Charlas de bando enemigo — Esdeath & Sesshomaru

Era una verdadera lástima que el plan de batalla para derrocar a Legacy se hubiese suspendido. Le tenía bastante emocionada la idea de asesinar a un par de debiluchos. En vano guardó sus energías para derramar un poco de sangre, era una verdadera pena. Por Asgard todo andaba muy tranquilo, no había que hacer, ni que decir. Entrenar era un desperdicio de tiempo, no era necesario. Solo le quedaba estudiar y matar bestias de raza superior. Habían bastantes por las junglas y cuevas pero ¿Emprender un viaje tan largo, solo para eso? No valía la pena. Era por ello, que se le ocurrió la brillante idea de visitar Legacy. Quizá no sería bienvenida pero no había algo más interesante que hacer. Sus jaegers estaban en misiones por separado, ni siquiera podía celebrar con ellos algún tipo de fiesta.

En fin, ya se había decidido; iría a Legacy. Después de todo nunca había visitado tal lugar ¿Cómo sería?. No había que esperar, se pondría en marcha ahora mismo. No tenía problema en crear un caballo de hielo, en este preciso momento poseía una grandísima cantidad de energía y poder. Es más, podría crear una caballería helada en menos de dos días.

Llevó su palma derecha hasta la superficie de piedra que poseía el suelo del internado y emitió una gran cantidad de energía en ese preciso instante, creando un corsel de hielo, tan elegante como la mismísima Esdeath. De un salto subió a su lomo y emprendió marcha hasta la academia de Legacy, lugar donde muchos héroes convivían.

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En cuánto divisó el gran edificio de ladrillo, bajó de su noble corsel y este desapareció, al ser una creación de Esdeath, ella lo controlaba, no tenía vida, era solamente hielo.

— Con que una academia. . . ¿Habrán niños por acá?.

Murmuraba mientras daba paso a los patios abundantes de naturaleza, árboles, césped, flores. Parecía de ensueño, hasta para la misma reina de hielo era agradable un lugar así. Sus tacones dejaban al camino una cortina de tierra, paso tras paso se acercaba más y más. Al principio no podía divisar figura humana pero a la vez que se iba aproximando fue que ante sus ojos pudo observar a un hombre de larga melena albina, descansando bajo un árbol. Tenía vestimentas antiguas, kimono con armadura y una estola de piel blanca.

Sonrió para si misma, ¿Una presa?. A lo lejos dió un grito, llamando la atención de tal hombre.

— Noble soldado, dime cuál es tu nombre.

La respuesta rápida del albino la llegó a sorprender hasta cierto punto, le dejaba en claro que no debía subestimar a los héroes de Legacy, habían algunos temerarios como quien tenía en frente y otros debiluchos que solo malgastaban aire. Un enfrentamiento sería interesante, pero si eso sucedía, llamaría la atención de los alrededores y crearía un caos. Por su parte sería espléndido luchar con un gran número de legacianos pero podría poner en desventaja a Asgard, de dónde provenía. Amaba la lucha, la sangre y la tortura pero no era una persona despistada y mucho menos tonta. Al contrario, era fría e inteligente.

Posó su diestra sobre la espada por la parte superior (la cuál no tiene filo) e hizo presión para alejarla de su cuello, sin quitarle el arma a su dueño. Sonrió con frialdad y se cruzó de brazos. Podría tener una buena batalla en ese momento, tan solo si fuese en un lugar más alejado.

— Muy bien, estás a la defensiva y a leguas puedo sentir que eres fuerte. Que desperdicio de guerrero.

Dijo despectivamente mientras le mantenía la mirada fija y en alto. Cada palabra que había escapado de sus labios era completamente cierta, el albino que tenía en frente parecía tener habilidades para combate pero había decidido unirse al bando enemigo. ¿Con que objetivo? No tenía ni la más mínima idea, por lo que necesitaba saber. Quizás había una posibilidad de reclutarlo y llevárselo a Asgard. Allí podrían pelear sin problemas, puesto que todos prueban sus habilidades cuando se les antoja.

— ¿Por qué estás con el bando enemigo?.

Sacó su espada desde el cinturón que le rodeaba la parte baja del torso. No planeaba hacer más que lo mismo que él hizo; alzó su espada y la apuntó en dirección a Sesshōmaru, con el objetivo de amenazarlo y mostrar que se le debe respetar a la gran reina del hielo.