Magia Pírica 101 – Rin Tohsaka

[Hace dos días, a las 16:23 de un sábado. Habitaciones del Internado Asgard]

El Rey Demonio se encontraba, como casi siempre, leyendo manga en su habitación cuando recibió la inesperada visita de la joven maga que hace poco había él mismo escoltado hasta el internado. Cuando la escuchó llamar a la puerta, dejó sobre la cama el tomo más reciente de Magical Thief Karin sobre la cama, se sacudió las migajas de pockys con algo de pereza y se levantó a abrir, apenas asomando la cabeza para evitar que la contraria viese aquella habitación tapizada de pósters de chicas de anime y el enorme estante tan lleno de mangas y figuras que parecía una tienda de cómics y no los aposentos de un "Gran Rey Demonio".

– ¿Que quieres que yo... Qué?

La sorpresa se hizo evidente en el rostro del slime, a tal grado en que dejó abrir la puerta por un instante, víctima de la falta de concentración. Sin embargo, salió del cuarto tan rápido como pudo y cerró la puerta de golpe, rogando a cielo y tierra que su compañera de internado no hubiera visto aquello. Aunque, por supuesto, la cara con pequeñas manchas de chocolate y la sudadera de All Might ya eran suficiente evidencia para desacreditar el frío aspecto que tanto se esforzaba en mantener. Pero la sorpresa del momento era tanta que ni siquiera se daba cuenta de ello, sino que simplemente continuó hablando a la contraria con la mayor cantidad de normalidad posible... Que no era mucha, a decir verdad.

– ¡S-sí, sí, claro, no hay problema! ¿Para eso están los compañeros, cierto? Apoyarse mutuamente para alcanzar sus objetivos y esas cosas... ¿Tienes libre el lunes por la mañana?

Los nervios de la pequeña criatura eran notorios, y no precisamente por la petición de la joven Tohsaka en sí misma. Aquella quería aprender más para tener más poder, era lógico que buscase alguien con quién entrenar. Más bien su inestabilidad se encontraba en lo inoportuna que la contraria había sido, y es que a nadie hasta ese momento se le había ocurrido buscar al demonio en su habitación, aún cuando pasaba la mayor parte de su tiempo ahí. La idea de que alguien de Asgard supiera sus gustos le resultaba aterradora como mínimo, pues la fachada de monstruo inmisericorde y malévolo se le caería a pedazos al instante. Aún así, logró alejar a la chica del sitio tras aceptar su petición e inventarse cualquier excusa para esfumarse del sitio.

[Presente inmediato, a las 6:05 de un lunes. Salón de combate mágico del Internado Asgard]

– Muy bien...

El Rey Demonio se encontraba frente a la hechicera, sosteniendo un libro escrito a mano. Aquellas anotaciones hechas tan solo unas horas antes eran el resultado de la ardua labor de la "Habilidad Única: Gran Sabio" por elaborar un manual que ayudase al slime a enseñar sus propias habilidades a otros. Todo el manual estaba escrito en un idioma formado por extrañas runas sacadas del manga favorito de Rimuru, con tal de asegurarse que ningún héroe o villano pudiese leerlo por su cuenta. De esta forma, el slime podría abrir el libro y estudiarlo donde sea sin preocuparse por espías o cosas así.

– Digamos que esta será una nueva materia para ti. "Magia Pírica 101", así la llamaremos. El plan es que, terminando este curso, domines el poder del fuego a la perfección. Podría tomarte una clase o veinte, eso depende de tu capacidad. ¿Estás lista, Rin Tohsaka?

[Hace dos días, a las 16:23 de un sábado. Habitaciones del Internado Asgard].

La joven hechicera estaba como de costumbre en su propia habitación, leyendo libros de hechizos, maldiciones y rituales antiguos en latín, pues deseaba aumentar su conocimiento para no ser una carga para sus compañeros en algunas misiones pues podía decir que ella era la más débil, aunque no lo admitiría en voz alta. Y eso no le gustaba, pero sentía que ocupaba ayuda para algunas cosas y debido a que no tenían profesores no sabía con quién acudir…

”¡Eso es!”.

Levantó la cabeza de sus anotaciones y se levantó de su cama dispuesta a ir a buscar a la persona en su mente; Rimuru Tempest. Podía decir que podría aceptar ayudarla y ella notaba el poder que desprendía y podía decir que era el estudiante más fuerte de Asgard. Se hizo una coleta en el cabello y se calzó unos zapatos mientras se acomodaba su vestido, todo el día había estado en su habitación y el vestido le parecía cómodo.

—Buenas Rimuru-chan… ¿Me preguntaba si podrías ayudar a entrenarme?

Preguntó directamente y sin rodeos, mirándolo seria y segura de su decisión mientras cruzaba los dedos detrás de su espalda un poco nerviosa. Obviando un poco el vistazo que tuvo a la habitación de su compañero, sabiendo que era su privacidad tener lo que quisiera dentro sin tener el temor de ser alguien más. Aunque en su mente grabó la adorable imagen de la vestimenta del Rey Demonio. Claro, apreciaba su vida y la pequeña amistad que sabía estaba naciendo en ellos como para decir algo que incomode a su aliado.

—Me preguntaba si podrías ayudarme a entrenar, ya sabes, no tenemos maestros a quien pueda pedirle ayuda.

Al escuchar la pregunta sorprendida respondió de nuevo con normalidad mientras intentaba no morder su labio nerviosa pero comenzaba a balancear su peso de una pierna a otra.

—¡Gracias Rimuru! Realmente te lo agradezco y te lo compensare, lo juro. Sí, tengo libre ese día, me parece perfecto si quieres que nos reunamos a la hora que digas.

Por sus pensamientos no paso el notar o recalcar la incomodidad de la peliazul mientras caminaban a otro lado, lamentablemente para ella aún no había tenido tiempo de adornar a su gusto su cuarto, pero pronto lo haría, y sus sitio favorito sería el bonito ventanal que tenía. Y para sentirse más segura colocaria alguna barrera de privacidad en su cuarto.

[Presente inmediato, a las 6:05 am de un lunes. Salón de combate mágico del Internado Asgard].

Se mantuvo completamente despierta frente a su nuevo “maestro” o entrenador personal, mientras tomaba una postura recta. Esa mañana se había despertado y cambiado con una ropa de entrenamiento, un simple short y un top mientras su cabello lo había recogido completamente en un moño y lo había fijado con broches para que ningún cabello le estorbara.

—Estoy lista.

Nunca más la palabra duda estaría en su mente y todas sus metas las lograria, porque no serviría de nada el aprender sí nunca se sentía segura y confiada de sí misma. Tendría el conocimiento y experiencia, pero no la seguridad, y así no era ella.

– De acuerdo, primero lo primero –Comenzó el limo su explicación, mientras en su mano encendía un mechero– Vamos con algo de teoría. El fuego es una reacción química, no es un objeto. El fuego es la energía liberada durante un proceso denominado combustión. En la combustión, el combustible es transformado en luz y calor. Lo que harás en este curso exactamente será aprender a usar tu maná como combustible, y aprender a darle forma y dirección a ese maná. De esa forma, tendrás un control absoluto de las llamas. Lo mejor de esto es que, una vez entiendas este elemento, el resto serán más fáciles de aprender.

El rey demonio tomó entre sus dedos la pequeña llama que salía del encendedor y guardó el artilugio en su bolsillo, mientras la lengua de fuego quedaba en posesión del slime. En ese momento, puso la ascua en su palma y comenzó a jugar con ella entre sus manos como quien juega con una bolita de plastilina. En pocos segundos, el fuego con forma de gota era ahora una ardiente mariposa que agitaba las alas como si tuviera vida propia. Incluso levantó vuelo la diminuta criatura, dando la apariencia de que era un ser viviente, al menos hasta que el peliazul se dispusiera a dar explicación de sus acciones.

– No, no está viva si es lo que piensas. Cada aleteo, cada movimiento de cada músculo, cada movimiento de sus ígneas antenas, todo es orquestado por mi voluntad. Una pequeña falta de concentración bastaría para hacerla perder su perfecta apariencia de vida propia. Podríamos decir que es un engaño nada más, y te aseguro que es muy útil en el campo de batalla. Hacer creer al oponente que puedes crear vida siempre es inquietante, no crees? Es muy divertido y le puedes sacar ventaja. Ahora bien...

