Evento – La locura del Gran Rey Demonio

[Base del Internado de Asgard - Corea del Norte. 15 de Marzo del año 20XX.]

– Vamos a ver, vamos a ver...

Blancas paredes tapizadas por pósters de chicas de anime. Un suelo de madera de abeto barnizada que rechinaba de limpio. Miles de tomos de manga quisquillosamente ordenados de manera que la habitación luciera más como una tienda de cómics que como un lugar donde dormir. Y finalmente, una cama blanca sobre la cual una figura femenina yacía recostada.

– Dices que si hago todo lo que digas, puedo obtener el poder absoluto ¿Correcto?

« Afirmación: El usuario Rimuru Tempest puede conseguir tanto poder como se proponga en muy poco tiempo si tan solo sigue mis instrucciones »

Piel blanca como la nieve, suave como la seda, de largos cabellos cerúleos que emitían un aroma dulce y fragante, adornada con dos hermosos ojos de ámbar cristalino cuyo fulgor se asemejaba al sol mismo, y encima revestida de aquellas finas prendas oscuras y elegantes que realzaban la claridad de su rostro... Era como una hermosa muñeca de porcelana. Como un ángel caído del cielo. Sin embargo, pocas palabras estarían más equivocadas al describir al Rey Demonio, Rimuru Tempest, quien plácidamente yacía en sus aposentos mientras hablaba con su propia habilidad.

– Interesante... Sigue hablando, Gran Sabio~




[Poblado sin nombre a las afueras de Yokohama. 22 de Marzo del año 20XX.]

La penumbra ha envuelto el sitio con un aire de pánico e incertidumbre. Nadie puede ver y, sin embargo, la gente huye despavorida como si una enorme y horrenda bestia intentara arrancarles la vida a punta de zarpazos. Todos huyen a sus casas al llegar el crepúsculo, aunque nadie sabe realmente por qué. Lo único que esta gente sabe, es que la llegada de la oscuridad implica la cobranza de 10 víctimas. Ni una más, ni una menos. Ese número maldito reduce el pequeño pueblo a nada de forma lenta y desgarradora.

Cada noche, diez personas escogidas al azar desaparecen sin dejar rastro. Sean niños o ancianos, hombres o mujeres, altos o bajos, ricos o pobres. Uno a uno, sin importar quienes sean, van desapareciendo conforme la noche avanza, llegando a la cifra exacta cada 24 horas. Cada vez que esto sucede, desde hace una semana ya, una lista de personas y direcciones amanece al otro día en la entrada de la academia Legacy. Y aunque los datos pertenecen a las víctimas cobradas por la oscuridad asesina, no hay forma de que ningún legaciano lo sepa, pues el papel no ofrece información adicional. Sin embargo, en el transcurso de siete días, tres curiosos legacianos han decidido asistir a los sitios enlistados con tal de averiguar de qué se trata la nota... Y también han desaparecido.

– Muy bien, esto ha sido sencillo.

Mencionaba el Rey Demonio, cargando a una niña de cabellos plateados como se cargaría a un costal de papas. Le miraba de forma sensual y lascivia, acariciando su mejilla con la mano que no la llevaba cargando.

– Tengo entendido que te llamas Eri ¿Verdad? Cielos, me he sacado la lotería... Los idiotas que vinieron antes que tú no tienen habilidades tan asombrosas como la tuya, pero al menos han puesto resistencia. Ni siquiera intentaste huir... Acaso te gusta que te aten y forcejeen? Dios, eso sí que es depravado para una niña~ Lamentablemente me gustan más dotadas, así que la única forma en que te comeré es la literal. Como bocadillo sí te ves apetitosa.

La niña unicornio estaba inmovilizada por la "Habilidad Adquirida: Hilo de Acero" de Rimuru Tempest. Un hilo hecho de una aleación de metales mágicos, el cual es básicamente irrompible y extremadamente filoso al darle un juego rudo con la piel. La loli peliazul, por su parte, solo se dedicaba a burlarse de la chiquilla que acababa de conseguirse. Su "Habilidad Única: Gran Sabio" hacía mucho más que solo hablar con su usuario. Esta es capaz de dar a Rimuru cualquier información que este pregunte y que no sea considerada por el universo como "secreta". Es así como puede saber fácilmente las habilidades y poderes de su oponente aún antes de lidiar con él.

