Transformados en niños (Rin, Nejire, Shinya, Judai, Tamaki, Chess, Uraraka, Mikaela, Inosuke y Kirishima).

Y hay estaban, los jóvenes héroes y villanos frente a frente en medio de la cancha techada de lo que parecía ser, de básquetbol. El cómo llegaron ahí era un poco desconcertante, pues la persecución comenzó en la plaza, para luego ir a las canchas. Y seguir a uno de los héroes al interior de esta en especial.

—Comencemos —fueron las palabras que se distinguen de los labios de Rin antes de muermurar un rápido hechizo que debía de causar parálisis, no muy fuerte pero lo suficiente. Mientras aprovechaba el espacio reducido de la cancha para delimitarlo como los límites del área. El punto bueno, no era peligroso. El punto malo fue la distracción de parte de la maga, quién tuvo un error de pronunciación. Ocasionan una ligera explosión de su magia y de luz.



Reglas:
•Mientras que sean niños no pueden usar sus poderes o habilidades.
•No deben hacerse daño entre los participantes.

Todo el día estuvo entretenida, paseando por las instalaciones de Legacy, dandole un vistazo a todo lo que se cruzaba. Sostenía una pequeña orquídea entre sus manos, mientras que se dirigía a un lugar en específico; las canchas techadas. Había escuchado que uno de sus mejores amigos se encontraba en ese lugar, y no lo había visto en todo el día... Por lo que, decidió ir hasta allá. Durante el camino, no se distrajo, era muy extraño en ella, pero tenía un destino en mente, y no se iba a desviar por nada en el mundo. Estaba a punto de llegar, un fuerte sonido proveniente de las canchas techadas hizo que se alarmara, seguida de una potente luz. Si hubiera estado más cerca, era probable que hubiera sido afectada por lo que ocurrió ahí adentro. Inconscientemente soltó la orquídea que había mantenido en sus manos durante toda la tarde, y se apresuró para llegar.

Se quedó perpleja justo cuando observo lo que había dentro, o mejor dicho, quiénes habían dentro de las canchas. Miró hacía los costados, encima de su hombro, repitió esa acción varias veces, hasta que nuevamente dirigió la mirada hacia los infantes. Podía reconocer a la mayoría de ellos, pero se veían diferentes... Unos años distintos. Se acercó a cada uno, por turnos, analizandolos y dejando pequeñas palmadas en la cabeza de los menores. ¿Ahora que haría? No podía mentir, eran adorables y le gustaba que estuvieran de esa forma... Pero, ¿cómo sucedió? Su deseó de respuestas exigían una explicación, y ante ella, apareció quién podría dárselas, al parecer, no era la única que no fue afectada, también había una chica que aparentaba conservar su edad original, ¿cómo no la notó antes? Bueno, solía ser distraída.

Se acercó a ella, inclinando un poco su cuerpo, llevando uno de sus dedos hacia su mejilla, arrecostando su rostro en el. Estaba a punto de interrogar a la chica, como era de costumbre.

╼ ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿cómo te llamas?

Si fuera por ella, le haría un millón de preguntas más, pero, tenía un grupo de niños detrás, y ahora, era lo que más debía importarle. Sacando el tema a la luz.

╼ ¿Sabes qué les pasó? No eran niños antes.
Es curioso que tú no seas una niña como ellos.

Se lamentó antes de abrir los ojos, lo que en un principio se convirtió en un paseo solitario para ella terminó en un juego con Chess y los legacianos, una persecución que los llevó a las canchas de la institución, ¿no podía tener un día sin héroes? Todo era culpa de Chess y su incesante deseo de beber sangre humana, lo que ocasionó que los de Legacy llegará.

Ella esta vez sólo quería pasear por Yokohama, comprar chucherías para Rimuru y ella, chucherías que comerían entre entrenamientos. ¡Pero no! Chess tenía que llegar y ocasionar un alboroto que ella no iba a detener, hasta que llegó Legacy y una cosa llevó a la otra, sí, sabía que la había regado al recitar el hechizo. Y sabía lo que causo, pero no deseaba abrir lo ojos para observar, aparte, ni siquiera sabía si funciono.

