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La cordial invitación al convite de la incertidumbre (Arturia, Ochako)
3 participantes
~ +ACADEMIA LEGACY+ Foro de rol literario ~ :: Isla Rokkenjima :: Extremo Opuesto de la Isla :: Mansión Abandonada
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La cordial invitación al convite de la incertidumbre (Arturia, Ochako)
La oscuridad de la noche abraza al escenario de forma sofocante, cubriéndolo con su manto de tenues estrellas que titilan en medio de la bóveda cósmica, reflejando lo pequeño que es el mundo cuando se alza ante el cosmos, y lo solo que se encuentra en medio de un interminable vacío. Esos, al menos, eran los pensamientos de quien caminaba en medio de la espesa penumbra, mirando a sus alrededores con un aire de curiosidad. La visión debería ser casi nula para cualquier ser viviente, pero parece que aquella silueta no tiene problemas a la hora de moverse, pues camina con tranquilidad y sin cautela, tal cual estuviera el sol en su punto más alto. Sus pasos hacen crujir las secas hojas, sus ojos de ámbar brillan como faros y sus ropas negras se pierden en el ambiente. Y ahí, paso a paso, la silueta se acerca más y más a su destino.
– Hmm... ¿Quién demonios invita a una niña a una mansión en el bosque a media noche? Juro que si es algún idiota con intensiones estúpidas, lo mataré...
Pese a pronunciar palabras tan fuertes, la voz de aquella figura no suena molesta o fastidiada. ¿Sería un comentario al azar por el aburrimiento? ¿O es porque no está acostumbrado al silencio absoluto? Sería imposible adivinarlo con solo mirarle, y quizá no respondería si se lo preguntasen. Después de todo, el Rey Demonio tiene bastante fama entre sus allegados por su falta de honestidad en lo referente a sus propios pensamientos. Así es. Con una altura que no logra rozar el metro y medio, con esa larga cabellera de cielo diurno, con ese rostro blanco como nubes de primavera y esos ojos ardientes como el sol, aquella figura que relucía como la de una niña si es que no la de un ángel, realmente se trataba de un demonio. Y no de cualquier diablo, sino de uno de los más ruines que se hayan visto jamás. Aquel que se ha autoproclamado como el Gran Rey Demonio, Rimuru Tempest.
– Me pregunto si irá a haber comida... De verdad deseo una hamburguesa en este momento... ¿No podían haberme citado en un momento más adecuado? No sé, algo así como después de que abran los McDonald's... Estúpida... Si este viaje resulta no valer la pena, voy a matar al imbécil que la haya mandado...
⟨ Flasback ⟩
La música resonaba por todo el salón. Colores destellantes, golpeteos por todos lados, gritos de emoción que se alzan al aire cual si estuvieran presenciando una épica batalla. Los sonidos en la sala son todos variados y diversos, pero funcionan bien juntos por alguna extraña razón. Y es que pese a ser tantas luces y sonidos irreconocibles, todos generan el ambiente que deberían crear. Se trata de un salón de videojuegos en la ciudad de Tokio. Más específicamente, en una máquina de Pump It Up, misma al rededor de la cual la gente se ha reunido. ¿La razón? Alguien lleva varias horas pasando un nivel tras otro en la máxima puntuación posible, y eso es más que suficiente para enloquecer a la multitud.
El slime se encuentra sobre la plataforma. Sus piernas se mueven con tal velocidad que es imposible seguirlas con la vista, y la pantalla anuncia ante todos como el puntaje sube de forma ridículamente rápida. Se trata de la antepenúltima canción del juego; Beethoven Virus, en la dificultad más alta posible. Por supuesto, nadie en la multitud sabe que está viendo a un demonio usando habilidades propias de él, por lo que están fascinados ante lo que su vista percibe y que no es otra cosa sino una chica de sexto grado con un dominio abismal del juego, a tal grado en que ni siquiera se sujeta de ningún sitio para mantener el equilibrio.
– ¿Quién demonios es esa niña?
– No lo sé, llegó aquí en la mañana, lleva todo el día jugando...
– ¡Dicen que es una campeona internacional!
– ¿De verdad? ¿Cuál es su nombre?
– Bueno, eso...
De un segundo a otro, el limo salta lejos de la máquina de arcade, dejando sorprendidos en acto a todos los presentes– ¡Quítense, idiotas! –Grita al aire, chasqueando los dedos. Una enorme raíz espinosa sale entonces del suelo y golpea a todos los presentes, arrojándolos a un lado. Las púas son grandes y realmente duras, por lo que más de uno de los espectadores ha terminado sangrando y con fracturas. Sin embargo, sorprendentemente, nadie ha muerto. Aquello había sido producto de la "Habilidad Extra: Raíz de la Rosa Negra" de Rimuru Tempest. Sin embargo, pese a parecer que había intentado matarlos, definitivamente se trataba de todo lo contrario.
Tan pronto como los civiles fueron movidos, una enorme esfera de acero atravesó la pared y entró en la sala, destruyendo todo a su paso. La máquina de Pump It Up quedó hecha pedazos, cabe resaltar. "¡Esa estúpida bala de cañón destruyó mi puntaje!" Fue lo único que pasó por la cabeza del demonio en ese momento. Sin embargo, si ya la situación había sido demasiado extraña, lo siguiente sería una acción completamente fuera de lugar. Aquella bola de metal de un metro de diámetro se abrió de forma que recordaba a una pokeball. En su interior, un sobre de correspondencia, una carta. No tiene un sello ni nada similar. Al reverso, un nombre. "Rimuru Tempest". En el interior, una invitación que el demonio no necesita abrir para leer, pues su habilidad le permite ver todo en su radio de alcance.
"Mi muy estimad@, sabemos que tiene una meta ambiciosa y el poder para conseguirla. Por ello, queda usted cordialmente invitad@ a nuestro evento ya tradicional: el laberinto de espejos. Este tendrá lugar en las coordenadas descritas al anverso de la presente. Esperaremos gustosos su asistencia. Atte: La recepción"
⟨ Fin Flashback ⟩
– Esos idiotas destrozaron mi sitio de juegos favorito... Más les vale que valga la pena...
