Otro Halloween macabro (Ochako, Usagi)

Las calles de las mayores ciudades japonesas estaban alegremente ajetreadas por ciudadanos de todo tipo; cosplayers aprovechaban la fecha para lucir sus fantasías y divertirse, y los niños o incluso jóvenes seguían la tradición americana de salir a juntar golosinas entre las casas y tiendas. Otros estaban de fiesta, y los demás simplemente paseaban. Era plena noche festiva de Halloween, perfectamente iluminada por una redonda luna llena donde la única obligación era pasar un buen rato.


Esta vez no parecía recurrir miedo entre las multitides. El relajo y la sensación de seguridad en el actual momento era debido al 31 de Octubre del año anterior haber sido normal y pacífico, a diferencia del 2018. En aquel año, corrió la noticia de que un niño había sido drenado por un vampiro en la entrada de la famosa mansión abandonada justo en la noche de Halloween. Esa mansión era conocida como asombrada por todo el país. Era una construcción de antiguedad centenaria, un lugar que guardaba leyendas y preservaba las trevas en su interior, situada bastante alejada de toda urbanización. Limitado número de personas se atrevían a poner sus pies en aquel lugar, y los que osaban entrar jamás volvían después de salir.

Si es que salían vivos.


Mayormente eran humanos jóvenes quienes se arriesgaban a acercarse. Además de los asombros, Japón era vasto en leyendas urbanas y figuras folclóricas, entonces no faltaban quienes buscaban adrenalina exponiéndose a riesgos inciertos, casi siempre grabándose para luego subir los videos a la plataforma YouTube. Aquella noche, por lo tanto, parecía que nadie se daría una aventura asombrada, por eso, en busca de contemplar su hastiante vacío existencial y tener un tiempo alejado de la monotonía de su rutina en Asgard en el frescor de la noche y bajo la luz lunar, aquel vampiro ocupó el terreno. Era la misma mansión en que él había estado dos años antes y tomado la sangre de un descuidado niño humano hasta secarlo, esta misma fecha, aunque siquiera recordaba ese irrelevante suceso.


Estaba sentado en uno de los columpios a 35m distante a un lado Este de la casa, próximo a un árbol de ojas secas que sonaban levemente contra el viento. Suavemente empujaba un pie contra el suelo, meciéndose un mínimo. Portaba un traje de estilo antiguo totalmente de color negro, cubierto por encima con un largo saco de mangas largas que lo cubría de la espalda hasta los tobillos. Su mirada vacía aparentaba una mezcla de aburrimiento y tranquilidad.

Ochako semanas antes de Halloween había recibido una extraña invitación a una fiesta en la ciudad, se preguntaba si debía ir, no tenía remitente alguno, tal vez exageraba, ningún enemigo se tomaría la molestia de enviar algo así, pero aún así había algo que la hacia sentir insegura, y no comprendía porque.

Al saber que su amiga Usagi había recibido la misma invitación, una parte de ella sintió alivio, así que no le dio tantas vueltas al asunto y accedió a ir. Un día antes salió a comprar algún disfraz, nada extravagante, puesto que no tenía mucho dinero, y no quería causarle más molestias a su papá. Un sombrero y un vestido arreglaron todo, se disfrazaría de bruja, tenía todo listo.

(...)

Era una mañana tranquila, todos se preparaban pues muchos irían a la cuidad a celebrar dicha fecha, su amiga pasaría por ella en la tarde/noche, así que comenzó a hacer sus deberes para no tener algún pendiente. Alguien llamaba a su puerta así que salió a ver quien era, estaba extrañada, ¿Usagi estaría desde temprano con ella?, aunque no había recibido mensaje alguno, en cuanto abrió una canasta de dulces se encontraba en el suelo, miro a su alrededor, no había nadie, la canasta no contenía tarjeta alguna. Cerro la puerta y se dispuso a mirar que era lo que contenía, su sorpresa fue enorme, Mochis, los dulces que tanto amaba, no había duda, debía ser un regalo de Ichigo.

