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El temible Yeti y otras conversaciones (Mizore)
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El temible Yeti y otras conversaciones (Mizore)
¿Cómo no saber de esa popular leyenda? Una especie de monstruo peludo y albino que deambulaba por las montañas en busca de carne, o bien protegerse de los humanos. Jellal sintió el pecado de la curiosidad apenas escuchó en una conversación de un pasillo, que se había visto al yeti por la parte este de la isla. El peliazul levantó sus cejas, y cargando su mochila en un hombro, fue directo a su habitación a buscar más información sobre la bestia en la red. Se mordió los dientes al ver las ilustraciones de este mítico ser.
Si realmente existía quería sacarle una fotografía y mostrarla a su amiga Erza o Juvia. Después de todo, uno no captura las imágenes de estos seres tan raros todos los días. Por lo tanto, y con mucha calma, el joven Fernandes, armado de un gorro de camping, una chaqueta y una mochila con provisiones, decide ir al sector este. El paisaje era sobrecogedor. Primero cruzó un puente, y luego atravesó un bosque de pinos bastante fragante. El sonido de la naturaleza hacía que su corazón descansase. Una tranquilidad de la que pocos podían disfrutar en este mundo tan agitado.
Entonces, y al seguir ese camino angosto entre medio de las arboledas, notó a una muchacha delgada, de cabellos violetas a unos diez metros más adelante. — ¿Hola? — preguntó. Se iba acercando paso a paso tras de ella, y le tocó su hombro — ¿Estás bien? — otra vez disparó y esta vez con una voz mucho más tenue. La tarde se estaba poniendo cada vez más helada con el pasar de los minutos, y eso le estaba preocupando. ¿No pasará frío esta chica? Estaba muy fría, tanto que se le entumeció la mano.
Si realmente existía quería sacarle una fotografía y mostrarla a su amiga Erza o Juvia. Después de todo, uno no captura las imágenes de estos seres tan raros todos los días. Por lo tanto, y con mucha calma, el joven Fernandes, armado de un gorro de camping, una chaqueta y una mochila con provisiones, decide ir al sector este. El paisaje era sobrecogedor. Primero cruzó un puente, y luego atravesó un bosque de pinos bastante fragante. El sonido de la naturaleza hacía que su corazón descansase. Una tranquilidad de la que pocos podían disfrutar en este mundo tan agitado.
Entonces, y al seguir ese camino angosto entre medio de las arboledas, notó a una muchacha delgada, de cabellos violetas a unos diez metros más adelante. — ¿Hola? — preguntó. Se iba acercando paso a paso tras de ella, y le tocó su hombro — ¿Estás bien? — otra vez disparó y esta vez con una voz mucho más tenue. La tarde se estaba poniendo cada vez más helada con el pasar de los minutos, y eso le estaba preocupando. ¿No pasará frío esta chica? Estaba muy fría, tanto que se le entumeció la mano.
Jellal Fernandes
Re: El temible Yeti y otras conversaciones (Mizore)
Llevaba dos días caminando por la zona norte o al menos eso creía.-- estoy perdida. – dije rendida. Había estado subsistiendo de puras bayas y uno que otro pescado, que llego a pescar en un arroyo. La zona en la que estaba era hermosa repleta de nieve y arboles una zona perfecta para ella. Siempre venía a visitar a las bestias y animales que convivían aquí.
Hacia unas semanas había oído hablar de un tal “yeti” de las nieves. Adoraba la idea de pensar en un ser que tuviese inteligencia propia pero cuerpo de bestia y que exactamente fuera de nieve o que al menos subsistiera en zona heladas. La llenaba de emoción e intriga. ¿Cómo sería? ¿Sabría hablar? ¿Habría más de uno? Tantas preguntas inundaban su cabeza.