En eso andaba el demonio, absorto en sus propios pensamientos, cuando notó a la distancia una figura sumamente familiar. No hacía falta presentación para introducir a la dama que sus ojos vislumbraron. Esos cabellos oro y aquellas vestiduras de zafiro que envolvían a una belleza escultural eran imposibles de confundir. Ahí, en la entrada de aquella vieja y abandonada mansión de gótico aspecto, el rey de los caballeros se encontraba haciendo acto de presencia. El limo no lo pensó dos veces antes de correr a acercarse. Conocía de sobra al héroe de Gran Bretaña, a quien tenía la buena fortuna de haberse topado en ocasiones anteriores. De esa forma, le fue inevitable acercarse con una sonrisa gustosa al encuentro de su vieja amiga, a quien era la última que esperaba ver en aquel inhóspito sitio.
– ¡Arturia-chan! ¡Qué gusto verte!
– Hmm... ¿Quién demonios invita a una niña a una mansión en el bosque a media noche? Juro que si es algún idiota con intensiones estúpidas, lo mataré...
Pese a pronunciar palabras tan fuertes, la voz de aquella figura no suena molesta o fastidiada. ¿Sería un comentario al azar por el aburrimiento? ¿O es porque no está acostumbrado al silencio absoluto? Sería imposible adivinarlo con solo mirarle, y quizá no respondería si se lo preguntasen. Después de todo, el Rey Demonio tiene bastante fama entre sus allegados por su falta de honestidad en lo referente a sus propios pensamientos. Así es. Con una altura que no logra rozar el metro y medio, con esa larga cabellera de cielo diurno, con ese rostro blanco como nubes de primavera y esos ojos ardientes como el sol, aquella figura que relucía como la de una niña si es que no la de un ángel, realmente se trataba de un demonio. Y no de cualquier diablo, sino de uno de los más ruines que se hayan visto jamás. Aquel que se ha autoproclamado como el Gran Rey Demonio, Rimuru Tempest.
– Me pregunto si irá a haber comida... De verdad deseo una hamburguesa en este momento... ¿No podían haberme citado en un momento más adecuado? No sé, algo así como después de que abran los McDonald's... Estúpida... Si este viaje resulta no valer la pena, voy a matar al imbécil que la haya mandado...
⟨ Flasback ⟩
La música resonaba por todo el salón. Colores destellantes, golpeteos por todos lados, gritos de emoción que se alzan al aire cual si estuvieran presenciando una épica batalla. Los sonidos en la sala son todos variados y diversos, pero funcionan bien juntos por alguna extraña razón. Y es que pese a ser tantas luces y sonidos irreconocibles, todos generan el ambiente que deberían crear. Se trata de un salón de videojuegos en la ciudad de Tokio. Más específicamente, en una máquina de Pump It Up, misma al rededor de la cual la gente se ha reunido. ¿La razón? Alguien lleva varias horas pasando un nivel tras otro en la máxima puntuación posible, y eso es más que suficiente para enloquecer a la multitud.
El slime se encuentra sobre la plataforma. Sus piernas se mueven con tal velocidad que es imposible seguirlas con la vista, y la pantalla anuncia ante todos como el puntaje sube de forma ridículamente rápida. Se trata de la antepenúltima canción del juego; Beethoven Virus, en la dificultad más alta posible. Por supuesto, nadie en la multitud sabe que está viendo a un demonio usando habilidades propias de él, por lo que están fascinados ante lo que su vista percibe y que no es otra cosa sino una chica de sexto grado con un dominio abismal del juego, a tal grado en que ni siquiera se sujeta de ningún sitio para mantener el equilibrio.
– ¿Quién demonios es esa niña?
– No lo sé, llegó aquí en la mañana, lleva todo el día jugando...
– ¡Dicen que es una campeona internacional!
– ¿De verdad? ¿Cuál es su nombre?
– Bueno, eso...
De un segundo a otro, el limo salta lejos de la máquina de arcade, dejando sorprendidos en acto a todos los presentes– ¡Quítense, idiotas! –Grita al aire, chasqueando los dedos. Una enorme raíz espinosa sale entonces del suelo y golpea a todos los presentes, arrojándolos a un lado. Las púas son grandes y realmente duras, por lo que más de uno de los espectadores ha terminado sangrando y con fracturas. Sin embargo, sorprendentemente, nadie ha muerto. Aquello había sido producto de la "Habilidad Extra: Raíz de la Rosa Negra" de Rimuru Tempest. Sin embargo, pese a parecer que había intentado matarlos, definitivamente se trataba de todo lo contrario.
Tan pronto como los civiles fueron movidos, una enorme esfera de acero atravesó la pared y entró en la sala, destruyendo todo a su paso. La máquina de Pump It Up quedó hecha pedazos, cabe resaltar. "¡Esa estúpida bala de cañón destruyó mi puntaje!" Fue lo único que pasó por la cabeza del demonio en ese momento. Sin embargo, si ya la situación había sido demasiado extraña, lo siguiente sería una acción completamente fuera de lugar. Aquella bola de metal de un metro de diámetro se abrió de forma que recordaba a una pokeball. En su interior, un sobre de correspondencia, una carta. No tiene un sello ni nada similar. Al reverso, un nombre. "Rimuru Tempest". En el interior, una invitación que el demonio no necesita abrir para leer, pues su habilidad le permite ver todo en su radio de alcance.
"Mi muy estimad@, sabemos que tiene una meta ambiciosa y el poder para conseguirla. Por ello, queda usted cordialmente invitad@ a nuestro evento ya tradicional: el laberinto de espejos. Este tendrá lugar en las coordenadas descritas al anverso de la presente. Esperaremos gustosos su asistencia. Atte: La recepción"
⟨ Fin Flashback ⟩
– Esos idiotas destrozaron mi sitio de juegos favorito... Más les vale que valga la pena...
En eso andaba el demonio, absorto en sus propios pensamientos, cuando notó a la distancia una figura sumamente familiar. No hacía falta presentación para introducir a la dama que sus ojos vislumbraron. Esos cabellos oro y aquellas vestiduras de zafiro que envolvían a una belleza escultural eran imposibles de confundir. Ahí, en la entrada de aquella vieja y abandonada mansión de gótico aspecto, el rey de los caballeros se encontraba haciendo acto de presencia. El limo no lo pensó dos veces antes de correr a acercarse. Conocía de sobra al héroe de Gran Bretaña, a quien tenía la buena fortuna de haberse topado en ocasiones anteriores. De esa forma, le fue inevitable acercarse con una sonrisa gustosa al encuentro de su vieja amiga, a quien era la última que esperaba ver en aquel inhóspito sitio.
– ¡Arturia-chan! ¡Qué gusto verte!
