Una reunión realmente extraña [Himiko, Ayana , Paper]

Los rayos del sol entraron hacia unas pequeñas aberturas de una cortina azul marina que daba hacia una habitación que se encontraba en plena oscuridad, estos se vieron reflejados sobre los párpados del rubio; quién se vió molesto ante esto y se levantó de dónde su cuerpo reposó la noche anterior, quitando de encima suyo la cobija que le cubría. El cuarto era un desorden: su vestimenta regada en un sillón, latas de bebida regadas por el suelo y lo peor, marcas de quemaduras sobre las paredes, pareciera que se enfocó a destruir la habitación. Al estar de pie frente a la ventana, apoyó su brazo derecho sobre el otro más o menos a la altura de su codo, ejerciendo fuerza sobre ambos y viceversa, se estaba estirando. Al terminar ello, se sentó en una de las esquinas de la cama y se colocó primero su camisa blanca, sus pantalones oscuros y se inclinó para amarrar las cuerdas de sus tenis blancos con franjas negras.

— Ah, esto es un verdadero desastre. —
Comentó tras observar el desorden que tenía, se digno a levantar las latas y tirar las mismas en un bote de basura cerca suyo, las manchas en la pared los ocultó con las pinturas colgadas allí y ya, supuestamente estaba todo listo. Se retiró de allí y se dirigió hacia las escaleras, subiendo escalón tras escalón hasta llegar al último piso que daba dirección al resto de azoteas de los demás edificios.
Corrió a dirección de otro techo de un edificio; en el último momento del salto se impulsó con una fuerte explosión, y así fue como llegó, sus labios formaron una sonrisa confiada de si mismo y sumamente orgullosa, ¡Realmente lo había echo! ¿Tendría que hacerlo nuevamente? Eso era la cuestión de con el resto de tejados frente suyo.

El frio de la mañana había empezado, un viento delicado empezó a cruzar por el marco de la ventana, haciendo que las cortinas azules que la decoraban se movieran de forma delicada, frente a esta se encontraba una cama con blancas cobijas, en ella yacía una joven de cabellos rosados que dormía dulcemente, apenas se podía escuchar su respiración en esa silenciosa habitación.
No obstante, un sonido de alarma resonaba por toda la habitación, rompiendo con el descanso de aquella chica, abrió lentamente los ojos con tal de encontrar la fuente del sonido, era un reloj que yacía cerca de la cama en una pequeña cómoda.
Se levantó, estirando los brazos mientras bostezaba para luego colocar su mano sobre el reloj y así apagar su alarma.

Recogió su cabello claramente despeinado y se levantó de la cama, se acomodó la falda de su pijama, lo cual consistía de un vestido delgado color lila hecho especialmente para dormir, alzó su cama y dio unos pasos hasta toparse con la puerta del armario y saco las prendas que usaría ese día.
Como era día libre, decide ir al restaurante de sus padres para ayudarlos un poco, era lo menos que podía hacer por ellos.
Una vez que termina, se dirige al baño para atender sus necesidades y ducharse.
Varios minutos habían pasado, y aquella joven ya estaba acicalándose el cabello, peinándolo en una cola de caballo para luego abotonar aquella camisa blanca y se colocaba un lazo rojo en el cuello de la misma.
Se dispuso a ponerse el pantalón de vestir y colocarse los zapatos de tacón, finalmente estaba preparada para ir al trabajo, no tenía tiempo para beber un café dado que estaría llegando tarde para el desayuno del restaurante.

Finalmente sale de su departamento, encaminándose por las calles de la ciudad, como era de esperar, aun no se acostumbraba al ruido del lugar.

─Ya he estado mucho tiempo por aquí… ¿Por qué me cuesta acostumbrarme al ruido?

“Es normal para alguien con tu condición, no te quejes y sigue tu camino”

─Está bien…

Continuó con su camino en dirección al restaurante de sus padres, lo cual estaba algo apartado de la localización de su departamento, por lo que le tomaría más de media hora en llegar.
Sin embargo, en el cielo llego a escuchar cierto ruido de explosión, era demasiado potente que temía que los cristales de las ventanas se rompieran por el impacto de sonido.

>>Mejor prevenir que lamentar...<< Pensó aquella chica mientras hacía aparecer un báculo en sus manos y así ralentizar el tiempo lo suficiente como para evitar que el vidrio de las ventanas de los edificios colapsaran y cayeran hacia las personas.

─Colt, necesito que me informes, ¿Qué provoco la explosión?

“Parece provenir de un sujeto volador no identificado”

─¿Qué sujeto?

“Mira arriba, en los tejados, te daré mis ojos para que lo puedas ver”

Los ojos de la pelirrosa brillaron de un color carmín y dirigió su mirada al cielo, sin duda era una persona que estaba “volando” por los tejados a base de explosiones, tenía que detenerlo para así evitar un problema mayor.

─ ¡Hey! ¡Chico volador!

Agitó sus brazos con la intención de llamar su atención, pero dudaba que este lograra verla por la altura.

一¡Kaccha volador!

