Conociendo tu destino. [Dabi]

La luna se encontraba en el punto más alto en el cielo, el viento soplaba levemente, agitando las hojas de los árboles, los grillos empezaban a cantar al unísono y las luciérnagas iluminaban la oscuridad del bosque, todo parecía pacifico a pesar de ser un lugar tenebroso.

A la distancia, en los pies de una colina, se encontraba una edificación en ruinas, una mansión hermosa que termino por ser abandonada debido a un trágico incidente con la familia que alguna vez vivió bajo ese techo.  

Era enigmático y misterioso, un lugar perfecto para aquellos curiosos que querían descubrir el misterio que ocultaba esa fachada, y Ayana no era la excepción, una joven curiosa como ella siempre deambulaba por lugares así, intentando descubrir la historia de cada cosa a través de su poder.

─¿Ummm? ¿Qué es eso? ─Comentó tras observar una de las ventanas del edificio─ Veo… ¿una luz?

Le parecía extraño ver algo iluminando una de las muchas habitaciones del lugar, el edificio era antiguo y no tenía corriente de luz, la única fuente de iluminación eran aquellas lámparas de aceite que estaban en cada habitación y no se encendía con nada más que fuego, por ende, alguien debía estar en su interior, pero… ¿quién?

─¿Sera acaso un vagabundo? ¿Un explorador que se perdió? Incluso el color de la flama es extraño… incluso familiar…

Vagos recuerdos invadían su mente, sabía que había visto esa flama en alguna parte y no estaba equivocada, el rostro de un chico azabache paso por su mente, un joven perteneciente al internado Merak que más de una ocasión causaba problemas, incluso llego a saber que se había enfrentado a su hermana adoptiva y que esta apenas había logrado escapar.

─¿Qué estará haciendo aquí? Bueno, si es que es ese chico… ─Cuestionó su familiar, tenía un fuerte lazo con la pelirrosa y podía saber lo que ella pensaba.

─No lo sé, ¡Pero lo averiguare! ─Con la determinación en su mirada, aquella chica se dispuso a entrar en aquella mansión, la oscuridad era su fuerte y podía desplazarse en cualquier sitio sin ser vista ─Estaba en el segundo piso en una de las habitaciones de huéspedes, iré a verlo.

Tan pronto como termino su frase, su cuerpo se oscureció, haciéndose una con la oscuridad para llegar a la luz que anteriormente había captado desde fuera.

llego a la habitación, estaba desordenada, llena de polvo y varias hojas tiradas en el suelo, algunas quemadas levemente, y en el centro de todo, sentado sobre un mueble antiguo se encontraba un joven con aspecto intimidante, poseía varias cicatrices en varias partes e su cuerpo que bien parecían más a unas quemaduras, ropa sencilla y cómoda que consistía en una camisa blanca, una chaqueta negra y pantalones del mismo tono, nada llamativo, su cabello oscuro y piel pálida contrastaba perfectamente con aquellos ojos azules que llegaron a maravillar a la pelirrosa, era intenso su mirada y lleno de memorias interesantes.

Aquella lo miro desde las sombras por un largo rato, y como vestía su traje de sacerdotisa, parecía más una presencia fantasmal que bien podría espantarlo.

Como era costumbre, Dabi vagaba por la oscura noche, un cielo plagado de estrellas y una inmensa luna que iluminaba tenuemente lo acompañaban. Con sus manos en sus bolsillos caminaba en el medio de un tenebroso y oscuro bosque, con unos árboles grandes, las copas de estos se pegaban entre sí para que la luz de la luna no traspasase el inmenso bosque.

Mientras que caminaba con tranquilidad, a lo lejos pudo ver una gran edificación, parecía ser antigua y abandonada. Aquel lugar captó toda su atención y se dirigió hacia allí. Aquella mansión le recordaba a la antigua casa que tenía con su familia, recuerdos amargos y llenos de rencor venían a su mente. Tardó un poco en llegar, pero al estar ya dentro, al caminar por uno de los largos pasillos, al instante recordó cuando por raras veces podía correr y jugar con sus demás hermanos.

