Estás en el lugar equivocado a la hora equivocada (Judai)

Miércoles, 31 de Octubre de 2018

En plena noche de Halloween, las calles de todos los rincones de la ciudad estaban llena de niños disfrazados siguiendo la tradición de visitar todas las casas posibles en busca de dulces. Había un niño en especial, de 6 años, que por primera vez había ganado el permiso de sus padres para ir junto con su hermano mayor, de 12, a obtener caramelos, y su fascinación con esa fecha tornaba eso el día más feliz de su vida.
Ambos habían escuchado una infinidad de ''no hagan esto, no hagan aquello'' de su madre antes de salir; esta que temía perderlos, como cualquier madre, pero la animación que se sentía en todo el distrito daba la falsa sensación de que nada malo podía ocurrir.
No hasta que ocurriera.
Casi una hora después de haber tocado en más de 30 casas, las calles ya estaban cada vez más desiertas, era la hora típica que los padres exigían que sus hijos regresaran, incluso esos dos, que acabaran yendo lejos a punto de llegar a una de las casas abandonadas más temibles de la ciudad.

—Mira, mira ¿Y si entramos?
—No, és peligroso, puede haber un fantasma allá.
—¿No decías que fantasmas no existen y que yo era un idiota por creer en esas cosas? ¿O ahora te vas a mear en los calzoncillos?
—...

Ambos hermanos discutieron por un rato, pero para el menor, la idea de entrar al lugar más peligroso del mundo (según la mente ingenua de los niños) era un reto que lo haría sentirse el más valiente de todos, y al día siguiente contaría esa historia a la escuela y vecindad entera.

—Entonces quedate aqui, miedoso. Voy a entrar.

El niño menor tomara una falsa valentía para entrar a aquel lugar. Aunque estuviera decidido, sus pasos eran vacilantes, la casa se veía mayor a cada poco que se acercaba, y la oscuridad del interior parecía tragarlo de manera irremediable. Mientras eso, el otro cometía el peor error de su vida: el de dejarlo seguir en frente con aquella locura.
Se había ilusionado por la propia suerte que siempre tuvieran, y eso lo llevó a cometer el otro peor error de su vida: alejarse de los portones de la casa, con intención de que si su hermano pensara que él se había ido, regresaría corriendo.
La entrada carente de puerta de la casa se veía intimidadora y completamente negra de penumbra ante los ojos del niño. Por un momento miró hacia el suelo, habiendo encontrando los tres escalones que conducían hacia la puerta, bastante ocultados por el pasto. Como si pudiera ser todo tan armónico y subnormalmente acertado, fueron suficientes menos de 3 segundos de desatención hacia la entrada para cuando vuelve su vista hacia adelante, lo que encuentra és un individuo de trajes negros, de ojos rojos y piel pálida agachado justo delante suyo, como si todo el tiempo hubiera estado ahí.

—Ah....Emmm...¿Dulces o trav...

Sin siquiera poder terminar de hablar, el niño fue violentamente tomado del cuello por el vampiro, que le clavó sus colmillos en seguida, comenzando a tragar su sangre como un animal sediento. La pequeña bolsa de dulces que el joven llevaba calló al suelo, la había soltado para tratar de libertarse de la mano de aquel chupasangre, pero sin éxito.
Los gritos de dolor se escuchaban desde afuera. Como de costumbre, aquel vampiro no restringía su sed, y la cantidad de sangre que drenaba sería fatal para su víctima.
Del otro lado, una corriente fría recorrió toda la espina del niño mayor al oír el grito. Regresó corriendo, llegando a avanzar unos cuantos metros hacia adentro de los portones, pero deteniéndose a 2,5 m de distancia de la puerta, espantado. Jamás imaginara perder a su hermano en tales horribles circunstancias, quiso simular que no estaba pasando tal cosa, que era un teatro hiperrealista, pero fue necesario ver la sangre escurriendo y oír los gritos desgarradores del infante cada vez más secos y sofocados para entender que aquello no era alguien fantaseado de vampiro, era uno de verdad, y estaba matando a su hermano.
La indecisión entre tratar de salvarlo o salir corriendo paralizó al niño mayor, siquiera pudo mover sus piernas delante de aquella escena. Acabó dejando caer también la bolsa de caramelos y seguir siendo el patético espectador.
Su capacidad de reaccionar y moverse solamente regresó a su cuerpo cuando el vampiro dejó caer al suelo el cadáver y por fin fijó aquellos ojos rojos directamente a él, aparte, notaba la boca manchada con la sangre de su hermano, cosa que solo le despertaba más miedo y odio a la vez. El inmortal se puso de pie y comenzó a caminar hacia él, mientras el chico intentó dar la vuelta y correr, pero su miedo lo hizo tropezar y caer al suelo. Estaba también destinado a morir por la sed de Lacus

