Buscando un nuevo propósito. [Yato]

─Recuerdo…recuerdo el aroma…si…era como esta… pero… ¿Qué debería recordar?

Sus ojos estaban cerrados, aquella chica se encontraba perdida en sus pensamientos, mejor dicho, sus memorias; Siempre solía caminar sin rumbo cuando estaba en ese estado, dejándose llevar por sus instintos y emociones.
¿Dónde había llegado aquella chica? Su olfato logró captar el salado aroma del mar, el sonido del agua chocar con la arena y el cantar de las gaviotas la hicieron entender que se encontraba en la playa.
Abrió levemente los ojos, solo para poder apreciar el hermoso color del atardecer, algunas nubes decoraban el cielo y el mar brillaba intensamente por los últimos rayos del sol, sin duda era una hermosa vista, digna de ser fotografiada.

─A pasado tanto tiempo desde la última vez que estuve en una playa…

Las palabras se las llevo el viento, no había nadie que la escuchara, le gustaba hablar para sí misma.

─Me encanta el aroma…y la cálida brisa que roza mi piel…

Se abrazó a si misma mientras miraba al horizonte, esa delgada línea donde cortaba el cielo con el mar le parecía ciertamente encantador.
Le daba esa sensación de buscar lo desconocido como cuando era una simple niña.
Las memorias del pasado le empezaron a invadir la mente, la voz de un niño empezó a resonar…

>>¿Alguna vez pensaste en el futuro? ¿Lo que quieres llegar a ser algún día? ¡Yo pienso ser un gran guerrero algún día! Pero no de esos que sirven al rey… No quiero provocar guerras… ¡Yo quiero unir los reinos y conseguir la paz! Pero… Creo que no podré hacerlo solo… Ayana ¿Tu que serás cuando seas mayor? ¿Ayudaras a los demás como me ayudaste a mí?<<

Recordar la voz de su vieja amistad provocó que algunas lágrimas recorrieran sus mejillas, no entendía por que había olvidado algo tan importante, sobre todo el propósito que debía seguir.
Pero la pregunta era siempre el mismo: ¿Cuál es mi propósito?
Mucha gente le contestaría lo mismo “eres sacerdotisa, ese es tu propósito” pero, ¿Qué significado era el ser sacerdotisa?
Era algo que no comprendía del todo, las sacerdotisas están para servir a un dios, pero, Ella no tenía un dios a que servir, su madre sin embargo aún sigue siendo la sacerdotisa de Chronos, y llegaría a serlo hasta su muerte o cuando sea delegada. Mientras tanto no servía a nadie.

─Ummm supongo… que no podría ser una sacerdotisa como tal si no sirvo a un dios… pero… ¿hay algún dios en estas tierras?

Ladeó la cabeza con cierta duda, no se había puesto a pensar si en esa isla existía dioses, o siquiera templos.

─Debería investigar eso… me parece extraño no ver algo al respecto, pero antes~

Saca su cámara fotográfica de su estuche, acomoda el zoom y toma una fotografía.

Un atardecer como todos, solo que el ambiente del mar era capaz de hacerlo sentir diferente.

Un joven Peli-morado oscuro se encontraba caminando en una calle antes de la playa que acataría su atención más adelante.
Como un don nadie, era lo que parecía en tal lugar tan solitario. Su único entretenimiento era caminar y pensar un poco ante su único deseo, ser un Dios popular.
A pesar de haber pintado y dado señales de su trabajo como Dios “A domicilio” no resultaba tanto como deseaba, lo frustraba en tal manera.

Pero esta negatividad no era suficiente para desanimarlo por completo. Sus dos manos al descubierto de los bolcillos de su chaqueta, impactaron dos veces en las mejillas de su rostro a fin de “Espabilar” No podía tener un sentimiento tan negativo, cuando ordinariamente él es la personificación de la felicidad.

— ¿Cómo voy a ser famoso? Al parecer nadie está prestando mucha atención a mis trabajos, tengo que hacer más anuncios. ¿Pero dónde? —

Era la duda que carcomía la paciencia del joven divino, lo impacientaba y debía pensar en un medio de propaganda más llamativo, más cautivador.
Sin embargo, llegaba el momento donde en su caminar pasaba por la increíble vista hacia el mar, que tanto llamo su atención y lo hizo detenerse a contemplarla.
¿Qué era la única cosa que pasaba por la mente de este impredecible joven en estos momentos?