Habían pasado horas desde la última vez que comió algo decente. Estaba parada en medio de un camino algo angosto. Los arboles adornaban el lugar y sus olores unidos con los de la tierra húmeda cubierta por la suave nieve. Estaba concentrada en escuchar todo a su alrededor. Tal vez así lograra escuchar a algún animar, alguno que no sonara igual a su barriga hambrienta y deseosa de comida real sabrosa y nutritiva.
Estaba tan concentrada que escucho a alguien caminar y acercarse a ella pero no le dio importancia hasta que sintió una mano cálida tocar su hombro. Escucha que me habla pero extrañamente mi cuerpo no respondía -- creo que llegue al extremo – pronuncie entre cortada. Miraba todo borroso. Extendí mi mano hacia un árbol que se veía cerca o eso creía. Hasta que mi equilibrio fallo, y veía la nieve aún más próxima a mi cuerpo. Sentía un hambre de mil demonios y creo que eso me jugo en contra. Mi cuerpo se desconectó de mi cerebro. Miraba todo peor mi cuerpo dolía y pesaba mucho.
Ahora que lo pienso ¿Por qué esta este chico por aquí? ¿Por qué no pensé en traer provisiones para la excursión? ¿Será que lograre ver al yeti?... a verdad ¡por que solo iba a pasear.! ¡mas no internarme en el bosque!
Hacia unas semanas había oído hablar de un tal “yeti” de las nieves. Adoraba la idea de pensar en un ser que tuviese inteligencia propia pero cuerpo de bestia y que exactamente fuera de nieve o que al menos subsistiera en zona heladas. La llenaba de emoción e intriga. ¿Cómo sería? ¿Sabría hablar? ¿Habría más de uno? Tantas preguntas inundaban su cabeza.
Habían pasado horas desde la última vez que comió algo decente. Estaba parada en medio de un camino algo angosto. Los arboles adornaban el lugar y sus olores unidos con los de la tierra húmeda cubierta por la suave nieve. Estaba concentrada en escuchar todo a su alrededor. Tal vez así lograra escuchar a algún animar, alguno que no sonara igual a su barriga hambrienta y deseosa de comida real sabrosa y nutritiva.
Estaba tan concentrada que escucho a alguien caminar y acercarse a ella pero no le dio importancia hasta que sintió una mano cálida tocar su hombro. Escucha que me habla pero extrañamente mi cuerpo no respondía -- creo que llegue al extremo – pronuncie entre cortada. Miraba todo borroso. Extendí mi mano hacia un árbol que se veía cerca o eso creía. Hasta que mi equilibrio fallo, y veía la nieve aún más próxima a mi cuerpo. Sentía un hambre de mil demonios y creo que eso me jugo en contra. Mi cuerpo se desconectó de mi cerebro. Miraba todo peor mi cuerpo dolía y pesaba mucho.
Ahora que lo pienso ¿Por qué esta este chico por aquí? ¿Por qué no pensé en traer provisiones para la excursión? ¿Será que lograre ver al yeti?... a verdad ¡por que solo iba a pasear.! ¡mas no internarme en el bosque!
Mizore Shirayuki
Re: El temible Yeti y otras conversaciones (Mizore)
¡Rayos! La chica se había desmayado, pero Jellal reaccionó con rapidez y la sostuvo entre sus brazos, y dejó reposar su cabeza en sus muslos. De su mochila sacó una botella de agua, le quitó la tapa y le dio de beber un poco a la joven de cabellos púrpuras. Le tocó su mejilla, y estaba como el hielo. Demonios ¿por qué esta chica estaba tan helada? Sacó un barra de cereal, y la puso en sus labios como para que comiera un poco. — ¿Estás bien? ¿Qué te sucede? — preguntó mientras colocaba la botella de agua de vuelta en la mochila.