Siguió caminando, la melancolía lo estaba inundando, hasta que llegó a una gran habitación vacía, con nada más que un mueble viejo y antiguo, aquel lugar lo hizo recordar al salón donde su padre lo ponía a entrenar, era una pesadilla recordar aquéllo, del bolsillo derecho de su pantalón sacó una foto, ahí se encontraba toda su familia, y él, un niño pequeño y delgado, lleno de vendaje por todos lados, sus labios se entre-abrieron y un tenue susurró se escapó de su boca.

ㅡ Shoto... Natsuo... Fuyumi... ㅡ un silencio lo invadió por un momento, por último susurró. ㅡ Madre... ㅡ

Su madre, aquella albina de ojos grisaseos que se notaba realmente deprimida en aquella foto hizo que su corazón se estrujara, recordó el maltrato que su padre le dió, su mano izquierda se encendió al instante en una gran llamarada de fuego y con odio vió el rostro de aquél "héroe".

ㅡ Malditos seas, maldigo el día en que naciste... ¡Juro que te mataré! ㅡ

Exclamó por último, soltando una llamarada inmensa de fuego haciendo que casi toda la inmensa habitación se iluminara. Se percató de que una sombra se movió cuando lanzó aquel fuego, vió con recelo hacia todas partes y exclamó.

ㅡ Sal de ahí, sea lo que seas, pienso matarte...ㅡ dijo, pero con una voz un poco más suave.

Ver a un joven hundido en la melancolía la conmovió, debió sufrir mucho para tener esos ojos azules al borde del llanto, como si le pesara ver esa fotografía que poseía.
Aquella chica pudo notar un cambio repentino en su mirada, uno lleno de odio y rencor, realmente parecía querer matar a alguien.

E forma repentina, aquel azabache soltó una llamarada que cubrió por completo la habitación, quemando las paredes, las hojas en el suelo y revelando su identidad, o al menos su ubicación.

—Oh... Has logrado verme, que interesante...

Una voz suave y dulce salia de la oscuridad para poco a poco revelarse ante aquel extraño, era una chica de piel cara como la nieve, ojos enigmáticos y una cabellera larga de colores rojizos.
Tenia un vestido blanco y sencillo, parecía angelical si lo vemos de ese modo.

Aquella dio unos pasos al frente, acercándose con cautela al azabache mientras miraba fijamente a los ojos.

—¿Por que has venido aquí? —Cuestionó mientras jugueteaba con el poco fuego que persistía en la habitación —Este no es tu hogar... Y tampoco veras a tu familia si sigues aquí...Touya.

Menciono el nombre de aquel chico, quizás para asustarlo, el hecho de que alguien que jamas has visto sepa algo de ti mismo espantarían a cualquiera que la escuchase.
Ayana solo mostraba una sonrisa pícara mientras caminaba por la habitación, como si fuera un felino jugando con su presa.

—Es interesante que te importe tanto ellos...me refiero a tus hermanos, siendo que tu los abandonaste...¿no es así? Ni siquiera pudiste defenderlos, ¿ y piensas aun así en matar a tu padre? Que patético...

Aquella activo su poder y creo una realidad completamente distinta, esto lográndolo por su capacidad de crear ilusiones y ver las memorias de la gente y los objetos.
Había mostrado el aspecto de esa habitación 100 años atrás, donde estaba lleno de vida y luz, había una cama al lado del azabache, varios muebles decorativos de madera fina y un ropero con variad prendas de tela costosa.

—Oh...veo que la gente que vivía aquí tenia buenos gustos. ¿Me pregunto donde terminaron las cosas que adornaban esta habitación? Posiblemente lo robaron, que pena.

Desvío su atención por un momento mientras tomaba asiento en la cama, era bastante cómoda y reconfortante.

—La vida de los ricos es bastante agradable pero al mismo tiempo tortuoso, ¿No es así Touya?

Lo nombró nuevamente, quizás para provocarle, aquella pelirrosa gustaba de provocar emociones a la gente, buenas o malas, cualquiera le servía para conseguir información que pudiera favorecerle y aquel azabache era un pilar importante en merak, así que le parecía un sujeto de interés, tanto por su fuerza en combate como sus recuerdos.

