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Coincidencias (Ayana Shade)
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Re: Coincidencias (Ayana Shade)
El azabache había tomado asiento al lado de la sacerdotisa mientras ponía atención a las palabras de su invitada.
Gracias a la habilidad que tenía la pelirrosa, las palabras de la rubia eran la perfecta narrativa de los recuerdos que podía captar, cada momento, cada sentimiento, era algo que ambos seres podían sentir de manera viva y profunda.
El miedo, la desesperación, la rabia y la tristeza que sintió Charlotte durante ese tiempo fue fácilmente captado, haciendo que la pelirrosa se levantara de su asiento para acercarse a la rubia, haciéndolo de manera lenta para finalmente abrazarla una vez estuviera lo bastante cerca.
─Lamento mucho lo que te ha pasado…─ Comentó tras acariciar sus cabellos rubios─ Debió ser muy duro para ti verlo partir sin siquiera decirle un adiós…
El azabache cierra los ojos, conteniéndose un poco, debe admitir que las reacciones de energía negativa solían despertar su lado depredador, pero controlaba muy bien su instinto.
─Ayana… se lo que planeas hacer, ¿Está segura de hacerlo? Eso requiere de energía extra… ─
El familiar era bastante protector por las acciones de su ama, especialmente al saber las intenciones de la misma mucho antes de cometer dichas acciones.
La pelirrosa por su parte, mira a su familiar con una sonrisa.
─No me pasara nada, especialmente al ser una muerte reciente… su alma debe estar vagando aun en el plano terrenal, puedo llamarlo para que ella pueda despedirse…─
Se separó de la rubia con tal de verle a los ojos, acariciaba dulcemente el rostro ajeno mientras le regalaba aquella cálida sonrisa tan propio de ella.
─Soy capaz de invocar su alma aquí, pero no será por mucho tiempo… ¿Te gustaría verlo una última vez? Quizás… para que se entere de su futura cría… y puedas decirle todo lo que necesites…
Gracias a la habilidad que tenía la pelirrosa, las palabras de la rubia eran la perfecta narrativa de los recuerdos que podía captar, cada momento, cada sentimiento, era algo que ambos seres podían sentir de manera viva y profunda.
El miedo, la desesperación, la rabia y la tristeza que sintió Charlotte durante ese tiempo fue fácilmente captado, haciendo que la pelirrosa se levantara de su asiento para acercarse a la rubia, haciéndolo de manera lenta para finalmente abrazarla una vez estuviera lo bastante cerca.
─Lamento mucho lo que te ha pasado…─ Comentó tras acariciar sus cabellos rubios─ Debió ser muy duro para ti verlo partir sin siquiera decirle un adiós…
El azabache cierra los ojos, conteniéndose un poco, debe admitir que las reacciones de energía negativa solían despertar su lado depredador, pero controlaba muy bien su instinto.
─Ayana… se lo que planeas hacer, ¿Está segura de hacerlo? Eso requiere de energía extra… ─
El familiar era bastante protector por las acciones de su ama, especialmente al saber las intenciones de la misma mucho antes de cometer dichas acciones.
La pelirrosa por su parte, mira a su familiar con una sonrisa.
─No me pasara nada, especialmente al ser una muerte reciente… su alma debe estar vagando aun en el plano terrenal, puedo llamarlo para que ella pueda despedirse…─
Se separó de la rubia con tal de verle a los ojos, acariciaba dulcemente el rostro ajeno mientras le regalaba aquella cálida sonrisa tan propio de ella.
─Soy capaz de invocar su alma aquí, pero no será por mucho tiempo… ¿Te gustaría verlo una última vez? Quizás… para que se entere de su futura cría… y puedas decirle todo lo que necesites…
Ayana Shade
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
La dama se deja abrazar, intentando no alterarse. Una parte de ella se mantiene tranquila y, al oír la propuesta de la pelirrosa, no puede evitar el asentir rápida y decididamente.
-P-Por favor.... no me importa si solo le veo por unos segundos... Quisiera al menos poder despedirme de él...y que sepa que estaré... que estaremos bien.... -
Pide, con la voz llena de ruego y anhelo de verle aunque sea por un par de segundos.
-P-Por favor.... no me importa si solo le veo por unos segundos... Quisiera al menos poder despedirme de él...y que sepa que estaré... que estaremos bien.... -
Pide, con la voz llena de ruego y anhelo de verle aunque sea por un par de segundos.
Charlotte Roselei
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
Al tener la confirmación de la dama, la pelirrosa le regala una cálida sonrisa mientras acaricia suavemente el rostro ajeno con tal de trasmitirle calma.