El joven Fernandes entonces, y luego de poner la barra de cereal en uno de los bolsillos de la contraria, le dio la espalda, y la empezó a cargar de los muslos, tal como si Jellal fuera un caballito. — Agárrate de mí. — le señaló, y emprendió camino directo a la Academia Legacy para que ella, obviamente, sea atendida por el cuerpo médico. — Estás muy helada, muy pero muy helada... — e incluso con una parca y chaqueta, podía sentir el roce con ella. Carraspeó un par de veces y retomó el camino. Cruzó el puente, y el río, furioso, corría y corría por debajo de ellos. Jellal alzó la vista y ya el sol se había hundido en el horizonte.
— ¿Cómo te llamas? Yo soy Jellal, es un gusto — se presentó mientras caminaba, cargándola con suma facilidad. En verdad que ella era muy liviana, y podía hacerlo sin ninguna dificultad. — De casualidad ¿Has visto una criatura llamada "Yeti"? — y de verdad que le intrigaba mucho la mística figura de aquel monstruo. Se decía que tenía algunos poderes de sanación, y a Jellal le faltaba perfeccionar esa clase de cosas. Se estaba haciendo muy oscuro, y las primeras estrellas aparecieron con timidez en el cielo. Pronto no habría más luz que la de la Academia Legacy y la ciudad, y pronto todo se congelaría. Era preciso llegar a la casa de estudios lo más rápido posible.
El joven Fernandes entonces, y luego de poner la barra de cereal en uno de los bolsillos de la contraria, le dio la espalda, y la empezó a cargar de los muslos, tal como si Jellal fuera un caballito. — Agárrate de mí. — le señaló, y emprendió camino directo a la Academia Legacy para que ella, obviamente, sea atendida por el cuerpo médico. — Estás muy helada, muy pero muy helada... — e incluso con una parca y chaqueta, podía sentir el roce con ella. Carraspeó un par de veces y retomó el camino. Cruzó el puente, y el río, furioso, corría y corría por debajo de ellos. Jellal alzó la vista y ya el sol se había hundido en el horizonte.
— ¿Cómo te llamas? Yo soy Jellal, es un gusto — se presentó mientras caminaba, cargándola con suma facilidad. En verdad que ella era muy liviana, y podía hacerlo sin ninguna dificultad. — De casualidad ¿Has visto una criatura llamada "Yeti"? — y de verdad que le intrigaba mucho la mística figura de aquel monstruo. Se decía que tenía algunos poderes de sanación, y a Jellal le faltaba perfeccionar esa clase de cosas. Se estaba haciendo muy oscuro, y las primeras estrellas aparecieron con timidez en el cielo. Pronto no habría más luz que la de la Academia Legacy y la ciudad, y pronto todo se congelaría. Era preciso llegar a la casa de estudios lo más rápido posible.
Jellal Fernandes
Debilidad no deseada
Todo se volvió oscuridad a mi alrededor, mi cuerpo pedía a suplicas alimento y bebidas. La voz del mismo hombre se volvía escuchar, pero esta vez se oía lejana. ¿Me abra dejado? ¿Me dejara morir aquí sola? Esas preguntas torturaban a mi mente. Hasta que pude sentir como un liquido bajaba por su garganta refrescando y dejando un camino de necesidad. Necesitaba mas... Estaba deshidratada y hambrienta, todo lo que un ser humano común odiaría pasar. Luego algo solido y crocante entro, mordí y el sabroso sabor del cereal inundo mis papilas gustativas. No sabia cuanto podía amar una cosa tan simple como el cereal. -- Gracias... -- Hablaba con dificultad recupere la conciencia y movilidad de mi cuerpo. Me percate que estaba montada en la espalda de un hombre de cabello azul. Me aferre a el con la poca fuerza que tenia.
