interior de la cueva el detonante que lo hizo abandonar su linterna y echarse a correr, ignorando totalmente el dolor del accidente y su mal estado.
Al día siguiente, avisó las autoridades sobre la desaparición del equipo, omitiendo del interrogatorio los detalles que seguían siendo un misterio. Policías y otros expertos realizaron buscas en la cueva hasta donde pudieron, etretanto no hallaron ni rastros, ni sangre, ni nada. Jamás se llegó a saber qué sucedió con el grupo de mineradores durante todo el Siglo hasta la fecha actual. La cueva acabó restricta por la policía como ''lugar inseguro.''
Fecha actual, año 2021.
Hasta hoy seguían siendo leyendas sin pruebas en casi todos los países. En algunos, conocidos como ''los chupacabras''. La cueva era habitada en sus más oscuras profundezas por criaturas humanoides de ojos negros, de los que se desconoce su origen. La piel de los machos era blanca, casi gris; mientras que las hembras la tenían más oscura, cerca del marrón café. Su estatura era baja, podían escalar paredes y su dieta era compuesta de sangre y carne de animales, o así fuera hasta cierto momento.
Por ende, aquellas criaturas compartían la cueva con otro ser legendario que también era de hábitos nocturnos; uno que, a diferencia de ellos, ya había andado sobre la Tierra en forma humana antes de ser maldecido tras beber la sangre de un descendiente de los ángeles caídos de Dios ha cerca de casi mil años, habiendo sido dado como muerto antes de regresar de la tumba ya condenado a vivir eternamente como un vampiro, lejos de la luz Solar. Su nombre era Lacus Welt.
Dichas criaturas no mostraban enemistad aunque tampoco se podían llamar ''amigos''. Los chupacabra eran irrazonables mientras el vampiro poseía inteligencia, aunque solo hablaba en algunos idiomas antiguos, desconociendo las lenguas modernas. Los chupacabra mostraban tener un instintivo respeto por el vampiro, como conscientes de que este estaba por encima en la cadena. Antiguamente estos seres inferiores solían alimentarse unicamente de animales y escapar de humanos, pero aparentemente aprendieron de los hábitos del vampiro y también pasaron a incluir humanos en su cardapio. Normalmente estos se aprovechan de los restos humanos que el vampiro deja atrás, sin estorbarlo en su camino, y así viven armónicamente.
La noche era el momento que estos seres salían para cazar, ambos compartían la desdicha de que la luz solar les hacía demasiado daño.
Pero aquella noche en específico, el chupasangre notó cierta inquietud en los humanoides. Ellos se ponían así cuando había invasores humanos. Supo inmediatamente que tendría mucha diversión por delante.
Oculto desde lejos pudo ver como un grupo de jóvenes humanos jugaban a ser exploradores. Se veían deliciosos. Visualizó que eran como 5 en el grupo, pero le daba igual cual de ellos sería el primero en caer en sus brazos, solo se adelantaría antes que todos fueran capturados por los chupacabras.
La história comenzó cuando la minería de carbón estaba viendo su mejor desarrollo de las últimas décadas desde el Siglo anterior. Una de las cuevas prometedoras para la indústria de Japón era la que se encontraba en las entrañas de un bosque en Tokyo. Los mineradores más experientes rápidamente fueron trasladados hacia el lugar indicado.
Instalar los rieles y las herramientas en los primeros accesos de la cueva fuera fácil, pero con el pasar de los días, cada avance se hacía más dificultoso por sus pasajes sumamente estrechos, poco oxígeno, oscuridad, humedad, y otras cuestiones. Muchas veces los mineradores comentaban como la cueva parecía no tener un fin, y la ambición humana los llevó a decidir seguir su exploración hasta que por fin encontraran algún límite en las profundezas, donde ansiaban encontrar diamantes. Sin embargo, casi tres semanas después de iniciada la exploración, hubo un día en que el equipo entró pero jamás salió.
Aquella misma tarde, un miembro del equipo había quedado afuera. Nadie menos que el alegre alcohólico del grupo quien una vez más había abusado del whisky antes del trabajo. Por embriaguez, se accidentó de forma que el dolor y mareo lo impidió seguir adelante el resto de aquella tarde, quedándose reposando sobre una piedra afuera de la cueva. Lo combinado era que el equipo saldría al rededor de las 6 pm y todos regresarían a la cabaña donde residían temporalmente. Pero no salieron. Pasaron las horas y ni señal de vida dieron.