El slime caminó hasta la posición de la maga y le mostró una amable sonrisa, a la par que tomaba la mano de la contraria y la ponía entre las dos suyas, acariciándole suavemente. Fueron unos pocos segundos los que frotó la mano de la contraria, de forma casi cariñosa, antes de soltarla. Al descubrir la mano de la joven hechicera, dejó ver cuál había sido el propósito de su repentina acción. Y es que había ahora un guante de color negro cubriendo toda la mano y parte de la muñeca de la chica. Éste estaba hecho de alguna tela suave, fresca y muy delgada, similar a la seda. Y antes de que la joven Tohsaka tuviese tiempo de preguntar, Rimuru procedió a repetir la acción con la otra mano, dejando así ambas cubiertas.

– Los humanos no son a prueba de fuego –Explicaba el demonio tan pronto como hubo cubierto las manos de la chica– Estos guantes evitarán que te quemes al tener el fuego en tu mano. Con tu buena condición física, no solo sería un método de ataque mágico, también podrías asestar unos buenos puños flamantes a tu oponente, e incluso crear impactos explosivos. El límite es tu imaginación~

A continuación, la pequeña mariposa descendió hasta la mano derecha de la contraria, posandose con delicadeza en uno de sus dedos. El guante no solo impedía quemaduras; literalmente ni siquiera se sentía el calor que esta irradiaba. De esta forma el rey demonio había probado la efectividad de los artilugios que le había obsequiado a su compañera, tras lo cual pudo continuar con lo que tenía planeado para la clase.

– Quiero que pienses en tu maná como si fuera el dulce néctar de una fruta. Puede ser la fruta que más te guste. Lo que quiero es que le des de comer a esta pequeña mariposa. Intenta alimentarla con tu néctar. Tan pronto como tú la alimentes, yo dejaré de hacerlo. Si se apaga, repruebas. Si logras mantener la llama encendida, pasas. ¿Entendido?

”La explicación me recuerda perfectamente a mis clases de quimica y fisica de la escuela, pero también a lo que he leído en los  libros de hechizos de fuego… Ahora, ¿usar mi mana como combustible? ¿Darle forma y dirección?”

Asintió ante la explicación, con una mirada decidida… Su mana debía ser ser el combustible, debía usarlo como una reacción sola, sin algún otro reactivo, debía hacerlo y al mismo tiempo crear alguna forma en su imaginación con su mana para luego crear la reacción. Y la dirección debería de ser cómo guiar el ataque o defensa, así como darle incluso una apariencia más “viva”, cómo Rimuru había hecho con su mariposa de fuego tras jugar con esta como si fuera plastilina.

”Es hermosa, se que no está viva, pero, sigue siendo demasiado hermosa, es un digno espectáculo. Aunque se que en un ataque si no hubiera visto esto me sorprendería demasiado por ver a alguien crear ‘vida’, Rimuru tenía completamente la razón”.

—Es hermoso, y tienes la razón. Sería muy útil para los engaños.

Expresó su pensamiento resumido en voz alta, guardando en su mente lo importante de la explicación, “concentración”, era la palabra que más resaltaba para ella y la que guardo correctamente en su memoria. No creía que fuera difícil concentrarse considerando que también se usaba en casi todos los hechizos, aunque para ella resalto mucho más los rituales de invocación por los servants. Pues estos habían sido lo más máximo de concentración que ella podía poner para invocar correctamente a un espíritu heroico desde el círculo.

”¿Ah?”

Pensó confusa al ver el principio de la acción del rey demonio, realmente, era un tacto cálido, noto. Había pasado más de un año desde que una persona había tomado su mano gentilmente, aparte de acariciarla, le pareció agradable. Sólo por eso no retiró sus manos de la repentina acción de la peliazul, o el peliazul, eso la seguía confundiendo.

”Son cómodos”.

Inspecciono los guantes negros, acomodandolos, eran perfectos en sus manos. No muy grandes o muy pequeños, eran perfectos en sus palabras. La tela era una que nunca había visto, o sentido. Lo más similar sería la seda, pero sabía que está no era seda, era más fresca y delgada de la seda, se sentía más cómoda.

—Gracias Rumuru.

Agradeció desde el corazón, oh sí, podía darse algunas ideas para sus ataques gracias a los guantes que Rimuru le había otorgado. Y le dedicó una pequeña sonrisa verdadera a la menor, extendiendo su mano para recibir la pequeña mariposa con uno de sus dedos de la mano derecha, dejando los demás en un puño y sólo ese extendido.

Respiro profundo antes de cerrar los ojos, concentrándose en hacer lo pedido, no dejando que el nerviosismo la atacara y tras otra respiración se enfoco en algo, una pequeña fruta. Tan pequeña pero lo suficiente para alimentar el fuego, apenas el dulce néctar de un mango concentrado en una pequeña bolita resplandeciente naranja, pero que cambie de color el fuego sí es posible. Sí, eso se veía perfecto en su imaginación, podía sentirlo, podía lograrlo y de eso estaba segura.

”Concéntrate…Vamos, concéntrate”.

Extendió su mano izquierda, mientras en su palma comenzaba a juntar su mana, apenas mostrando las vibraciones de la fuerza invisible, dando lentamente una apariencia más redonda, más pequeña. Más un pequeño brillo naranja pálido, apenas visible, pero existente.

”Dejalo libre… Moldealo, concentrate, crea el objeto”.

Se repetía en la mente, con los ojos cerrados mientras seguía su proceso, calmada y tranquila. Su mana fluyendo tranquilo como un manantial puro de las montañas, una fuerza pura, sin limitaciones. Y completamente a sus ordenes, nunca había tenido su propio poder tan presente.

El slime miraba con interés a la mano de la joven Tohsaka mientras esta trataba de concentrarse para conseguir su objetivo. Realmente no debería ser imposible para ella lograr encender la llama por su cuenta, o al menos es lo que el demonio consideraba. Bastaría con que ella entendiese el funcionamiento de su flujo de energía y actuase en consecuencia para conseguir un resultado satisfactorio. Si aquella conseguía ver su maná como un material maleable al que podía dar forma sin necesidad de utilizar otros elementos de por medio, habría dado el primer paso para dejar de ser una simple hechicera y convertirse en una verdadera maga.

El demonio percibió al instante cuando la maga logró conectar su energía con el fuego, pues este se tambaleó suavemente, como una vela cuando alguien le sopla a la distancia y parece que se va a apagar, pero prevalece. De la misma forma, justo como había asegurado, Rimuru dejó de manipular el fuego en cuanto pudo sentir que la azabache había creado una conexión con él. Por supuesto, lo obvio sucedió. La mariposa se deshizo al instante. Sin la manipulación del slime, era imposible que aquella mantuviese su bella y elegante forma. No había manera en que se preservase aquella complejidad de la que el rey demonio había sido el único responsable.

Sin embargo, la llama se mantuvo encendida. Es verdad, su asombroso diseño se había perdido, pero el fuego seguía ahí, ardiendo perfectamente en el dedo de la hechicera, bailando suavemente y brillando con intensidad. El slime mostró una sonrisa orgullosa al ver que su compañera había conseguido mantener la llama al primer intento. La chica definitivamente era talentosa, esa es la forma en que el limo pensaba de ella. Mejor dicho en sus palabras, "Nada mal para una humana". Pero no era momento de dar palmadas en la espalda. Si aquella estaba esforzándose, lo mejor era seguir trazando camino para que no se detuviese.

– De acuerdo, buen trabajo –Dijo aquel mientras retrocedía un par de pasos– Lograste salvar el fuego, eso ya es algo. Así que vamos con la siguiente teoría. El fuego consume lo que está a su alcance para continuar su reacción química. Eso lo expande en torno al objeto que consume. Por ende, mientras más combustible hay, mayor será el fuego.

El slime abrió un portal a su derecha, metiendo la mano en este y cerrando el portal inmediatamente tras haber sacado una botella con agua. El limo abrió el agua embotellada y comenzó a vertir el líquido lentamente, de manera que fluía un pequeño hilo. Sin embargo, el líquido no caía al piso, sino que bajaba de forma inclinada en el aire, como si resbalase por una línea recta invisible, dando así la imagen de un río fluyendo suavemente.

– Imaginemos ahora que tu maná es este río. El agua en este momento fluye suavemente. El fuego es alimentado de a poco, a fin de mantener su forma.

Aplastó entonces la botella en el aire con la mano, haciendo que el río se desbordase en el aire y corriese de forma más impetuosa.