─Entonces esta hecho, lo llamare, pero necesito que estés cómoda, no quisiera que las emociones te hagan desmayar…─
─Necesitan comer primero, chicas… ─Dijo interrumpiendo para que ambas retomen su cena.
─Si, es mejor tener algo de energía, la invocación no es cualquier cosa, y sería lo ideal que estés en buenas condiciones, ¿te parece? ─
Sin esperar demasiado, aquella vuelve a su asiento para consumir la cena que el azabache les había preparado.
[•••]
Pasaron varios minutos desde entonces, el azabache estaba al margen de todo mientras observaba a la pelirrosa llevar a la rubia a la cama, lo ideal para ambas es que estén cómodas y sin esforzarse demasiado, después de todo, ambas habían gastado una buena cantidad de energía y la otra estaba recuperándose de sus heridas.
Ayana por su parte, comenzaba a invocar su báculo cristalino, donde tenía un reloj dividido en aros y que giraban de manera independiente.
Ella comenzó a dibujar algo al aire, un sello de invocación que se mantenía al aire gracias al poder mágico de la sacerdotisa.
─Bien… La brecha entre este plano y el plano oculto está hecho, si él todavía está entre nosotros, será más fácil de invocar, solo necesito que lo llames, Charlotte… Necesito que tomes mi mano y digas lo siguiente: “Yami, soy tu amada Charlotte, necesito verte una última vez, por favor, aparécete ante mi” o algo similar… ¿puedes?
─Entonces esta hecho, lo llamare, pero necesito que estés cómoda, no quisiera que las emociones te hagan desmayar…─
─Necesitan comer primero, chicas… ─Dijo interrumpiendo para que ambas retomen su cena.
─Si, es mejor tener algo de energía, la invocación no es cualquier cosa, y sería lo ideal que estés en buenas condiciones, ¿te parece? ─
Sin esperar demasiado, aquella vuelve a su asiento para consumir la cena que el azabache les había preparado.
[•••]
Pasaron varios minutos desde entonces, el azabache estaba al margen de todo mientras observaba a la pelirrosa llevar a la rubia a la cama, lo ideal para ambas es que estén cómodas y sin esforzarse demasiado, después de todo, ambas habían gastado una buena cantidad de energía y la otra estaba recuperándose de sus heridas.
Ayana por su parte, comenzaba a invocar su báculo cristalino, donde tenía un reloj dividido en aros y que giraban de manera independiente.
Ella comenzó a dibujar algo al aire, un sello de invocación que se mantenía al aire gracias al poder mágico de la sacerdotisa.
─Bien… La brecha entre este plano y el plano oculto está hecho, si él todavía está entre nosotros, será más fácil de invocar, solo necesito que lo llames, Charlotte… Necesito que tomes mi mano y digas lo siguiente: “Yami, soy tu amada Charlotte, necesito verte una última vez, por favor, aparécete ante mi” o algo similar… ¿puedes?
Ayana Shade
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
Despues de comer, ambas se encuentran sentadas sobre la cama. La sacerdotisa inicia el ritual y le explica a la rubia qué debe hacer.
-... Yami? Soy yo, Charlotte... sí estás aquí, por favor ven... necesito verte... -
Pide, con el corazón latiendo a mil por hora, espectante de lo que pueda pasar.
-... Yami? Soy yo, Charlotte... sí estás aquí, por favor ven... necesito verte... -
Pide, con el corazón latiendo a mil por hora, espectante de lo que pueda pasar.
Charlotte Roselei
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
Despues de comer, ambas se encuentran sentadas sobre la cama. La sacerdotisa inicia el ritual y le explica a la rubia qué debe hacer.
-... Yami? Soy yo, Charlotte... sí estás aquí, por favor ven... necesito verte... -
Pide, con el corazón latiendo a mil por hora, espectante de lo que pueda pasar. mientras espera, se mantiene sentada sobre la cama en la que dormía para evitar un posible contratiempo como un desmayo. Sin perder tiempo, intenta desatar el rodete en el que siempre mantiene su cabello para que este quede suelto a excepción de la trenza que mantiene al costado izquierdo de su rostro, pero sus manos tiemblan y no puede hacerlo. Los nervios hacen que mantenga los ojos cerrados y el rostro un tanto escondido al mantener la cabeza hacia abajo. No se mueve hasta el momento que siente como unas cálidas y un tanto ásperas manos acunan su rostro para levantarlo. Aun cuando tiene los ojos cerrados, estos se desbordan en lágrimas mientras se mueve, por fin, para refugiarse en los brazos de aquel que la salvó de sí misma y le enseñó a que podía confiar en otros en vez de cargar con todos los problemas ella sola. Aun cuando desea llorar, no desea que el esfuerzo de la dama que la ha cuidado y escuchado sea en vano, por lo que abre los ojos, encontrándose con los ojos color miel que siempre amó y aquella sarcástica sonrisita ladina que siempre él tenía en el rostro.