Dabi seguía alerta viendo a sus lados y hacia atrás, no quería ser tomado por sorpresa por aquella criatura que rondaba la casa, de pronto, un par de pasos se escucharon aproximándose seguido de una voz tan suave y angelical, que podría calmar hasta al ser más perturbado y lleno de ansiedad del mundo. Poco a poco se hizo visible, una blanca piel y una cabellera que llamaba la atención de cualquiera, un vestido blanco que conjugan tan bien con su piel, era algo impresionante que siguiera con vida tratándose de Dabi al que tomó por sorpresa, aquella vez sería diferente, algo le decía que iba a a ser así.

Mientras que la veía jugar con aquella pequeña llama de fuego, escuchó con atención lo que decía la chica, sin responder a nada. Cuando mencionó su nombre, su piel se erizó y fruncido un poco el ceño, no sabía de quién se trataba, pero que le dijese su nombre real lo había dejado sin palabras.

Veía cómo se paseaba por la gran habitación con tranquilidad, mientras que aquella sonrisa pícara persistía en su pálido rostro. La escuchaba hablar, empuñó su puño ante lo dicho por la fémina, se estaba burlando, era algo imperdonable, entrecerró sus ojos y la vió fijamente hasta que se sentó en aquella cama que había creado con aquel tipo de ilusión óptica.

Seguía hablando y hablando, ¿Qué pretendía? Se preguntaba el antihéroe mientras que la veía con atención, luego de ello, entre abrió sus labios para responderle.

ㅡ No sé quién seas, ni por qué sabes mi nombre... veo que sabes sobre mí pasado, bien. No, no pude proteger a mis hermanos por culpa de mi propio cuerpo, tan débil y frágil que con un ataque estaba deshaciendose ㅡ se vió los brazos, luego prosiguió ㅡ Hablas demasiado, sacame de ésto, es tedioso. ㅡ

Se acercó a la fémina con rapidez tomandola del cuello al instante, y se acercó a su rostro en donde susurró con suavidad.

ㅡ No quieres enfrentarte contra mí, mocosa. ㅡ al terminar apretó un poco más su agarre mientras que la veía con una sonrisa suave en sus labios, debía admitir que algo lo hacía querer besarla en ese mismo momento.

Había conseguido su cometido, ver una reacción en aquella mirada apagada por la melancolía, parecía molesto por las acciones de la misma, pero la intención de la pelirrosada no era nada más que el tenerlo cerca.

Sonrió de una manera dulce y cerraba sus ojos, sentía el apretón en su cuello, lo cual hacia que fuera difícil ejecutar un movimiento, especialmente al saber que era capaz de crear fuego por sus manos, eso no era un problema, sino que sería demasiado aburrido dejarlo fuera de combate tan pronto.

─Sabes…estas muy cerca de mi… y no quisiera hacerte algo que podría romper tu mente… no ahora, sería muy aburrido hacerlo.

Sujeto con firmeza la mano de aquel azabache, podía denotar la fuerza que aquella pequeña tenia, después de todo, no era del todo humana.

─¿Me has llamado “mocosa”? Soy mayor que tu…Incluso soy una profesora, podría darte unas lecciones de ser necesario…

Tras terminar su frase, aquella tomo con firmeza la camisa del contrario para luego acercarlo a su cuerpo, tirándose ambos en la cama, lo tenía arriba suyo, pero eso no le impedía aprovecharse de la posición en la que estaba, así que ella simplemente tomo el mentón ajeno para así acercarlo a su rostro, plantándole un suave beso en sus labios, uno con una energía misteriosa para alguien que desconoce la magia.
Fue intensificando el acto con cada segundo que pasaba, haciendo que el sello se adhiriera cada vez más en aquel azabache, maldiciéndolo por las cosas que alguna vez hizo a sus compañeros, pero su venganza era en honor a su hermana, quien había sido atacada por él.

Su beso se hacía cada vez más profundo y apasionado, provocando que en algún momento debiera separarse del beso en un intento por respirar, cosa que hizo una vez lo aparto, un hilo transparente unía sus bocas y aquella pelirrosada jadeaba levemente mientras miraba con desafío al villano.

─Oh, vaya… en el fondo lo deseabas, ¿no es asi?

Dabi seguía sujetando con fuerza el cuello de la ajena, poco a poco iba haciendo aquel apretón más y más fuerte, quería acabar de una vez con ella, soltando una gran llamarada de fuego pero algo en él lo impedía, quería saber qué tan lejos podría llegar.