¿O acaso tendría alguien el valor de confrontarlo y salvar al niño?

Una cegadora ráfaga de luz materializada en una incandescente tajada salió disparada en dirección a la tan vivaz y a la vez tan fúnebre figura que se acercaba con hasta entonces imparable ritmo en dirección al infortunado chico que inútilmente trataba de luchar contra la falta de respuesta de sus músculos.

El ángel sostenía su espada sagrada en manos, haciendo acto de presencia al instante. Una pequeña criatura de un brillo cerúleo estaba sentada al hombro de este mientras miraba de forma despectiva al vampiro.

- ¡No permitiré que te acerques al chico! -

- ¿De dónde has sacado ese valor? Hace unos minutos estabas llorando hecho bolita en un rincón -

- ¡Lee! ¡P-por el amor de Dios, trato de sonar intimidante! -

- Claro, yo también me asustaría un montón si veo un chico de primer semestre con un croissant en la boca -

- . . . -

El castaño entonces se echó a la boca por completo el pan que tenía a medio comer y puso un rostro de extrema vergüenza, mirando al hemófago fijamente y sin saber qué decir ahora.

- Pe-perdón por eso, te juro que no me di cuenta… E-empecemos de nuevo, ¿vale? Yo soy el bueno y tú eres el malo, y no voy a dejar que te comas a nadie… -

- Eres un idiota, eso es lo que eres -

- A cualquiera le pasa, no tienes que ser tan cruel TwT -

El hada entonces soltó un suspiro con resignación y le dedicó una mirada llena de ira al que seguía ahí, sediento de sangre, acechando al infante que nada podía hacer por su propia condición y simplemente era espectador de los acontecimientos que se suscitaban a su alrededor.

- Personalmente me dan asco los parásitos que se alimentan de sangre. Si quieres al chico primero tendrás que pasar sobre nuestro cadáver -

Entonces encerró al niño en un campo de fuerza, como para asegurarse que no puedan causarle daño alguno.

A tan poco estaba de alcanzar su segunda víctima, cuando la oscuridad del ambiente fue intimidada por aquel ataque luminoso compuesto de una energía desconocida y ostentosamente peligrosa, que venía justo en sentido a él.


El susto fue inmediato, y de impulso, saltó dando trés vueltas en el aire hacia atrás y aterrizando de pie sobre el suelo, rente a la pared de la inhabitable residencia. Por muy poco había logrado salir ileso.
Sin embargo, la performance inicial del autor de aquel disparo, que aparentaba ser nada más que un adolescente aprendiz de hechicero, fue reducida al ridículo con el diálogo que se inició entre él y su aparente mascota sobrenatural.

—...

Los dos tenían la atención del vampiro y del niño mientras hablaban entre sí. El primero relamiera sus propios labios con tal de limpiarse de los resquicios de sangre que ahí quedaran, sin dejar de ver el drama improvisado que iban presentando, con una expresión seria y levemente confuso.
¿Qué clase de ''héroe'' era aquel que más parecía un chihuahua nervioso delante de un lobo y hasta ''perdón'' le pidiera por actuar así?
Lacus alzó una ceja trás oír aquellas palabras carentes de firmeza y valentía. Solo podía ser un juego. Notando la expresión de fúria con que lo encaraba el diminuto acompañante del castaño, continuó igual perante el reto que le pusieron en seguida, antes que aislaran al humano indefenso en una pared de fuerza.
Pestañeó dos veces. Por fin aquel par de payasos se callaba y le permitía hablar a él. Volvió a ver por un instante al humano que ahora estaba a salvo, y luego, volviendo a encarar al ángel y su hada.