— Funcionaria si pongo en el cielo una especie de forma de mi rostro y mi teléfono para que se refleje en el mar. Así todos que vengan a la playa me llamaran para los trabajos y se impresionaran. ¡ESTUPENDO! —

Exactamente. La estupidez de este joven y la necesidad no alcanzaba un límite.
Su deseo de ser famoso y popular era tan fuerte que no podría dejarlo sin decir o hacer algo tan estúpido en ningún momento.

De pronto, sus azulejos ojos pudieron visualizar la figura de lo que al parecer era una dama detenida cerca de él, pero más cercana a la playa. Era la única mujer ahí, le extraño pero no perdió el tiempo para hacer lo que cada vez que pueda hacer, avisarle de su trabajo personalmente.
Corrió como niño emocionado y fue directo a ella de improviso tratando de no hacer ni un ruido para una vez cerca, sorprenderla por la espalda.

— ¡HOLA! ¿Qué tal necesitas ayuda? ¿Te sientes triste por haber perdido un objeto importante para ti en el mar? ¿Preocupada por tus estudios? ¿Tu novio te engaña o tienes miedo de que te termine? No te preocupes. Puedo resolver tus problemas en un Santiamén ¡Rápido, accesible y confiable! ¡Yato dios a domicilio, llámame a cualquier hora!

Tales palabras, acompañadas de ciertas poses demostrando tristeza, duda y confusión imitándolas para hacer más auge en cada pregunta, fueron las que dijo. Con un tono de presentador de tele tienda, fueron las que sus palabras tuvieron sonido.

Al concluir sus palabras saco una moneda de 5 Yenes de su bolcillo así mostrándola para mencionar:

— ¡Por solo 5 Yenes! —

Era obvio que el joven era un estúpido obsesionado para buscar trabajo y cobrar fama. Pero por lo menos lo hacia bien.

─¡Aaaaaahh!

Dio un salto tras escuchar el grito del desconocido, realmente no esperaba que llegara alguien por atrás a hablarle como si fuera una especie de vendedor de seguros.
Su cuerpo temblaba, pensó por un momento que sería atacada por la retaguardia, pero el contrario no hizo más que esperarla respuesta de la chica.

La pelirrosada lentamente se giraba en dirección del chico, así lo miraría de frente.

─que… ¿Qué clase de productos vendes?

Una nerviosa risa se escapó de sus labios, ella no entendía la situación en la que ahora se encontraba, sin embargo, su familiar se hizo presente en su sombra para aclarar la situación.

>>Vaya que estabas demasiado distraída… Aquel chico dice ser un “dios a domicilio” y que te ayudara por un pago de… -imita la pose del chico- 5 yenes<<

La pelirrosada solo ríe levemente ante la mala actuación de su familiar, aunque dudaba que aquel individuo lograra verlo, después de todo, su familiar era prácticamente una sombra.

─Oh… P-Perdona por la pregunta de antes, no ponía atención… dices… ¿Qué eres un dios? Vaya… Pensaba que esta isla no tenía un dios jeje

Su sonrisa era cálida y llena de entusiasmo, quería probar las habilidades del “dios a domicilio” y ver si era de fiar, busca en su bolsa su monedero y de ahí saca unos 5 yenes.

─Muy bien, Sr Dios a domicilio, Me gustaría saber una cosa. ¿Por qué ha venido a mí?

Su mirada se tornó seria tras decir la pregunta, fue acercándose al contrario mientras mantenía su mirada en aquellos ojos azules.

─ ¿Es acaso que solo llego a mí por casualidad?  ¿o está aquí por una petición de un tercero? ¿Sabe siquiera que soy yo?

Una pregunta tras otra, la seriedad de la chica no era algo usual, pero tenía ciertas dudas respecto a esta persona que se llama a si misma dios.

La reacción de su contraria era obvia, pues el simplemente la sorprendió de manera imprevista. Lo que sí, a él no le importo ni lo detuvo a tener que decir semejantes palabras de anunciador, de hecho, casi nada podría evitar que dijera eso.

