Entrenamiento sombrío (Tyrande)

Tyrande lo miró y escuchó las palabras, al parecer el entrenamiento había concluido algo que agradeció de forma amable, con una sonrisa. También como se acercaba a ella le hizo ladear la cabeza y simplemente se quedó mirándolo con una sonrisa.

-Sino fuese un poco peligroso jamás aprenderíamos.-comentó con sabiduría.

Las siguientes palabras del hombre le hicieron sonrojarse levemente, cierto era que ese arco a llevaba acompañando toda su vida, lo que hacía que fuese como la extensión de su brazo y esas flechas parecían entender lo que ella quería hacer. Se encontraba pensando en ello y con ello intentando recuperar la concentración par que el dragón se relajara, pero en el momento que él dijo que necesitaba más potencia le hizo pensar.

-Perdone...pero ¿por que busca más potencia?-posiblemente era una pregunt demasiado indiscreta, pero por no podía mantenerse más al margen.-Quizá puedo ayudarle.

Asintió ante sus palabras, aunque pudiera parecer joven, era más sabía de lo que parecía.
ciertamente... Lo que no mata, nos hace más fuertes, corregimos nuestros errores, pero hay errores que se pagan tarde o temprano
Ella finalmente le pregunto para que quería más potencia, y el suspiro y miro a la distancia, no solo física, sino también de la memoria, rara vez hubo algo que hiciera de lo que no se arrepintiese.
Mordred lanzó un largo suspiro y miro a la infinita negrura del techo.

- Beskastel -fue su respuesta rápida y consisa- Temome que su poder empiece a ser una autentica amenaza para nosotros...
El mismo trabajo para Benrkastell en el pasado, no odiaba a la humanidad, pero vio en ella la determinación para cambiar el mundo... Pero ella ahora solo quiere destruir, ha pedido el norte, no es la idealista joven que prometía un mundo mejor, sino la Tirana que amenaza con sumir el mundo en la oscuridad.
-Si tan solo fuese un poco más fuerte, tal vez pudiera detenerla ... Pero, carezco de tales poderes. Y empiezo a pensar que un entrenamiento, tampoco va a mejorar los que tengo...

Se volvió a Tyrande y inclino la cabeza, como solían hacer los Japoneses para pedir disculpas por sus errores y sus fallos.
-Mi deber como profesor era defendernos, protegeros a vosotros de la oscuridad del mundo,... Y hos e fallado... Lo siento.

Se hizo un silencio incomodo en la sala subterránea del instituto Legacy.

Tyrande se mantuvo en completo silencio cuando el profesor comenzó a hablar, lo miró con seriedad y determinación, al escuchar el motivo de por qué quería ser más fuerte sintió un extraño nudo en la garganta, lo que hizo que se moviese incómoda, pero lo que vino después la dejó con la boca abierta, ¿le pedía disculpas? Negó levemente con la cabeza e intentó quitarle hierro al asunto.

-Primero, no se disculpe, todos hemos hecho lo que hemos podido, pero no puede martirizarse y pensar que todo es su problema. Ante la guerra todos somos iguales.-pronunció.-Segundo, si de verdad es tan peligroso que ese poder aumente, lo mejor que podemos hacer entre todos es evitarlo.-demasiadas guerras habían pasado por la joven, algo que no podía remediar, pero ver a una persona tan abatida como él no le gustaba.

Ella en la lucha no pudo hacer mucho, pero sabía que no había acabado la guerra y pensaba mejorar para así poder conseguir derrotar a esa persona que intentaba quitarlos de la faz de la tierra. Suspiró y el silencio se prolongó durante un buen rato hasta que ella carraspeó.

-De verdad que no debe pensar que no pudo protegernos, porque no es cierto.-Tyrande miró su arco.-La próxima vez lucharemos y venceremos, pero desearía que no hubiese próxima vez.-soltó intentando mostrar una amigable sonrisa.

Mordred asintió, y miro a la negrura de la mazmorra mientras recordaba los duros momentos del pasado, todo cuánto había acontecido y había ocurrido.
- Quisiera que fuera así, pero en parte me siento responsable, apoye a Beskastel en el pasado, y puede que ello desembocará en lo que se convirtió hoy... Si la hubiese podido guiar...tal vez no estaríamos así.
¿Por que cargaba el peso del mundo? Por que la pena le daba vida a su putrefacto cuerpo, le hacía recordar su horrible pasado, las cosas que hizo las cosas que nunca volverían a pasar, las que fueron y ahora no son más que polvo entre sus dedos escapándose poco a poco, y solo cerrando el puño con fuerza hasta clavarse las uñas impedía que se escapara todo, por eso se martiriza del mismo modo, para recordarse sus errores y no cayeran en el olvido.
Pues solo aprendiendo de ellos, podría progresar, si los olvidará, estaría condenado a repetirlos.