Rimuru Tempest
Re: La cordial invitación al convite de la incertidumbre (Arturia, Ochako)
⟨ Flasback ⟩
“Desdichado aquel a quien sus recuerdos infantiles sólo traen miedo y tristeza. Desgraciado aquel que vuelve la mirada hacia horas solitarias en vastos y lúgubres recintos de cortinajes marrones y alucinantes hileras de antiguos volúmenes, o hacia pavorosas vigilias a la sombra de árboles descomunales y grotescos, cargados de enredaderas, que agitan silenciosamente en las alturas sus ramas retorcidas. Tal es lo que los dioses me destinaron, a mí, el aturdido, el frustrado, el estéril, el arruinado, y sin embargo me siento extrañamente satisfecho y me aferro con desesperación a esos recuerdos marchitos cada vez que mi mente amenaza con ir más allá, hacia el otro lado” Era uno de los párrafos del reconocido autor de cuentos de terror, Howard Philips Lovecraft. La espadachín recitaba constantemente esta porción de texto mientras se proyectaba mentalmente de un punto a otro, oculta entre la penumbra de la noche derivada de la onírica fluorescencia de las placas de neón; una cosa la estaba atormentando mientras realizaba su patrulla nocturna aquel día como para sumergirse en un mar de amargura y auto-flagelación. La melancolía de una época mejor era su mejor aliada esta noche, pues la calmaba mientras se deslizaba entre los aparatosos torreones de metal de la capital del país del sol naciente. Un misterioso orbe de metal planeaba en algún lugar recóndito de Tokio. La razón de porque se encontraba en medio de una esporádica persecución: había sido notificada por la academia de la aparición de estos objetos con una gran cantidad de energia espiritual. Naturalmente, como un espíritu heroico no sería un problema para la reconocida Arturia del que no pudiera encargarse; pero por alguna razón que no alcanzaba a entender la mujer sufría de una ansiedad premeditaría.
— Es imposible que este orbe este superando mis habilidades de detección— exclamo Arturia en una suerte de asombro, apenas insinuando una mueca de agotamiento. El cansancio que la espadachín experimentaba era de un origen mental obviamente (pues un espíritu convocado por el santo grial posee una gran cantidad de energia después de todo) —Únicamente los dioses saben que daños podría causar esté artefacto, nunca lograré detenerlo a tiempo. Hasta ahora ha causado toda clase de estragos alrededor de la ciudad, rebasando paredes y aporreando a uno que otro ciudadano; no puedo permitir que esta situación llegue a perturbar aún más la seguridad de las personas… — La búsqueda hasta ahora de la espadachína había sido en vano. La sensación de peligro que había empezado a sobrellevar durante toda su jornada comenzaba a hacer menoscabo en su psique; su instinto nunca la traicionaba en ninguna situación de peligro, estaba segura que lo que pudiera encaminar esos artefactos no traería más que oscuridad.
En ese momento en que Arturia se encontraba abstraída en su búsqueda, un haz de luz cristalino originado por los reflejos de la luna sobre una superficie metálica se proyectó frente a su rostro; era uno de los orbes que había estado rastreando por toda la ciudad. ¡Debía de apresurarse a atraparlo antes de que pudiera escabullirse!
⟨ Fin Flasback ⟩
Una noche tan fría, la luz de la luna reflejada la figura de una mujer hermosa de cabello rubio brillante una piel pálida, ojos destellante color azul zafiro observaba seriamente aquel misterioso artefacto desconocido debía acabar con el de inmediato antes que la situación se tornara aún más desastrosa, una apariencia frágil sin su armadura seguro pensaría muchos un blanco fácil por ser una mujer aunque eso engañaba a muchos combatientes con alto ego superioridad que subestimaba su fuerza, su inteligencia sobre todo el buen manejo con la espada. Percibió las corrientes del viento furioso venir de frente sacudiendo su largo vestido azul marino al mismo tiempo que el suelo mismo era sacudido algo fuera de control se acercaba una velocidad que superaba 1.44 x 10^22 km/h. —Ha escombros viejos estoy unida, sin saber qué rumbo tomará mi Vida, no importa la hora de noche o el día ni el peligro mismo cual me enfrente, esos viejos pasos son mi guía.— Musitaba lista para enfrentar cualquier enemigo que atentara con vida inocente. Tan pronto como se acercaba cada más a ella se podía apreciar una figura de entre el polvo y corrientes de aire al su alrededor transformándose. Encima de su vestimenta una armadura resplandeciente de un caballero audaz y valiente sus ojos se mantenían cerrados pero luego los abrió y eran de color verde esmeralda azulado que relucía como las constelaciones.
—He observado las condiciones del contrato, he sido fiel a mi compromiso.— Una pequeña sonrisa se dibuja en las comisuras de la femenina por alguna razón aquella frase le recordaba aquel ángel de cabello alborotado con una extraña hada de amiga, que cada vez que volteaba a verlo le jugaba alguna travesura que terminaba con dejarlo aborde del cansancio o la muerte, una vez más se notaba una mirada seria que alzaba la famosa espada Excálibur libera un viento potente almacenado alrededor de su espada el aire comprimido agitaba sus cabellos dorados, se formó un remolino de viento agresivo seria como un golpe agudo similar a un tornado que podía reducir un área entera a pedazos, a la velocidad de un viento huracanado cortando todo lo que se encontraba a su paso en dirección centro del enemigo con la intención de alcanzar dicho objetivo. El aire despedido desde la hoja de la espada de un color brillante, cuya estructura no puede ser determinada embarca todo el extenso trayecto de la carretera con fragmentar el cristal de muchos puestos de comida, casas e restaurante lujosos. —Espero no tener que pagar por los daños— Suspiraba pesadamente al momento que soltaba Aire Invisible impactándose con la pesada esfera de metal causo una gran explosión ocasionó algunos daños materiales; la explosión lanzo bloques de piedra de diversos tamaños y pedazos de metales esparcido por todo el trayecto.