「

「Ella estaba en la azotea de la edificación donde el chico había aterrizado, lo había visto desde abajo cuando el había entrado al edificio, aun no sabia exactamente que haría el contrario, le había parecido buena idea subir hasta arriba aun que sus piernas estuviesen cansada, no le importo mucho el espacio personal ajeno, solo se acercó para saludarle de forma amistosa, osea dándole un abrazo y besar la mejilla, honestamente solo saludaba al chico de esa forma, al otros solo los saludaba con la mano levantada, pero era diferente con el, una vez termino de saludarle, se acercó al la orilla de la azotea para ver hacia abajo,realmente era mucha altura y estaba sorprendida de que el chico pudiera hacer esos saltos usando su quirk,ella posiblemente se haya caído con solo intentar」

一¿No te dio miedo? ¡Eso fue increible, Kaccha!

「No pudo evitar aplaudir con suavidad para volver al ver hacia abajo, alguien le había hablado al rubio

一Kaccha, una chica te está hablando! Vayamos con ella! Se ve que es linda!

「Tomo la mano del rubio y lo ha empezado al jalar hacia la puerta para salir de la azotea, aun jalando al contrario para que la siga hacia aquella chica de cabellos rosados」

A pesar de que lo normal para todas las personas que vivían en los apartamentos de estudiantes de la Isla Rokkenjima y la ciudad de la costa, era estar dormido a las 4:30 de la mañana, Paper ya se encontraba en su segunda hora de entrenamiento para aprender a manejar bien su magia de viento, pues siempre ha tenido en claro que su activación espontánea o inactividad en ciertos momentos le podrían resultar no sólo desventajosas, sino que peligrosas, así que normalmente entrenaba 4 horas todas las mañanas y a ratos durante el dia.

El sol había salido un par de horas después, marcando el final de su sesión de entrenamiento de ese dia, dejándolo sudoroso, herido y cansado, por lo que se dirigiría a su departamento en la ciudad para darse una ducha, dejar preparado el desayuno a Aisha e ir a continuar conociendo la ciudad, pues en cuanto llegó, siempre había estado en la isla o en su apartamento, y creyó que sería pertinente conocer ciertos lugares.

Pasó otra hora, las calles de la ciudad estaban a rebosar de personas, y cómo no, si era un dia libre por festividad, lo cual le permitía ver a Crow que tan variopinta es la sociedad que en ese lugar vivía, no como en otros sitios, donde los seres no humanos habrían de esconderse o camuflarse para poder salir.

«Que tranquilo está hoy el día... Me gusta»

Sonrió levemente mientras se dirigía hacia una calle sin demasiado transito, donde escuchó, a varios metros hacia adelante, una especie de explosión.

«Oh, vamos, mi día iba tan bien...»

Suspiró, su complejo de ayuda noble permitiría hacer ojos ciegos, por lo que decidió avanzar por la calle, hasta ver una cara conocida.

—¡Oh! Ayana, ¿me recuerdas?— levantó a la altura de su rostro la mano derecha a modo de saludo —Paper, del campamento hace poco—

Le dedicó media sonrisa amable, realmente no estaba de humor por haber sido su día arruinado, pero tampoco se desquitaría con cualquier persona.

—¿Escuchaste esa explosión hace un momento?—

Metió su mano en una de sus bolsas, sacando una paleta circular pequeña de color rojo, metiéndola a su boca.

«Seguro que algo vio»

||La imágen solo toma al chico como referencia de su vestimenta||

— ¿Qué demonios? —

Contesto molesto debido a la forma de saludarlo por parte de la rubia, ya que obviamente le invadió su espacio personal y estaba demás que él rubio no era la persona correcta a quien le hicieran eso. Se separó de ella al instante e incluso pasó esto sus acciones contrarias por esta ocasión, nuevamente se puso en una de las orillas de los techos; planeaba saltar a la siguiente,ya que quería seguir probando qué frutos dieron su entrenamiento del día anterior pero la única desventaja del mismo fue sus oídos se vieron afectados por tantas explosiones y apenas podían percibir las palabras de ella y ... ¿Unos gritos? No, era su imaginación. ¿Le hablaban a él? Bah, ¿Qué importaba? Siempre ha pasado de las personas y esta no sería la excepción.

— ... — Aunque apenas pudo reaccionar a las acciones ajenas, se negó a tal situación de retirarse y se giraría para darle la espalda, enfocando su mirada ahora en la palma derecha, quería ver qué tan lejos podría llegar con su poder. Más sin embargo, se vió al se vió interrumpido al ser jalado por la chica, no entendía el porque lo dirigía hacia abajo. Hubo jalones, enojos y mucho más para evitar bajar por las escaleras, aunque la rubia seguiría insistiendo. Al final bajó escalón por escalón de forma pesada, al llegar pudo a ver dos chicos reunidos bajo el mismo edificio donde estaban, frunció el ceño ante las presencias.

A pesar de tener la mirada en el cielo, una voz conocido la hizo perder la visión dada por su familiar.
Bajo la mirada en busca de la fuente de la voz y efectivamente era alguien que conocía.
Aquel azabache se le acerco de forma amistosa, preguntando si lo recordaba.

─¡Claro que sí! ¡Paper! Me alegra verte por aquí

Sonríe alegremente tras ver a su amigo de la acampada.
Supuso que había llegado ahí no solo por casualidad, sino también por la explosión, lo cual era acertado dado a su pregunta.

─Si, escuche las explosiones, provienen de algo que está en los techos…tuve que dar uso de mis poderes para evitar que el vidrio callera en seco hacia a mi…

Esta parecía preocupada ante la situación, se acercó al azabache y apunto a las ventanas, era como ella dijo, el vidrio se había roto u los pedazos de cristal estaban suspendidos en el aire.

─No durara mucho así… ¿puedes ayudarme?