– Lo que quiero es que desbordes ese río. Que alimentes al fuego con más energía, a fin de hacer crecer la llama. Si quieres hazlo lentamente, a fin de no quemarte. El punto es que si tu flama tiene el tamaño de una pequeña mariposa, la alimentes a tal punto que crezca hasta ser del tamaño de un ave. Adelante.

El río de agua embotellada comenzó entonces a fluir de forma ascendente, regresando al interior del recipiente de plástico. El rey demonio no soportaba la idea de desperdiciar el alimento o la bebida, por lo que no los tiraba aún si eran usados de ejemplo en sus explicaciones. Sin duda alguna algo curioso para alguien que afirma que las vidas inferiores son insignificantes. Fue así como cerró la botella una vez el agua había vuelto a ella y, abriendo nuevamente aquel pequeño y redondo portal, la guardó en un lugar que solamente el demonio conocía. Trataba de no mostrar mucho entusiasmo, pero realmente el limo estaba emocionado por ver si la chica lograría aquella hazaña al primer intento también.

Su respiración era calmada, tranquila, mientras abría los ojos para sonreír de su logro, sabía que sólo era suyo. Pues no podía sentir el mana de Rimuru como antes y aparte sentía un poco la inestabilidad de la flama. La veía, bailando débilmente en su dedo, cómo un pequeño y antiguo faro que está perdiendo su aceite. Y concentró su mirada, intentando darle una mejor estabilidad. Imaginando sólo una flama más estable, menos temblorosa, algo que soportase tempestades. Una luz que siempre estuviera encendida.

"Sí, mayor combustible, mayor alcance y rango de su fuego".

Lo comprendía, era una muy buena explicación lógica y racional, algo científico. Comprensible y aplicable. Omitiendo el hecho de que podía usar el mana a su alrededor o su propio mana para crear una reacción de combustión y que luego este se mantenga por su propio "combustible", es decir; por su mana.

—¿Las emociones o sentimientos pueden influir en la reacción del fuego? Por ejemplo, que se apague o se haga incontrolable con alguna en especial. Simplemente tengo curiosidad de todas las variables que pueden pasar.

Cuestionó con tranquilidad, casi en un tono susurrable, algo bajo para no romper su concentración. Pero audible para su pequeño maestro. Pasando la flama entre sus dedos y muñeca, moviendolo con mana alrededor de la pequeña flama, girandola, bailando casi en esos lugares. Reconociendo y probando que con esos guantes no sentía el calor de la flama, y tampoco se quemaban al tocar está.

Soltó un suspiro, distrayéndose un poco al observar la opción del Rey Demonio, era hermoso cómo podía manipular el agua. Y también realmente curioso que justo antes de abrir sus ojos ella hubiera hecho una comparación entre su mana con un río y que ahora la peliazul hiciera lo mismo para explicarle. Cómo dijo, casi se distraía y apagaba la flama, pero la logró mantener, concentrándose aún en su asombro en sus segundos de vacilación.

"Por poquito… pero no niego que es hermoso ese tipo de magia para "reproducir" una mini cascada con el agua de una botella".

Asintio, no parecía tan difícil y ya había regresado a concentrarse así que comenzó a transmitir más mana, lentamente. Observando cómo la flama aumentaba ligeramente, con un poco más de estabilidad, danzando ahora en su palma extendida. Ganando fuerza lentamente, es su mente tenía una corriente de mana azul imaginaria, un río de “agua” alimentaba su flama, calmado, llenándose lentamente: como una presa de agua.

Su respiración era calmada, inhalando y exhalando calmada, su mente despejada. Realmente no mantenía muy lejos la flama del guante al comprobar que este resistía el calor, debía preguntarle a Rimuru cómo los había hecho. Y si estos podrían modificarse con runas… conocía un par que podía emplear muy bien. Su mirada se hipnotizó por la flama, recordando las llamas en el castillo Einzbern que había creado Lancer para ayudarlos a escapar… ah, su mente evocó el recuerdo en su descuido, observando cómo una película.

—… Shinji…

Hizo una mueca, un nuevo sentimiento ganando fuerza en su interior: furia. Había sido tan tonta, todo una damisela en peligro… Tsk, si no hubiera sido por Lancer ella…

”No”.

Se obligó a pensar, no estaba calmada, no estaba prestando atención al fuego de su palma que estaba creciendo rápido, errático, inestable. Y no quería controlarlo, pues al intentarlo recordaba cómo había sido humillada por Shinji, y le daba asco, era repugnante. Lancer la había salvado, y siempre le debería eso, evoco palabras a su mente, cómo llegó Kirei, admitiendo haber matado a su padre…

”No… ¡no!”.

Apretó los labios, ignorando donde estaba, con quién estaba, y que estaba a salvo, que Kirei estaba muerto y Shinji… Shinji había pagado un poco de lo que hizo. Pero no era suficiente. Ella lo había olvidado, pero, también tomaría venganza contra él. Y lo disfrutaría.

”He tenido suficiente…”.

Con una respiración agitada terminó cometiendo un error, al escuchar el ruido de las respiraciones de Rimuru se confundio, y lanzo la bola. Para luego sacudir la cabeza y observar aterrada su acción… No, no se suponía que debía hacer eso… No estaba bien, era Rimuru, no Shinji.

—¡Para!

Grito, alzando su palma, sin saber que hacer más que pensar en no lastimar a la pequeña peliazul que sólo la estaba ayudando. Había cometido una estupidez y lo sabía perfectamente, no se perdonaría y Rimuru saliera dañado por su culpa.

El limo ya había guardado aquella botella con agua y al parecer había hecho lo mismo con el libro, mismo que ya no estaba entre sus manos. Sus ojos estaban puestos únicamente en su compañera, quien lucía realmente concentrada. Aquella estaba esforzándose al máximo por explotar sus habilidades y el demonio lo sabía. Esa mirada decisiva. Ese fuego interior. Era el mismo rostro que el rey demonio poseía cuando se enfrentaba a las adversidades que lo habían acechado desde que tenía memoria. Cada obstáculo que había superado desde su llegada a este nuevo mundo, lo había resuelto siempre con esa ardiente mirada plasmada en su semblante. Eran los ojos de alguien que está dispuesto a todo por alcanzar su meta.

– Las emociones –El Rey Demonio explicaba gentilmente a la hechicera, haciendo uno que otro ademán con las manos– No influyen en la magia directamente, y no es diferente con el fuego. Pero las emociones pueden quebrar tu concentración, causando que hagas acciones repentinas, muchas veces sin percatarte de lo que has hecho o el cómo lo has causado.

La mirada del limo recorría a su compañera de arriba abajo continuamente. Sumado a sus antecedentes de pícara personalidad, cualquiera diría que le mira con lascivia o algo parecido, aunque pocas cosas podrían estar más lejos de la realidad. El rey demonio contínuamente revisaba el flujo de maná de la chica con la intención de analizar los cambios que se producían en el mismo a la hora de alimentar el fuego. Para alguien como Rimuru, cuyas células eran todas exactamente iguales, era fácil distribuir el maná de su cuerpo según la situación lo requiriera, e incluso almacenarlo en su inventario para ocultar su aura demoniaca. Sin embargo, no entendía la forma en la que los humanos se conectaban con la magia, por lo que este era también un buen ejercicio para el demonio, pudiendo observar que había alguna clase de enlace entre el alma del mago y la magia en sí misma.

« Así que... Los hechiceros tienen conductores especiales para la magia... Como si fuesen circuitos eléctricos, pero que empalman el plano físico con el espiritual... Interesante »

Cuando menos se había dado cuanta el slime, su mente ya estaba en otro sitio, divagando acerca de cuestiones que nada tenían que ver con el presente inmediato. No es que se pudiera hacer mucho por ello, pues era común en el Rey Demonio perderse en sus propios pensamientos conforme meditaba más y más profundamente en un tema de su interés, sin importar si era tan trivial como su anime favorito o tan importante como sus objetivos personales. Pero este descuido cambiaría radicalmente el escenario actual, pues sucedió que tanto meditaba de lo que había observado de la joven Tohsaka que se había olvidado por completo de supervisar que no perdiese el control.

– Como te estaba diciendo... –

El limo sacudió su cabeza suavemente y reaccionó de su trance, dirigiendo la palabra nuevamente a la azabache. Pero para cuando pudo concentrarse nuevamente, una enorme llamarada había sido lanzado ya en dirección a él. Todo lo que alcanzó a vislumbrar a través de las intensas llamas era el aterrado rostro de su compañera ante tan terrible equivocación. ¿Se habría ella desconcentrado también? ¿Recordó algo de repente? ¿O es que había perdido el control?