—¿Una carta?— Un extraño sobre caía sobre sus pies le tomo unos pocos minutos en leerla, un tanto pensativa se dirigía al lugar de encuentro para su sorpresa era un lugar el cual conocía un poco no le tomo mucho tiempo en llegar. Para su buena suerte escuchaba una voz tan familiar que terminaba sacándola de sus mismos pensamientos rápidamente reconoció de quien se trataba aquella voz infantil se paraba frente al pequeñ@ tomando ambas mejillas estirándolas parecía molesta la rubia que le miraba con una mirada severa. —Tu Rimuru a ti te quería ver—
La enorme mansión abandonada, se alzaba a las afueras de la ciudad, tremendos árboles y vegetación la rodeaban haciendo que pareciera oculta en el interior de ese bosque, como olvidada, protegida por un gran muro, aun así, podía verse parte de ella a través de los barrotes de las grandes puertas de la entrada ya bastante oxidadas por los años. Se notaba que en sus tiempos, fue un lugar para gente de la más alta sociedad fue lo que pasaba a verla detenidamente. Con un enorme jardín alrededor lleno de árboles frutales y plantas que crecieron salvajes todos esos años al descuido, mientras se adentraba veía un estanque cubierto por hojas secas. Estaba atenta a su entorno, por alguna extraña razón sabía que algo no andaba bien ¿existiría la posibilidad de alguien habría recibido otra invitación? Empezaba a molestarle aquellos pensamientos se mantuvo muy de cerca de aquel individuo que consideraba un viejo amigo muy codicioso a la vez veía en el cierta bondad. —No me parece un evento tradicional una tormenta se acerca, es mejor entrar pero antes esperemos la 3er invitada acaba de llegar— Volteo a ver hacia atrás entre la espesura de la noche la luz radiante de la luna alumbraba la figura de una joven ¿pero quién era? en cuanto se acercó más a ellos finalmente supo de quien se trataba era Ochako una miembro más de Legacy nunca tuvo la oportunidad de presentarse con ella antes.
“Desdichado aquel a quien sus recuerdos infantiles sólo traen miedo y tristeza. Desgraciado aquel que vuelve la mirada hacia horas solitarias en vastos y lúgubres recintos de cortinajes marrones y alucinantes hileras de antiguos volúmenes, o hacia pavorosas vigilias a la sombra de árboles descomunales y grotescos, cargados de enredaderas, que agitan silenciosamente en las alturas sus ramas retorcidas. Tal es lo que los dioses me destinaron, a mí, el aturdido, el frustrado, el estéril, el arruinado, y sin embargo me siento extrañamente satisfecho y me aferro con desesperación a esos recuerdos marchitos cada vez que mi mente amenaza con ir más allá, hacia el otro lado” Era uno de los párrafos del reconocido autor de cuentos de terror, Howard Philips Lovecraft. La espadachín recitaba constantemente esta porción de texto mientras se proyectaba mentalmente de un punto a otro, oculta entre la penumbra de la noche derivada de la onírica fluorescencia de las placas de neón; una cosa la estaba atormentando mientras realizaba su patrulla nocturna aquel día como para sumergirse en un mar de amargura y auto-flagelación. La melancolía de una época mejor era su mejor aliada esta noche, pues la calmaba mientras se deslizaba entre los aparatosos torreones de metal de la capital del país del sol naciente. Un misterioso orbe de metal planeaba en algún lugar recóndito de Tokio. La razón de porque se encontraba en medio de una esporádica persecución: había sido notificada por la academia de la aparición de estos objetos con una gran cantidad de energia espiritual. Naturalmente, como un espíritu heroico no sería un problema para la reconocida Arturia del que no pudiera encargarse; pero por alguna razón que no alcanzaba a entender la mujer sufría de una ansiedad premeditaría.
— Es imposible que este orbe este superando mis habilidades de detección— exclamo Arturia en una suerte de asombro, apenas insinuando una mueca de agotamiento. El cansancio que la espadachín experimentaba era de un origen mental obviamente (pues un espíritu convocado por el santo grial posee una gran cantidad de energia después de todo) —Únicamente los dioses saben que daños podría causar esté artefacto, nunca lograré detenerlo a tiempo. Hasta ahora ha causado toda clase de estragos alrededor de la ciudad, rebasando paredes y aporreando a uno que otro ciudadano; no puedo permitir que esta situación llegue a perturbar aún más la seguridad de las personas… — La búsqueda hasta ahora de la espadachína había sido en vano. La sensación de peligro que había empezado a sobrellevar durante toda su jornada comenzaba a hacer menoscabo en su psique; su instinto nunca la traicionaba en ninguna situación de peligro, estaba segura que lo que pudiera encaminar esos artefactos no traería más que oscuridad.
En ese momento en que Arturia se encontraba abstraída en su búsqueda, un haz de luz cristalino originado por los reflejos de la luna sobre una superficie metálica se proyectó frente a su rostro; era uno de los orbes que había estado rastreando por toda la ciudad. ¡Debía de apresurarse a atraparlo antes de que pudiera escabullirse!
⟨ Fin Flasback ⟩
Una noche tan fría, la luz de la luna reflejada la figura de una mujer hermosa de cabello rubio brillante una piel pálida, ojos destellante color azul zafiro observaba seriamente aquel misterioso artefacto desconocido debía acabar con el de inmediato antes que la situación se tornara aún más desastrosa, una apariencia frágil sin su armadura seguro pensaría muchos un blanco fácil por ser una mujer aunque eso engañaba a muchos combatientes con alto ego superioridad que subestimaba su fuerza, su inteligencia sobre todo el buen manejo con la espada. Percibió las corrientes del viento furioso venir de frente sacudiendo su largo vestido azul marino al mismo tiempo que el suelo mismo era sacudido algo fuera de control se acercaba una velocidad que superaba 1.44 x 10^22 km/h. —Ha escombros viejos estoy unida, sin saber qué rumbo tomará mi Vida, no importa la hora de noche o el día ni el peligro mismo cual me enfrente, esos viejos pasos son mi guía.— Musitaba lista para enfrentar cualquier enemigo que atentara con vida inocente. Tan pronto como se acercaba cada más a ella se podía apreciar una figura de entre el polvo y corrientes de aire al su alrededor transformándose. Encima de su vestimenta una armadura resplandeciente de un caballero audaz y valiente sus ojos se mantenían cerrados pero luego los abrió y eran de color verde esmeralda azulado que relucía como las constelaciones.