Jajaja -- Reí débilmente ante su comentario referente a mi temperatura corporal. Sentía como su espalda se estremecía ante el ligero contacto de mi piel fría. -- Esa es mi temperatura normal pero si deseas puedo bajar la un p-poco -- Dije mientras me distraía con el hermoso show que nos daba la naturaleza. Pronto el cantar de los arboles, los silbidos y chismes que traía consigo el viento fueron acompañados por la fuerza y la ira de un rió embravecido. -- ¿Mi nombre? Mi nombre es Mizore... Un gusto jellal -- Hable con alegría. Jellal el nombre de mi salvador, le debo mucho a alguien que conozco tan poco... ¿Que conozco tan poco? Ni lo conozco y me salvo de una posible muerte inminente --
Vine con la ilusión de conocerlo un poco pero descuidadamente no traje mi mochila -- dijo con pena, estaba aferrada a el tenia miedo a caerse y hacer se daño -- aun que realmente no planeaba adentrarme al b-bosque fui una idiota y me metí en un problema innecesario... -- Oculte mi cabeza en la parte de atrás de la cabeza de mi contrario. Mis mejillas hormigueaban estaba roja de vergüenza. Estaba aun débil, hambrienta y la falta de agua seguía afectando a mi débil cuerpo. Busque en el bolsillo donde jellal había metido algo antes. Saque de el una barra de cereal, que sin dudar comenzó a devorar. De mi garganta involuntariamente salio un gemido de satisfacción, adoraba el sabor delicioso del cereal pasar por mi boca y bajar por mi garganta -- Gracias... muchas gracias
Jajaja -- Reí débilmente ante su comentario referente a mi temperatura corporal. Sentía como su espalda se estremecía ante el ligero contacto de mi piel fría. -- Esa es mi temperatura normal pero si deseas puedo bajar la un p-poco -- Dije mientras me distraía con el hermoso show que nos daba la naturaleza. Pronto el cantar de los arboles, los silbidos y chismes que traía consigo el viento fueron acompañados por la fuerza y la ira de un rió embravecido. -- ¿Mi nombre? Mi nombre es Mizore... Un gusto jellal -- Hable con alegría. Jellal el nombre de mi salvador, le debo mucho a alguien que conozco tan poco... ¿Que conozco tan poco? Ni lo conozco y me salvo de una posible muerte inminente --
Vine con la ilusión de conocerlo un poco pero descuidadamente no traje mi mochila -- dijo con pena, estaba aferrada a el tenia miedo a caerse y hacer se daño -- aun que realmente no planeaba adentrarme al b-bosque fui una idiota y me metí en un problema innecesario... -- Oculte mi cabeza en la parte de atrás de la cabeza de mi contrario. Mis mejillas hormigueaban estaba roja de vergüenza. Estaba aun débil, hambrienta y la falta de agua seguía afectando a mi débil cuerpo. Busque en el bolsillo donde jellal había metido algo antes. Saque de el una barra de cereal, que sin dudar comenzó a devorar. De mi garganta involuntariamente salio un gemido de satisfacción, adoraba el sabor delicioso del cereal pasar por mi boca y bajar por mi garganta -- Gracias... muchas gracias
Mizore Shirayuki
Re: El temible Yeti y otras conversaciones (Mizore)
La noche bajó de forma rápida sobre esta parte del mundo. Las estrellas ya eran visibles a simple vista, y Jellal seguía cargándola. A lo lejos, como a un kilómetro, se veía la luminosa Academia Legacy, en donde lo que más destaca era la cafetería con una luz blanca. El peliazul suspiró, y se fregó las manos. Hacía un frío terrible, tanto que sus pies ya se empezaron a entumecer. — Hace muchísimo frío. — Sin embargo, ya faltaba poco, y pudieron llegar a la cafetería. Era grande y lujosa.
Jellal dejó a Mizore en una silla, y él se sentó al lado. — Alguien me dé un café, — y de inmediato un sirviente con cabeza de cabra se le apareció al lado ofreciéndole una tactita, y tapándolo con una manta. El peliazul asintió levemente con la cabeza y agradeciendo a uno de los "muebles de Beatrice". — ¿También querías ver al Yeti? — le preguntó. Sacó de su bolsillo un mapa del sitio, y allí había una cruz roja. — Investigué por internet, y éste parece ser el sitio en donde habían ocurrido los avistamientos. — le pasó el mapa, y luego miró como pensando en qué palabras podría formular.