El andrógino no tuvo tiempo para pensar en todo eso antes de que las llamas lo alcanzaran. Tan pronto como el fuego alcanzó su piel, las quemaduras se hicieron presentes. Todo lo que alguna vez estuvo recubierto de piel pasó a ser músculos chamuscados y heridas graves, acompañadas de los gritos de dolor del demonio, quien cayó al suelo al instante, aún achicharrándose varios segundos antes de quedar inerte en el suelo y prácticamente calcinado. Después de eso, hubo silencio. Un profundo silencio de ultratumba, antes de que el "cadáver" se levantase súbitamente, sacudiéndose las cenizas de encima entre fuertes carcajadas.

– Jajajajaja gomene, gomene. Solo jugaba.

Lo que parecían ser terribles heridas cayeron al suelo en poco tiempo, mientras el limo se las sacudía delicadamente. Bajo aquella carne calcinada había una piel igual de blanca y suave que hace unos minutos. Los restos que quedaron en el suelo resultaron no ser mas que carbón y papel, demostrando de una vez no solo que el demonio había previsto un accidente así aún antes de comenzar la clase, sino que tenía un sentido del humor bastante tétrico. Ante la perturbada mirada de su estudiante, solo podía reír más fuerte, antes de sacar un caramelo del bolsillo y echarselo a la boca.

– No esperes que diga algo como "pudiste matarme si no fuera inmune al fuego" o algo parecido. –Mencionó calmadamente, mientras jugaba con el dulce en su boca– Es obvio que sé que no ibas a controlarlo a la primera y me he guardado esta broma para cuando te equivocaras. La verdadera lección es que nunca sabes si tu oponente puede hacerse el muerto o no, así que no des por hecho lo que tus ojos ven. Supongamos que yo fuera tu oponente. Si hubieras pensado que me asesinaste, sería fácil aprovechar tu shock para usarlo en tu contra. Nunca debes dejar que el miedo te paralice. Aún si haces carbón a tu oponente, tú debes tener en mente que puede incluso volver de la tumba ¿Entendiste? La próxima vez que vea que el miedo te congela, te daré una bofetada.

Agregó por último el slime, haciendo un ligero puchero – Además, me ofende que me subestimes así. ¿No me creíste capaz de apagar el fuego si hubiera querido? Baka... No soy tan frágil...

”Tonta…”.

En su mente dio la razón a su maestro con su comentario de las emociones y sentimientos, observando aterrada a este mismo a través del juego, sabía que nada podía hacer. Y se estaba golpeando duro mentalmente al sentir que no se esperaba un “ataque” así su maestro. Rogaba porque no fuera tan dañino…

El terror invadió su cuerpo, dejándola tiesa ante lo que sus ojos veían, no, no se suponía que ella, que ella causará la muerte de un aliado… ¿Qué haría ahora? ¿Asgard la castigaria por haber hecho eso? Por supuesto, susurró su mente probablemente Rimuru era una persona muy necesaria en Asgard y ella, ella había causado su muerte, ¡en un tonto accidente! Jo, casi tenía ganas o de llorar o de correr. Mejor de lanzarse de un puente, sí, eso sonaba mejor… Pero antes no pudo evitar el que su respiración se atorara. Ella no, ella nunca había causado algo así, lo había visto, claro, había visto la muerte de Kirei a manos de Lancer y la de los servants pero esto… Era definitivamente diferente.

Sus pensamientos se detuvieron, mientras algo inexplicable pasaba a sus ojos, Rimuru se estaba riendo, y levantándose.

—¿... Qué? ¡B-Baka!

Contuvo el impulso de golpearlo, ¡la había asustado el muy tarado! Definitivamente… definitivamente no se lo podía perdonar tan fácil, eso no, eso no se hacia y mucho menos mientras ella aún era humana, aún tenía sentimientos. Y lo comprobó cuando una lágrima rodó por sus mejillas hasta perderse en sus clavículas. Y a eso le siguieron algunas más, pequeñas, débiles y brillantes lágrimas. La última vez que recordaba haber llorado así fue cuando Archer se desvaneció al final de la guerra, después de salvarla a ella y a Shinji.

"... Baka…".

Pensó, tragando el nudo en su garganta y limpiando las lágrimas con el dorso de su mano derecha, difuminandolas en los guantes y mejillas. Ahora parecía un poco tonta, pero… aunque sus mejillas se colorean no podía ignorar que un sentimiento de alivio reemplaza su vergüenza interior. Aunque está última aún estaba presente, y sus mejillas lo demostraban a su parecer, podía sentir el calor aglomerado en ellas.

Decidió poner atención a las palabras de Rimuru, fingiendo que nada de su debilidad anterior paso y mirando otro punto de la habitación como si fuera lo más importante de haya visto, buscando concentrarse en las palabras/explicación. Haciendo una ligera mueca al escuchar que no esperaba que lo hiciera a la primera. Auch.

—Pero los héroes no usarían un truco así, ¿no crees? Además, ¿se puede regresar de la muerte? Sin ser una invitación de un espíritu heroico por ejemplo…

Cuestionó, una vez un poco más controlada, fijando sus ojos en los contrarios, curiosa. A su parecer no creía que alguien podía hacerse el muerto entre los legacianos, demasiado justos y heroicos para su gusto. Y también omitió que le darían una bofetada sí volvía a paralizarce, bien, tal vez debería aprender a controlar sus emociones también.

Lo miro mal por su último comentario, ella hubiera preferido eso antes que le hiciera esa mala broma, ah, sentía que luego habría buena bulla con eso.

—¿Me has hecho sufrir porque te parecía una buena lección solamente? ¿O fue porque sería divertido?

– ¿Uh?

El joven limo alzó una ceja cuando puso su atención en la chica pelinegra. Aquella estaba... ¿Llorando? ¿Cómo era eso posible? El Rey Demonio no lo entendía en lo absoluto. A su parecer, no había razón para llorar por la muerte de alguien. Para alguien que ha vivido toda su vida sin sentir el calor de alguien a quien le importe su bienestar, la simple idea de que alguien pudiera "preocuparse" por él o sentirse triste por su muerte era simplemente imposible. Jamás se le pasó por la mente. Antes aún, concluyó que era más lógico que aquella lloraba porque temía perder a su instructor de magia. Sí, eso tenía que ser. La mujer había decidido que lo más importante para ella era convertirse en la maga más poderoso. Era lógico soltar algunas lágrimas de frustración si te auto retrasabas en tu propio camino al eliminar una de tus oportunidades.

« Sí... Eso debe ser. Solo soy una herramienta, es lógico. Yo haría lo mismo ¿No? Sí, cualquiera haría lo mismo... »

Y con esa idea en mente, el andrógino de cabellos de cielo se convenció a sí mismo de la imposibilidad de que la hechicera pudiera sentir una remota pizca de afecto por él. Fue así como procedió a escuchar la pregunta de la Tohsaka, pregunta que por cierto no esperaba, pues Rimuru en sí mismo no era de la idea de que todos los héroes fueran "rectos y justos". A su mirada, todos eran un montón de idiotas hipócritas que ni siquiera eran capaces de darse cuenta de cuán idiotas e hipócritas son. Ese era el pensamiento de Rimuru Tempest sobre los héroes. Más aún, notó que la chica se sintió herida con lo de que no podría lograrlo a la primera. Eso le hizo sonreír levemente por la gracia que le causaba, pero decidió no mencionar nada al respecto y limitarse a contestar la interrogante.

– Rin Tohsaka ¿De verdad crees que los héroes son especiales? ¿Crees que son diferentes de la gente común? No lo son. Todos mienten. Todos esconden cosas. Nadie, absolutamente nadie sale de esta vida siendo completamente honesto. No se trata de si de verdad alguien puede resucitar o no. Se trata de si de verdad está muerto o solo crees que es así. He conocido bichos rastreros en Legacy a los que se les da bien engañar a los sentidos, así que no creas que es algo que me he sacado de la manga.