Escuchaba lo que la pelirrosa murmuraba entre pequeños jadeos, pues el agarre hacía que no pudiese hablar del todo bien, luego de ello, su mano fué tomada con fuerza; le impresionó por el apretón, pues tenía bastante fuerza. Luego, sus orbes azules se clavaron el los ajenos, como si de una imnosis se tratase, fué jalado por la ajena hacia la cama, donde quedó arriba de ella, seguido de un jalón en el mentón y un suave beso. Abrió bastante sus ojos por aquella acción, su deseo estaba siendo complacido.

Mientras que el beso seguía, el azabache fué cerrando sus ojos y poco a poco correspondía al beso, el apasionado beso trajo consigo una sensación nueva para él, un cosquilleo intenso en su estomago, poco a poco seguía apretando el cuello de la chica y seguía besandola con más intensidad, se arribó poco a poco a la cama hasta quedar más cómodo. La falta de aire los traicionó y se separaron para tomar oxígeno, un pequeño hilo de saliva unos sus labios con los de la ajena, escucharla jadear de aquella manera lo excitaba, pero había algo extraño, sentía como si algo lo aprisionara en su interior, una presión que no podía dejar salir, pero no le tomó importancia en ese momento, sólo quería dejarse llevar. A lo dicho por la fémina respondió.

ㅡ No sabes cuánto lo deseaba... ㅡ respondió, pero aquella vez soltó lentamente el cuello de la fémina y las colocó en la cintura de ésta, se dió la vuelta en la cama cambiando de posición, ahora estando abajo y ella arriba. Se sentó con la chica estando en su regazo, y lentamente empezó a besar con delicadeza y suavidad el pálido cuello ajeno mientras que con las yemas de sus dedos recorría la fina espalda de la mayor, mientras que besaba su cuello, soltaba suaves sonidos de succión y de vez en cuando pasaba su lengua por éste mismo.

El olor de la piel ajena lo enamoraba, su olor lo embriagaba como si de un licor fino se tratase, estaba siendo tan delicado con ella, cosa que nunca fué con alguien más, aquéllo lo impresionada más aún, parecía estar "hechizado" por la contraria.

Aquel repentino giro la había colocado encima de aquel villano, haciendo que su cuerpo rozara con el contrario, se sentía algo apenada de estar encima suyo, aunque después la situación cambio cuando aquel se había enderezado para hacerla sentarse en su regazo.
La posición actual era favorable para ambos, podían verse los rostros sin que la diferencia de altura interfiriera, la cercanía que tenia con el azabache y sus delicados besos en su cuello provoco que aquella sacerdotisa se ruborizara.

─ T-Touya... ─Su voz temblaba, realmente la situación estaba yendo a un lado que nunca esperaba, estaba nerviosa y el temblor en su cuerpo lo demostraba, ¿Que le estaba pasando? ¿Y por que sentía una extraña pero agradable sensación? No lo comprendía y eso provocaba un descontrol de si misma ─¡P-Por favor para!

Cubrió su rostro en el hombro ajeno, aferrándose al chico con tal de hacerlo parar, su pulso se disparaba por momentos, sus piernas temblaban y su rostro estaba tan rojo que parecía un tomate.

─¿Q-Que estamos haciendo? S-Se supone que somos... ─Se quedo en silencio por un momento, luego hablo débilmente ─ ¿E-Enemigos...?

Comenzaba a juguetear con los cabellos ajenos, ¿En que momento paso de ser un enemigo a algo que no lo es? Ademas lo había maldecido antes, ¿no era eso prueba de su enemistad?
Comenzó a cuestionarse sus propias acciones contra aquel azabache, ¿que veía en él para considerarlo algo mas que un enemigo? ¿Quizás allá sido su compasión al verle sufrir por su familia? ¿O acaso había algo mas?

Se apartó de su abrazo con tal de verle al rostro, quería ver su reacción y sobretodo sus ojos. Tenia tantas dudas en ese momento que necesitaba asegurarse de lo que sentía.

─Touya... ¿Por que te volviste un villano? Quisiera saberlo por ti mismo, ¿Puedes decirme...?