Contenía las ganas por comer uno, pues estaba dispuesta a esperar a que llegara su amiga para así compartirlo con ella. La hora en la que Usagi llegaría se acercaba, sus papás habían salido a hacer unas compras dejándola a ella sola en la casa. La castaña no era buena haciendo bromas, pero conocía a su amiga, así que asustarla fue una de las mejores ideas que se le había ocurrido.

Se adentro a su cuarto y agarro su celular, escucho como su amiga llamaba a la puerta, antes de que la rubia entrará, soltó una risa, guardo silencio sentándose en el suelo, no sabía que expresión poner así que improviso. Se mantenía en silencio, esperaba a que su amiga estuviera cerca, realmente cerca, cuando esto sucedió procedió a gritar muy fuerte esperando a que su plan de asustarla funcionará.

━¡UUUUUUSSSSSAAAAAAAAAGIIIIIIIII!.━Grito para después soltar unas carcajadas, la cara que puso la rubia fue suficiente ara hacerla reír, tanto que su estomago comenzaba a dolerle debido a la gracia que esto le había causado.

━Perdóname Usagi, pero, es que, ¡AHHHH!, era una idea maravillosa y no quería perder mi oportunidad.━ Decía parándose.━ Mira, como disculpa, te invito uno de los dulces que Ichigo me envió, son Mochis, se que te gustarán, comamos uno antes de ir a la fiesta, ¿Te parece?.━ Agregaba con la cara triste esperando ser perdonada por su amiga.

La castaña se mataba de la risa, no podía contenerse, asustar a Usagi fue lo mejor de su noche, realmente no esperaba esa reacción de la rubia. Se limpiaba sus ojos, pues lágrimas de alegría comenzaron a salir, su estomago le dolía de las carcajadas, respiro profundo para poder calmarse, aunque esto era algo imposible, pues la cara de Usagi asustada seguía apareciendo en su mente.

━Perdonameeeee.━Mencionaba entre risas.━ Es que, quería empezar la noche con algo divertido y se me ocurrió asustarte, aunque admito que esa reacción fue algo que no esperaba. Pero míralo por el lado amable, tendremos algo que contar a futuro, será una anécdota maravillosa.━ Agregaba correspondiendo el abrazo que le había dado Usagi.

Le acerco la cajita que contenía los mochis para que así pudiera probar alguno, a mismo tiempo ochako le daba el primer mordisco a esos dulces maravillosos. El sabor era increíble, podía comer cientos de ellos y no estar del todo satisfecha. Se apresuro para estar lista y así ir a la fiesta.

(...)

Caminaron unas cuantas calles, todas vacías, durante el recorrido la castaña comenzó a sentirse extraña, algo mareada, se encontraba un poco más alegre de lo normal, ¿el azúcar se le había subido tan rápido?, era algo fuera de lo normal pues siempre había comido esos dulces. Dirigió su mirada a su amiga quien caminaba a su lado, por lo visto no era la única en ese estado.

No menciono nada, pues creía que era algo normal, talvez los nervios de la fiesta la estaban poniendo en ese estado. Después de tanto caminar y una larga platica con su amiga, por fin habían llegado a su destino. Vaya que se sorprendieron, era una mansión gigantesca, tétrica como era de esperarse, la castaña trago saliva pues realmente se estaba muriendo del miedo luego de ver la fachada del lugar.

━B-bueno Usagi, ya estamos aquí.━ Decía paralizada, esperando a que su amiga fuera la que entrará primero.━¿Por qué no entras primero?, te aseguro iré detrás de ti.━ Comentaba empujando a su amiga, quedando ella atrás.

No se escuchaba música alguna, estaba todo tan tranquilo, Ochako se puso a dudar si estaban en el lugar indicado, incluso llego a pensar en que tal vez la invitación fue falsa y era alguna broma de sus amistades, negó con la cabeza, si era así, la vergüenza que sentirían, pues hasta vestidas iban ella y su amiga.