La hechicería tenía varias variantes al contrario de la magia en sí, ¿y quién sabe? Tal vez no hubo mucho error y podría controlar el daño, bastaría con irse y llevarse a Chess. Legacy, Legacy podría arreglar las cosas por su parte, ella dudaba que no hubiese alguien capacitado para revertir un hechizo de ella.

O ese era su lan antes de que una mano picoteara su mejilla con un dedo, causando un sonido de disgusto completo mientras levantaba un brazo para apartar a la molesta persona. Ese era su lan, ero parecía que había usado demasiada magia y estaba exhausta para moverse, aunque buscó abrir sus ojos.

Aunque estos se abrieron de golpe al escuchar una palabra de los labios de la persona contraria, ¿¡niños!? Se levantó de golpe, sentándose para observar anonadada el resultado: un montón de niños pequeños mirándolas mientras reían adorablemente.

—… —las palabras murieron en su garganta, realmente había causado que se transformaran en niños por un error, ¡una simple palabra! Era lo que bastó para arruinar su hechizo y lastimosamente no podría escapar con otra heroína metida ahí y ella sin mucho maná

—Esto no puede pasar. —Murmuró, volviéndose a acostar con un brazo sobre sus ojos, tras darle una rápida mirada a su acompañante. Una chica de cabello azul claro y ojos del mismo color, más una piel pálida—. No tengo mana para pelear contra ti, piérdete…

Pidió, dandose animos para volver a echar un vistazo a los niños. ¿Y ahora qué haría? No conocía mucho sobre ese hechizo, de cómo revertirlo o sí tenía tiempo límite. Y no podía escapar a Merak de nuevo sin Chess, y sí está estaba convertida en niña no tenía papeles para viajar en avión.

“Demasiados problemas”.

Se lamentó en sus pensamientos.

Se encontraba en la cancha de basquetbol, un sin fin de situaciones la situaron en ese lugar, se encontraba un tanto desconcertada, pues no tenía mucho que había entrado a la Academia, así que las situaciones que ocurrían la tenían fuera de lugar.

La mayoría de los alumnos se encontraban en dicha cancha, tanto villanos como héroes, todos mirándose los unos a los otros, quería preguntar que era lo que ocurría, pero mejor se quedo callada, pues no quería incomodar a nadie.

Cierta persona empezó a recitar algo, no entendía muy bien el significado de aquellas palabras, parecía como si estuviera lanzando un hechizo, aunque no le tomo mucha importancia quería acercarse más hacia donde estaba la persona para poder comprender mejor la situación.

un destello ilumino todo el lugar haciendo que la castaña cerrara los ojos instintivamente quedando inmóvil, unos segundos después la luz que iluminaba todo se desvaneció haciendo que esta pudiera abrir lentamente sus ojos.

Su sorpresa fu grande, pues a su alrededor habían puros niños, aunque lo peor estaba apunto de comenzar, pues al lazar sus manos pudo notar que al igual que los demás ella había sido transformada a una niña.

Su corazón palpitaba a mil por hora,pues el miedo se apoderaba de ella, intento mantener la calma, así que lo primero que hizo fue comprobar si sus poderes seguían intactos.

(...)

Después de querer activar su poder por cuarta vez se dio por vencida; tal parece que estos se habían esfumado. con el llanto a punto de salir comenzó a caminar hacia donde estaban los que parecían ser sus demás compañeros, todos estaban intranquilos preguntándose que era lo que había pasado.

Para su mayor sorpresa, había alguien que no estaba convertida en niña, la observo por un rato, el hecho de ser nueva era algo estresante pues no conocía muy bien a todos los que estaban en Legacy. Así que sin temor alguno se acerco a esta persona, pues el hecho de que no estaba convertida en niña significaba que sabía que pasaba.