Aquella dragona sacerdotisa que vio por primera vez el día que llegó a Asgard y a la cual se enfrentó personalmente en los eventos ocurridos en Manhattan del '89, era la viva imagen de las palabras del slime. Esa chica de Legacy tenía una gran cantidad de trucos bien ocultos, incluida la ilusión y la manipulación de los recuerdos. De todos los héroes que había visto, aquella criatura era por mucho lo más cercano a un demonio que había visto en su vida. Su personalidad oscura, su agresividad y su fuerza extraordinaria la hacían digna de admiración. Pero el hecho de que siendo tan superior a los humanos se rebaje a ser su perro guardián es lo que más repudiaba en el mundo. Los débiles son insectos insignificantes que deben servir a los fuertes y no al revés, esa era la forma de pensar del rey demonio.

– ¿Sufrir, dices? –Las palabras de la mujer sacaron de sus pensamientos al limo, haciéndole reaccionar al instante– Por supuesto que lo hice porque me pareció divertido. Soy el Rey Demonio, jamás haría algo que no quiera hacer. Es obvio que solo deseaba ver tu cara de horror al ver el peor resultado posible de tu fracaso~

Respondió con un tono bromista y arrogante, queriendo sonar como un cretino o algo parecido. Sin embargo, su mirada lo delataba. Era obvio que no decía la verdad, claro que le importaba educar a la chica. Pero jamás podría aceptar algo como eso. Un Rey Demonio no puede preocuparse por otros, no tiene sentido. Todas las decisiones de un demonio deben ser interesadas y egoístas ¿Cierto? No podía darse el lujo de dar algo solo por darlo, esa no es la actitud de un demonio...

– ¡En fin!

El demonio alzó su voz repentinamente, tomando de vuelta su mechero y encendiendo una nueva llama en éste. Tomó entonces entre sus dedos la flama y repitió el proceso del pasado, creando una nueva mariposa. Esta, por su parte, voló hacia la mano de la hechicera, dando indicios de que el ejercicio sería repetido nuevamente.

– Desde donde nos quedamos, vas a volver a intentar hacer crecer el fuego, una y otra vez si es necesario con tal de que consigas dominarlo por completo. Como recomendación, sugeriría no asesinar a tu profesor en el proceso, creo que no sería muy conveniente~

Una burla del demonio no podía faltar en ese instante. Su naturaleza pícara e infantil no podía dar como resultado otra frase, y claramente no hubiera sido él mismo si se hubiera contenido. Pero, a su forma, era la manera en que el slime demostraba su interés o su aprecio por otros, pues siempre era mucho más frío y serio con quienes no lograban capturar su interés.

—No, no creo que sean especiales, y creo que sólo son diferentes de las personas comunes en el hecho de que son más “valientes” sí se les puede decir así —se detuvo un momento, controlando la burla en su voz para luego seguir respondiendo sin problemas—. Es imposible que alguien no haya mentido en su vida, demasiado utópico e irrealista.

Una mueca nació en sus labios, no creía que fuera algo sacado de la manga de parte de Rimuru, pero tampoco podía creer que los legacianos tuvieran a alguien así en sus filas, tal poder, y desperdiciado por ayudar a personas que nunca le agradecerian algo, que a la primera los cazarán por temor. Es hay donde no sabía sí arrepentirse de haber destruido el Grial, de haber desaprovechado una oportunidad de pedir algo que deseara. Bueno, pero no era tiempo de lamentarse, siempre habría otra guerra por el Grial. Y con ello más oportunidades de ganar, en fin de cuenta, ahora no le importaba sí a costa de su deseo toda una ciudad debe destruirse de nuevo.

—Encantador.

Regreso la palabra sarcásticamente, poniendo una sonrisa ladina en sus labios al notar el tono arrogante del contrario, eso no la engañaba, había conocido a un cretino de verdad llamado Shinji Matou, pero sólo hay quedaria su pensamiento, no deseaba perder la calma y volver a equivocarse por alguien que no valía la pena siquiera.

Tambero sus dedos enguantados contra su muslo izquierdo, reconocia la mirada de la peliazul, pero sabiendo que no sería bien recibido algún comentario respecto a está lo dejo pasar, silbando ligeramente en lo que esperaba la instrucción de que es lo que seguiría en el entrenamiento.

—Una duda, ¿por qué utilizar un mechero para encender y manipular el fuego? ¿No puedes producirlo a través de tu mana?

Le fue inevitable no preguntar, le parecía curioso ese hecho, mientras volvía a extender su mano diestra para señalar la mariposa, está vez se le hizo más fácil el tomar control del fuego, bueno, tal vez esa era una de sus afinidades mágicas y no lo sabía. Lo cual le recordaba que debía investigar cuáles eran estas para guiar mejor su entrenamiento. Ya haría el ritual después, a las tres AM cuando tuviera su mana en su punto más alto.

”Está vez lo lograre, creo que al fin comprendo esto”.

Fue su pensamiento, ahora comprendía más de su fallo, de lo bien que lo estaba haciendo y que debía aislar sus emociones para no afectar su flujo de mana. Sin embargo fue inevitable sonreír y reír ante la broma de su “profesor”.

—Jajaja, si, no me parece que sea conveniente hacerlo.

Respondió, aun en control de la llama, y siguiendo el juego de la broma un momento. Aunque sin mirarlo con alguna mirada divertida por no perder tanto la concentración.

—Bien, ya puedes dejarme el control de la llama de nuevo.

Pidió, moviendo su brazo para tener la flama a la altura de sus ojos pero a buena distancia de su cara, definitivamente era curiosa la tela de los guantes, no sentía el calor en sus manos pero sí lo tibio en su cara, apenas una sensación débil por la lejanía de la flama. Curioso. Aunque su concentración regreso cuando sintió que ahora ella era la única que controlaba el fuego, y una vez más, comenzó a transmitir una corriente de mana a través de su brazo y dedo, usando sus circuitos mágicos mientras en su mente los imaginaba como canales de manantiales.

Inhaló, observando la flama crecer lentamente, bailando tensamente por el poco aire de la habitación de entrenamiento. Exhaló, paseando la bolita por sus dedos, cada segundo crece su diámetro por milímetros.

”Todo va bien… estamos bien”.

« ¡B-baka! ¿Y qué si uso un encendedor? No es nada de tu incumbencia... »

No, no puede. Rimuru Tempest no puede crear fuego por su cuenta, y no sabe por qué. Incluso ha practicado alquimia de fuego para conseguir crear fuego sin ayuda de materiales externos, pero, por alguna extraña causa, no consigue generar ni una llama sin generar chispa con un objeto adicional. Es como si alguna fuerza externa conpirase contra su objetivo o algo parecido. Al menos eso es lo que el limo pensaba para sus adentros. ¿Falta de afinidad? No, no era posible. Rimuru tenía un control perfecto del fuego. Enardecerlo, menguarlo, apagarlo, moldearlo, materializarlo incluso no era descabellado. No había nada que no pudiera hacer con él... Excepto generarlo. Es más, con su mímica de dragón es capaz de exhalar abrazadoras llamas sin problemas. ¿Por qué, pues, le resulta imposible en forma humana? Esa idea retumbaba constantemente para los adentros del demonio únicamente. Nadie antes se había percatado de ese estúpido defecto, y el que aquella chica lo hiciera, realmente le dolió.

Sin embargo, trató de no darle más importancia al asunto de la que realmente merecía. A fin y al cabo, un mechero bastaba para cubrir ese problema ¿No? No era nada grave ¿No? Sólo un defecto... Solo un pequeño y estúpido defecto... Nada de qué preocuparse... Lo importante ahora eran las clases. Sí, lo más importante era entrenar a la hechicera. Después de todo, lo mejor era tener aliados fuertes para cubrir las debilidades ¿Cierto? No es que la chica le importase o algo, esas son tonterías de niños. Solamente era por conveniencia propia. Aliarse con otros podría resultar benéfico para los objetivos personales. Con esas palabras, el demonio trataba de convencerse a sí mismo, manteniendo un intento de estabilidad mental para poder continuar con la clase.

– ¿Uh? Está bien, toda tuya.

El demonio sacudió su cabeza suavemente, sacando de su mente todas esas tonterías para concentrarse en la mujer. Había conseguido mantener con vida la pequeña llama sin problemas, y eso en sí mismo era ya un logro. A cualquiera le hubiera tomado semanas... Posiblemente. Alguna sombra en su memoria le decía que los usuarios de magia requieren de un tiempo de estudio mucho más prolongado para conseguir dominar un elemento. No estaba seguro de por qué recordaba eso, pero sí sabía una cosa: eso significaba que la joven Tohsaka avanzaba a una velocidad impresionante. Esta idea quedó mayormente confirmada cuando vio a la mujer juguetear un poco con la pequeña lengua de fuego, mientras la hacía crecer poco a poco. La chica lo había conseguido, había logrado completar la siguiente fase del entrenamiento. El limo, en ese momento, no pudo evitar mostrar una sonrisa de satisfacción, dedicándole algunas palabras de orgullo a su contraria.