Eri no era la primera legaciana en ser capturada. Una tal Gowther (o un tal, pues parecía ser un trap) y una chica que se hacía llamar Nejire Chan habían asistido en noches anteriores a investigar el suceso de las listas aparecidas en la academia, pero habían corrido la misma suerte que aquella niña. Todo estaba marchando a la perfección. Como siguieran llegando de poco en poco, atraparlos sería sencillo, y el plan del Rey Demonio finalmente podría ver su perfecta resolución.

[Base del Internado de Asgard - Corea del Norte. 23 de Marzo del año 20XX.]

– Seguro se preguntan por qué están aquí. Por qué los tenemos cautivos en vez de asesinarlos.

El Rey Demonio hablaba frente a un grupo de 73 rehenes, de los cuales tres pertenecían a aquella escuela para seres extraordinarios que siempre era la piedra en el zapato del Internado Asgard. Todos perfectamente atados por hilo de acero, de manera que estaban completamente inmóviles y recostados en el suelo.

– Primero les diré por qué NO los tengo aquí. No voy a pedir rescate por ustedes. Tampoco pienso dejarlos ir o algo por el estilo. Esto no es un simple juego, aunque admito que disfruto mucho observando su sufrimiento~ La única razón de que estén vivos es que a alguien aquí le gusta la sangre fresca, y sería un desperdicio no darle un uso apropiado a la de sus cuerpos antes de que yo me alimente con sus restos.

Mientras el slime mencionaba esto, señalaba al vampiro a su izquierda, quien era su compañero y amigo desde hacía tiempo ya, y a quien el demonio peliazul disfrutaba complaciendo de cada cuanto para variar.

– Y si se preguntan por qué les digo esto ahora, simplemente me deleita su rostro de temor al conocer su fatídico e ineludible destino~

Una risa enfermiza se escapó de los labios del Demon Lord, mientras este caminaba hacia un niño de tantos que había en la sala y comenzaba a patearlo en el suelo, haciendo resonar su llanto quejumbroso en todo el sitio. El demonio no acostumbraba actuar de forma tan enfermizamente cruel, pero deseaba más que cualquier cosa que el vampiro pelimorado se sintiera asombrado por las acciones del slime. Tan notoria era la diferencia que en ausencia del vampiro el slime sanaba las heridas de aquellos que lastimaba. Siempre bajo la excusa de que, de momento, eran más útiles vivos que muertos.

Aquel azabache se paseaba por los corredores llenos de penumbra del internado al cual acababa de regresar hace poco, sin embargo, no había tenido la oportunidad de encontrarse con algún compañero de allí. Lo único que hacía era pasearse en silencio, mientras que en su mente recordaba todo lo que había vivido en aquel lugar. Una suave sonrisa se le escapaba al imaginar que pronto podría empezar a darle trabajo a los "héroes" legacianos.

Con sus manos en los bolsillos no hacía más que caminar y sumirse en los recuerdos de su tormentoso pasado, su sangre hervía al recordar cómo su fuego siendo aún más poderoso que el del héroe número 1 fué opacado como una vil llama de un velero. Su ambición era aquello que Stain no pudo terminar, él seguiría su ideología hasta el último respiro.

Había escuchado sobre el secuestro de legacianos por parte de Lacus y Rimuru, sin embargo se negó a ir debido a lo lesionado que quedó su brazo derecho luego de la bestial pelea contra el héroe número 2, su brazo estaba completamente vendado, hasta las yemas de los dedos.

Dabi esperaba con ansias que aquellos estudiantes fuesen llevados a las instalaciones del internado, quería ver de qué eran capaces los legacianos para salvarlos. Las horas pasaban y su ansiedad se hacía más y más fuerte, cuando de repente pudo escuchar los quejidos de una persona y golpes, frunció el ceño y se dirigió para donde provenían los sonidos, sospechaba que era Lacus, por su carácter impulsivo.

── Vaya... ya se están divirtiendo sin mí. ── dijo con una sonrisa maliciosa en su semblante. Con impaciencia caminaba y los quejidos se hacían más y más fuertes, hasta que llegó a aquella bace viendo a todas aquellas personas, su semblante no cambió, el nunca tomaría a civiles como rehenes. Se adentró y alzando un poco la voz dijo.