En un comienzo, piensa que esta alucinando, mas pronto se convence que sí es él. Para ella, el atuendo de Yami siempre fue muy simple, pues consiste solo en una remera blanca y pantalones negros. Los pantalones tienen una capa extra de cuero marrón que cubre sus muslos exteriores hasta las rodillas. Los pantalones se sostienen con un cinturón alrededor de su cintura. Yami lleva otro par de cinturones, uno de los cuales usa para llevar su grimorio. Por último, calza botas altas negras que cubren la mayor parte de sus pantorrillas. Como capitán del escuadrón Toro Negro, Yami solía llevar una capa negra con su insignia en ella. La usa sobre su hombro derecho y está sujeto por dos cuerdas a su hombro izquierdo. La capa también tiene los bordes deshilachados, que muestran que esta era más grande. Lo único que le falta de sus cosas es el grimorio, el cual desapareció tras su muerte, y la espada, la cual está junto a la rubia.
-E-En verdad estás aquí… S-Sé que esto será por un momento, pero… yo… -
Balbucea, conmocionada, intentando decir tantas cosas a la vez, mas una divertida risita corta sus palabras, como siempre pasaba que ella actuaba así.
-Lo sé… es extraño el verte otra vez… después de lo que pasó –
Menciona el pelinegro en voz casi inaudible, algo inusual en él. Para Charlotte, cuando él hablaba, era con una voz fuerte y elevada, no era silenciosa como lo está siendo ahora. Eso solo puede significar una cosa: ambos están nerviosos por el hecho de verse de esta forma. Había tantas cosas que no pudieron hacer y decirse por causa de la última invasión a su hogar. Suspirando, se aparta levemente para tomar una de las manos del otro y posarla sobre su abdomen.
-Hay… hay algo que no pude decirte… no estaba segura, pero tenía las sospechas hace unos días antes de que nos llamasen a proteger la ciudad… est... –
Un suave contacto de sus manos hace que la mujer calle y, cerrando los ojos, sus labios se juntan suave y dulcemente con los del hombre que amó, ama y amará por el resto de su vida. Una sonrisita cargada de suficiencia se dibuja en los labios de Yami una vez que se separan, lo cual hace que ella caiga en cuenta de un detalle que casi ha olvidado.
-Ya lo sabías, ¿verdad? Estabas muy exaltado ante la reacción de Sol y su terquedad de ir por sitios distintos… normalmente, te irías sin decirle nada ni hacer ningún gesto, mas esa vez… esa vez, veía que estabas a punto de lanzarte encima de ella para hacerla entrar en razón… es por lo que siempre decías acerca de que podías detectar el Ki. Se veía que querías decirme algo pero, de no ser porque ella tomó el mando en vez de escucharme, no habrías… acaso… ¿esa noche…? –
Pregunta, a lo que él asiente en silencio antes de abrazarla. Esto hace que ella no pueda evitar que se le escape una suave carcajada nerviosa y unas cuantas lágrimas, pues realmente le causa diversión verle tan silencioso, pues él siempre ha sido ruidoso y su voz destaca cuando toma la palabra
-No querías que me quedase sola… tu intuición siempre fue asombrosa. Por algo tu escuadrón se destacó tanto en los últimos meses, siempre supiste cómo guiarlos y enseñarles a que no se limitasen ante nada ni nadie… hiciste que los que estábamos solos nos sintiésemos en familia… pueden pensar que eres intimidante, pero siempre lo eras cuando se trataba de proteger y cuidar de los tuyos… es… es por eso que no quisiste que me fuera esa noche… es verdad que ya hacía días que todo estaba demasiado tranquilo como para ser normal… sin importar lo que pudiesen pensar aquellos que no eran parte de tu escuadrón, no me soltaste esa noche, y…. en cierta parte, yo tampoco deseaba pasar ninguna noche más lejos de ti… ya tenías mi alma y corazón en tus manos… el que mi cuerpo se sumase a eso era cuestión de tiempo… solo me pregunto si podré… -
Comenta, mas en esa pregunta, él vuelve a frenarla con un suave beso.
-Siempre has sido fuerte y capaz de avanzar por ti misma. Si esas chiquillas sobrevivieron fue por tu fuerza y tus habilidades de liderazgo… PODRÁS… no lo dudes… -
Asegura, tomando la espada que ella guarda consigo y, sin dudar, la coloca en las manos de la dama.