– ¡Buen trabajo, pequeña! ¡Puedes hacerlo!

Aquella frase se escapó de los labios del limo, haciendo que este se cubriera la boca al instante con una mano. "Q-qué acabo de decir...?" Fue lo primero que pensó. Nunca antes había felicitado a alguien. Ese extraño sentimiento de estar feliz por otra persona... Era algo que nunca había experimentado. Es por eso que no entendía cómo esa frase le había resultado tan natural. Era como si la hubiera dicho mil veces antes, como un vestigio de su vida pasada que venía a golpear la ventana con imprevisto. "Pero... Yo era un Rey Demonio... ¿No? Es imposible... Que un demonio diga algo como eso..." Definitivamente aquel no era el día del limo. Este llevaba el día con extraños Flasbacks y confrontaciones con sus propias ideas. Es más, siempre que se veía con la azabache terminaba en una situación similar. ¿Sería aquella una mala influencia? O es que hay algo más de por medio...

– E-etto...

El andrógino se aclaró la garganta, respirando hondo y exhalando con fuerza. Era un miembro de Asgard, y además era el Rey Demonio. No podía dejarse llevar por sus impulsos, tenía que actuar de forma más seria y racional, su reputación dependía de ello. Fue así como se propuso a dejar el infantilismo de lado y se propuso a sí mismo a concentrarse en lo que era importante. Entonces tomó el control de la llama que la chica controlaba, convirtiéndola en un lindo conejo que de tres saltos llegó a la mano del demonio. No le tomó mas que un segundo tomar el control de la llama y manipularla a su antojo, dejando en claro el grado de habilidad que tenía aún para imitar a una criatura viviente a la perfección en cuestión de un instante. Una vez el conejo llegó a la mano del limo, este se volvió a su forma original, siendo una simple llama.

– De acuerdo. Ahora sabes mantener el fuego por tu cuenta y expandirlo. Ya entiendes cómo funciona ¿no? El maná estimula la combustión, dándote un manejo del fuego en base al flujo de tu maná. Sin embargo, eso es apenas la punta del iceberg. Ya que intentaste matarme, me pregunto si podrías detener el fuego si yo intentara incinerarte~

El limo arrojó la llama al frente, deteniéndose justo a la mitad entre él y la maga– Si entiendes cómo funciona la manipulación del fuego –comenzó su discurso el demonio– Entonces la solución se vuelve obvia. Hasta hace poco, estabas utilizando el maná como combustible para el fuego. Ahora bien, seguro recuerdas que, como dije al inicio, el fuego es la energía liberada en forma de luz y calor de un proceso de oxidación. Esto es porque las partículas se aceleran en el proceso. Entonces, lo más lógico es que si quieres apagar el fuego, enfríes las partículas en lugar de acelerarlas. Dicho de forma metafórica, imagina que en vez de meterle gasolina a la llama para avivarla, le echas líquido ignífugo para ahogarla.

El fuego que hasta ahora se mantenía estático, comenzó a multiplicarse hasta tener cinco ascuas levitando, las cuales comenzaron a ascender y a posicionarse a la espalda del slime. En ese momento, cada una de las llamas tomó la forma de una flecha, dejando en claro que pretendía arrojarlas hacia la azabache. En cierto modo, esto recordaba al Noble Phantasm de Gilgamesh. Claro que Rimuru jamás lo ha visto, por lo que no hay forma de que este lo sepa. Por otra parte, este dirigió nuevamente la palabra a su estudiante, explicando lo que tenía planeado para la continuación de la clase. Con un tono pícaro pero más serio que antes y con una sonrisa macabra en el rostro, el limo se explicó ante la mujer, diciendo:

– Arrojaré cada flecha con dirección a tu cabeza, con un intervalo de tres segundos entre cada proyectil, haciendo quince segundos en total. Tu trabajo es extinguir el fuego o morir en el intento –suelta entonces una pequeña risa– Solo bromeo. Como verás, las flechas son pequeñas. Si no consigues apagarlas a tiempo, bloquéalas con los guantes y así no te convertirás en fogata~ ¿Preparada? ¿Lista? ¡Ahora!

”¿¡Pequeña!?”

Un grito de su conciencia casi hace que pierda el control de el crecimiento de la flama, pero a último momento pudo rescatar la chispa de todo y volver a hacer que todo fluyera como antes, pues si bien era cierto que los grandes avances de la ciencia común habían demostrado que los elementos no eran lo único que existía, y mucho menos lo principal al descubrirse los estados de la materia; era mentira que no existían. En algunos libros de las más antiguas familias se explicaban los elementos como grandes deidades que seleccionan sólo a personas que merecían su afinidad, y era más común que fuera en seres donde lo increíble ya existía, cómo los magos o criaturas míticas. Su teoría e hipótesis era que no eran deidades, pero sí eran algo, porque sí en fin de cuentas existían los espíritus heroicos y la Raíz, ¿como confiaba que Akasha existía? Bueno, en su opinión había vivido una Guerra del Grial así que había podido comprobar de la existencia de un servant, y la mayoría rumoreaba que en Akasha se origina el Trono de los Héroes.

—Lo entiendo muy bien —su rostro tomó una palidez por completo con el último comentario de Rimuru, en definitiva, no creía bonito eso que sugería. Pero no se dejaría amedrentar, además de que debía de aprender: ya fuera por las buenas o las malas, y en dado caso de quemarse toda cicatriz podría recordarle el esfuerzo que estaba poniendo para poder lograr sus objetivos—. Está bien, creo tener una idea de cómo hacerlo.

Y es que tenía una pequeña idea, pues sí todo lo estimulado de mana entraba en su rango de percepción sólo debía rodearlo con el propio, ralentizando lo que debía de hacer o sosteniendo las cosas con su mana para luego forzar lo que quería hacer. Y la metáfora de Rimuru era demasiado buena, en fin de cuenta, sí su propia mana actuaba en forma de un río o manantial y para cortar el fuego debía de cerrar ese flujo, en este caso debía de expandir su mana para tomar el objeto (en este caso el fuego) y después ir cortando las fuentes de acceso de mana para extinguir el fuego.

Una mirada seria se posó en su rostro, esa forma de ataque le recordaba tanto al Noble Fantasma del espíritu heroico Gilgamesh, aquel con el que se habían vistos enfrentados durante la guerra del Grial, ella y Emiya. Aquel que había terminado con la vida de la existencia llamada Illyasviel Von Einzbern y con Berserker sin problemas, dejando en claro que incluso la más fuerte de los Masters y uno de los más fuertes servants no pudieron competir contra el Rey de Uruk. Oh, por supuesto que también Emiya había logrado hacerle frente usando su cresta mágica (que había recuperado), pero eso se debió más bien a los recuerdos de Archer, y a un poco de suerte. Pues sin Archer ambos hubieran sido asesinados, ella por el ataque definitivo de Saber al Grial y él por Gilgamesh.

Alzó sus brazos, dejando salir un poco de mana para probar cómo se sentía al conectarlo con el propio mana del ambiente y así apoyarse de este para manejar los cinco proyectiles, extendiendo sus palmas abiertas sonrió confiada al sentir y percibir cómo tenía el control de al menos dos o tres metros alrededor de ella. Si bien el gasto de mana no era ningún problema es cierto que no quería desperdiciar los recursos a su alrededor.

”15 segundos, 5 flechas…”

Suspiro, parpadeando una vez antes de que la primera flecha fuera lanzada, para fijar sus objetivos en el objeto que se acercaba y al entrar en su rango de percepción envolverlo, forzando su mana a entrar en el fuego y comenzar a cortar las conexiones con el mana de Tempest, recorriendo la superficie de la lengua ardiente y reduciendo su tamaño en dos segundos, extinguiéndose en tres. A tiempo para interceptar la segunda y realizar lo mismo que en la primera flecha, un poco más tardado; 4 segundos en total, pero aun así logrando agarrar la tercera a tiempo y extinguiendola en el mismo tiempo que la primera.