—He observado las condiciones del contrato, he sido fiel a mi compromiso.— Una pequeña sonrisa se dibuja en las comisuras de la femenina por alguna razón aquella frase le recordaba aquel ángel de cabello alborotado con una extraña hada de amiga, que cada vez que volteaba a verlo le jugaba alguna travesura que terminaba con dejarlo aborde del cansancio o la muerte, una vez más se notaba una mirada seria que alzaba la famosa espada Excálibur libera un viento potente almacenado alrededor de su espada el aire comprimido agitaba sus cabellos dorados, se formó un remolino de viento agresivo seria como un golpe agudo similar a un tornado que podía reducir un área entera a pedazos, a la velocidad de un viento huracanado cortando todo lo que se encontraba a su paso en dirección centro del enemigo con la intención de alcanzar dicho objetivo. El aire despedido desde la hoja de la espada de un color brillante, cuya estructura no puede ser determinada embarca todo el extenso trayecto de la carretera con fragmentar el cristal de muchos puestos de comida, casas e restaurante lujosos. —Espero no tener que pagar por los daños— Suspiraba pesadamente al momento que soltaba Aire Invisible impactándose con la pesada esfera de metal causo una gran explosión ocasionó algunos daños materiales; la explosión lanzo bloques de piedra de diversos tamaños y pedazos de metales esparcido por todo el trayecto.
—¿Una carta?— Un extraño sobre caía sobre sus pies le tomo unos pocos minutos en leerla, un tanto pensativa se dirigía al lugar de encuentro para su sorpresa era un lugar el cual conocía un poco no le tomo mucho tiempo en llegar. Para su buena suerte escuchaba una voz tan familiar que terminaba sacándola de sus mismos pensamientos rápidamente reconoció de quien se trataba aquella voz infantil se paraba frente al pequeñ@ tomando ambas mejillas estirándolas parecía molesta la rubia que le miraba con una mirada severa. —Tu Rimuru a ti te quería ver—
La enorme mansión abandonada, se alzaba a las afueras de la ciudad, tremendos árboles y vegetación la rodeaban haciendo que pareciera oculta en el interior de ese bosque, como olvidada, protegida por un gran muro, aun así, podía verse parte de ella a través de los barrotes de las grandes puertas de la entrada ya bastante oxidadas por los años. Se notaba que en sus tiempos, fue un lugar para gente de la más alta sociedad fue lo que pasaba a verla detenidamente. Con un enorme jardín alrededor lleno de árboles frutales y plantas que crecieron salvajes todos esos años al descuido, mientras se adentraba veía un estanque cubierto por hojas secas. Estaba atenta a su entorno, por alguna extraña razón sabía que algo no andaba bien ¿existiría la posibilidad de alguien habría recibido otra invitación? Empezaba a molestarle aquellos pensamientos se mantuvo muy de cerca de aquel individuo que consideraba un viejo amigo muy codicioso a la vez veía en el cierta bondad. —No me parece un evento tradicional una tormenta se acerca, es mejor entrar pero antes esperemos la 3er invitada acaba de llegar— Volteo a ver hacia atrás entre la espesura de la noche la luz radiante de la luna alumbraba la figura de una joven ¿pero quién era? en cuanto se acercó más a ellos finalmente supo de quien se trataba era Ochako una miembro más de Legacy nunca tuvo la oportunidad de presentarse con ella antes.
Arturia Pendragon
Re: La cordial invitación al convite de la incertidumbre (Arturia, Ochako)
La oscuridad de la noche cubría la ciudad, la luna brillante acompañaba los pasos de la castaña. Había decidido ir sola a la reunión a la cual la habían invitado. Se sentía tonta, el mensaje que le habían dejado no era claro, ni siquiera tenía remitente alguno, ¿acaso sus amigos le estaban jugando una mala broma?.Uraraka era alguien asustadiza, no era de sorprenderse, quienes la conocían lo confirmarían sin dudarlo. Ser un héroe requería tener valentía, por esa misma razón decidió entrar a la Academia Legacy. Los miedos que tenía los iría dejando, se convertiría en aquella heroína que juro ser, ayudaría a sus papás, y sería un gran ejemplo a seguir, ese era su sueño y estaría dispuesta a cumplirlo a toda costa.
La castaña caminaba a paso moderado, sacaba su celular para mirar la hora, 11:30 de la noche marcaba el reloj, se reía de sí misma, cualquiera la tacharía de loca, ¿a quién se le ocurriría salir a esas horas de la noche? . Ochako tenía demasiada curiosidad por saber que evento ocurriría en la mansión abandonada. La alegre chica pensaba que era su deber como héroe investigar qué era lo que estaba pasando, no dudaría en usar su poder para protegerse. Izuku el chico que tanto admiraba le había a enseñado a que, sin importar la dificultad de cualquier asunto, era el deber de un héroe siempre sonreír y afrontar las cosas con mucho vigor.
Cuando el reloj marca la una, los esqueletos salen de su tumba. Chumba la cachum-ba-bá. Cuando el reloj marca las dos, los esqueletos cantan a una voz. Chumba la cachumba la cachum-ba-bá.
Cantaba de manera alegre mientras caminaba. La canción le venía como anillo al dedo, pues iría a un lugar tenebroso, tan solo de recordar esa canción hizo que soltará carcajadas. La castaña se acercaba sigilosamente a la mansión, su vista no era precisa, todo estaba muy oscuro, alcanzo a divisar dos siluetas, se preguntaba quiénes serían esas dos personas, lo más importante aún era, ¿Porque se encontraban en el mismo lugar que ella?, ¿A caso ellos también habían recibido aquella extraña invitación?. Tenía muchas dudas rondando por su cabeza, todo le parecía extraño. ━━¿Qué clase de broma es esta? ━━ Mencionaba para sí misma, si bien no conocía a la perfección a las dos personas cerca de la mansión. La castaña pensaba que se encontraría con sus compañeros, izuku talvez o todoroki.
Ochako conocía a Rimuru, aunque no le hablaba mucho sabía cosas sobre él, era alguien famoso por decirlo de esa manera, pero no podía decir lo mismo de la rubia. Arturia brillaba como el mismo sol, era una mujer impotente, sabía su nombre, pero jamás se habían presentado, esta sería la primera vez que cruzarían palabra alguna. Uraraka era alguien amigable, así que no le tomaría menos de dos segundos entablar una buena conversación, aunque dudaba mucho que ellos estuvieran dispuestos a conversar. La castaña soltó un ligero suspiro, se alegraba de no estar sola, al menos si algo ocurría tendría ayuda.
━━ Hey Rimuru, Arturia, que gusto verlos por aquí.
( Flashback )
Los grilletes están sonando.
Tu luz es efímera en ausencia.
Estoy esperando en la muerte
Que vuelvas y tomes mi corazón.
Deambulante por allá sin motivo.
Estoy gritando, tiemblo de agonía.
Retorna pronto y sujeta mis manos.
Hazme saber que, como la niebla,
Tú nunca te desvanecerás.