El sujeto ebrio comenzó a preocuparse, pero la desaparición de sus colegas de trabajo no era su principal remordimiento, y sí la sensación de culpa.
Culpa porque él ya había notado que había algo raro allá dentro los días anteriores, que a cada avance más abajo se hacía más obvio. Ya había escuchado voces raras y visto cosas inexplicables, pero escéptico, siempre ignorara todo, juntando al hecho de que nadie le creería porque era ''el loco ebrio del grupo''. Y mismo continuando escéptico, algo en el fondo de su ser le decía que ambos sucesos tenían algo que ver, y que si hubiera avisado a tiempo los demás podrían aún estar vivos.
Reuniendo fuerzas, se levantó y caminó torpe hacia la entrada, que parecía querer tragarlo de tan oscura. Quería entrar y buscarlos, pero en su estado sería imposible, y además, costaba admitir pero su miedo era digno de un niño de 5 años en vez del adulto que era. ''Maldito día para beber, voy a ahogar estas penas bebiendo más'' pensaba para distraerse, y mientras el abismo ''le devolvía la mirada'' como diría Nietzsche, pensó volver a escuchar aquellas voces susurrantes que ya oyera sus primeras, segundas, terceras veces, pero en un punto muy bajo de la cueva, no tan cerca de la entrada como escalofriantemente ocurría ahora.
Invadido por el miedo, sin saber si era real o consecuencia de la embriaguez, fue el par de ojos brillantes que de repente vio surgir en el enloquecedor interior de la cueva el detonante que lo hizo abandonar su linterna y echarse a correr, ignorando totalmente el dolor del accidente y su mal estado.
Al día siguiente, avisó las autoridades sobre la desaparición del equipo, omitiendo del interrogatorio los detalles que seguían siendo un misterio. Policías y otros expertos realizaron buscas en la cueva hasta donde pudieron, etretanto no hallaron ni rastros, ni sangre, ni nada. Jamás se llegó a saber qué sucedió con el grupo de mineradores durante todo el Siglo hasta la fecha actual. La cueva acabó restricta por la policía como ''lugar inseguro.''
Fecha actual, año 2021.
Hasta hoy seguían siendo leyendas sin pruebas en casi todos los países. En algunos, conocidos como ''los chupacabras''. La cueva era habitada en sus más oscuras profundezas por criaturas humanoides de ojos negros, de los que se desconoce su origen. La piel de los machos era blanca, casi gris; mientras que las hembras la tenían más oscura, cerca del marrón café. Su estatura era baja, podían escalar paredes y su dieta era compuesta de sangre y carne de animales, o así fuera hasta cierto momento.
Por ende, aquellas criaturas compartían la cueva con otro ser legendario que también era de hábitos nocturnos; uno que, a diferencia de ellos, ya había andado sobre la Tierra en forma humana antes de ser maldecido tras beber la sangre de un descendiente de los ángeles caídos de Dios ha cerca de casi mil años, habiendo sido dado como muerto antes de regresar de la tumba ya condenado a vivir eternamente como un vampiro, lejos de la luz Solar. Su nombre era Lacus Welt.
Dichas criaturas no mostraban enemistad aunque tampoco se podían llamar ''amigos''. Los chupacabra eran irrazonables mientras el vampiro poseía inteligencia, aunque solo hablaba en algunos idiomas antiguos, desconociendo las lenguas modernas. Los chupacabra mostraban tener un instintivo respeto por el vampiro, como conscientes de que este estaba por encima en la cadena. Antiguamente estos seres inferiores solían alimentarse unicamente de animales y escapar de humanos, pero aparentemente aprendieron de los hábitos del vampiro y también pasaron a incluir humanos en su cardapio. Normalmente estos se aprovechan de los restos humanos que el vampiro deja atrás, sin estorbarlo en su camino, y así viven armónicamente.
La noche era el momento que estos seres salían para cazar, ambos compartían la desdicha de que la luz solar les hacía demasiado daño.
Pero aquella noche en específico, el chupasangre notó cierta inquietud en los humanoides. Ellos se ponían así cuando había invasores humanos. Supo inmediatamente que tendría mucha diversión por delante.
Oculto desde lejos pudo ver como un grupo de jóvenes humanos jugaban a ser exploradores. Se veían deliciosos. Visualizó que eran como 5 en el grupo, pero le daba igual cual de ellos sería el primero en caer en sus brazos, solo se adelantaría antes que todos fueran capturados por los chupacabras.