Su primera pregunta, hizo que este joven sostuviera su propio mentón así pensando su respuesta ya que realmente no sabía que vendería. Básicamente nunca se le había pasado por la mente que vendía su disposición a cualquier tipo de trabajo, era uno de los efectos de la poca atención que le da el a las cosas.

Tuvo cierta mala espina ante esa risa nerviosa un tanto fuera de lugar, de igual manera sentía claramente que ambos no eran los únicos ahí. ¿Habría una tercera persona en el momento? Era obvio. ¿Un Ayakashi? Imposible. De ley lo podría haber visto, a no ser que tenga un tamaño diminuto, y normalmente estos atacarían a todo ser que miraran de alguna manera.

Esa disculpa era innecesaria y también le hizo sentir un tanto emocionado el hecho de que ella se tragara todo el hecho de que él es un Dios tan a la ligera. Todos a los que él le decía tal cosa no le creerían, pues él ni apariencia de ser un Dios tiene.

Al ver como saco una moneda de 5 yenes, sus ojos parecieron mostrar una estrella dorada en el centro de los mismos, abriendo los parpados como si de dos platos fueran y sonriendo con suma felicidad y emoción.

— He venido a qu- —

El hecho de que ella había hecho otra pregunta sin que él pudiera responder hizo que le extrañara y no solo eso, su mirada y tal acercamiento a él como palabras le daban mala espina.
Si bien, tenía cierta apariencia de ser alguien inofensivo y esas cosas, pero al parecer era todo lo contrario.

Trago saliva de manera pesada así retrocediendo unos cm y sonriendo de manera nerviosa:

— ¿Qu-Qué? No sé quién eres. Simplemente vi que al parecer necesitabas ayuda y quise ofrecerte mis servicios. N-Nada mas —

Levanto ambas palmas así poniéndola en señal de que se calmara o alejara, le daba cierto mal sensación su forma de ser cambiada de manera repentina.
¿Acaso hizo mal en hablarle a la primera persona que vio? Pareciera que si, pues de cierta manera estaba siendo intimidado.

Continuaba caminando mientras chasqueaba los dedos para crear una pared de oscuridad sólida.

─Dime… si realmente eres un dios… ¿Por qué me tienes miedo? Ese aroma… lo puedo oler perfectamente…

>>Me parece más un fanfarrón que cualquier cosa. Y me sorprende que se muestre asustado, si tu das diabetes incluso seria<<

─Colt, a veces debo ser seria, muchas veces llegan a mí para intentar matarme…

Fija su mirada al pelimorado con la misma seriedad de antes, sus ojos cambiaron repentinamente con tal de ver a través de su alma.



─. . . ¿solo eso? ¿Por qué viste que necesitaba ayuda? Mucha gente me ha visto en las mismas situaciones y lo único que han hecho es ignorarme ¿Por qué te intereso a ti?

Se cruzó de brazos mientras ladeaba la cabeza, esta vez mostraba una expresión más amigable.

─Eres bastante curioso…

Le sorprendió en cantidad el hecho de que haya chocado su espalda con algo sólido, cuando se suponía que detrás de el quedaba toda una zona larga para correr. Pero, ¿Qué fue lo que impacto tras del?
Giro levemente su cabeza para averiguarlo y era una especie de muro de color oscuro ¿Cuándo apareció eso ahí? Sin duda ella fue la que produjo tal cosa.

Era diferente a lo que pensaba, ella no se había tragado para nada lo de que él era un Dios, cosa cierta. ¿Qué debía hacer? ella no se había ganado de ninguna manera el tener que reaccionar de manera hostil por lo que lo único que le quedaba era seguir como estaba, o eso suponía.

— ¿Qué quieres que te diga? ¿Acaso un Dios no puede temerle a una mujer? —

Fue lo que dijo de manera un tanto indignado así mostrando momentáneamente una expresión de la misma manera.
Aunque al parecer ella se dio cuenta de que ese motivo de que fuera el hacia ella solo por ayuda era demasiado estúpido, no podía ocultar el verdadero propósito de ofrecer su ayuda.