Palabras de muerte resonaban en su cabeza, ¿acaso este era su fin?, la batalla apenas estaba comenzando y ella ya yacía en el suelo. Himiko Toga era alguien fuerte, ni Tsuyu podía hacerle frente, ambas se habían separado del equipo. El destino era cruel, después de prepararse y entrenar día y noche, era frustrante sentirse impotente, sentir que la derrota se aproximaba, ¿Qué tenía que hacer para ser la más fuerte?, ¿en que estaba fallando? . Preguntas como esas albergaban en su mente, todas sin respuesta alguna.
La castaña se levantaba y corría hacia Toga quien tenía sujetada a Tsuyu contra el suelo, no dejaría que su amiga muriera. Recordaba la batalla que tuvo con Bakugou tiempo atrás, esta vez se aseguraría de ganar, podría aplicar el mismo plan de aquella vez, Himiko tenía un quirk diferente, así que intentaría a toda costa hacerle el mayor daño posible, o al menos intentaría ganar tiempo para que sus compañeros llegaran a ayudarlas.
En un abrir y cerrar de ojos Toga se abalanzaba hacía la castaña, la sometía contra el suelo, la agarraba del cuello haciendo que la castaña no pudiera respirar. Su visión se tornaba borrosa, Himiko balbuceaba palabras, las cuales ochako no alcanzaba a escuchar, Tsuyu se encontraba realmente herida que era incapaz de moverse, era el fin.
━━No, no voy a rendirme…Si lo hago, si me rindo ahora, lo lamentaré.
Musitaba aquellas palabras casi gritando, con todas sus fuerzas se zafo del agarre de Toga y logró propinarle un buen golpe, activando así su quirk, la mantendría flotando un tiempo hasta que logrará salvar a Tsuyu. La castaña sabía que le quedaban pocas fuerzas y que no resistiría otro ataque. La fortuna estaba de su lado, poco después Izuku y compañía llegaban al rescate. Ochako lloraba como una niñita haciendo un berrinche, esto le serviría para entrenar más y así dominar a la perfección su quirk.
(…)
Era una mañana alegre y como siempre mantenía una sonrisa en el rostro. La castaña era la primera de sus compañeros en llegar al aula de clases. Se dirigió a su asiento cuando vio una carta, se puso nerviosa, ¿acaso era una carta de amor?, un ligero rubor cruzo por su rostro. Ochako estaba dudosa, tal vez alguien le estaba jugando una mala broma, decidió abrirla en lugar de esperar a que los demás llegaran.
“Ochako Uraraka has sido seleccionada para participar en el evento que se llevara a cabo en la mansión embrujada. Esperamos tu asistencia.”
La castaña comenzó a reír, ¿a quién se le ocurriría hacer un evento en una mansión?, y algo muy importante que pensaba ¿Quién le habría enviado aquella carta?, no tenía remitente, era algo extraño. Aun así, asistiría a dicho evento pues como alguien invitada no podía faltar, ¿Qué podía salir mal?, tal vez esto serviría para ganar aquella fuerza y valentía que tanto anhelaba.
(Fin del flashback)
La castaña caminaba a paso moderado, sacaba su celular para mirar la hora, 11:30 de la noche marcaba el reloj, se reía de sí misma, cualquiera la tacharía de loca, ¿a quién se le ocurriría salir a esas horas de la noche? . Ochako tenía demasiada curiosidad por saber que evento ocurriría en la mansión abandonada. La alegre chica pensaba que era su deber como héroe investigar qué era lo que estaba pasando, no dudaría en usar su poder para protegerse. Izuku el chico que tanto admiraba le había a enseñado a que, sin importar la dificultad de cualquier asunto, era el deber de un héroe siempre sonreír y afrontar las cosas con mucho vigor.
Cuando el reloj marca la una, los esqueletos salen de su tumba. Chumba la cachum-ba-bá. Cuando el reloj marca las dos, los esqueletos cantan a una voz. Chumba la cachumba la cachum-ba-bá.
Cantaba de manera alegre mientras caminaba. La canción le venía como anillo al dedo, pues iría a un lugar tenebroso, tan solo de recordar esa canción hizo que soltará carcajadas. La castaña se acercaba sigilosamente a la mansión, su vista no era precisa, todo estaba muy oscuro, alcanzo a divisar dos siluetas, se preguntaba quiénes serían esas dos personas, lo más importante aún era, ¿Porque se encontraban en el mismo lugar que ella?, ¿A caso ellos también habían recibido aquella extraña invitación?. Tenía muchas dudas rondando por su cabeza, todo le parecía extraño. ━━¿Qué clase de broma es esta? ━━ Mencionaba para sí misma, si bien no conocía a la perfección a las dos personas cerca de la mansión. La castaña pensaba que se encontraría con sus compañeros, izuku talvez o todoroki.
Ochako conocía a Rimuru, aunque no le hablaba mucho sabía cosas sobre él, era alguien famoso por decirlo de esa manera, pero no podía decir lo mismo de la rubia. Arturia brillaba como el mismo sol, era una mujer impotente, sabía su nombre, pero jamás se habían presentado, esta sería la primera vez que cruzarían palabra alguna. Uraraka era alguien amigable, así que no le tomaría menos de dos segundos entablar una buena conversación, aunque dudaba mucho que ellos estuvieran dispuestos a conversar. La castaña soltó un ligero suspiro, se alegraba de no estar sola, al menos si algo ocurría tendría ayuda.
━━ Hey Rimuru, Arturia, que gusto verlos por aquí.
( Flashback )
Los grilletes están sonando.
Tu luz es efímera en ausencia.
Estoy esperando en la muerte
Que vuelvas y tomes mi corazón.
Deambulante por allá sin motivo.
Estoy gritando, tiemblo de agonía.
Retorna pronto y sujeta mis manos.
Hazme saber que, como la niebla,
Tú nunca te desvanecerás.
Palabras de muerte resonaban en su cabeza, ¿acaso este era su fin?, la batalla apenas estaba comenzando y ella ya yacía en el suelo. Himiko Toga era alguien fuerte, ni Tsuyu podía hacerle frente, ambas se habían separado del equipo. El destino era cruel, después de prepararse y entrenar día y noche, era frustrante sentirse impotente, sentir que la derrota se aproximaba, ¿Qué tenía que hacer para ser la más fuerte?, ¿en que estaba fallando? . Preguntas como esas albergaban en su mente, todas sin respuesta alguna.
