† Copa de Sangre servida  † Rol Libre...

† Terminarás muerto si te enamoras de mí  †



¿Por qué la sangre se escurre de mis ‘’manos’’?
¿Por mis pequeños cerdos llora siempre?
¿Por qué nadie entiende el dulce rojo escarlata?


Tal vez si fueras un poco más inteligente, se atrevería a averiguarlo. Pero nadie se atrevía a ver más allá de las apariencias, oscuras, sádica, retorcida y una hermosa vampiresa que solo desea tener un poco de diversión ¿qué era lo que realmente pensaba de Carmilla?

 
El cielo se tiñe de rojo cuando el sol se oculta tras las grandes construcciones, el silencio reina, taladrando los oídos de las bestias. La luna no aparece y los lamentos calma la lúgubre de una noche sin luna, los animales se esconden cuando el fuerte respirar de una gran condesa de Sangre hace eco contra las paredes. ¿Corre No dejes que te alcance? ¿Si te alcanza, no sabes lo que podría hacerte? Se respira peligro en ese claro, una verdadera reina dan zarpazos a la tierra fértil sus enormes garras ensangrentadas, ellos no esperaría tal llegada inesperada no sabía lo que era mantener la paz, solo se dejan llevar por su lado más oscuro, uno que está en busca de manchar todo lo que tocase o atraía su atención.



Ella representa la fiereza orgullosa y extremadamente arrogante, su instinto cada vez más afilado y el silencio a un cielo carente de luminosidad. Oscuridad. Aquella que inundaba todo y, a través de la cual, era imposible distinguir algo aunque poseyera una increíble visión nocturna. Una oscuridad abrumadora que había sido la protagonista de las pesadillas de muchos seres le intuía terror todas las noches. Ella sembraba perdición y miedo, saciaría su sed por la eternidad no habría quien la detuviese. «Los alrededores de aquel castillo se hacía llamar Academia de Asgard », se decía a si misma mientras deslizo la mirada hacia el suelo... donde el sinnúmero peor de los crímenes yace cubierto de sangre un escenario perfecto. Por su rostro resbalan las gotas de sangre una lluvia repentina que acribilla el lugar con tanta fuerza que parecen haberse propuesto demolerlo. Entrecerró los párpados tratando de que el agua no la molestara. No había a manera de ocultar su osadía jugaba con uno de los cadáveres sin vida. La lluvia seguía empapando sus cabellos con fuerza. Los relámpagos relucieron una vez más en el cielo nocturno, con excepción de que en esos momentos, únicamente era para la hermosa femenina, era un sonido sordo y medio vacío que pareció no querer entrar en su sentido auditivo. Solo aquellos ojos carmesí vacío del cual era propietaria se mantuvieron consientes, abiertos, mostrando aquel color sombrío que retomaba vida al observar el arte la lluvia esparcía por el lugar la sangre de sus víctimas. Una reina que no duda en tomar entre sus garras la vidas de cualquier ser oscuro, sus hermosos orbes escarlata  volvía a su tono natural se dibujaba una pequeña sonrisa sobre sus labios semi-delgados  y  acercando a su boca una hermosa rosa purpura reposaba en el  mar de sangre hecha por sus propias garras y con ayuda de la dulce lluvia.







† Ver cómo me miras con ojos suplicantes me causa risa. En este mundo que todo está en caos agonizante es mejor estar al lado del diablo que en su camino… †



† “El asesinato no se trata de lujuria y no se trata de violencia. Se trata de posesión. Cuando sientes el último aliento de vida que sale de los cuerpos, te fijas en sus ojos. En algún punto, es ser una Diosa.”  †

Aquella noche se estaba hundiendo en una tormenta implacable, la cual azotaba todo a su paso, como segador que zarandea el trigo. Ningún ser humano se atrevería a caminar debajo de aquella terrible tempestad. Sin embargo, la figura que ahora deambulaba por el lugar era la de una niña, o al menos eso parecería a simple vista.

Una figura humana, de baja estatura, de largos cabellos color de cielo diurno y ojos ardientes como el sol mismo, resaltaba como un faro en medio de tan estrepitosa tormenta. La lluvia le golpeaba, pero avanzaba completamente inmutada, como si nada pasara a su alrededor. En cuanto se acercaba, aún los animales más fieros corrían a ocultarse. No es de extrañarse, pues aquella aura demoniaca que despedía le infundía temor a cada criatura viviente que se acercase lo suficiente.

Aquella angelical figura no podía tener una mayor discrepancia entre su origen y su apariencia, pues se trataba nada más y nada menos que de un Rey Demonio. Rimuru Tempest era su nombre, y era una persona calmada como pocas. Elegante, premeditador y contemplativo, tal como siempre procuraba ser, caminaba bajo la lluvia con la intención de llegar al Internado Asgard, donde finalmente podría tomar un descanso de aquel largo día.

El Gran Señor Demonio había pasado horas cazando a todos los monstruos de una mazmorra con tal de satisfacer su aburrimiento. Era ya un hábito común en aquel ser de femenina apariencia y autoproclamada masculina conciencia el tener que distraerse afuera cuando se le acababa el material de lectura.

Aquel Rimuru que vivía en Asgard, ya no era ni de lejos el mismo que había salido de su propio universo. Tras haber llegado a este mundo sin memoria alguna de su pasado, sus principios y convicciones habían sido rebanados uno a uno hasta convertirle en aquel ser inmisericorde que era ahora, capaz de cualquier cosa por su propio beneficio o por mero capricho. Eso, sumado a su extravagante personalidad, le hacían posiblemente la persona más enigmática que cualquiera pudiera conocer. Solamente él conocía sus propios deseos y quien le resultaba un aliado o un inconveniente.

Así pues, el slime caminaba con lento andar en dirección a aquel internado que desde hace meses ya y hasta ahora era su hogar, cuando por su vista cruzó lo que parecía ser un animal salvaje. Un depredador, eso es lo que pensó. A pesar de que el ambiente era bastante oscuro, Rimuru no tenía problema alguno para ver, pues su visión no se basaba en órganos físicos, sino en su “Habilidad Extra: Percepción Mágica”, la cual le permitía ver en base a las magículas del ambiente.

Fue así como pudo identificar, tras observar con atención, un ente en el pasto, lleno de sangre y con una rosa teñida de la misma. Al principio le dio la sensación de que aquella joven niña había sido asesinada afuera del internado mas, luego de analizarla, determinaría que estaba equivocado.

- Gran Sabio, ¿qué pasó aquí? -

(
(Solución: El individuo muestra signos de vida estables. Imposible determinar el origen de la sangre sin conocer la del individuo. Alto nivel de poder mágico, se recomienda operar con cautela)

Para cualquiera ajeno al propio slime sin género, parecería que este hubiera lanzado una interrogante al aire, sin respuesta alguna. Sin embargo, aquel si había recibido una respuesta. Una voz en la cabeza del demonio, una guía que lo iluminaba cada vez que se sentía perdido. Un maestro capaz de contestar cualquier pregunta: eso era para Rimuru la “Habilidad Única: Gran Sabio”

Se acercó entonces el demonio hacia la chica que ahí yacía, inerte, silenciosa, dando un aspecto de estar muerta, y solo entonces, ya frente a ella, le dirigió la palabra, de la forma más seria que pudo, aunque le daban ganas de gritarle lo muy genial que le parecía su estilo macabro, mas se contuvo cuanto le fue posible.

- Imagino que no vienes de la Academia Legacy. ¿Cuáles son tus intenciones aquí en Asgard? -