━D-disculpa...se que no hemos hablado mucho dado a lo nueva que soy en esta Academia, pero..¡¿me podrías decir que diablos esta pasando?!.━ Comento con la voz temblorosa.

Era un día espléndido para beber sangre, oh vamos, ¿cuándo no era un día espléndido para eso? Todo minuto de cualquier día era el indicado para alimentarse, aunque no pudiera hacerlo tan seguido como lo deseara. Maldecia a todos entre dientes, ¿porqué no hay alguien que comprenda sus sentimientos? ¿que comprenda su insaciable sed? Nadie la comprendía, y por ende, no mostraban mucha simpatía cuando no aguantaba sus deseos y terminaba bebiendo la sangre de cualquiera que estuviera en frente.

Una de sus compañeras le decía inmadura o torpe, ¡era injusto! Su único propósito en la eterna vida era beber la sangre de sus víctimas, después de todo, ellos existían para eso, ¿no? Eran y son solamente ganado para complacer el deseo de los seres superiores, no se explicaba el motivo por el que ellos rechazaban su destino, luchando, en vano. No iba a mentir, los humanos evolucionaron a un punto donde creyeron hacerle frente a los vampiros... ¡Eran sólos sueños!, le divertía hacer parecer que ellos ganarían, le gustaba ver la expresión que tenían, cuando su esperanza se transformaba en desesperación, cuando el brillo de sus ojos era nulo y se opacaban. Llegando al mejor punto que podían tener, cuando entraban en agonía, y su sangre era aún más exquisita. Jugar así con su ganado, le generaba un placer que no podía explicar con simples palabras, era una lástima que ellos no entendieran su sentimiento.

Durante su larga vida intento tener a un compañero para la vida eterna, y que toda la sangre de ese mortal fuera exclusivamente para ella. Siempre fallaba. Terminaba asesinando a su "mascota", bebiendo cada gota de sangre de su débil cuerpo. Eso la enojaba, ¿porqué todos debían ser tan débiles? Era la culpa de ellos, no suya.

En su búsqueda de sangre, ante sus ojos apareció una chica que conocía muy bien. Su sonrisa se amplió, mostrando sus colmillos despreocupadamente, estaba feliz de encontrarla, tal vez ella podía complacer sus deseos, sí, lo intentaría. Se lanzó brazos abiertos hacia ella, abrazando fuertemente la espalda de la pelicastaña.

- ¡Rin-chan, Rin-chan! ¿Tú me vas a alimentar, verdad? ¡Moriré de hambre! -

Su idea original era que la pelicastaña le ofreciera de su sangre, pero esta no accedio, era una pérdida de tiempo. La soltó bruscamente, estaba enojada. Tenía una clase de puchero como expresión, y estaba cruzada de brazos. Rin era una completa idiota, y una egoísta.

De un momento a otro término en una de las canchas de Legacy, discutiendo con Rin, ¡ella quería beber sangre, estaba hambrienta!, sus gritos llamaron la atención de ¿héroes? Que estaban cerca, llegando uno por uno. Trató de extraer la sangre de algunos de ellos, como la del cazador de vampiros que reconocía bastante bien, o el de la chica de cabello verde. También lo intentó un extraño chico, ¡tenía orejas similares a la suyas!

Un quejido salió de sus labios cuando la explosión de luz la cego, ¿qué estaba haciendo la estúpida de Rin? Empezaba a fastidiarle, le dejará sin una gota de sangre. Sus ojos se abrieron nuevamente, todos parecían más pequeños... Pero ese no era su problema. Llevó su mano hacía su espada pero esta era más grande de lo normal, podía levantarla, pero le incomodaba el hecho de que su mano fuera tan pequeña. ¡¿Qué demonios estaba sucediendo?!, fulminó con la mirada a Rin, ella sí estaba grande... ¡Que tramposa!

Se fue a una esquina, y se sentó ahí, cruzada de brazos. Estaba molesta, ese tamaño no le agradaba para nada, quería ser normal y beber de una maldita vez la sangre de cada Legaciano. ¿No era tan complicado de entender, o si?