Buscando un nuevo propósito. [Yato]

Era de esperar, su teoría respecto a que la gente no podían verlo era similar a su situación cuando era apenas una niña.
Ella en un primer momento también fue invisible y no podía ser vista más que sus padres, hasta que un día conoció a una persona que la saco de ese estado de invisibilidad, ser reconocida y claramente recordada por alguien la hacía “existir”  

Así que intentaba llamar la atención de la gente para ver los ojos de los mismos y dar uso de uno de sus poderes ocultos: Control de memoria.

Ella sería capaz de hacer casi cualquier cosa con los recuerdos de la gente si lo mira fijamente, teniendo la capacidad de remplazar memorias, destruirlas, olvidar los recuerdos y hacerlos recordad, pero su mejor trabajo es claramente el crear memorias falsas dando uso de sus propios recuerdos, hacer el acto podría ser peligroso para ella misma, pero si eso ayudaba al dios, seria parte de su propósito.

Los ojos de la pelirrosada se volvieron verdes al usar sus habilidades para luego crear esferas luminosas alrededor de ella, dichas esferas reflejaban el recuerdo del chico, apariencia, voz y personalidad. No sería mucho, pero esperaba que llegara a funcionar, las esferas rápidamente se adentraron a la frente de las personas, haciendo que los ojos ajenos brillaran de un color verde, claramente esto causaría diferentes efectos en cada persona como mareos, dolores de cabeza y un fuerte sentimiento de confusión.

─Si quieres ser un gran dios… debes hacer que te miren… que te recuerden… si no logras alcanzar su mirada, nunca te recordaran… sé muy bien cómo se siente ser invisible…

Sonríe cálidamente hacia el pelimorado para luego empezar a toser algo de sangre, efecto secundario de su propio poder.

─S-Solo espero resulte…

No le importaba exactamente que nadie lo viera, ya que, a fin de cuentas, no era tan necesario. Si, su loca idea y sueño de ser un Dios conocido al cual todo el mundo acuda hacia él seguía vigente, pero no.
Técnicamente había decidido seguir viviendo a su manera, durmiendo donde sea donde normalmente seria en la casa de Kofuku con su preciado regalo bendito, pues básicamente lo decidido ya que ese sueño no era del todo alcanzable para él.

Pudo visualizar tales cosas que, hacia ella, que fueron capaz de atraer severamente su atención. Esas esferas fueron lo que más atención llegaron a obtener de Yato, sobre todo al ver en ellas sucesos pasados de él.

Como si un corrientazo corriera por su piel, y un cuchillo entrando en su pecho, fue lo que sintió antes de retroceder dos pasos reaccionando ante tal suceso. Esas esferas contenían sus recuerdos, todo bien, pero ¿Todos?
Yato es un Dios de la calamidad, o lo fue. ¿Qué quiere decir esto? Que ha matado gente desde que era niño. Ha exterminado casi todo un clan de una Diosa, y todo lo que él sabe hasta ahora sería expuesto hacia ellos. Conocidos, cualquier cosa pasada, Hiyori.

— No me digas… Déjame entender algo. Esas esferas ¿Qué clase de cosas contienen?

Hizo esta pregunta mirando a cada persona con extremo interés y curiosidad, pero de manera impaciente y desesperada.
Quería asegurarse de que lo estaba creyendo, no era así.

— Esto no me gusta… Si pasa lo que creo que es, tendré que buscar a Yukine.

Había pensado estas palabras con increíbles nervios que recorrían su cuerpo varias veces estuvo a punto de llamar a su Shinki, romper los lazos con Yato era lo que más podrían hacer. ¿Pero lo lograran a tiempo? Lo dudaba.

Ante la voz de preocupación del peli morado, esta coloca su mano en el hombro ajeno.

─Tu tranquilo, no son tus recuerdos, si no los míos. Ellos verán los recuerdos que tengo de ti, en pocas palabras tu apariencia, así podrán verte, o eso espero…

Las personas parecían confundidas pero al poner la suficiente atención lograron identificar al peli morado.