— Hay algo que me intriga mucho más, — pausó, — ¿Tú eres estudiante? Nunca te había visto. Además, es muy peligroso ir solo y sin comida. — El joven Fernandes tomó su mochila, y le dio todas las barras de cereal, una bolsa de galletas, y también una bebida hidratante a la pelipúrpura. — Creo que debería ir a enfermería. Tengo algo de fiebre ¿me acompañas? — preguntó, se puso de pie, y se dirigió por un pasillo lleno de cuadros y muebles. Le ardía la frente, y temblaba en las piernas. Tenía que ir ahora ya.
Jellal dejó a Mizore en una silla, y él se sentó al lado. — Alguien me dé un café, — y de inmediato un sirviente con cabeza de cabra se le apareció al lado ofreciéndole una tactita, y tapándolo con una manta. El peliazul asintió levemente con la cabeza y agradeciendo a uno de los "muebles de Beatrice". — ¿También querías ver al Yeti? — le preguntó. Sacó de su bolsillo un mapa del sitio, y allí había una cruz roja. — Investigué por internet, y éste parece ser el sitio en donde habían ocurrido los avistamientos. — le pasó el mapa, y luego miró como pensando en qué palabras podría formular.
— Hay algo que me intriga mucho más, — pausó, — ¿Tú eres estudiante? Nunca te había visto. Además, es muy peligroso ir solo y sin comida. — El joven Fernandes tomó su mochila, y le dio todas las barras de cereal, una bolsa de galletas, y también una bebida hidratante a la pelipúrpura. — Creo que debería ir a enfermería. Tengo algo de fiebre ¿me acompañas? — preguntó, se puso de pie, y se dirigió por un pasillo lleno de cuadros y muebles. Le ardía la frente, y temblaba en las piernas. Tenía que ir ahora ya.
Jellal Fernandes
Hablando con la verdad
--Disfruto de la vista todo el camino. Hasta llegamos de vuelta a la academia. Toda mi fuerza estaba restablecida y completa gracias al joven jellal. El frio le encantaba era muy agradable para mí, me hacía sentir devuelta en casa y en mi elemento natural. Escuche como el joven de cabellera azul se quejaba del frio – Es muy agradable el frio
-- dije mientras vea como entrabamos a una cafetería el me dejo en una silla se sentó a mi lado. El pidió de repente café, y de la nada apareció un hombre con cabeza de una cabra o un chivo. Me aterro bastante era raro y feo a mi parecer. Debían ser familiares de los faunos aun que ellos son más bonitos… Salí de mis pensamientos cuando el joven peli azul me pregunto algo – S-si quería… ¡me emociona pensar en un ser resistente al hielo y la nieve que pudiera vivir y resistir todas las bajas temperaturas y peligros que se forman en zonas frías!… -- observe con detalle el mapa y suspire. Con mi dedo índice marque la zona donde ella había estado justo a un lado de donde comenzaba la cruz – con razón no lo encontré
- lo observo detalladamente su rostro se tornó rojo por un momento, volví a suspirar y dije- si soy estudiante, y yo tampoco a usted. No planeaba adentrar me pero caí por el barranco, me adentre mucho en el bosque y termine totalmente perdida. – hable con total sinceridad, me levante junto con el guarde lo que medio y comencé a comerme las galletas. Lo seguía por el pasillo – te sigo
Mizore Shirayuki
Re: El temible Yeti y otras conversaciones (Mizore)
Al fin llegaron al recinto médico e hicieron poner a Jellal sobre una camilla. Lo revisaron como siempre, las enfermeras con cabezas de cabra. Éstos eran los "muebles" de Beatrice, es decir, los sirvientes que no tenían personalidad alguna. Un personal obediente, misterioso, algo terrorífico, pero siempre atento con los estudiantes y los profesores. Le dieron de beber algo a Jellal, un líquido verde y viscoso, con un olor similar al de un huevo. — ¿Me lo tengo que tomar? ¿Es en serio? — preguntó retóricamente, a lo que la enfermera se puso las manos en la cintura como regañando al joven. Tomó el vaso y se tragó el líquido.