— Esta bien. Simplemente quise avisarte sobre mis servicios, para conseguir dinero ~ —

Menciono esto último sacando desde su chaqueta una botella de saque repleta de monedas de 5 Yenes, del cual empezó a acariciar como si de un objeto con vida fuera. Aunque sonrió con orgullo mostrando tal botella.
¿De dónde saco y como guarda esa botella? Era uno de los misterios que nadie sabía.

Las palabras del chico aun no la convencían y menos a su familiar, que estaba listo para devorarlo, entonces la chica simplemente saco su báculo, lo cual trajo gracias a la magia, sus ojos y su báculo brillaron de un intenso verde para así congelar el tiempo, así tendría la oportunidad de hablar con su familiar sin que el extraño se entere.  

─Bien… este chico actúa muy raro… ¿vender sus servicios por dinero? Parece algo ilegal…

De su propia sombra empezaba a surgir una forma humanoide, que poco a poco formaba a un joven hombre de gran altura, cabello azabache y ojos rojos. Aquel ser miraba con sospecha al joven “dios”

─Sin duda hace algo ilegal, ¿Qué clase de persona guarda dinero en una botella? Deberías quitársela e interrogarlo.

─Pues… no suena nada mal, puedo quitarle las monedas y rellenarlo con arena.

El azabache asiente y aparta la botella de las manos del muchacho.

─Deja pobre a este “pobre” diablo.

La pelirrosa sujeta la botella, abre su bolso y fue guardando cada moneda en un compartimiento de la misma, una vez que terminaba de caer el ultimo yen, esta coloco la botella en la arena y rellenarla.
Cuando estaba completamente llena, se lo da a su familiar para colocarlo nuevamente en las manos del extraño.

─Seguro que se pondrá eufórico al tener su nueva botella.

El familiar reía con cierta maldad, más la chica simplemente lo calló.

─Silencio… regresa a mi sombra y prepárate para lo peor.

dejó escapar un suspiro mientras que su familiar obedecía las ordenes de su ama.
una vez que todo estaba en orden, movió su báculo para hacer que el tiempo fluya y a su vez descongelar al chico de su estado de pausa.

─Así que… ¿haces servicios de cualquier tipo por dinero?

Ladea la cabeza con cierta duda, más bien fingía con tal de ver la reacción del contrario.

Yato podría ser un completo estúpido e idiota, pero eso no quitaba que en realidad estaba sintiendo y sabía que esa chica no era normal. No era de tener mucha confianza, pues esta primera vez que la ve ya le daba mal presentimiento. ¿Qué podría hacer? evitarla o salir de ahí cuanto antes, o tener que meterse más en problemas y saber más sobre ella y que proponía.
Luego de que llego a suceder tal suceso que por consecuencia no se percató en lo absoluto, guardo su botella de ahorros sin revisarla donde estaba, pues esta vez cambiaron un poco las cosas. No se percató de que sus ahorros no estaban, pero si sabía que hace casi unos segundos llego a ver un parpadeo verde.  
¿Dónde lo vio? No lo sabía ya que fue tan rápido que no pudo percatarse ni describirlo, pero si sabia algo, ella lo provoco.

— Si, hago servicios de lo que sea por dinero. —

Esta respuesta fue acompañada de una mirada medianamente seria, estaba analizando visualmente a ella y a todo su alrededor. En primera quería ver si tenía algo raro en su vestimenta y en segunda, esa sensación de tercera persona que rondaba cerca del.

— Dime. ¿Crees en los fantasmas? Porque realmente puedo sentir que detrás de ti ahí uno. —

Fue directo, sin rodeos ni nada. Pues básicamente no iba a dejar de lado tal cosa, a pesar de que mucha gente querría matarlo a él. Si eso era producto de ella, hacerle entender que el sabía sobre eso era su objetivo, además de por lo menos darle de conocimiento que el no es un simple joven como estaria pensando.

─Uuummm

Colocó una mano bajo su mentón para pensar, ¿realmente sería adecuado revelar lo que ella es? La situación se ponía seria y si esto continuaba así terminaría en una posible batalla, no quería eso, no quería pelear solo por las apariencias sospechosas.
Decidió responder la pregunta.

─Lo sé, sé que hay un ser atrás mío, también a 10 metros de aquí, y atrás tuyo.