─ ¿Qué? ¿Quién es ese tipo?

Comentó un hombre mientras apuntaba a Yato con su dedo índice.

La pelirrosa hace una leve reverencia ante Yato para luego presentarlo.

─Él es el dios viajero Yato, podrá cumplir cualquier petición por solo 5 yenes.

Las personas no aprecian saber cómo reaccionar ante lo ocurrido, lo cual era normal, imponerle un recuerdo a alguien daría conflictos de confusión en su mente, pero poco a poco terminan aceptando los datos y tomándolos como suyos, en pocas palabras, las personas tendrán recuerdos propios de Yato y posiblemente le hagan una petición, reconociéndolo como un dios viajero.

─Espero esto te ayude… mi deber como sacerdotisa es hacer que la gente reconozca al dios a que vaya a servir, sin importar los métodos que use… así que en pocas palabras puedo hacer lo que me plazca siempre y cuando cumpla mi cometido jeje…

Se rasca la mejilla mientras mira al suelo, sabía que ahora es tiempo de regresarle las monedas, pero ahora la duda era como devolverlas.

La pelirrosa se inclina ante la gente para despedirse de estos y recomendar guardar las tarjetas, argumentando que no se arrepentirán de llamar al número correspondiente.
La gente ante las palabras de la chica parecían estar de acuerdo y toman cada uno una tarjeta.

─ ¡Gracias por su atención!

Dijo sonriente para después despedirse de la multitud y seguir de cerca al pelimorado.

Parecía que estaba yéndose hacia un callejón y empezaba a seguirlo, después de todo dijo que se fueran, ¿no?
Ella no tenía mucha experiencia en estar con un dios diferente a su predeterminado, pero si eso la ayudaría en su formación, tomaría el riesgo.
Finalmente estaban ambos en el callejón, la distancia de unos cuantos metros los separaba, pero la chica simplemente continuaba caminando, ignorante de las dudas de aquel joven.

─Oh…que lugar más oscuro has elegido… es agradable.

Comentó con una leve sonrisa mientras fue acortando más la distancia, solo para estar a la par del contrario.

─ Tengo curiosidad de quien es “Nora”, puede que tenga la capacidad de ver los recuerdos ajenos, pero en los dioses es más complicado dado al nivel.

quizás no comprendió bien la situación, por lo que se rasca la mejilla mientras miraba a su alrededor, ¿quizás sea un ser que se esconde en la sombras? ¿o era el nombre que le quería dar? ¿acaso será aceptada como sacerdotisa de aquel joven? Los nervios empezaban a invadirla y temblaba levemente.

Quería asustarle de cierta manera para saber lo mucho que estaría dispuesta como para estar con el siendo su sacerdotisa, pero más que asustarla quería dejarle en claro ciertas cosas.
Esta vez Yato no estaba ni sonriente ni siquiera alegre, más bien la seriedad era lo que más destacaba de su actitud actual.
Todo esto hasta detenerse y romper el silencio sin antes liberar un pequeño suspiro para relajarse y decir las siguientes palabras.

— Te explicare algo. Nosotros, los Dioses no aceptamos ninguna persona como sacerdote así por así, ni mucho menos cuando ya ha tenido nombre.
Veras, aceptarte como sacerdotisa sería igual a tener que darte un nombre nuevo donde solo yo te mencionare por ese, y sería una ofensa para quien te puso “Ayana”

Menciono esto último así dándose la vuelta para mirar su aproximada reacción ¿Ser sacerdotisa de otro Dios? No es nada fácil como se ve o se hablaría, eso lo sabe. E incluso podría el mismo buscarse problemas con el Dios anterior de ella, quien preferiría no tener ningún percance negativo.

— “Nora” es a quien llaman al ser que es sacerdote o Shinki de más de un Dios, quien tiene más de un nombre, más de un dueño.

Esto era lo último que más le preocupaba o que incluso hacia querer negarse a aceptar tal petición, era lo que mas le alarmaba y preocupaba.