-Nunca necesitaste de mí para protegerte, pero agradezco que confiases en mí para ayudarte. Conozco qué era lo que opinas de los hombres… esta espada será mi forma de protegerlas… -
-¿P-Protegerlas? ¿Cómo es que sabes qué será? –
-No lo sé… solo estoy suponiendo qué será… pero sé que habría sido nuestra luz… -
-¿Luz?... Espera… hace unas noches, te vi en un sueño y creí oírte decir “Hikari”… esa es una forma de decir la palabra luz… ¿No? ¿Estabas mencionando un nombre? -
Una enigmática sonrisa se vuelve a dibujar en el rostro del pelinegro, quien se limita a abrazar a su amada una vez más, como si presintiese que el tiempo se está acabando.
-Siempre me abrazabas así cuando ya nos teníamos que despedir… ¿es hora, verdad? –
Un suave beso en la frente, uno en su vientre y un último en sus labios es la forma en la que él puede decir “Si” sin que los dos terminen destrozados por la despedida final.
-Gracias… sé que no estoy sola… sé que estarás conmigo y eso es todo lo que necesito para continuar… -
-No tienes nada que agradecer, sabes que siempre lo hice por lo mucho que me importas…. Pero, aun cuando estuviésemos juntos, es bastante extraño el escuchar que tú me des las gracias por protegerte –
Bromea, antes de robarle un último beso y abrazarla. La dama no puede evitar el cerrar los ojos y, sin poder evitarlo, las lágrimas corren por sus mejillas, Curiosamente, sus lagrimas están llenas de un sentimiento de alivio. Al volver a abrirlos, el oriental ya no está.
Cerrando los ojos una vez mas, suspira antes de mirar a Ayana, sonriendo tranquila.
-Gracias… En verdad, se lo agradezco… -
-... Yami? Soy yo, Charlotte... sí estás aquí, por favor ven... necesito verte... -
Pide, con el corazón latiendo a mil por hora, espectante de lo que pueda pasar. mientras espera, se mantiene sentada sobre la cama en la que dormía para evitar un posible contratiempo como un desmayo. Sin perder tiempo, intenta desatar el rodete en el que siempre mantiene su cabello para que este quede suelto a excepción de la trenza que mantiene al costado izquierdo de su rostro, pero sus manos tiemblan y no puede hacerlo. Los nervios hacen que mantenga los ojos cerrados y el rostro un tanto escondido al mantener la cabeza hacia abajo. No se mueve hasta el momento que siente como unas cálidas y un tanto ásperas manos acunan su rostro para levantarlo. Aun cuando tiene los ojos cerrados, estos se desbordan en lágrimas mientras se mueve, por fin, para refugiarse en los brazos de aquel que la salvó de sí misma y le enseñó a que podía confiar en otros en vez de cargar con todos los problemas ella sola. Aun cuando desea llorar, no desea que el esfuerzo de la dama que la ha cuidado y escuchado sea en vano, por lo que abre los ojos, encontrándose con los ojos color miel que siempre amó y aquella sarcástica sonrisita ladina que siempre él tenía en el rostro.
En un comienzo, piensa que esta alucinando, mas pronto se convence que sí es él. Para ella, el atuendo de Yami siempre fue muy simple, pues consiste solo en una remera blanca y pantalones negros. Los pantalones tienen una capa extra de cuero marrón que cubre sus muslos exteriores hasta las rodillas. Los pantalones se sostienen con un cinturón alrededor de su cintura. Yami lleva otro par de cinturones, uno de los cuales usa para llevar su grimorio. Por último, calza botas altas negras que cubren la mayor parte de sus pantorrillas. Como capitán del escuadrón Toro Negro, Yami solía llevar una capa negra con su insignia en ella. La usa sobre su hombro derecho y está sujeto por dos cuerdas a su hombro izquierdo. La capa también tiene los bordes deshilachados, que muestran que esta era más grande. Lo único que le falta de sus cosas es el grimorio, el cual desapareció tras su muerte, y la espada, la cual está junto a la rubia.
-E-En verdad estás aquí… S-Sé que esto será por un momento, pero… yo… -
Balbucea, conmocionada, intentando decir tantas cosas a la vez, mas una divertida risita corta sus palabras, como siempre pasaba que ella actuaba así.
-Lo sé… es extraño el verte otra vez… después de lo que pasó –
Menciona el pelinegro en voz casi inaudible, algo inusual en él. Para Charlotte, cuando él hablaba, era con una voz fuerte y elevada, no era silenciosa como lo está siendo ahora. Eso solo puede significar una cosa: ambos están nerviosos por el hecho de verse de esta forma. Había tantas cosas que no pudieron hacer y decirse por causa de la última invasión a su hogar. Suspirando, se aparta levemente para tomar una de las manos del otro y posarla sobre su abdomen.