La castaña se levantaba y corría hacia Toga quien tenía sujetada a Tsuyu contra el suelo, no dejaría que su amiga muriera. Recordaba la batalla que tuvo con Bakugou tiempo atrás, esta vez se aseguraría de ganar, podría aplicar el mismo plan de aquella vez, Himiko tenía un quirk diferente, así que intentaría a toda costa hacerle el mayor daño posible, o al menos intentaría ganar tiempo para que sus compañeros llegaran a ayudarlas.
En un abrir y cerrar de ojos Toga se abalanzaba hacía la castaña, la sometía contra el suelo, la agarraba del cuello haciendo que la castaña no pudiera respirar. Su visión se tornaba borrosa, Himiko balbuceaba palabras, las cuales ochako no alcanzaba a escuchar, Tsuyu se encontraba realmente herida que era incapaz de moverse, era el fin.
━━No, no voy a rendirme…Si lo hago, si me rindo ahora, lo lamentaré.
Musitaba aquellas palabras casi gritando, con todas sus fuerzas se zafo del agarre de Toga y logró propinarle un buen golpe, activando así su quirk, la mantendría flotando un tiempo hasta que logrará salvar a Tsuyu. La castaña sabía que le quedaban pocas fuerzas y que no resistiría otro ataque. La fortuna estaba de su lado, poco después Izuku y compañía llegaban al rescate. Ochako lloraba como una niñita haciendo un berrinche, esto le serviría para entrenar más y así dominar a la perfección su quirk.
(…)
Era una mañana alegre y como siempre mantenía una sonrisa en el rostro. La castaña era la primera de sus compañeros en llegar al aula de clases. Se dirigió a su asiento cuando vio una carta, se puso nerviosa, ¿acaso era una carta de amor?, un ligero rubor cruzo por su rostro. Ochako estaba dudosa, tal vez alguien le estaba jugando una mala broma, decidió abrirla en lugar de esperar a que los demás llegaran.
“Ochako Uraraka has sido seleccionada para participar en el evento que se llevara a cabo en la mansión embrujada. Esperamos tu asistencia.”
La castaña comenzó a reír, ¿a quién se le ocurriría hacer un evento en una mansión?, y algo muy importante que pensaba ¿Quién le habría enviado aquella carta?, no tenía remitente, era algo extraño. Aun así, asistiría a dicho evento pues como alguien invitada no podía faltar, ¿Qué podía salir mal?, tal vez esto serviría para ganar aquella fuerza y valentía que tanto anhelaba.
(Fin del flashback)
Ochako Lottus Jun
Re: La cordial invitación al convite de la incertidumbre (Arturia, Ochako)
– O-oe oe, ¿Q-qué estás haciendo?
Como pudo, el slime se quitó de encima al espíritu heróico. La verdad es que, pese a su apariencia de niña adorable, Rimuru Tempest no era fan de ser tratada como a una. Los gestos de cariño simplemente le parecían algo molesto e innecesario. Sobre todo porque sentía que le subestimaban como persona, y eso es algo que simplemente no puede aceptar. El limo es alguien que aspira a lo más alto, que anhela convertirse en el gobernante supremo de un universo perfecto. No era posible que simplemente le vieran como a una criatura apapachable a la cual mimar ¡No! ¡Todos deberían inclinarse ante él y mostrarle reverencia! ¡Conocer su lugar como los bichos rastreros que son en presencia del rey! O bueno, eso es al menos lo que pensaba con la mayoría de las personas... Pero era inevitable dejarse mimar por el rey de los caballeros, a quien realmente tenía en alta estima. Era difícil para Rimuru usar la palabra "amigo" con sinceridad, pero Arturia Pendragon le parecía una persona de fiar.
– Hai, alguien se acerca a la distancia. Es alguien que nunca había visto antes... Creo que es de tu escuela; tiene cara de niña buena.
El limo dirigió la vista al bosque, en espera de la siguiente participante. Aunque la noche era pesada y apenas se podía distinguir algo entre la penumbra, para el Rey Demonio era lo más sencillo del mundo ver a través de la espesura. Esto se debe a su "Habilidad Extra: Percepción Mágica" que le permite ver todo lo existente en un radio de un kilómetro, sin importar si está cubierto o en completa oscuridad. Es más una habilidad sensorial que de visión como tal, pero es la única forma del limo de percibir lo que lo rodea, por lo que él lo llama "vista". Fue así como percibió al instante la presencia de aquella chica de cabellos castaños y actitud alegre que se aproximaba al grupo. Tenía toda la pinta de ser una estudiante de preparatoria, por lo que Rimuru imaginó al instante que asistía a Legacy. Esa sería, al menos, la única razón por la que la chica podría haber sido invitada también.
Al verla llegar finalmente a donde ellos dos estaban, alzó una ceja levemente. Aquella solo era siete centímetros más alta que el Rey Demonio. Sin embargo, se notaba mucho más... Crecida. El limo hizo una leve mueca de disgusto, de verdad se sentía como una niña en comparación. Sin embargo, no fue aquello lo que le causó asombro realmente, sino el hecho de que ella supiera su nombre. Nunca antes se habían visto. No la conocía de nada. Si preguntaba ahora mismo a su "Habilidad Única: Gran Sabio", podría obtener algunos datos de ella. Pero sabía perfectamente que nunca habían cruzado ni una mirada. ¿Cómo entonces, una colegiala inocente podría saber algo del Rey Demonio? Eso comenzó a hacer que Rimuru se preguntase con quién estaba tratando, dejando entonces de juzgarla por su apariencia y concentrándose en cuál podría ser su potencial.
– ¡Buenas noches, persona bonita! –saludó el limo primero, con la voz de una niña de sexto grado y con una actitud de lo más alegre e infantil, saludando con la mano a la lejanía– Disculpa... Veo que conoces mi nombre ¿Nos conocemos de algo acaso?
Rimuru Tempest no era ingenuo. Sabía que guardar las apariencias era lo más importante en cuanto a las personas de los bandos enemigos. Y aún si la situación actual fuera a requerir de la unión de los tres presentes, lo mejor sería no mostrarse como un cruel miembro de Asgard a menos que la situación lo requiriera. Fue así como esperó a que todos estuvieran juntos para comenzar a hablar. La prioridad inmediata era averiguar qué rayos estaba pasando y por qué estaban ahí. Ya que Rimuru no había recibido ni pizca de información, supuso que con sus compañeras sería exactamente lo mismo. Sin embargo, no estaba de más preguntar, por si acaso. Fue de esa forma que el slime comenzó su fase de recopilación de información y planificación. Lo mejor sería trabajar en equipo, por si acaso aquello era alguna especie de trampa. Habló entonces, diciendo:
– Muy bien. Quiero que aclaremos algunas cosas, para ver si estamos igual. ¿Estamos todos de acuerdo en que no sabemos lo que nos espera ahí dentro y en que no tenemos ni idea de quién nos ha invitado, y en que las invitaciones intentaron matarnos?