~ User: No se si has visto Noragami o por lo menos sabes algo de este anime/manga, pero creo que siento la necesidad de explicarte esto. Xd
Los sacerdotes de cada Dios en su mayoría son encontrados cuando son una Alma en pena vagando por el mundo, la cual el Dios lo “Adopta” así poniéndole un nombre por el cual este únicamente lo llamará por ese nombre y esta responderá.
Cada sacerdote le brinda al Dios un poder o una Arma, claro con eso me refiero que tal sacerdote tiene la capacidad de servirle a su Dios para cosas donde la lucha sea prioritario.
No es que ninguno pase tooooodo el tiempo siendo un arma, ya que lo más común en esto es que sigan estando en su forma física, como se encuentra Ayana en este momento.

El asunto recae en que para aceptar un Dios a alguien como sacerdote le agrega un nombre de arma tanto como de estado Físico. Sin embargo, si un Dios agrega un nombre a un sacerdote que ya lo tiene se convierte en un Nora.

La pelirrosada escucho lo que aquel chico necesitaba decirle, medito por un momento mientras lo pensaba con claridad, era claro que era demasiado novata para entender bien el ser la sacerdotisa de varios dioses. Después de todo, solo servía a uno y eso que no era precisamente la principal.

─Ya veo… pero mi nombre “Ayana” es mi nombre de nacida. Utilice un nombre diferente al comunicarme con la gente, después de todo era una forma de evitarte conflictos con alguien que conozca a Chronos… Utilice el nombre de Dalia Hanami.

Si, se había puesto un nombre diferente por si acaso, Ayana Shade  es su nombre de nacimiento, dado por su madre y por nadie más.
Ella necesitaba aclarar también sus intenciones para evitar confusión.  

─Así que… no tengo nombre que un dios me allá puesto, solo el nombre que mencione antes… aunque cosa extraña, a pesar de mentir sobre mi verdadero nombre, no me han salido flores…

De su sombra empieza a salir aquel familiar de la chica en forma de un hombre de cabellos oscuros y ojos rojos.

─Eso es fácil Ayana, no mentiste en nada en el nombre que has dicho dado que tiene relación con el original, Hanami significa bella flor.

─Oh claro… a veces  me sorprendo un poco cuando evito mentir y digo cosas así…

─Aun debes aprender a controlar ese estado tuyo.

Este mira al joven dios para luego aclararle.

─En las tierras de donde proviene Ayana, los sacerdotes eran escasos en comparación a los dioses, claro, estos necesitaban tener un sacerdote que les ayude a atender sus templos, así que se les dio la capacidad a estos de autonombrarse para servir a cada dios, hay ciertos límites y condiciones a eso, como mi ama es novata y no sirve como tal a Chronos, serias el primer dios a quien ella llegue a servir como tal.

─Oh… ¿Así que no soy sacerdotisa de Chronos?

─Lo eres por ser hija de una sacerdotisa y como tu madre sigue viva, aun no se te dará el cargo de atender el templo, puedes servir a otro dios mientras tanto.

─Oh ya veo…

─Además, tanto tu como este chico son bastante novatos en sus deberes, sería bueno para ambos aprender a mejorarse.

─Ummm… G-Gracias por decirlo Colt… entonces… ¿no hay problema?

─A mi punto de vista no hay conflicto, solo es cuestión de ambos decidir qué hacer.

La pelirrosada parecía algo sorprendida mientras ladea la cabeza, en verdad era demasiado novata para entender estas cosas.

¿Dar su vida por él? ¿Servirle a él? Era las preguntas que había dicho aquel dios a la pelirrosada mientras esta meditaba cuidadosamente sus palabras.
¿Era correcto entregar su lealtad a este dios? Era un riesgo que podía tomar, después de todo, ante la necesidad de servir y ser de utilidad le ganaba.

Antes de poder responder a las preguntas, un chico rubio había aparecido en una estela de luz celeste, supuso que había sido invocado por el mismo dios.
Ayana solo lo observó detenidamente la apariencia del muchacho, parecía joven pero solo físicamente, podría detectar que quizás tenía más tiempo de lo que aparentaba.
Quería ver sus ojos y saber datos de aquel chico, pero temía ver algo que no debía, así que evito a toda costa tener contacto visual.

