Los vampiros de Corea del Sur [Equipo 2 - Min]

Un paso, otro.

Iba cada vez más rápido intentando sortear a la gente que lo perseguía.

Más, más. Están cerca.

Estaba seguro que de tener un corazón funcional, éste estaría latiendo como loco debido a la gran presión que estaba haciendo por correr lo suficientemente lejos, evadiendo obstáculos, personas y todo aquello que se le pusiera enfrente.

Había creído tener suerte cuando había entrado en unos callejones que conocía a la perfección, eran como una especie de laberinto que le llevaba hasta los barrios bajos, creía firmemente que los perdería yendo por ahí, pero en lugar de eso, solamente había sido una pérdida de tiempo, los del clan seguían sus pasos tan de cerca que era casi imposible perderlos de vista.

— Maldición. —Masculló con molestia mientras giraba en una de las esquinas de una forma tan forzada que estuvo a punto de caer de bruses al suelo, aquí era dónde agradecía tener más control de su cuerpo gracias al baile pues logró impedirlo, pero en cambió si que se había golpeado contra uno de los muros. Pero ni eso le hizo detenerse.

¿Quiénes le estaban siguiendo?

El clan de vampiros más antiguo, la familia de los Klauss. Los vampiros originales.

¿Por qué lo perseguían?

Supuesta traición.

DaeSung había abandonado Corea del Sur para encontrar la academia Legacy, no con intenciones de unirse, si no para saber por qué demonios no habían acabado con ellos todavía y entonces, los rumores crecieron en su tierra natal. Un vampiro había traicionado al clan de los vampiros originales y, supuestamente, ese vampiro era él, pues era el único estudiante coreano en Legacy actualmente.

Eran unos idiotas.

Y debido a ello es que debía demostrar en parte que él no tenía nada que ver con dichos rumores estúpidos, pero para ello solo podía demostrarse con ayuda de una piedra, piedra que a saber dónde demonios estaba.

Suspiró pesadamente mientras seguía corriendo, por fortuna logró darles esquina al dar vuelta entre unas de las estrechas calles de los barrios bajos, pero no esperaba verse de frente a una persona cubierta por una prenda rosada.

— Mierda. —Miró alrededor, algo demasiado ansioso como para pensar en algo detenidamente y, sin decir nada, jaló a dicha persona con él a una puerta que lucía abierta, no quería tener que lidiar con esos vampiros en el callejón y, tener una persona como testigo tampoco era una excelente idea.

Aquella persona a la que había jalado consigo se metió con temor a aquel local al ver que otra persona se había acercado, atacando a los perseguidores de Min. En cambio, el joven vampiro había hecho uso de una de sus habilidades para no llamar la atención de aquellos que lo estaban buscando con tanta insistencia; había utilizado la invisibilidad para no ser visto, aunque no contaba con la fuerza de momento como para soportar usarla durante mucho, había corrido demasiado y estaba algo cansado.

Y no ayudaba tampoco el no haberse alimentado debidamente desde el día anterior debido a su búsqueda.

Cuando vio correr a los otros finalmente era visible de nuevo, la persona que le había ayudado no parecía estar interesada en darle captura, incluso aseguraba que ella desconocía todo lo que estaba ocurriendo. Y lo comprobó en el instante en que aquella pregunta llegó hasta sus oídos.

— Eso no es de tu incumbencia. —Sí, había sido una respuesta en seco e inmediata, DaeSung odiaba ser interrogado y más aún que otros se metieran en sus asuntos, planeaba retirarse de hecho para evitar de nuevo a los vampiros, pero aquel brillo le hizo detenerse.

Y a pesar de que el brillo de la piedra no era fuerte como para calar en sus ojos, si llamaba la atención, por lo que tenía que cambiar su actitud ante esa chica. — ¿Quién eres y cómo es que has conseguido esa piedra? —Preguntó antes que nada, estaba intrigado.