-Hay… hay algo que no pude decirte… no estaba segura, pero tenía las sospechas hace unos días antes de que nos llamasen a proteger la ciudad… est... –
Un suave contacto de sus manos hace que la mujer calle y, cerrando los ojos, sus labios se juntan suave y dulcemente con los del hombre que amó, ama y amará por el resto de su vida. Una sonrisita cargada de suficiencia se dibuja en los labios de Yami una vez que se separan, lo cual hace que ella caiga en cuenta de un detalle que casi ha olvidado.
-Ya lo sabías, ¿verdad? Estabas muy exaltado ante la reacción de Sol y su terquedad de ir por sitios distintos… normalmente, te irías sin decirle nada ni hacer ningún gesto, mas esa vez… esa vez, veía que estabas a punto de lanzarte encima de ella para hacerla entrar en razón… es por lo que siempre decías acerca de que podías detectar el Ki. Se veía que querías decirme algo pero, de no ser porque ella tomó el mando en vez de escucharme, no habrías… acaso… ¿esa noche…? –
Pregunta, a lo que él asiente en silencio antes de abrazarla. Esto hace que ella no pueda evitar que se le escape una suave carcajada nerviosa y unas cuantas lágrimas, pues realmente le causa diversión verle tan silencioso, pues él siempre ha sido ruidoso y su voz destaca cuando toma la palabra
-No querías que me quedase sola… tu intuición siempre fue asombrosa. Por algo tu escuadrón se destacó tanto en los últimos meses, siempre supiste cómo guiarlos y enseñarles a que no se limitasen ante nada ni nadie… hiciste que los que estábamos solos nos sintiésemos en familia… pueden pensar que eres intimidante, pero siempre lo eras cuando se trataba de proteger y cuidar de los tuyos… es… es por eso que no quisiste que me fuera esa noche… es verdad que ya hacía días que todo estaba demasiado tranquilo como para ser normal… sin importar lo que pudiesen pensar aquellos que no eran parte de tu escuadrón, no me soltaste esa noche, y…. en cierta parte, yo tampoco deseaba pasar ninguna noche más lejos de ti… ya tenías mi alma y corazón en tus manos… el que mi cuerpo se sumase a eso era cuestión de tiempo… solo me pregunto si podré… -
Comenta, mas en esa pregunta, él vuelve a frenarla con un suave beso.
-Siempre has sido fuerte y capaz de avanzar por ti misma. Si esas chiquillas sobrevivieron fue por tu fuerza y tus habilidades de liderazgo… PODRÁS… no lo dudes… -
Asegura, tomando la espada que ella guarda consigo y, sin dudar, la coloca en las manos de la dama.
-Nunca necesitaste de mí para protegerte, pero agradezco que confiases en mí para ayudarte. Conozco qué era lo que opinas de los hombres… esta espada será mi forma de protegerlas… -
-¿P-Protegerlas? ¿Cómo es que sabes qué será? –
-No lo sé… solo estoy suponiendo qué será… pero sé que habría sido nuestra luz… -
-¿Luz?... Espera… hace unas noches, te vi en un sueño y creí oírte decir “Hikari”… esa es una forma de decir la palabra luz… ¿No? ¿Estabas mencionando un nombre? -
Una enigmática sonrisa se vuelve a dibujar en el rostro del pelinegro, quien se limita a abrazar a su amada una vez más, como si presintiese que el tiempo se está acabando.
-Siempre me abrazabas así cuando ya nos teníamos que despedir… ¿es hora, verdad? –
Un suave beso en la frente, uno en su vientre y un último en sus labios es la forma en la que él puede decir “Si” sin que los dos terminen destrozados por la despedida final.
-Gracias… sé que no estoy sola… sé que estarás conmigo y eso es todo lo que necesito para continuar… -
-No tienes nada que agradecer, sabes que siempre lo hice por lo mucho que me importas…. Pero, aun cuando estuviésemos juntos, es bastante extraño el escuchar que tú me des las gracias por protegerte –
Bromea, antes de robarle un último beso y abrazarla. La dama no puede evitar el cerrar los ojos y, sin poder evitarlo, las lágrimas corren por sus mejillas, Curiosamente, sus lagrimas están llenas de un sentimiento de alivio. Al volver a abrirlos, el oriental ya no está.
Cerrando los ojos una vez mas, suspira antes de mirar a Ayana, sonriendo tranquila.
-Gracias… En verdad, se lo agradezco… -
Charlotte Roselei
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
Se había limitado a escuchar y mirar las acciones de la pareja, verlos en un encuentro íntimo y lleno de sentimentalismo era capaz de conmover a cualquiera, incluso al infame guardián de la sacerdotisa llego a sentir algo de empatía por el dolor ajeno.