— Bwah.... puaj... sabe como a limón podrido. — señaló con una mano en la boca. Se puso de lado en la camilla, y miró con más atención a Mizore. Era una chica muy bonita, con una piel muy blanca. ¿Tendrá algo de relación con los lugares fríos? — Supongo que a ti el frío no te afecta mucho. Yo me tengo que abrigar bastante cuando voy a esos lugares. — del bolsillo sacó un caramelo y se lo llevó a la boca. Quizás eso terminaría con el horrendo sabor que le había dejado ese líquido. Finalmente, se paró de allí y le agradeció a las enfermeras por el cuidado. Ya se sentía mucho mejor.
Suspiró miró un cuadro, le llamó la atención la pradera y la mariposa dorada pintada. — Si quieres, podemos ir pasado mañana y con alguien más ¿Qué piensas? — se fregó las manos. Sí que estaba haciendo frío, y ya se quería ir a la cama. Quería quitarse esa incómoda sensación de encima. Un sueño reparador es lo que más le caería bien luego de esa caminata tan agobiante.
— Bwah.... puaj... sabe como a limón podrido. — señaló con una mano en la boca. Se puso de lado en la camilla, y miró con más atención a Mizore. Era una chica muy bonita, con una piel muy blanca. ¿Tendrá algo de relación con los lugares fríos? — Supongo que a ti el frío no te afecta mucho. Yo me tengo que abrigar bastante cuando voy a esos lugares. — del bolsillo sacó un caramelo y se lo llevó a la boca. Quizás eso terminaría con el horrendo sabor que le había dejado ese líquido. Finalmente, se paró de allí y le agradeció a las enfermeras por el cuidado. Ya se sentía mucho mejor.
Suspiró miró un cuadro, le llamó la atención la pradera y la mariposa dorada pintada. — Si quieres, podemos ir pasado mañana y con alguien más ¿Qué piensas? — se fregó las manos. Sí que estaba haciendo frío, y ya se quería ir a la cama. Quería quitarse esa incómoda sensación de encima. Un sueño reparador es lo que más le caería bien luego de esa caminata tan agobiante.
Jellal Fernandes
Re: El temible Yeti y otras conversaciones (Mizore)
Seguí a Jellal hasta la enfermería. Al entrar me quede apoyada en la puerta, observando con miedo a las enfermeras. Realmente le eran terroríficas, pero aun así tome gracioso el modo en el que llegan veía el mal oliente medicamento, que tampoco tenia buena pinta o aspecto.-- vamos Jellal es para tu bien estar -- dije casi como un susurro.
jaja -- Reí ante su comentario. Con mi mano derecha cubrí mi boca para reír a carcajadas. -- No, no me afecta. puedo manipular, el hielo, la nieve y el agua. así que por eso estoy acostumbrada a el frió y por que provengo del imperio de nieves... -- decía mientras se mantenía alejada de las enfermeras.
Lo seguía en silencio hasta que lo vio detener se -- claro suena muy bien para mi -- dije mientras observaba con detalle el cuadro estaba segura que si llegaba a su cuarto y tocaba su cama entraría en estado de invernacion --
jaja -- Reí ante su comentario. Con mi mano derecha cubrí mi boca para reír a carcajadas. -- No, no me afecta. puedo manipular, el hielo, la nieve y el agua. así que por eso estoy acostumbrada a el frió y por que provengo del imperio de nieves... -- decía mientras se mantenía alejada de las enfermeras.
Lo seguía en silencio hasta que lo vio detener se -- claro suena muy bien para mi -- dije mientras observaba con detalle el cuadro estaba segura que si llegaba a su cuarto y tocaba su cama entraría en estado de invernacion --
Mizore Shirayuki
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