Magia Pírica 101 – Rin Tohsaka

Su cuerpo se inclinó, recargando sus palmas en las rodillas, las zonas donde las aves le habían impactado hormigueaban y ardían ahora que la adrenalina había salido de su cuerpo. Doliendo ligeramente, nada que no soportara. Y en cuestión de horas y algo de descanso dejaran de doler, así que no se preocupo, observando cómo el vestido estaba intacto en todos lados y su coleta se había casi deshecho por el constante movimiento en el entrenamiento, dejando salir mechones castaños a su cara, la cual lentamente mostraba sudor y cansancio. Pero de nuevo sus ojos brillaban orgullosos, lo había logrado y había desafiado su límite al ir  más allá que cualquier hechicero.

—¿Estas bien Rimuru?

Comenzó a acercarse al de estatura menor, limpiando con el dorso de su mano el sudor en su frente tras sacarse los guantes y guardarlos. Estaba preocupada por el hecho de ver temblar a su maestro, no sabía sí había hecho que él también se excediera en el entrenamiento con el gasto de energía, lo cual sería peligroso.Si necesitaba mana ella podria darle la de alguna de sus gem…

Sus pensamientos se interrumpieron al ver cómo la apariencia frágil del peliazul se derrite, formando una sustancia viscosa y azul en el piso frente a la puerta, lo cual ocasionó que se acercara rápido, poniéndose de rodillas para mirar curiosa la sustancia. Acercando uno de sus dedos para tocarlo.

—¿Rimuru?

Cuestiono, mirando la redonda sustancia, raramente le pareció muy tierna y algo que quisiera abrazar y proteger. Tal vez su pequeño amigo se había excedido más que ella en el gasto de mana, pero, ¿a qué se debía? ¿Era el hecho de tener que usar fuego externamente para poder hacer sus ataques? ¿Eso gastaba más mana del que podía recuperar? Además, cómo podía poseer mana sí no tenía circuitos mágicos ligados a su alma para poder producir su propio Od.

– ¡O-oe oe!

El limo reaccionó ante el toque de la azabache, retrocediendo levemente unos centímetros antes de chocar con la puerta. Lo cierto es que le molestó la forma en que aquella mujer le había tratado, como si de repente se tratase de algún ente extraño y desconocido que hubiera aparecido en la habitación de forma repentina. Todo el respeto con el que ya se había hecho en el tiempo que había pasado al lado de la hechicera se acababa de ir al garete en ese instante. "Pero bueno, qué otra cosa esperabas?" Pensó Rimuru para sus adentros. Era un slime. Un vil monstruo de mazmorra. El mayor protagonismo que un limo puede tener es en uno de esos mangas hentai con fetiches raros ¿No? Jamás se ha escuchado de un slime que fuese un Rey Demonio.

– Qué más da –mencionó la masa viscosa con un suspiro– supongo que es la reacción normal...

De pronto era todo aquello un golpe repentino por parte de la realidad. Había pasado tanto tiempo en aquél cascarón humano que se había olvidado de que esa ni siquiera era su verdadera apariencia. No era un humano, ni tampoco un demonio... ¡Siempre había sido un limo intentando verse como algo que realmente no era! Era algo terriblemente decepcionante cuanto menos. Inmediatamente le dio un bajón a la probre criaturita azul, que permanecía inerte en el suelo como si no pudiera hacer absolutamente nada por cuenta propia. No era así en realidad, pues aún siendo un slime podía desplazarse e interactuar sin mucha dificultad. Sin embargo, de pronto se le habían ido las ganas de hacerlo. ¿Qué caso tenía? Siendo solo una gelatina no tenía sentido hacer nada, las gelatinas no hacen cosas.

– Anda, anda... No te quedes ahí parada, ya puedes irte. Recuperaré la energía en unos cinco o seis minutos, así que no te preocupes, estaré bien... Si es que a esto se le puede llamar bien... –Pronunció casi en forma de susurro, con un claro tono de desánimo, mientras se dejaba derretir en el suelo– Mañana a primera hora te quiero aquí, practicaremos un elemento menos odioso de ahora en más. Además, tengo algo importante que darte... Pero de eso hablaremos en su momento...

Finalmente el Rey Demonio se arrastró lentamente por el suelo, alejándose de la entrada a fin de no estorbar a la salida de la hechicera. De verdad que le parecía patética su situación actual. Sentía tanta humillación que ni siquiera quería saber nada de nada. Solamente esperaría que su energía se repusiera para poder tomar forma humana y largarse a su habitación, encerrarse bajo llave y poder comer helado de vainilla en paz, en compañía de su dakimakura de Magical Karin. Muchos, muchos litros de helado.

—¿Cómo que reacción normal?

Cuestionó, sorprendida de la reacción del Slime, lo que antes parecía un Rey Demonio indestructible ahora era una masa gelatinosa que se veía de lo más desanimada, ¿por qué? Se cuestionó, ¿por qué tener tan mal ánimo? No era nada malo no ser humano, de hecho esto era más imprecisionante, definitivamente su maestro tenía tanto mana para poder mantener una apariencia distinta durante mucho tiempo y además en el entrenamiento usar un ataque de la magnitud de un Noble Phantasma sin clasificación cómo el de Gilgamesh. Definitivamente a sus ojos Rimuru Tempest era una criaturita admirable, incluso sí su apariencia real fuera tan tierna y apapachable.

—Ven aquí, te ayudaré a recuperar mana, ¿puedes comer gemas? ¿O puedes tener mana a través de alimentos y descanso cómo un servant? Bueno, no importa, intentaré ayudarte a recuperarte más rápido con una gema…

Con cuidado tomo la pequeña masa gelatinosa del suelo, mientras lo abrazaba y abría la puerta. Tal vez debería llevarlo a su propia habitación, darle una gema repleta de mana y mimarlo. Porque no le gustaba ver esa actitud decaída… sí, debería hacer eso.

[i]"Recuerdo tener algunas golosinas en mi habitación, y debería evitar que alguien más vea a mi pequeño acompañante… a lo mejor eso es lo que Rimuru evitaba que vieran. No cualquiera gasta mana para poner una imagen diferente…"[i]

Asintió para sí misma, caminando rápido a su habitación mientras cuidaba que nadie se fuera a cruzar con ellos. Aún tenía un poco de od para sentir en el ambiente el mana y con eso percibir otras presencias, no muy efectivo, y un radio muy cierto, pero era esto o nada. En fin de cuentas ella podía recuperar mana mucho más fácil.