El limo sacó entonces su carta del bolsillo, la cual finalmente sí había recogido. Se nota que ni siquiera la abrió, pues el sello está intacto. Le dio la vuelta para mostrar que su nombre venía escrito en la parte posterior, y finalmente rompió el sello para poder abrir la presente y entonces mostrarla a las dos chicas. Efectivamente, venía escrita aquella invitación corta, ambigua y sin detalles que el limo había leído en el Arcade. Nada en lo absoluto que fuera destacable o sorprendente, salvo que el único remitente aparente era "La recepción". ¿Quién o quienes serían la recepción? ¿Por qué ocultaban su identidad? Estas preguntas comenzaban a formularse en la imaginación del demonio, aunque no expresaba ninguna a sus compañeras. Por lo mientras, lo mejor sería escucharlas para poder actuar juntos.
Como pudo, el slime se quitó de encima al espíritu heróico. La verdad es que, pese a su apariencia de niña adorable, Rimuru Tempest no era fan de ser tratada como a una. Los gestos de cariño simplemente le parecían algo molesto e innecesario. Sobre todo porque sentía que le subestimaban como persona, y eso es algo que simplemente no puede aceptar. El limo es alguien que aspira a lo más alto, que anhela convertirse en el gobernante supremo de un universo perfecto. No era posible que simplemente le vieran como a una criatura apapachable a la cual mimar ¡No! ¡Todos deberían inclinarse ante él y mostrarle reverencia! ¡Conocer su lugar como los bichos rastreros que son en presencia del rey! O bueno, eso es al menos lo que pensaba con la mayoría de las personas... Pero era inevitable dejarse mimar por el rey de los caballeros, a quien realmente tenía en alta estima. Era difícil para Rimuru usar la palabra "amigo" con sinceridad, pero Arturia Pendragon le parecía una persona de fiar.
– Hai, alguien se acerca a la distancia. Es alguien que nunca había visto antes... Creo que es de tu escuela; tiene cara de niña buena.
El limo dirigió la vista al bosque, en espera de la siguiente participante. Aunque la noche era pesada y apenas se podía distinguir algo entre la penumbra, para el Rey Demonio era lo más sencillo del mundo ver a través de la espesura. Esto se debe a su "Habilidad Extra: Percepción Mágica" que le permite ver todo lo existente en un radio de un kilómetro, sin importar si está cubierto o en completa oscuridad. Es más una habilidad sensorial que de visión como tal, pero es la única forma del limo de percibir lo que lo rodea, por lo que él lo llama "vista". Fue así como percibió al instante la presencia de aquella chica de cabellos castaños y actitud alegre que se aproximaba al grupo. Tenía toda la pinta de ser una estudiante de preparatoria, por lo que Rimuru imaginó al instante que asistía a Legacy. Esa sería, al menos, la única razón por la que la chica podría haber sido invitada también.
Al verla llegar finalmente a donde ellos dos estaban, alzó una ceja levemente. Aquella solo era siete centímetros más alta que el Rey Demonio. Sin embargo, se notaba mucho más... Crecida. El limo hizo una leve mueca de disgusto, de verdad se sentía como una niña en comparación. Sin embargo, no fue aquello lo que le causó asombro realmente, sino el hecho de que ella supiera su nombre. Nunca antes se habían visto. No la conocía de nada. Si preguntaba ahora mismo a su "Habilidad Única: Gran Sabio", podría obtener algunos datos de ella. Pero sabía perfectamente que nunca habían cruzado ni una mirada. ¿Cómo entonces, una colegiala inocente podría saber algo del Rey Demonio? Eso comenzó a hacer que Rimuru se preguntase con quién estaba tratando, dejando entonces de juzgarla por su apariencia y concentrándose en cuál podría ser su potencial.
– ¡Buenas noches, persona bonita! –saludó el limo primero, con la voz de una niña de sexto grado y con una actitud de lo más alegre e infantil, saludando con la mano a la lejanía– Disculpa... Veo que conoces mi nombre ¿Nos conocemos de algo acaso?
Rimuru Tempest no era ingenuo. Sabía que guardar las apariencias era lo más importante en cuanto a las personas de los bandos enemigos. Y aún si la situación actual fuera a requerir de la unión de los tres presentes, lo mejor sería no mostrarse como un cruel miembro de Asgard a menos que la situación lo requiriera. Fue así como esperó a que todos estuvieran juntos para comenzar a hablar. La prioridad inmediata era averiguar qué rayos estaba pasando y por qué estaban ahí. Ya que Rimuru no había recibido ni pizca de información, supuso que con sus compañeras sería exactamente lo mismo. Sin embargo, no estaba de más preguntar, por si acaso. Fue de esa forma que el slime comenzó su fase de recopilación de información y planificación. Lo mejor sería trabajar en equipo, por si acaso aquello era alguna especie de trampa. Habló entonces, diciendo:
– Muy bien. Quiero que aclaremos algunas cosas, para ver si estamos igual. ¿Estamos todos de acuerdo en que no sabemos lo que nos espera ahí dentro y en que no tenemos ni idea de quién nos ha invitado, y en que las invitaciones intentaron matarnos?
El limo sacó entonces su carta del bolsillo, la cual finalmente sí había recogido. Se nota que ni siquiera la abrió, pues el sello está intacto. Le dio la vuelta para mostrar que su nombre venía escrito en la parte posterior, y finalmente rompió el sello para poder abrir la presente y entonces mostrarla a las dos chicas. Efectivamente, venía escrita aquella invitación corta, ambigua y sin detalles que el limo había leído en el Arcade. Nada en lo absoluto que fuera destacable o sorprendente, salvo que el único remitente aparente era "La recepción". ¿Quién o quienes serían la recepción? ¿Por qué ocultaban su identidad? Estas preguntas comenzaban a formularse en la imaginación del demonio, aunque no expresaba ninguna a sus compañeras. Por lo mientras, lo mejor sería escucharlas para poder actuar juntos.
Rimuru Tempest
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