─Hola, es un placer conocerle, tengo entendido que te llamas Yukine…

Sonríe levemente ante el rubio mientras miraba al pelimorado con cierta curiosidad.

─ ¿Este chico es un ejemplo de lo que voy a ser si acepto protegerte y servirte?

La pregunta de la pelirrosa era simplemente para asegurarse de las cosas que podrían pasarle a futuro.
Mientras tanto el azabache mira atentamente al extraño chico rubio con cierto recelo.

La pelirrosa pudo apreciar la mirada de aquel extraño chico de cabellos dorados, parecía tener la intención de atacarle, cosa que provoco que su familiar se pusiera en guardia, sin embargo, ella elevo su mano con suavidad, indicando al lobo no hacer un ataque defensivo.
Escuchaba atentamente a lo que ocurría mientras miraba aquel rubio ser transformado en un arma.
¿así terminaría ella? ¿siendo usada como un objeto a fin de cuentas? No parecía ser diferente ante los seres que alguna vez intentaron secuestrarla y usarla como un arma.

Ladeaba su cabeza con una expresión de total calma, meditaba ante todo lo que veía en frente, ante lo que escuchaba y quizás hasta las posibilidades que tendría junto con las consecuencias.
Estaba claro que había algo oculto, una razón para que aquel chico actuara de manera atenta.

─Ummm ya veo…

Cerro los ojos mientras su sonrisa decoraba su rostro, empezó a acercarse al dios con las manos a los lados y de forma lenta.

─Sé que hay algo oscuro detrás de todo eso, el comportamiento de aquel chico y tus palabras han dejado mucho en que pensar…pero…

Se detiene justo frente a él, para ir acariciando la mejilla ajena de forma cariñosa y protectora.

─Si me usas para proteger a otros y salvar las vidas de estos seres, gustosa te serviré…pero, si llego a ser usada para destruir… tendré que borrar tus memorias.

Tras esto, se fue apartando lentamente de él.

─Acepto serte leal mientras mis poderes, mis servicios y mi alma, se usen de forma correcta, sin egoísmo, sin mentiras, sin muerte. Te protegeré, serviré y cuidare en cuerpo y alma.

Eran las condiciones de la sacerdotisa, si se respetaban, ella aceptaría prestar todo su ser para proteger tanto a su dios como a la gente que le rodeaba, después de todo, era su deber, su propósito.

─ ¿Aceptas mis condiciones? Entenderé si no me aceptas.

Se inclina levemente en señal de respeto y aceptación, en ese estado era indefensa, aquel joven tenía un arma en mano y estaba lo suficientemente cerca de ella para lastimarla, así era su confianza hacia aquel dios.

Sostenía firmemente a Yukine mientras observaba con atención el rostro de su contraria Ayana, podía sentir la presión en el pecho y el ardor en su cuello que le ocasionaba Yukine al tener pensamientos negativos hacia la peli-rosa, producto de su desconfianza y la imprevista decisión de Yato en decidir si sería su compañera o no.
Fuera de esta actitud comprensible, se encontraba Yato con pequeña intriga ante las primeras palabras de ella, que hicieron que se impacientara y acomodara ambas espadas en su propio hombro para mencionar algo, cosa que fue interrumpida por las siguientes palabras de ella.

No le gusto ese conjunto de palabras, como si el tuviera malas intenciones en aceptarla o eso era lo que creía. Pero ese gesto que decidió realizar en la mejilla del peli-morado acompañada de tales palabras, calmo tales cosas.
Esa sensación de emoción y pequeña felicidad reinaba en su cuerpo al escuchar tales palabras de aceptación, lo justo que quería escuchar.
Esas condiciones no eran nada malas, cosas que el mismo no solo por obligación, sino porque su Regalía bendita lo haría cumplirlas si o si, sería lo mejor.  