¿Cuántos seres se han ido en tiempos de crisis? Muchos seres murieron en conflictos distintos, muchos eran por odio, ignorancia y miedo.
La sacerdotisa no quería que existiera más muerte por razones tan primitivas como el racismo entre especies o de nacionalidades, después de todo, cada ser merecía vivir.
Cuando el azabache de ojos miel se había ido finalmente, la pelirrosa escucho atenta las palabras de la rubia, quien agradecía de todo corazón la oportunidad de despedirse de su amado.
Aquella asiente suavemente mientras le entrega una cálida sonrisa.
─Es mi deber darle paz a los seres de este mundo y en el más allá… ahora él descansa…─
Fue acercándose para estar a su lato y tomar con delicadeza aquella mano.
─Y ahora tú debes descansar… son demasiadas emociones para un día, ahora debes pensar en el bienestar de tu bebé… ─
Mantiene esa sonrisa mientras va cubriendo a la rubia con las mantas de lana, el guardián se mantiene al margen, como era habitual, atento ante los sonidos del bosque y las figuras del ocaso.
─La hora mágica ha terminado, Ayana─ Avisa con una suave voz.
─Si…te encargo todo, amigo mío─
─Las cuidare de todo peligro, la oscuridad es mi fuerte, así que no se preocupen, descansen…─
El guardián se despide de ambas para salir de la habitación, el actuar de ambos era singular, pero nada fuera de lo habitual.
─Hay que hacerle caso a Colt y durmamos… como ha dicho, la hora mágica se ha terminado, si preguntas que significa eso, bueno… como sacerdotisa de Chronos, tengo cierta hora donde puedo hacer lo que sea, por decirlo de algún modo, utilice mi tiempo en el día para traer a tu amado, por eso parecía que todo acabara rápido…─
¿Cuántos seres se han ido en tiempos de crisis? Muchos seres murieron en conflictos distintos, muchos eran por odio, ignorancia y miedo.
La sacerdotisa no quería que existiera más muerte por razones tan primitivas como el racismo entre especies o de nacionalidades, después de todo, cada ser merecía vivir.
Cuando el azabache de ojos miel se había ido finalmente, la pelirrosa escucho atenta las palabras de la rubia, quien agradecía de todo corazón la oportunidad de despedirse de su amado.
Aquella asiente suavemente mientras le entrega una cálida sonrisa.
─Es mi deber darle paz a los seres de este mundo y en el más allá… ahora él descansa…─
Fue acercándose para estar a su lato y tomar con delicadeza aquella mano.
─Y ahora tú debes descansar… son demasiadas emociones para un día, ahora debes pensar en el bienestar de tu bebé… ─
Mantiene esa sonrisa mientras va cubriendo a la rubia con las mantas de lana, el guardián se mantiene al margen, como era habitual, atento ante los sonidos del bosque y las figuras del ocaso.
─La hora mágica ha terminado, Ayana─ Avisa con una suave voz.
─Si…te encargo todo, amigo mío─
─Las cuidare de todo peligro, la oscuridad es mi fuerte, así que no se preocupen, descansen…─
El guardián se despide de ambas para salir de la habitación, el actuar de ambos era singular, pero nada fuera de lo habitual.
─Hay que hacerle caso a Colt y durmamos… como ha dicho, la hora mágica se ha terminado, si preguntas que significa eso, bueno… como sacerdotisa de Chronos, tengo cierta hora donde puedo hacer lo que sea, por decirlo de algún modo, utilice mi tiempo en el día para traer a tu amado, por eso parecía que todo acabara rápido…─
Ayana Shade
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
La dama escucha atentamente todo lo que le explica la sacerdotisa, asintiendo a sus palabras. Su vista se desvía a la espada que mantiene en sus manos para pronto volver a abrazarla contra su pecho. Al conocer sus pensamientos y acciones, SABE que él siempre será el amor de su vida y el estar en dulce espera solo aumenta aquel sentimiento.
-El saber que está bien me alivia.... podrá descansar en paz... -
Susurra, con voz suave, antes de oír la recomendación del familiar de la chica y de la propia sacerdotisa. Teniendo en cuenta lo que aconsejan, se deja arropar y se tiene nuevamente. De su grimorio vuelven a salir flores blancas para atenuar los efectos de la acción que ha realizado.
-Gracias a ambos... -
Menciona, antes de cerrar los ojos para así poder dormir.