—Hahah, ¡Joder! ¿Qué mierda dices?

Cuestiona, ya volviendo a sonreír, no solo porque costumbraba hacerlo, sino también por la situación.

—Te equivocas, niño torpe. Ya me sacié con la sangre de este crío humano.

Dicho eso, puso su pie encima de la cabeza del cadáver, moviéndolo levemente de adelante hacia atrás y haciendo que la cabeza del niño se moviera junto con este, provocando que el pequeño rostro fuera restregado contra el suelo.

—Con ese otro mocoso solo iba a jugar, y no debías haber venido a estorbarme. ¿Tú acaso quieres jugar conmigo también, proyecto de héroe?

Pregunta. Hasta ahora no lo tomara en serio, mismo habiendo visto su poder y sentido que era real. ¿Podía ser alguien del desaparecido ejército exterminador de vampiros, o de Legacy?
Independiente de eso, lo veía solamente como un rebelde cualquiera hasta el momento.

- ¿Uh? -

Por sorprendente que parezca, esta era la primera vez en la extremadamente larga vida del ángel que este escuchaba la palabra “joder”. Muy probablemente porque había vivido prácticamente toda su vida en medio oriente, salvo el poco tiempo que vivió en el cielo. No era de extrañarse entonces que no comprendiese tan curiosa exclamación, pero sabía que no era momento de ponerse a preguntar por algo así. No después de lo que vería en tan solo unos instantes.

Se trataba del cadáver sin vida de un muerto que había sido asesinado por un vampiro hemófago que chupaba sangre… Venga, solo quería ser popular…

Ya hablando en serio. El ángel dio unos pasos hacia atrás al ver aquel cuerpo inerte, y cambió su expresión por una que denotaba el terror que sentía. Al hada por su parte, poco le habría faltado para vomitar al ver el producto de tan horrible acto.

El castaño entonces dejó de lado las bromas y la actitud infantil. Puso en su rostro una imagen seria, iracunda, arrebatada. Estaba realmente molesto, a pesar de no conocer al chico de nada. Judai es alguien que realmente valora mucho la vida humana, y en su mente no cabía la idea de que hubiesen seres capaces de cometer tan abominables atrocidades en contra de los más débiles.

Aquel entonces señaló al vampiro con aquella espada ropera que tanta luz irradiaba, y con la misma actitud seria le habló diciendo estas palabras:

- ¿Proyecto de héroe? Si supieras con quién estás hablando ya estarías huyendo por tu vida. Pero no le daré la satisfacción de una presentación a una criatura tan inmunda, así que…  -

Y girando sobre sí mismo, generó un disco de luz a su alrededor, el cual se expandió varios metros a la redonda unos instantes antes de desaparecer, cortando cual cuchilla todo a su paso salvo el impenetrable campo de fuerza que el hada mantenía para la protección del chico que ahora yacía desmayado en el suelo.

- ¡Puedes empezar a pedirle a Dios por tu alma! -

La contestación de aquel joven no era algo inusual viniendo de lo que parecía un corriente estudiante de secundaria, mas sí el poder que estaba por venir de aquella arma con la que señalaba.
En ese momento, el globo de luz emergido por un simple movimiento del adversario se expandió hasta transformarse en aquella energía cortante, y el inmortal solo pudo darse cuenta de ello recibiendo tales cortes en todo el cuerpo, en su ropa, su rostro y cabello. Cerrara los ojos delante de esa situación.
Sintió dolor en cada línea que se abriera en su piel, comenzando a sangrar. Sus hilos capilares que fueran afectados no tardaron en crecer y reponer el mismo tamaño anterior de su pelo, pero las heridas causadas en la piel no se estaban cerrando, cosa que debería ocurrir naturalmente. Con eso notó que el poder de aquel invdivíduo no era común.
Volvió a verlo, sonriente mismo ante esa mala corriente.