Última edición por Lacus Welt el Vie Abr 09, 2021 3:00 pm, editado 2 veces
Lacus Welt
Re: The cave (Lacus)
Caminaba sigilosamente mientras observaba todo el lugar, no había rastro de sus compañeros ¿Dónde se habían metido? desde pequeña a la castaña no le gusto las cosas relacionadas a cosas paranormales, sabía que existían pero prefería no pensar en ello ¿Por qué justo ahora se le venía a la mente ese tipo de cosas? negaba con la cabeza tratando de alejar aquellos pensamientos.
« Las criaturas que habitan en la cueva son muy peligrosas, nadie las ha visto, pero cada persona que entra nunca sale de ahí.» Recordaba las palabras que había escuchado con anterioridad. Un escalofrió recorrió su cuerpo ¿Era eso verdad o una simple mentira que aquella persona había inventado para asustarlos? Se quedo parada un buen rato, realmente estaba muy asustada ¿Cómo iba a defenderse ella sola? Ochako miro a su alrededor y encontró cierto objeto; Unas pelotas pequeñas , cada una de diferente color: una roja, dos negras y dos blancas, eran pesadas pero no tanto como para no poder levantarlas. Las agarro y las llevo consigo, piedras o no, le servirían en caso de ser atacada.
Antes de decidir hacía donde ir, reviso su celular, aun seguía sin tener señal, la batería le duraría poco así que decidió apagarlo en caso de que tenga que reservarlo para pedir ayuda. Las lámparas que habían en el lugar comenzaron a parpadear « No tengas miedo, no tengas miedo » eran las palabras que repetía en su mente una y otra vez. ━ Me hubiera quedado en el campamento.━ Balbuceaba mientras caminaba.
Su corazón palpitaba muy fuerte ,parecía que iba a salirse de su pecho, sus ojos estaban algo llorosos, realmente quería llorar. Encontró dos puertas, ambas cerradas, parecía que se tenía que introducir algún código para poder salir, pero ¿Cuáles eran los números? Aunque no lo admitía el asunto ya le estaba llamando la atención, si encontraba la manera de abrir la puerta podría salir y salvar a todos, incluso podría encontrar más de aquellas pelotas que había encontrado, estaba viendo las cosas de manera positiva y eso la estaba ayudando a combatir el miedo que sentía.
« Los monstruos no existen, tranquila » pensaba. Todas eran simples historias creadas para causar el miedo, muchos lo usaban como base de entretenimiento. Pensar así era la única manera de que no se acobardara, en toda su vida como humana nunca había visto ni tenido alguna experiencia extraña, así que esta vez no sería la excepción. « De seguro esto es alguna broma, una de muy mal gusto » Tenía muchos pensamientos así, ¡TENÍA QUE SER ASÍ! o si no, de lo contrario, la pobre niña no sabría como lidiar con la realidad, no sabría como actuar, no sabría como sobrevivir. Ochako, tan ingenua, tan transparente, si tan solo se hubiera quedado en el campamento, si tan solo no hubiera seguido a sus compañeros, ahora mismo no estaría viviendo una pesadilla, la peor de sus pesadillas.
« Las criaturas que habitan en la cueva son muy peligrosas, nadie las ha visto, pero cada persona que entra nunca sale de ahí.» Recordaba las palabras que había escuchado con anterioridad. Un escalofrió recorrió su cuerpo ¿Era eso verdad o una simple mentira que aquella persona había inventado para asustarlos? Se quedo parada un buen rato, realmente estaba muy asustada ¿Cómo iba a defenderse ella sola? Ochako miro a su alrededor y encontró cierto objeto; Unas pelotas pequeñas , cada una de diferente color: una roja, dos negras y dos blancas, eran pesadas pero no tanto como para no poder levantarlas. Las agarro y las llevo consigo, piedras o no, le servirían en caso de ser atacada.
Antes de decidir hacía donde ir, reviso su celular, aun seguía sin tener señal, la batería le duraría poco así que decidió apagarlo en caso de que tenga que reservarlo para pedir ayuda. Las lámparas que habían en el lugar comenzaron a parpadear « No tengas miedo, no tengas miedo » eran las palabras que repetía en su mente una y otra vez. ━ Me hubiera quedado en el campamento.━ Balbuceaba mientras caminaba.