-El saber que está bien me alivia.... podrá descansar en paz... -
Susurra, con voz suave, antes de oír la recomendación del familiar de la chica y de la propia sacerdotisa. Teniendo en cuenta lo que aconsejan, se deja arropar y se tiene nuevamente. De su grimorio vuelven a salir flores blancas para atenuar los efectos de la acción que ha realizado.
-Gracias a ambos... -
Menciona, antes de cerrar los ojos para así poder dormir.
Charlotte Roselei
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
─Descansa entonces, señorita Charlotte ─Dice con voz suave mientras termina de arroparla─ Yo estaré al lado, si necesitas algo, puedes decírmelo.
Le muestra una cálida sonrisa mientras mira hacia el lugar donde había aparecido aquel hombre.
─Espero que la cuides desde ese plano, joven Yami…─
Susurro aquellas palabras mientras tomaba asiento en el sillón, toma aquella manta y fue cubriéndose del frio que estaba avecinándose.
─Si, fue agotador… y no, no creo poder traerte de nuevo… pero, puedo servir de mensajera, si tú lo pides…─
Continuaba susurrando suavemente mientras poco a poco sus ojos fueron cerrándose para después bostezar.
─Tengo mucho sueño…dormiré… vela por su bienestar, ¿vale? ─
Se acurruca en el pequeño espacio y termina en un profundo sueño. Mientras tanto, el azabache salió de la cabaña para después cambiar su aspecto a su habitual forma Amarok, esto con tal de explorar por el bosque y mezclarse entre la oscuridad, de ese modo, nunca seria detectado y así procurar el bienestar de ambas chicas.
Le muestra una cálida sonrisa mientras mira hacia el lugar donde había aparecido aquel hombre.
─Espero que la cuides desde ese plano, joven Yami…─
Susurro aquellas palabras mientras tomaba asiento en el sillón, toma aquella manta y fue cubriéndose del frio que estaba avecinándose.
─Si, fue agotador… y no, no creo poder traerte de nuevo… pero, puedo servir de mensajera, si tú lo pides…─
Continuaba susurrando suavemente mientras poco a poco sus ojos fueron cerrándose para después bostezar.
─Tengo mucho sueño…dormiré… vela por su bienestar, ¿vale? ─
Se acurruca en el pequeño espacio y termina en un profundo sueño. Mientras tanto, el azabache salió de la cabaña para después cambiar su aspecto a su habitual forma Amarok, esto con tal de explorar por el bosque y mezclarse entre la oscuridad, de ese modo, nunca seria detectado y así procurar el bienestar de ambas chicas.
Ayana Shade
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
Aunque no fuese visible mas que para la pelirrosa, una silueta se encuentra en cuclillas junto a la cama donde descansa la joven de cabello rubio. En su vida terrenal, él siempre fue una persona que vagaba libremente por donde se le ocurriese y, ahora como espíritu, eso no iba a cambiar. Sabía que solo podría comunicarse con la sacerdotisa y, así, podría cuidar a la rubia y a la pequeña criatura que se encuentra en su vientre.
Al llegar el otro día, Charlotte despierta bastante más animada. El simple hecho de haberle visto le alivia y ayuda a estar más tranquila. Sentándose en la cama, puede ver a la pelirrosa dormida en el sillón, imagen que la enternece en gran manera. Agradecida por todo lo que han hecho la sacerdotisa y su acompañante, la mujer se levanta y se dirige hasta la cocina para preparar algo de comer. Buscando rápidamente, tuesta pan, prepara huevos y sirve algo de café y jugo de naranja natural. Con ayuda de su grimorio, saca rosas blancas para adornar la mesa tras colocar los platos. Una vez lista la mesa, regresa a la habitación para retirar la armadura de su cuerpo, dejando a la vista la delicada blusa azul y la falda que lleva puestas. Con solo retirar un par de broches, libera su cabello del rodete y deja tan solo la trenza al costado izquierdo de su rostro.
-Señorita.... Señorita Ayana.... despierte, por favor... La mesa está servida para el desayuno -
Le susurra, mientras mece suavemente su hombro derecho para que la chica despierte.
Al llegar el otro día, Charlotte despierta bastante más animada. El simple hecho de haberle visto le alivia y ayuda a estar más tranquila. Sentándose en la cama, puede ver a la pelirrosa dormida en el sillón, imagen que la enternece en gran manera. Agradecida por todo lo que han hecho la sacerdotisa y su acompañante, la mujer se levanta y se dirige hasta la cocina para preparar algo de comer. Buscando rápidamente, tuesta pan, prepara huevos y sirve algo de café y jugo de naranja natural. Con ayuda de su grimorio, saca rosas blancas para adornar la mesa tras colocar los platos. Una vez lista la mesa, regresa a la habitación para retirar la armadura de su cuerpo, dejando a la vista la delicada blusa azul y la falda que lleva puestas. Con solo retirar un par de broches, libera su cabello del rodete y deja tan solo la trenza al costado izquierdo de su rostro.