¿Cómo era posible que la piedra que había estado buscando durante esos dos días se encontrara en las manos de una... niña? Porque la apariencia que aquella joven rubia daba era el de ser una niña, aunque quedara comprobado que no era una niña para nada puesto que su fuerza, además de la forma tan ágil en la que había ahuyentado a los Klauss sin demasiado problema.

— Tsk. —Su lengua chocó contra sus dientes al momento de chasquearla. Suspiró con pesadez antes de revolver sus cabellos purpuras, su mirada pronto estaba fija en la joven frente suyo.— No puedo decirte todo en un sitio como éste, te contaré todo porque será necesario... Ellos van a buscarte si saben que tienes "eso" en tu poder. —Su voz salió en un tono serio, sin embargo, su ceño fruncido demostraba que era un tema grave y no podía hablarse en un callejón.

Y menos en uno donde acaba de llevarse a cabo un enfrentamiento.

No, definitivamente el destino tenía que estar en su contra en esos momentos. Primero la familia más cruel de vampiros conocida estaba detrás suyo, estaba siendo inculpado por supuestos casos de traición contra el Clan de los vampiros puros, algo que nadie en su sano juicio haría a menos que quisiera morir y, por más mierda que fuese la vida del joven Min, en realidad no tenía intenciones de simplemente permitirse morir a manos de cualquiera.

Tenía un orgullo muy alto y no iba a dejarlo pisotear por cualquiera, ni siquiera por el clan más poderoso y temido entre los de su especie. Eso le daba igual en realidad. Pero aquella piedra lo empeoraba todo un poco más. Todo mundo estaba buscándola y ahora resultaba que era un regalo, aunque, no sonaba tan descabellado.

¿Quién iba a buscar la piedra entre seres de otra especie? Porque sí, era evidente para DaeSung que la joven chiquilla que había acabado metida en ese embrollo con él era de otra especie, de lo contrario no se habría metido a detener a los enviados por el clan, era más creíble que se hubiera metido a ayudar a acabar con él que a ayudar si es que fuese una vampireza. Además, notaba claramente el peculiar sonido de la sangre corriendo en su cuerpo.

— Creeré en eso por ahora. Pero no es prudente seguir aquí. —Gruñó por lo bajo. Cualquiera podría estar escuchándolos, los sentidos superiores de los vampiros permitía oír conversaciones a cierta distancia, así que no hablaría de más mientras se siguiera sintiendo observado.

No comentó más al respecto cuando escuchó acerca del café, sabía que el clan no sería capaz de atacarlo en un lugar público, después de todo preferían mantenerse en las sombras dónde nadie reconociera sus existencias, así que resultaba en una idea bastante buena. Simplemente dejó escapar un suspiro pesado, tras escuchar aquel sonido molesto del perro, no odiaba a los animales, pero había que entender que su naturaleza le hacía rechazar a los caninos por tener cierta vinculación con los licántropos, sus enemigos.

Tras dicha interrupción, se limitó a seguir a la joven vestida de rosa, observando cada cierto tiempo a sus alrededores en caso de verse perseguido por segunda ocasión. Paranoico o no, era la única forma de asegurar que estaría vivo al menos un par de horas más.

DaeSung no se inmutó ni con el aire frío, ni con la gente que le miraba con desconfianza, eso siempre ocurría. No era capaz de percibir el frío al tener una temperatura helada él mismo y la desconfianza era evidente, su expresión no era la más agradable en esos instantes y eso siempre provocaba malas impresiones.

Al entrar en dicho sitio, reparó en los detalles. Era un sitio bastante ordinario, era agradable ya que no estaba abarrotada de pinturas o imágenes en las paredes, ni tampoco tenía colores que resultaran molestos a su vista, algo que agradecía internamente. El diseño era sencillo, pero daba la comodidad necesaria para que la gente quisiera estar en ese sitio.