Su corazón palpitaba muy fuerte ,parecía que iba a salirse de su pecho, sus ojos estaban algo llorosos, realmente quería llorar. Encontró dos puertas, ambas cerradas, parecía que se tenía que introducir algún código para poder salir, pero ¿Cuáles eran los números? Aunque no lo admitía el asunto ya le estaba llamando la atención, si encontraba la manera de abrir la puerta podría salir y salvar a todos, incluso podría encontrar más de aquellas pelotas que había encontrado, estaba viendo las cosas de manera positiva y eso la estaba ayudando a combatir el miedo que sentía.
« Los monstruos no existen, tranquila » pensaba. Todas eran simples historias creadas para causar el miedo, muchos lo usaban como base de entretenimiento. Pensar así era la única manera de que no se acobardara, en toda su vida como humana nunca había visto ni tenido alguna experiencia extraña, así que esta vez no sería la excepción. « De seguro esto es alguna broma, una de muy mal gusto » Tenía muchos pensamientos así, ¡TENÍA QUE SER ASÍ! o si no, de lo contrario, la pobre niña no sabría como lidiar con la realidad, no sabría como actuar, no sabría como sobrevivir. Ochako, tan ingenua, tan transparente, si tan solo se hubiera quedado en el campamento, si tan solo no hubiera seguido a sus compañeros, ahora mismo no estaría viviendo una pesadilla, la peor de sus pesadillas.
Ochako Lottus Jun
Re: The cave (Lacus)
Perspectiva del vampiro:
Las constantes bifurcaciones en la segunda planta parecía haber sido el motivo por el cual aquel grupo estúpido de invasores llevó a cabo la sabia idea de separarse en duos. Por un lado, un crío aparentemente intentaba convencer a otro de atravesar el puente de seguridad dudosa que los llevaba hasta el otro lado de la separación por un abismo al cual jamás se acercarían si no desconocieran su profundidad.
Y por el otro lado, el par restante rumbó hacia el tercer corredor de las vias férreas. A diferencia de los mineradores que estuvieron la última vez, aquellos que fueron los responsables por construir todo lo que aun restaba en la cueva y acabaron devorados en la planta inferior, ese actual grupo se veía ser de jóvenes sin ninguna experiencia. Además, tenían sangre nueva, habrían de ser mucho más deliciosos.
Por último, los chupacabra ya los observaban acercándose como cucarachas. Aquellos seres no eran buenos cazadores, además no sabían nada sobre silencio y se la pasaban emitiendo su característico chillido que podía asemejarse al de los murciélgos.
Asimismo lograban ser más listos que los humanos, pues ellos nunca se atrevían a tocar el puente que ahora tenía un par de ingeniosos atravesando con cuidado mientras eran acechados por los humanoides con sus ojos brillantes, los que no notaron porque temían más mirar atrás que mirar el inmenso agujero bajo sus propios pies. Pero debido a los chillidos en tal ambiente de profundo silencio y eco, pronto se darían cuenta. Sería gracioso verlos entrar en pánico, pero él tenía otros planes.
---
El vampiro los dejó atrás y fue silenciosamente por las chicas. Los chupacabras que acecbahan aquella zona se hicieron a un lado abriendo el paso. Dentre todos los habitantes de la cueva, el vampiro era el único que llevaba ropas y calzado. Portaba un traje negro con blanco, bastante limpio y elegante, cubierto por un larga capa de aspecto antiguo, del cual los artistas parecían haberse inspirado para crear la famosa figura del drácula.
El corredor por donde sus víctimas habían adentrado tenía lámparas, que ya no encendían hace años. El agudo grito de una de estas hizo que una manada de murciélagos alzara un vuelo sin rumbo, llegando a alertar el otro par e incluso los chupacabras, que se alteraron. Fue en ese mismo instante que uno de los sujetos, debido el susto causado por el grito y simultáneamente por la infinidad de ojos brillantes que finalmente se volteó a ver, hizo un mal movimiento y el puente hecho con tablas acabó quebrándose y apuntándolos al abismo de no ser porque lograron sujetarse por las cuerdas, pero corriendo un gran peligro.
El grito de la chica no fue por causas de alguna obra del vampiro. Ella tenía tanta precaución que mismo con una linterna se cayó de mala manera en una fenda, hiriéndose. Desde abajo, tras hacer un reconocimiento del lugar con la luz de su linterna, la alzó para poder localizar su acompañante, una humana de aspecto raro y cabellos oscuros, y pedir que hiciera algo por ella.