-Señorita.... Señorita Ayana.... despierte, por favor... La mesa está servida para el desayuno -
Le susurra, mientras mece suavemente su hombro derecho para que la chica despierte.
Charlotte Roselei
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
Fue abriendo poco a poco los ojos tras escuchar la suave voz de la rubio, se estiró levemente y soltó un bostezo.
─Ya… ¿Ya es de mañana? Aún tengo sueño…─
Era claro que estaba cansada, pero debía continuar el día, después de todo, el deber de una sacerdotisa no tiene fin.
─Buenos días, Charlotte, ¿Preparaste el desayuno? Qué lindo de tu parte… Iré en un momento─
Entrecierra los ojos al hablar, si, estaba por dormir nuevamente.
─Mejor lánzale agua fría, así se despertará─ Llega el familiar por la puerta.
─¡No! ¡Agua no! ─Da un leve salto para ponerse en pie, ya se le fue el sueño.
─Actúas como un gato, ¡Jajajaja! ─Dice en burla mientras despeina a su ama.
─¡Agh! ¡Eres un tonto! C-Como sea… vamos al comedor, que Charlotte nos hizo el desayuno…─
Aquel azabache simplemente ríe para después adelantarse a la mesa, la pelirrosa no tardo en seguirle el paso y disfrutar del desayuno.
─Ya… ¿Ya es de mañana? Aún tengo sueño…─
Era claro que estaba cansada, pero debía continuar el día, después de todo, el deber de una sacerdotisa no tiene fin.
─Buenos días, Charlotte, ¿Preparaste el desayuno? Qué lindo de tu parte… Iré en un momento─
Entrecierra los ojos al hablar, si, estaba por dormir nuevamente.
─Mejor lánzale agua fría, así se despertará─ Llega el familiar por la puerta.
─¡No! ¡Agua no! ─Da un leve salto para ponerse en pie, ya se le fue el sueño.
─Actúas como un gato, ¡Jajajaja! ─Dice en burla mientras despeina a su ama.
─¡Agh! ¡Eres un tonto! C-Como sea… vamos al comedor, que Charlotte nos hizo el desayuno…─
Aquel azabache simplemente ríe para después adelantarse a la mesa, la pelirrosa no tardo en seguirle el paso y disfrutar del desayuno.
Ayana Shade
Re: Coincidencias (Ayana Shade)
La mención del agua fría gatilla un divertido recuerdo en la mente de la rubia. Con mucha ironia de la vida, recuerda las veces que no podía lograr que Yami se levantase temprano para las reuniones de los capitanes de los 9 escuadrones. Sin mentir, ya no sabe cuántas veces lo amenazó con lanzarle agua fría y, menos, las veces que logró el apoyo de Finral y Noelle con sus portales y hechizos de agua para despertarlo súbitamente.
Ninguno de los Toros Negros podía negar que habían estallado en carcajadas ante tal muestra de disciplina de la rubia hacia su capitán. Puede ser que terminasen castigados, pero para ellos era divertido el ver cómo se había acostumbrado a levantarse temprano para evitar semejante baño.
-No puedo evitar recordar los baños de agua fría que recibía Yami si no se levantaba temprano… para muchos, el agua fría es una buena amenaza para que se levanten temprano –
Ríe, sirviendo el café en las tazas y el jugo en los vasos de los demás
-De seguro… de estar aquí, Yami estaría replicando de que estoy loca, que exagero y que era demasiado estricta con la puntualidad y todo eso… Las reuniones eran muy importantes, por eso trataba que dejase de llegar siempre tan tarde… -
Menciona, mientras se sienta y se sirve algo de jugo, evitando el café por su estado.
Ninguno de los Toros Negros podía negar que habían estallado en carcajadas ante tal muestra de disciplina de la rubia hacia su capitán. Puede ser que terminasen castigados, pero para ellos era divertido el ver cómo se había acostumbrado a levantarse temprano para evitar semejante baño.
-No puedo evitar recordar los baños de agua fría que recibía Yami si no se levantaba temprano… para muchos, el agua fría es una buena amenaza para que se levanten temprano –
Ríe, sirviendo el café en las tazas y el jugo en los vasos de los demás
-De seguro… de estar aquí, Yami estaría replicando de que estoy loca, que exagero y que era demasiado estricta con la puntualidad y todo eso… Las reuniones eran muy importantes, por eso trataba que dejase de llegar siempre tan tarde… -
Menciona, mientras se sienta y se sirve algo de jugo, evitando el café por su estado.
Charlotte Roselei
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