”Puedo hacerlo… ¡Definitivamente puedo hacerlo!”

Intercepto la 4ta flecha con su mana, si bien no podía ver su propio rango sí podía sentirlo, percibirlo y con eso envolver el objetivo, extinguendolo esta vez más rápido a los dos segundos mientras una sonrisa se extendía en su rostro y cerraba la mano izquierda en un puño, tomando la quinta flecha sin contratiempos para apagarla también a los dos segundos, mientras en sus ojos brillaba la confianza y cerraba la mano diestra, bajando los brazos.

—¿Qué tal estuvo? Creo que deberíamos practicar con más puntos de ataque y velocidad para poder controlar mucho mejor todo, incluido la defensa. O al menos esa es mi opinión.

Comentó, a pesar de su éxito sabía que era porque no iban muy rápido las flechas y el tiempo era relativamente controlable. Quería practicar más con esa zona de percepción, sabía que primeramente había hecho bien lo anterior porque podía ver las flechas, y eso era depender de su vista. Y no podía cometer un error de sólo depender de está, debía de confiar más en su mana, en su instinto.

El demonio, una vez más, miraba con admiración las acciones de su "aprendiz". Su talento era ridículamente asombroso. ¿Quién demonios consigue dominar la magia de fuego en un día? Incluso el limo necesitó de la ayuda de Gran Sabio para utilizarla durante al menos una semana. Era, por tanto, algo increíble que esta mujer aprendiese tan rápido. ¿Cuál era la conexión de aquella chica con la magia? Pero bueno, no podía ponerse a pensar en todo aquello en ese momento. Aún si estaba contento por ella, un Rey Demonio debía de mantener la compostura ¿No? Por tanto simplemente dio unos pocos aplausos y una sonrisa de satisfacción a falta de una felicitación concisa. Entonces preparó su encendedor nuevamente, creando otra llama en tanto que hablaba a la pelinegra.

– No ha estado tan mal. Iba a proponerte un descanso al terminar, pero veo que tienes mucha energía aún. Siendo así, creo que es momento de subir la dificultad~

Tomó entonces la llama del mechero y nuevamente la moldeó entre sus manos. Sin embargo, contrario a sus anteriores creaciones, esta vez formó un ave. Debido a su forma, su pequeño tamaño y el encendido color anaranjado, se podría decir que aquel estaría inspirado en una Piringa Bermeja, ave endémica de América del Sur. Esta entonces comenzó a aletear desde las manos del demonio una vez fue concebida y comenzó a volar rápidamente por la sala, dando vueltas en círculos. Tan pronto como empezó a revolotear por ahí, esta se partía como lo haría una célula por mitosis, dividiéndose en aves exactamente iguales que volaban en direcciones aleatorias. Dos aves se hicieron cuatro, cuatro se hicieron ocho y así consecutivamente, hasta tener más de cien aves en llamas moviéndose velozmente a través de la sala de entrenamiento en patrones incomprensibles.

– Conoces a ¿Arturia Pendragon? La chica rubia de Legacy que afirma ser el rey de los caballeros de las leyendas artúricas. Me encanta que ella es como una chica mágica en el sentido de que tiene ataques especiales y hasta grita su nombre cuando los usa. "Noble Phantasm" creo que se llaman. Ella tiene su espada de leyenda que derrumba cualquier fortaleza. Bueno, si yo fuera un Espíritu Heróico, definitivamente este sería mi Noble Phantasm: Burning Bird Assault! Un torrente de pájaros infernales que nunca termina. La representación del poder de las llamas que siempre me han llevado a la victoria, transformado en aves que representan la paz que deseo conseguir. Un mundo perfecto en donde la guerra no sea una opción. El poder necesario para calcinar la voluntad de todo aquel que se oponga a mi anhelo de un universo perfecto, eso es Burning Bird Assault.

Las manos del slime comenzaron a moverse nuevamente, como si moldeasen algo, aunque esta vez no era fuego lo que había entre ellas. Como una araña que teje una red, el Rey Demonio usaba los hilos que salían de sus manos para crear una nueva prenda. El hilo iba adoptando la apariencia de tela rápidamente, formando bordados y costuras en un instante, dando diferentes texturas como si cambiase de tela de un momento a otro (aunque bien se comprobaría después que todo estaba hecho exactamente del mismo hilo de acero pegajoso) hasta formar un vestido negro de aspecto gótico. Se acercó entonces la peliazul a su contraria, entregándole aquella bonita prenda en manos, como se daría un presente de cumpleaños o algo similar, acompañado de un breve discurso de preparación.

– A continuación, usaré las aves para golpearte. Si una sola llega a darte, te explotará en la cara con la fuerza suficiente para derribar una puerta. Eso podría reducirte a cenizas, como tú lo intentaste conmigo~ El vestido cumple la misma función que los guantes exactamente. Así no morirás de un golpe, o al menos eso espero. Sin embargo, toma en cuenta que aunque no podrás quemarte, sí que te va a doler el golpe. Así que procura no ser azotada o sería malo para ti. ¿Entendido?

Aguardó entonces hasta que la chica se pusiera la prenda para comenzar con la siguiente fase del entrenamiento. No tenía la más mínima intención de quemarla o similar, así que debería esperar a que aquella se vistiese para comenzar. Y sería hasta que la contraria estuviese lista que el demonio daría por iniciada la lección– Ahora bien, esta lección terminará en victoria si logras controlar una de las aves, hacerle cambiar de forma por la que sea que prefieras, y me la arrojas de vuelta. Esto tres veces seguidas. Si mueres o te desmayas o te rindes antes de que eso pase, lo consideraremos una derrota. Vamos allá– mencionó el limo con un tono burlón, e inmediatamente los pájaros de fuego comenzaron uno a uno a arremeter con fuerza contra la Tohsaka. A veces de a uno, a veces en parejas, pero no dejaban de lanzarse contra la mujer, y no dejaban de multiplicarse en el cielo.

– Me pregunto cuánto tiempo te llevará...

—Eso es correcto, aún no me siento para nada cansada.

Asintió ante las palabras del contrario, estaba entusiasmada de cuál sería la segunda dificultad que debería de superar, su anterior sonrisa de entusiasmo y orgullo aún en su rostro, sí confiaba en ella y se esforzaba podía hacerlo. Definitivamente podría llegar a cumplir sus objetivos, tenía todo, una buena cantidad de mana, inteligencia, un buen mentor y la actitud de superarse a sí misma cada vez.

Alzó la barbilla, dando un vistazo a toda la habitación repleta de pequeños pájaros de fuego que revoloteaban sin dirección. Era increíble cómo una sola lengua de fuego había formado más de 100 pájaros iguales en tan sólo segundos, una increíble hazaña de mitosis, y, mentiría si no admitiera en su mente que los primeros dos segundos se sintió nerviosa del nuevo reto, pero esta sensación pronto se vio opacada por la adrenalina y emoción.

—Decir que la conozco sería sólo un eufemismo, considerando la historia que tenemos juntas… —admitió, asintiendo ante las palabras del contrario, ella sabía la verdad, la chica realmente era el mítico Rey Arturo de las leyendas. Su Noble Fantasma era del tipo anti fortalezas, así que naturalmente era demasiado destructivo. Tan sólo debía recordar que era más que suficiente para partir a la mitad el Santo Grial y destruir todo lo restante, “Excaliburn” era un arma increíble—. Burning Bird Assault… bueno, es increíble.

Reconoció, parecía que sí lo comparara con un Noble Fantasma fácilmente lo clasificaría en uno del tipo “anti ejército”, tener tal control del fuego era increíble. Fácilmente cada vez que un pájaro explotara contra el enemigo otro tomaba su lugar mientras seguían reproduciéndose por el mana ofrecido. Un ataque letal, hermoso y poderoso.

—Gracias, Rimuru… Entiendo.

Asintió, tomando el fino vestido de estilo gótico para ponerselo encima, deslizandolo cuidadosamente mientras cerraba los ojos, está prueba que venía sí le parecía casi una locura, pero inexplicablemente le emocionaba, y podía notarlo. Su pulso acelerado, la sangre corriendo emocionada y su prana vibrando en su circuito, ansioso de ser liberado.

Respiro profundo, liberando el aliento por sus labios, preparándose antes de que la prueba comenzará. Su objetivo era más que claro, y no se rendiría, porque eso sólo sería un fracaso, y no deseaba más fracasos.