Pero ya era tarde. Esta que no había caído en la fenda estaba muerta en la mano que la sujetaba del cuello. La luz de la linterna enfocó en el ojo rojo del inmortal quien tenía a la víctima suspendida justo en frente, con los ojos revirados y sangrando por la boca.
El vampiro mostró una sonrisa sádica y sucia de sangre al bajar el brazo y dejarse ver por la sobreviviente, antes de arrojar su compañera sobre ella, que cayó justo en la herida provocándole más dolor. Tan pronto les dio la espalda y se marchó, un grupo de chupacabras emergió desde atrás del vampiro y se lanzó sobre ellas para terminar el servicio de muerte.
Las constantes bifurcaciones en la segunda planta parecía haber sido el motivo por el cual aquel grupo estúpido de invasores llevó a cabo la sabia idea de separarse en duos. Por un lado, un crío aparentemente intentaba convencer a otro de atravesar el puente de seguridad dudosa que los llevaba hasta el otro lado de la separación por un abismo al cual jamás se acercarían si no desconocieran su profundidad.
Y por el otro lado, el par restante rumbó hacia el tercer corredor de las vias férreas. A diferencia de los mineradores que estuvieron la última vez, aquellos que fueron los responsables por construir todo lo que aun restaba en la cueva y acabaron devorados en la planta inferior, ese actual grupo se veía ser de jóvenes sin ninguna experiencia. Además, tenían sangre nueva, habrían de ser mucho más deliciosos.
Por último, los chupacabra ya los observaban acercándose como cucarachas. Aquellos seres no eran buenos cazadores, además no sabían nada sobre silencio y se la pasaban emitiendo su característico chillido que podía asemejarse al de los murciélgos.
Asimismo lograban ser más listos que los humanos, pues ellos nunca se atrevían a tocar el puente que ahora tenía un par de ingeniosos atravesando con cuidado mientras eran acechados por los humanoides con sus ojos brillantes, los que no notaron porque temían más mirar atrás que mirar el inmenso agujero bajo sus propios pies. Pero debido a los chillidos en tal ambiente de profundo silencio y eco, pronto se darían cuenta. Sería gracioso verlos entrar en pánico, pero él tenía otros planes.
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El vampiro los dejó atrás y fue silenciosamente por las chicas. Los chupacabras que acecbahan aquella zona se hicieron a un lado abriendo el paso. Dentre todos los habitantes de la cueva, el vampiro era el único que llevaba ropas y calzado. Portaba un traje negro con blanco, bastante limpio y elegante, cubierto por un larga capa de aspecto antiguo, del cual los artistas parecían haberse inspirado para crear la famosa figura del drácula.
El corredor por donde sus víctimas habían adentrado tenía lámparas, que ya no encendían hace años. El agudo grito de una de estas hizo que una manada de murciélagos alzara un vuelo sin rumbo, llegando a alertar el otro par e incluso los chupacabras, que se alteraron. Fue en ese mismo instante que uno de los sujetos, debido el susto causado por el grito y simultáneamente por la infinidad de ojos brillantes que finalmente se volteó a ver, hizo un mal movimiento y el puente hecho con tablas acabó quebrándose y apuntándolos al abismo de no ser porque lograron sujetarse por las cuerdas, pero corriendo un gran peligro.
El grito de la chica no fue por causas de alguna obra del vampiro. Ella tenía tanta precaución que mismo con una linterna se cayó de mala manera en una fenda, hiriéndose. Desde abajo, tras hacer un reconocimiento del lugar con la luz de su linterna, la alzó para poder localizar su acompañante, una humana de aspecto raro y cabellos oscuros, y pedir que hiciera algo por ella.
Pero ya era tarde. Esta que no había caído en la fenda estaba muerta en la mano que la sujetaba del cuello. La luz de la linterna enfocó en el ojo rojo del inmortal quien tenía a la víctima suspendida justo en frente, con los ojos revirados y sangrando por la boca.
El vampiro mostró una sonrisa sádica y sucia de sangre al bajar el brazo y dejarse ver por la sobreviviente, antes de arrojar su compañera sobre ella, que cayó justo en la herida provocándole más dolor. Tan pronto les dio la espalda y se marchó, un grupo de chupacabras emergió desde atrás del vampiro y se lanzó sobre ellas para terminar el servicio de muerte.
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