Comento de forma sincera, no mentía en absoluto, más bien no podía mentir en nada.

─Puedo ser medio ciega, pero puedo detectar la energía de los seres en otros planos, ya sean fantasmas, espectros, sombras… Después de todo, soy una Sacerdotisa.

Después de mencionarlo se inclinó levemente para luego presentarse como es debido.

─Mi nombre es Ayana Shade, Sacerdotisa en el templo de Chronos.

Había revelado su identidad, aunque poco le importaba si hiciera algo en contra suya, podía simplemente robarle sus memorias en caso de que él la atacara.
Regreso a su posición original para luego hacer una petición.

─Dado que no soy la sacerdotisa principal del dios Chronos, mi propósito ha sido revocado. Necesito servirle a un dios… uno de verdad.

Parecía que esta vez el dio en el “Clavo”, pues su expresión pensativa la delataba.
Tenía dos posibles opciones: Ella lo atacase, el la atacase, no pasara ninguna de ambas.
Prefería esperar, ver cuál sería su respuesta o siguiente acción ya que no quería pelear, no si no fuera necesario.

Ante sus palabras, miro de reojo hacia atrás asegurándose de que sea cierto. Aunque no haya visto nada, si podría sentir claramente que en esa dirección había algo no pudiéndose ver a simple vista, estaba en aprietos.

— Entiendo. —

Fue la respuesta que tuvo ante tales palabras, las cuales estaba pensando detenidamente que haría. Todo hasta escuchar lo que ella era, pues fue lo que más lo relajo. Yato es un Dios de la guerra, de la calamidad exactamente. Y cualquier arma de algún otro Dios o “Subdito” no sería comparación a el, o eso creía.
Su nombre y el templo al que servía no le resulto para nada familiar, pues no conocía a muchos dioses, pero le extraño que ella este abajo en vez de arriba.

— Entonces Ayana. Yo soy Yato, Dios de la guerra, de la calamidad. No tengo sacerdotisa en realidad, pero tampoco es que me interesara tener uno exactamente. Si eso fuera lo que me pedirías. —

Menciono sin vacilar y con cierto tono indiferente, no le interesaba realmente tales lujos pues estar con su Shiki (Yukine) le es suficiente, pues aunque no sea un sacerdote, cumple como uno.
Se dio la vuelta para así empezar una nueva trayectoria para alejarse de ella, era ciertamente de poco interés relacionarse con gente de su misma “Comunidad” por así decirlo, apenas puede estar con Bishamon, Tenjin, Ebisu y Kofuku.

De lo que si era cierto, estaba al pendiente de por si a ella se le ocurría querer hacer algo, pues después de todo no parecía nada confiable.

Cuando se enteró aquel joven era el dios de la calamidad le pareció ciertamente extraño.
Ladeaba la cabeza tras observarlo mejor, no aparentaba ser ese tipo de dios.
Tras escuchar el desinterés del contrario ella simplemente suspiró, no era de alivio, si no de decepción.

─Vale, es una pena, con una sacerdotisa de mi categoría tendrías muchos seguidores.

Comento para luego voltear a la izquierda y empezar a caminar al lado del mar.

─Soy bastante llamativa para los humanos… además de que cocino muy bien y puedo crear festivales para llamar la atención de la gente.


Continuaba su camino a pasos lentos para luego voltear levemente y decirle unas ultimas palabras.

─No vengas a mi cuando algo te falte, iré a buscar un dios a quien servirle.

Le enseño una amable sonrisa, una que no le había mostrado antes, su sombra se movía de diferente forma, no correspondía a los movimientos de la chica, sin embargo, ella actuaba de forma natural y sigue su camino.

─Me pregunto que debería hacer para tener un dios digno… Mmmm…

Tenía que ser sincero, le intereso de cierta manera eso de “Sacerdotisa de su categoría”, podría estar bien teniendo una si tuvieras las ganas. El problema es que sentía que sería otro cargo más pesado de lo normal, era un problema mantenerse estable con Yukine, su regalía bendita o bien “Shiki”. Y no desearía pasar eso con ella otra vez, no creía aguantar.