”Vamos... “

A pesar de su preparación y aliento el primer pájaro logró golpear su hombro izquierdo ante la velocidad, ocasionando una mueca en Rin, sí dolía, pero incluso comparado con los entrenamientos físicos de Kirei la ligera explosión había dolido más, ralentizando su respuesta de interceptar los otros golpes. O de evitarlos, golpeando su abdomen y dorso de su mano.

Lentamente fue agarrando el ritmo, evitando los pájaros esquivandolos o desvaneciendo su fuego a través de su zona de mana, en algunos casos mientras deshacía dos o tres al mismo tiempo tenía que mover su cuerpo para esquivar otros. Había elegido una defensiva para evitar más golpes, mientras que con su mana investigaba la conección de Rimuru con las aves, buscando un punto débil para tomar el control de un ave al menos.

Giró su cuerpo, agachándose para evitar una bandada de tres pájaros, mientras se paraba elegantemente y alzando sus manos detenía el avance de las otras dos aves que venían, consumiendo su fuego en apenas segundos. Los tres segundos anteriores para consumir una simple flecha habían sido reemplazados a un segundo, y sí seguía así pasaría a ser casi instantáneo en microsegundos.

Atrás había quedado el dolor por los primeros golpes, quedando relegados a segundo plano para manejar su mana, controlando sus movimientos. Le gustaba este entrenamiento, y sería de los mejores, el peligro siempre hacía cosas increíbles en la percepción de una persona. Los segundos de la prueba se volvieron minutos, los minutos se fueron juntando hasta ser una hora de haber iniciado con el Burning Bird Assault.

Su cuerpo apenas y estaba resintiendo una nueva sensación: cansancio. En toda la hora otras cinco aves habían logrado su objetivo golpeando las piernas y el abdomen de la chica, pero apenas había sentido los impactos por estar consumiendo otras cinco aves. Cada minuto que pasaba las aves se volvieron más rápidas, juntándose para atacar lo cual implicó un gasto más rápido de mana para consumirlas.

”Lo tengo, es hora de terminar antes de acabar con mi mana…”

Se estiró, envolviendo seis aves que venían en su dirección, consumiendo cuatro de estas al cerrar su puño derecho e inyectando su mana en el interior de las otras dos eliminó la coneccion del mana con Rimuru, tomando ela e control con facilidad y en un rápido pensamiento las juntas, formando la imagen de una serpiente parecida a un taipan de la costa, una serpiente venenosa originaria de Australia, la cual comenzó a reptar en el aire con dirección al peliazul.

”Uno, faltan otros dos…”

Se agachó, esquivando otra para girar sobre sí 180° al sentir una bandada de dos por la espalda, inyectando su mana en las dos, tomando el control y cambiando sus formas de igual manera a una serpiente, las cuales eran más chiquitas que la primera pero que de igual manera siguieron a la primera en dirección a Rimuru. Mostrando sus colmillos.

Respiro agitadamente, tomando unos tres segundos de descanso para después volver a levantar la mirada, esquivando las nuevas aves para poder usar su mana en mantener las tres serpientes y sus movimientos.[/color]

La peliazul estaba cruzada de brazos, dirigiendo su innumerable ejército de aves solo con el pensamiento. Esa era al menos la imagen que daba frente a su compañera, la cual afrontaba aquella la prueba con tanto valor y resistencia desde el inicio. Al principio había conseguido tomarle por sorpresa y darle un par de golpes, haciendo que esta se mantuviera más alerta y más activa en tanto que el demonio únicamente parecía observar a la distancia el desarrollo de los acontecimientos. Sin embargo, él mismo lo había explicado desde el inicio. La forma en que la conexión de su maná se relacionaba con el fuego que controlaba. Cada ave, cada ala, cada pico, cada pata, cada movimiento, absolutamente todos y cada uno de los aspectos eran minuciosamente diseñados y reproducidos por el slime, quien tenía que poner el cien por ciento de su concentración para poder utilizar aquel ataque digno de ser llamado un Noble Phantasm.

Pero todo poder tiene un límite, eso no es secreto para nadie. Incluso el temible Rey Demonio debía de tener un límite en el uso de su maná. Esto hasta ahora jamás lo había demostrado, a tal punto en que todos sus compañeros pensaban o al menos consideraban la posibilidad de que su energía mágica fuera prácticamente infinita. Eso, por supuesto, no podría estar más lejos de la realidad. Si bien Rimuru Tempest puede absorber la energía mágica del entorno, la velocidad a la que lo hace no se compara con la que gasta en ataques realmente poderosos, y Burning Bird Assault estaba bien coronado como su habilidad de fuego más potente, siendo esta capaz de no solo golpear sino incinerar a la mayoría de sus oponentes en un instante. Pero este era un entrenamiento; no podía matar a su alumna y por ende el combate no sería rápido.

Es así como no solo tuvo que mantener su asalto de aves ardientes durante uno o dos minutos, que era para lo que estaba planeado (tiempo de sobra para aplastar a un ejército con la mínima cantidad de esfuerzo) sino que, más bien, terminó por extenderlo hasta más de una hora. La energía gastada para mantener la perfección de aquel ataque era de un peso titánico, y lo peor era que apenas el limo podía notarlo. Rimuru no puede sentir hambre, sed, sueño o cansancio. No conoce el dolor o el agotamiento, y eso le lleva a exceder su límite continuamente, sea para bien o para mal. Cuando no eres un mago pero todo lo que haces depende de tu energía mágica, las cosas pueden ser realmente complicadas, pero sería esta la primera vez que Rimuru conociera las repercusiones de usar su poder sin reparos.

« Informe: Se detecta una pérdida considerable en los niveles de energía. Se recomienda reducir el gasto de maná para un correcto funcionamiento del sistema »

« Espera ¿Qué cosa? »

La "Habilidad Única: Gran Sabio" fue la primera en lanzar un veredicto contra el demonio, haciendo que este abriese los ojos como platos. Nadie podría conocer la conversación que ocurría únicamente en la mente del slime, pero cualquiera habría notado su repentino gesto de sorpresa ante la noticia. Nunca antes había escuchado un mensaje como aquel. Sabía perfectamente que su poder no era infinito, pero jamás había estado ni cerca de llegar al límite. De todas sus habilidades, definitivamente es la de fuego la más costosa, al no poder crear su propia llama y tener que ceder tanta energía a un fuego corriente para poder moldearlo a su propósito. Es como intentar que tu unidad de 3★ sea igual a una de 5★ en un videojuego. La respuesta es que la cantidad de recursos invertidos para mejorarla será mucho mayor que si se hubiera empezado con una unidad de 5★ desde el inicio.

Sin embargo, pese a todo lo anteriormente mencionado, la práctica pudo terminar de forma satisfactoria. La joven Tohsaka logró tomar el control del fuego del limo y crear tres serpientes llameantes que lo embistieron una tras de otra. Como era de esperarse, este no opuso resistencia. Ni siquiera se movió de su lugar al ser golpeado. No podía sentir dolor y era completamente inmune a las llamas, así que era para él como si el viento le hubiere rosado el rostro, no más. Tan pronto como esto sucedió, el Burning Bird Assault se desvaneció en el aire como polvo arrastrado por la corriente, y el entrenamiento se dio por terminado. Sin embargo, el demonio no expresó una sola palabra al respecto. Solamente caminó lentamente hacia la salida, temblando lentamente.

– Es todo por hoy. Iré a comer algo...

Dijo el andrógino con una voz agotada, pese a que no puede sentir el cansancio, en tanto que su mano se posaba sobre la perilla de la puerta de la entrada. Sin embargo, tiempo no le fue suficiente siquiera para poder girarla y mucho menos para poder abrir la puerta. Antes de que pudiera realizar aquella acción, su cuerpo se deshizo como hielo al que apuntas con un lanzallamas. Lo que fue una fina piel de porcelana, blanca como nieve suave como seda, era ya no más sino una textura viscosa, de color azulado y apariencia transparente. No era más una niña sino un charco lo que había en el suelo, mismo que se reunió inmediatamente en un solo sitio tras deshacerse, formando un solo cuerpo redondo. Sí, el Rey Demonio había finalmente mostrado su apariencia como slime.

– ¿¡Q-qué diablos...!?

« Informe: El "Proceso: Mímica" ha sido detenido como una contramedida al gasto excesivo de maná. La opción estará disponible nuevamente tras la recuperación del 10% de la energía mágica total »

– Por un demonio, lo que me faltaba...