Mordred miro a su alumna con ojos un tanto aterradores, se encaro a ella y dijo.
-Dejame que este profesor viejo te ilustre... Si Beskastel gana... Todo acabará, será el fin, no habrá más dolor...pero si ganamos, habrá una próxima vez, no será Beskastel, será otra cosa, otro nombre, otra naturaleza, pero el conflicto es intrínseco a estar vivo... y yo... No puedo protegernos de esa terrible realidad.

Tyrande escuchó con atención lo que el profesor decía, realmente se estaba echando toda la culpa y no solo eso sino el peso de todo el mundo y de ellos, suspiró y sintió la mirada del hombre sobre ella, sintió como la encaraba y por extraño que pudiera parecer ella se encogió de hombros ante dicha mirada.

-Profesor, no puede protegernos de todo lo que suceda, pero si enseñarnos a poder superar las dificultades que nos aparezcan en el camino.-Tyrande se había sobrepuesto después de ese sentimiento aterrador.

Sabía que el hombre no se equivocaba, que muchas cosas habían pasado y muchas más vendrían, pero jamás dejaría que eso la achantase. Miro al hombre con el fuego interior abrazándole, sus ojos plateados habían tornado rojos y con una negra linea en su interior.

-Todos tenemos armas y podemos dominarlas más o menos, profesor. Yo haré todo lo que pueda por hacer que los alumnos no sufran tanto, déjeme ayudarlo.-la voz se había tornado áspera, pero al final había vuelto el susurro de la joven.

Quería que viese que no estaba solo, Tyrande vibraba por dentro, la joven no, más bien el dragón que en ella habitaba y deseaba salir y encararse con todos los enemigos que atacasen a su otra mitad.

Mordred no pudo más que sonreir ante tal ejemplo de fuego interior, pareciera que diera igual lo que hiciera o dijera ahora, ese fuego no se apagaría.
-Veo que te he hecho tomar una desicion firme... No puedo oponerme a ello.
Mordred sonrió de una forma un tanto pilla, como si fuera un niño que gana una partida con trampas.
-Creo que lo dije antes ya, pero... Eres muy sabia para ser la alumna, aunque me alegro haber logrado encausar esa determinación.
Mordred se situó frente a Tyrande y la miro fijamente a esos extraños ojos tan poco humanos.
-Si estás dispuesta a comprometerte, si estás dispuesta a defender aquello que valora, si sabes lo que es importante, si sabes quién eres... -Mordred señaló su pecho, hacia el corazon- -nunca dudes de tu determinación, y guíate por el corazón.

Mordred finalmente asintió
-Te he entrenado físicamente, y te he probado psicológicamente... Pero ninguna prueba puede decir que harás a la hora de la verdad... El miedo puede congelar hasta la determinación más ardiente... Pero tu corazón es la brújula que marca tu camino... No lo olvides.

Mordred pestañeo dándose cuenta de algo que siempre acaba pasando cuando se encuentra con alguien.
-perdona, es la costumbre de un viejo profesor, dar lecciones y moralejas, enseñar es mi oficio.

Tyrande sonrió ante los comentarios del hombre, posiblemente la sabiduría era algo que se había ganado con los años, pero durante ese momento había optado actuar como una alumna normal y corriente, había sido maestra, aprendiz, sabia, demasiadas cosas, así que le tocaba ser una alumna, era la mentalidad de la joven y así actuaba.

-Me gusta el rol de ser alumna, siempre se aprende algo nuevo, además para ser maestra puedo esperar un poco más.-observó como la miraba y luego señalaba su pecho, sonrió.-Siempre me guío por el corazón y por ese motivo se que sus ideas son sabias y que no debe ser solo usted quien lo haga.

Escuchó las siguientes palabras y afirmó ligeramente mientras pensaba en lo dicho, era cierto todo lo que decía.

-No se preocupe, me encanta aprender como ya le he dicho.-sonrió.-Me gustaría hacerle una pregunta, ¿conoce algo de los dragonantes?-comentó, llevaba un rato preguntándose si él sabría algo.-Mi padre lo era y me gustaría saber algo de esa raza.