—¿Qué? ¿Clamar a Dios por mi alma? Hahah, ¿Cual alma?

La verdad, era un ser sin alma desde que fuera invitado a la eterna y fría inmortalidad. Aunque estuviera herido, no se sentía debilitado, mayormente gracias a la gran cantidad de sangre que acabara de ingerir.

—¿Así que tienes poder superior? ¿Qué eres, un espectro?

Preguntó, aunque el contrario hubiera dicho claramente que no se presentaría para él. Estaba en desventaja por ni siquiera haber traído sus armas, aunque eso no lo volvía indefenso.

El ángel entonces pensó en cargar la habilidad final de su espada al instante para deshacerse de una buena vez del no muerto que frente a él se encontraba… Pero no lo hizo. Algo lo detuvo antes. Quizá fue su conciencia que no le permitía asesinar a nadie, por más desagradable que le parezca, quizá fue el par de palmadas que el hada dio al chico al notar que este actuaba con tanta rabia. No lo sé, quizá fueron ambas. El punto es que, si bien el ángel se mantuvo en guardia, no asesinó al vampiro en ese momento.

- Soy un siervo de Dios solamente, no se necesita más para deshacerse de algo como tú -

- Preséntate -

El castaño se mostró extrañado ante el repentino comentario de la peliazul, haciendo no otra cosa que ladear levemente la cabeza en gesto de extrañeza, dirigiendo la voz a su compañera.

- ¿Y eso como para qué? -

- El escritor debe llenar un mínimo de diez líneas. Mejor que el rol parezca forzado que vacío -

- ¿Podríamos no romper la cuarta pared? Nos haces quedar como un anime de comedia -

El chico inmediatamente se llevó una mano al rostro, indignado, y soltó un suspiro. Finalmente retomó la postura y volvió a dirigir la vista y la palabra hacia al hemógafo, tratando de retomar un poco de la dignidad que aún podía levantar del suelo.

- Mi nombre es Judai. Judai Kuriboh Alighieri. Soy el ángel del Dios viviente, y mi único propósito en la vida es un mundo de paz. Cosa imposible mientras seres como tú que se placen en asesinar a otros sigan existiendo. En circunstancias normales no mataría a nadie sin autorización de Dios, pero los vampiros son un caso especial. Así que haré lo siguiente: Si sobrevives lo tomaré como que Dios aún no quiere que mueras -

Y con esas palabras, el ángel lanzó tres cortes de luz en dirección al sujeto de cabellos púrpuras, que aún seguía herido por el ataque anterior. No era de extrañarse esto último, pues la energía divina que emanaba la espada era un tormento incluso para los más poderosos demonios que el ángel había encontrado a lo largo de sus más de cinco milenios de vida.

La feérica criatura, por el momento, procuraba no enfocar su energía en otra cosa que no fuera el proteger al humano que seguía inconsciente sobre el suelo, y que era la principal criatura vulnerable en todo el bosque.

Por segunda vez, acaba espectador de la conversación nonsense entre aquel autodeclarado ángel de Dios y la miniatura que lo acompañaba. Estuvo serio por lo que duró esa extraña interacción que lo excluía, sin embargo y esta vez, no hubo tiempo entre el final de sus palabras y el siguiente ataque de luz que fue lanzado hacia él. Solo le restó la alternativa de quitarse del camino-alvo de la ofensiva.

Con un solo salto, se elevó hasta más arriba del tejado de la abandonada mansión, dando una vuelta en el aire antes de aterrizar agachado en la punta del techo triangular, apoyando una mano en la superficie. Segundos después el lugar fue abalado en su final por haber recibido el rayo destinado al vampiro. El temblor causado por los ataques luminosos de Judai pudo ser sentido en toda la casa y por poco no derrumbó la estructura al suelo.
No quitó la vista de aquel joven. Sin dejar de observarlo, se puso de pie allí mismo.