Esa reverencia fue la gota que rebalso su emoción, así no pudiendo evitar sonreir con felicidad y desviando la mirada, era hermoso. ¿Una reverencia y tales palabras de ese nivel aceptando ella ser el Shinki del? Que más podría desear, se sentía como un dios.

— ¡Muy bien, Yukine!

Dijo con emoción y cierta alegría, tratando de disimularla con algo de seriedad ya que de por si la situación es seria.
Su preciada Regalia fue invocada así tales espadas anteriores unidas con una luz celeste a un lado de él, se mostró la figura del jovencito con cierta expresión “Indignada” cruzado de brazos dándole la espalda a ambos.

— D-date prisa y hazlo.

Yato sabía bien la razón de esta actitud, pues no solo Yato fue convencido, el también.

— Tu que no tienes hogar al cual quedarte, te concedo mi Bendición. Mi nombre es Yato, yo te concederé un nombre y una meta, yo te concedo el honor de ser mi siervo. Que mi divinidad sea la luz que guie tu camino, a partir de ahora serás mi Shinki.

Menciono esto en tono medianamente bajo mientras su dedo índice diestro brillaba con una luz celeste, iba trazándolo en el aire así apareciendo ciertas líneas que iba dibujando un Kanji con su nombre en gran tamaño la cual incluso todos podrían verlo.

— ¡Tu nombre será Hana y como Shinki Nami! Desde ahora en adelante acompañado de mi fiel regalía bendita y tu compañero Yukine, serás mi Shinki.

Esto primero, lo finalizo así tal dibujo en el aire de su nombre apareció en su cuello. Era pequeño, y la tinta que parecía haber sido puesto en ella era roja, pero era algo “Permanente” eso no se quitaba tan fácil.
Yukine por su parte, se encontraba observando cada detalle que lo que había ocurrido, como por igual observando con atención a Ayana, de reojo.

Yato, finalizo tales palabras con cierta sonrisa en su rostro señalando su marca en el cuello siendo su nombre.

Había sido aceptada por aquel dios a domicilio, consiguiendo en su cuello aquella marca de su “nombre”.

Al parecer desde ese punto él la llamaría Hanami, Hana o Nami, todo dependiendo de la situación.
No pudo evitar dar el abrazo a su dios debido a la felicidad que sentía de por fin ser útil como sacerdotisa y realizar sus labores de forma correcta, estaba al borde de las lágrimas.

─¡¡Muchas gracias Sr. Yato!!

Dijo con entusiasmo mientras miraba al joven rubio, quien cruzado de brazos la miraba de reojo, esta sonríe pícaramente para soltarse de su dios e ir a abrazarlo por la espalda de la misma forma cariñosa.

─¡Tú también joven Yukine! ¡Espero ser una buena compañera!

Dijo mientras posaba su mejilla en el hombro ajeno, en verdad se mostraba muy cariñosa, faceta que no mostró tan a la ligera con Yato.
Inclusive parecía demasiado adorable a comparación a lo “aterradora” que solía mostrarse ante el dios a domicilio, quien incluso se asustaba de verla en ese modo.

Una vez que daba su cariño al rubio, esta mira a su familiar, quien miraba ciertamente celoso por la situación, esta ríe y se suelta del cenizo para abrazar a su familiar y darle el mismo trato.

─No seas celoso~

─No lo soy….

─Los voy a querer a todos por igual

─Tu “amas” todo lo existente.

─Celosoooo

Este le da un zape a la pelirrosa con tal de corregirla.

─ ¡Auch! ¡Oye! ¡Así tratas a tu ama!

─Solo así aprendes.

Aquella chica se quejaba haciendo un puchero y cruzando de brazos, era en verdad adorable verla, solo era cuestión de ver al azabache, quien reía de solo verla.

Finalmente, ese día estaba terminando, aquella chica había conseguido lo que necesitaba: un dios al cual servir.
¿Podrá ella hacer que su dios sea reconocido? ¿Existirán peligros de ahora en adelante? ¿Regresara Ayana las monedas que robo?

─¡Yo no robe nada!

Esto y mucho más en el siguiente episodio (?)