De aceptar que fuera su Sacerdotisa tendría que ponerle un nombre el mismo, con el cual el solo la llamaría así. Aunque de igual manera podría ella ser una arma para el, pero ¿Cómo querría ella eso? Considerando que tendría que quitarle el nombre y ponerle uno para que únicamente Yato lo mencione, seria incómodo para ella por lo que dudaba que estaría correctamente lista para eso, fue comprensivo en no aceptar esa oferta, pero fácilmente podría aceptar esa propuesta.

“Llamativa para los humanos” Era la frase que le resonaba en la cabeza, para él era “Trabajos + trabajos + trabajos = Dinero.” Cada paso que daba alejándose de ella era pensando eso, le estaba completamente volviendo loco.

Aunque esa última frase de ella fue lo que hizo detenerle en seco. De los dioses que conoce, la única persona que tiene un solo sacerdote o bien Shiki seria Kofuku, y solo porque su mismo Shinki no quiere que ella tenga más. ¿Se debería quedar el atrás? Yukine es suficiente, pero joder ¿Cómo salir de esa tentación?

Se detuvo en seco, así no evitando suspirar pesadamente para así mirarla de reojo.

— ¿Qué te asegura que iré contigo cuando algo me falte? —

Fue lo que pregunto con curiosidad así esperando su respuesta, considerablemente podría definir esa última respuesta de ella en el convencerse en irse y dejar ese tema. O, aceptarla.

Tras escuchar las palabras del contrario esta se quedo en silencio por unos momentos para luego responder.

─Bueno, eso deberías pensarlo tu mismo. De momento iré a buscar un dios, no es que necesite ser una sacerdotisa permanente, solo prestar mis servicios a lo que pase el tiempo y tener conocimientos...

Toma su collar y lo abre con cierto cuidado, era un reloj que indicaba la hora, eran las 8:25 pm, no quería perder mas tiempo e invoco a su familiar tras poner su mano derecha a su costado.
De su sombra había aparecido un Lobo oscuro como la noche cuyos ojos rojos resaltaban, sin duda era ese tercer ser que seguramente aquel chico había detectado pero no localizado.
La pelirrosa lo acaricia con cariño mientras se prepara para subir a su lomo, una vez que estaba arriba mira de reojo al supuesto dios.

─Debo irme, al menos que tengas algo que decirme.

hizo girar a su familiar en dirección al pelimorado, solo para mirarlo detenidamente y ver su reacción.

El viento soplaba delicadamente, agitando la larga cabellera de la chica, los últimos rayos del sol creo una vestimenta distinta a la chica, teniendo un vestido blanco con detalles dorados y varios accesorios refiriéndose al tiempo (relojes de cuerda y arena), una capucha dorada que le daba cierto misticismo a la joven pelirrosada.
Ella simplemente sonreía ante el joven frente suyo.

Había escuchado las palabras de aquel chico, aunque sabía perfectamente que había rechazado su oferta, no quería dejarse vencer.
Sonríe pícaramente mientras montaba su lobo, jalando levemente su pelaje para irse en dirección hacia la ciudad que estaba en la cercanía.
había varias personas caminando y mirando las vitrinas de las tiendas, ella se adentró entre la multitud, saltando sobre la gente montando a aquel can, claramente esto llamo la atención de la gente, la apariencia fantástica de la chica y la fiereza de su compañero era algo imposible de ignorar.

─ ¡Damas y Caballeros! ¡Mi nombre es Dalia Hanami y soy una sacerdotisa!

Se pone de pie en el lomo del lobo para luego saltan frente a este y caer de puntillas como una bailarina, fijó su mirada a la gente que por la vestimenta que ella tenía y el hecho de gritar a la multitud hacia que las personas se amontonaran a ver qué pasaba.

─ ¡Hoy vengo a presentarles a un Dios peculiar…! ¡Uno que fue capaz de caminar entre los hombres sin ser visto! ¡Uno que escuchaba los deseos y pecados de la gente! Pero no para castigarlos…Claro que no… ¡Es para dar sus servicios! ¡Miren al misterioso y adorado Dios viajero Yato!

De su mano hace aparecer una moneda de 5 Yenes para luego hacerla girar en el aire.

─¡Dios a domicilio, yo te invoco! ¡Ese es mi petición!