—Heh, no lo tomes así. A tu Dios yo no le importo.

Comenta, replicando en primer plano sus últimas palabras, y no se limitó a eso.

—Francamente me sorprende. No eres lo que yo pensaba que Dios crearía como ángel. Eres patético, aunque me hayas logrado herir. Si tanto te importaran esas vidas insignificantes deberías haber salvado a los dos, pero llegaste tarde, niño. ¿Puedo decir que fallaste como ángel? ¡Hahah... ¡Agh!

Hizo una corta pausa, entrecerrando los ojos y cerrando fuerte sus manos. El dolor de las heridas causadas por el ángel fuera atizado en cada zona afectada. No podría seguir allí por mucho tiempo, tendría que curar esas llagas intoxicadas antes de ser exterminado.

—Esos humanos...

Se calló, en vez de traer a la luz su maldición, la maldición inherente a los vampiros.

—En fin, no tengo ganas de ser asesinado ahora, angelito.

Concluye, con la impertinencia de quien tiene toda la decisión. Dicho eso, extendió su brazo derecho hacia adelante mirando al suelo y con eso hizo agitar el viento, direccionando una ráfaga que débilmente luminosa emergiera para volverse violenta y destructiva a Judai y su hada consejera, por razón de que aún no estaba del todo convencido que aquel fuera un ángel.

Primero que nada, el escritor se disculpa si algo no concuerda con las líneas anteriores, pues la forma en la que el primero se las ha arreglado para poder contestar a este post ha sido de lo más inusual, y ha limitado en sobremanera su capacidad receptiva y por ende su libertad creativa. Este, por tanto, suplica que se le notifique si en algo ha cometido algún error de cualquier tipo y se le corrija en lo más posible. Sin más preámbulo…

Al ángel no le tomó por sorpresa que el vampiro esquivase los ataques que acababa de arrojar.

(Habría sido demasiado fácil)

Pensó para si el castaño, que ciertamente no disfrutaba del combate, contrario a lo que él suponía de su adversario. Después de todo, los vampiros suelen asesinar por diversión una vez están satisfechos de comer. Así eran los que Judai recordaba, y este no parecía ser la excepción.

La casa entera sacudió con los ataques sencillos que el chico había utilizado, dando a notar lo vieja y dañada que estaba la estructura de la casi siniestra vivienda. Tanto era así, que Judai retrocedió un par de pasos a la vez que esperaba que el sitio se cayese a pedazos. Afortunadamente, eso no ocurrió. En su lugar, el hemófago quedó de pie sobre la débil construcción, comenzando a hablar mientras miraba al castaño. Dijo muchas cosas que ya había escuchado en otras ocasiones, pero una de ellas realmente logró herir al chico en lo más profundo.

- Yo… Realmente llegué tarde… E-es mi culpa… -

El joven entonces comenzó a recordar a las millones de personas que en su vida no había podido salvar debido a su falta de capacidad. Pero no era su culpa, o sí? Es imposible estar en todas partes… Solamente Dios tiene ese derecho… Quizá no hacía suficiente… Quizá pudo haberlos salvado a ambos si hubiera prestado más atención… Si no hubiera perdido el tiempo… Si no tuviera esa maldita fobia a…

- ¡Kuri! ¡Cuidado! -

Para cuando el ángel se recuperó de sus divagantes pensamientos, estaba siendo atacado por una devastadora ráfaga de viento, a la cual este respondió inmediatamente con un tajo de la espada bendita. Una segunda ráfaga de viento se generó con el movimiento de la espada, chocando con la primera y generando como consecuencia un energético remolino de viento, el cual se abalanzó sobre el vampiro y la casa entera, última que no podía hacer otra cosa sino ceder al impacto y caer derrotada en forma de una pila de escombros. No es causa de sorpresa tomando en cuenta que desde el inicio ya era un lugar inhóspito.

- Y yo que pensaba remodelarla y venderla a un buen precio… ¿Podrías no llamar tanto la atención? No se supone que un estudiante de Legacy ande haciendo destrozos a su antojo -