Cuando el mesero les atendió, Min ignoró a éste, no estaba ahí para consumir algo sino para hablar con la joven peli rubia, que ahora tenía la joya en sus manos. — En parte estas en lo correcto. Es una herramienta, bastante codiciada entre los clanes de vampiros, vampiros que no dudarán en matarte si no entregas eso por las buenas. —Y que se suponía que era capaz de hacer muchas cosas, dependiendo la persona que lo tuviese en su poder, claro que no iba a decir eso ahora mismo, en un sitio que tenía personas alrededor.

— Su uso más importante actualmente. . . es una llave que permite acceder a cierta área de Corea del Sur, a la que se supone pocos pueden acceder. Y en la cual me culpan de haber provocado un desastre, siendo enviado por un... grupo rival, eso se considera una grave traición al Clan y es la razón por la cual me buscan. —Mencionó de la manera más resumida que había podido.

Claro, no había dicho que lo culpaban de traición a Merak y que creían que él estaba en Legacy porque decir eso le aseguraba que esa chica no quisiera cooperar con él, era muy seguro.

La pregunta que había salido de los labios ajenos simplemente habían bastado para hacer que suspirara de una forma pesada. Solo eso le faltaba, estar siendo considerado un enemigo de Legacy también, aunque en teoría lo fuese un tanto, en realidad su único problema eran los humanos a decir verdad, pero si Merak estaba detrás suyo y Legacy también entonces sería un desastre para él, puesto que tendría que estar constantemente huyendo para evitar que algo le ocurriese.

— Es imposible para alguien hacer uso de esa piedra en contra de Legacy, Merak o lo que se te dé la gana. Como ya te dije, es realmente una llave y un canalizador nada más. —Explicó con su actitud aún seria. Estaba fuera de la academia así que no tenía motivos para estar actuando como el joven educado y amable que mostraba una ligera sonrisa a todos, ahora mismo se encontraba molesto con los vampiros que le estaban dando casa y se sentía exasperado por la actitud de la chica rubia que parecía solamente estar cabreándolo a propósito por el tema de la piedra, pero perder de vista a la chica significaba perder la joya también, así que no parecía tener otra alternativa más que soportar e intentar meterse en su papel del joven perfecto para no alejarla.

— Lamento que te lo diga ahora, pero en verdad el valor sentimental que le tienes no me importa, por culpa de esa piedra medio clan de vampiros busca mi cabeza. En otras palabras, esa piedra para mí no tiene más que el valor de salvarme el pellejo, si es que puedes entender eso. —Ignoró la comida que la chica comía, él no tenía hambre precisamente de comida, aunque se había estado alimentando con sangre animal, la situación era que no iba a soportarlo mucho tiempo, estaba acostumbrado a la sangre humana así que por ello no les había hecho frente a los vampiros, habría sido idiota ir en contra de sus perseguidores sabiendo que estaba débil.

— Es una zona alejada de lo conocido por Merak. Solamente aquellos que son surcoreanos conocemos dicho lugar,
ya que fue el único sitio que pudo mantenerse intacto del ejército de Gasai, si es que sabes a qué tema me estoy refiriendo. —Y en eso no mentía. Al principio él no estaba interesado en lo que Yuno Gasai planeaba en Corea del sur, a decir verdad simplemente les evitó durante meses hasta que se enteró de cuáles eran sus planes, pero ese sitio siempre había sido intocable, se encontraba en un área rural de Daegu, el lugar natal de Dae Sung.

— Si no la entregas, tendré que llevarte conmigo quieras o no. —Podría haber dicho matar, pero no estaba en condiciones de amenazar a alguien cuando con suerte estaba consciente gracias a la sangre ingerida el día anterior. — Y si no es conmigo, mandarán a los verdaderos cazadores del Clan. Aquellos a los que viste, apenas son los de clase más baja, los cazadores no dudan en matar, destruir o desaparecer a quién sea o lo que sea que se interponga, así tengan que recurrir a personas inocentes. —No tenía porque mentirle en ese aspecto. Simplemente iba a ser honesto en lo que le sirviera a su favor.