La Vida Continúa (Cherie & Legnam)

Estaba preocupada al respecto. Y es que, ¿Como no estarlo? Si de aquel chico llorón, cálido y amable que conoció en sus inicios de la academia...

Hoy no era mas que una tenue sombra del pasado. Tan apagado, triste, sin vida que cada vez que tenia la oportunidad de verlo, se le encogía el corazón. Moxxy no hablaba, apenas comía y nisiquiera salir de su habitación.

Sentía que estaba perdiendo a su amigo. Y no sabia que hacer para evitarlo.

La respuesta vino por sí sola, una tarde, después de que lograra que Mox contestara alguno de los múltiples mensajes que le mandaba todos los días sin cesar. Tal vez lo que mas necesitaba en esos momentos era un poco de aire, algo en lo que mantener la mente ocupada.

Y una amiga para pasar el rato.

Así que ahora estaba allí, terminando de sujetarse el pelo en dos chongos y dándose una ultima mirada en el espejo. Ya había oscurecido, sabia que Moxxie no tardaría en llegar. Y así fue, no pasaron mas de 5 minutos antes de que le escuchara llamarla desde la entrada. Rápidamente tomo su bolsa y se apresuró a salir de la habitación.

— ¡MOXXY! — Saludo con alegría, tras abrir la puerta. Cher no pudo resistirlo, y al final, termino por darle un fuerte abrazo. De verdad lo extraño. — No tienes idea de lo mucho que te extrañe. No te veía desde el día en que te quedaste a dormir en mi habitación…

La pelirroja se separo un poco, apenas unos cuantos centímetros para verle cara a cara, fijamente. La sonrisa no desapareció de sus labios, si no que se volvió mas dulce, mientras pasaba uno de los mechones contrarios por detrás de su oreja.

— ¿Como estas, encanto? ¿Estas listo para divertirte esta noche? — Ahora le tomo del brazo, jalandolo un poco para que empezase a caminar. No había tiempo que perder.— ¡Prepare muchas cosas para nuestra velada! Incluso conseguí un patito de hule.

Cherie intento evitar soltar una carcajada. No era recomendable a esas horas. Podría despertar a alguien y terminar regañados.

— Déjalo en mis manos, lindo. Te prometo que la pasaras bien.

Y tal vez, con algo de suerte, logre animarse un poco.

Hizo una mueca pensando que, no eran para nada unas simples “tonterías”. Si lograba afectarle de esa manera…

Las cosas eran demasiado complicadas. Así que prefirió guardar silencio al respecto mientras continuaban su camino. Estuvo investigando en alrededores y con las pocas personas que conocía acerca de la piscina (o al menos un lugar para nadar) y al final, obtuvo una respuesta después de buscar  hasta por debajo de las rocas:

El patio trasero. Un poco antes de llegar al gimnasio. Era mas una piscina olímpica, pero serviría perfectamente para nadar con libertad en la noche. Después de todo, ¿Quien seria capaz de decirle algo a esas horas?

— ¡Estuvo muy bien! Me divertí mucho hablando contigo. Hice mis tareas, mis clases, comí con mis amigos en la cafetería… — Cher se sintió un poco cohibida, incluso sus mejillas se abochornaron un poco ante el cumplido pero ahí estaba, dándole una de sus sonrisas mas brillantes. — ¡Muchas gracias! No sabes lo mucho que me esforcé por—

Se detuvo en seco al percatarse de lo que estaba por decir. “Me esforcé por que quedara lindo” se quedo atorado en su garganta. Seria raro decir algo así.

— Me esforcé por juntar todo el pelo. Uh, si. Desventajas de tenerlo taaaan largo. — Soltó una pequeña risita, tratando de disimular lo de recién. — ¿Que me dices de tu día, lindo? ¿Te sientes mejor? ¿Que tal tu apetito? Sabes que si lo necesitas, puedes comer mi sangre.

Y entonces, llegaron al lugar. La alberca estaba cubierta por una losa para proteger el agua. No hizo falta mas que un par de palabras y un chasquido de dedos por parte de Cherie para que esta se quitara sin problema alguno. El agua se veía aun mas cristalina a la luz de la luna. Se preguntaba si estaría fría.

— Espero que traigas traje de baño. — Hablo mientras dejaba la bolsa en el piso y bajaba los tirantes de su vestido. —  ¡Arruinaras tu ropa si no! El cloro es cosa muy seria, sisi.