── ¿no crees que eso es demasiado para un niño, Rimuru? ── su mirada se fijó en aquel vampiro que no hacía más que disfrutar de aquel acto, luego se acercó a él y se puso a su lado viendo aún todos los rostros de los rehenes, dos de ellos captaron por completo su atención, aquellas dos chicas, una famosa por estar en un trío de poderosos aspirantes a héroes y la otra, una pequeña niña que fue el conejillo de indias de Overhoul.

── ¿qué fines tiene su plan? ── dijo viendo al rey demonio con cierta seriedad.

Todo su mundo dio un giro, ¿cómo había terminado de una manera tan patética? No soportaba estar encerrada, sujetada e inmovil, era muy hiperactiva y necesitaba estar en constante movimiento, pero estaba privada de esa opción, obligándole a estar totalmente quieta, soltando bajos quejidos, estaba molesta, y la incompetencia que sentía estaba afectandole, necesitaba sacar a Eri de ése lugar, ella no merecía estar ahí, había sufrido lo suficiente toda su infancia, ¿por qué le sucedía esas cosas a una indefensa niña? ¡¿Por que existían seres tan crueles cómo para lastimar a una niña?!
No lo lograba entender, lo único que se repetía constantemente era que de seguro tenían una mente tan perturbada que necesitaban saciarse con el sufrimiento de una pequeña niña.

╼ ¿Habéis encerrado a tanta gente para complacer sus deseos enfermizos? ¡Que miserables son! ¿Quién les da el derecho de jugar con el dolor de otras personas? ¿de niños? ¡¿Acaso no tienen corazón o razonamiento humano?!

Estar tanto tiempo en ese lugar empezaba a afectarle, tanta gente sufriendo, y ella solamente podía observar, oír sus gritos de dolor, y sentir sus miradas de lastima que se daban unos a otros, era lamentable, para ella, estando a punto de graduarse, siendo una luchadora que podía ayudar a tantas personas, estar ahí, sin posibilidad de moverse. De hecho, cuando todos estaban en absoluto silencio, podían escucharse sus sollozos, que reflejaban su dolor y angustia interna.

╼ Estas diciendo que... Todos los que estamos aquí, contra nuestra voluntad, ¿simplemente seremos tratados cómo ganado? Sinceramente, sois unas personas desagradables y repugnantes.

Escupió con ira aquellas palabras, apartando la mirada, al menos éso podía hacer. Ni siquiera se digno a mirar al hombre que fue señalado por ése ser despreciable, ni a nadie más, sólo cerro sus ojos con fuerza.

Así estuvo unos minutos, escuchando golpe tras golpe que se le daba a un niño, los gritos de dolor se esté hacían que su pecho doliera, que quisiera liberarse y ayudarlo, salvarlo, llevarlo a un lugar seguro. O al menos, darle un abrazo, y decirle que todo estaría bien, que pronto volvería a su hogar, y podría jugar con sus amigos, y tener una infancia decente.

Cuando escuchó a otra persona llegar, no dudo en mirarlo, y de inmediato lo reconoció, estaban en su búsqueda para privarlo de su libertad y que pagará por todos sus crímenes, así que siempre estuvo ahí. Solamente se le quedo mirando, tenía ante sus ojos a tres personas miserables, pero no podía hacerles nada, ni tocarles un cabello. Por ahora, sólo deseaba que dejaran de lastimar a ése niño, y que se fueran.

A un lado, quien era parte clave del designio protagonizado por el Rey Demonio observaba con aires de grandeza al ganado capturado, sin fijarse particularmente en nadie; ni tampoco identificar quien fuera o no de Legacy. Para aquel ser de la noche sin un destello de luz en su vida, lo que tenía en frente nada más era que una exquisita fuente de alimento que podía saciar su irreprensible sed de sangre. Contrariando la típica imagen de un depredador, el aspecto visual de Lacus era, como siempre, elegante y refinado, mismo vistiendo lo básico de un traje social blanco, envueltas sus manos por guantes finos blancos, y calzando zapatos.

La atención del vampiro sólo fue atraída por la humana de cabello celeste que, en desesperación, se expresó de la manera más incongruente sobre ellos, obviamente causándole sorpresa y risa.

— Ha ha ha, no puedo creerlo. ¿Eso enseñan las escuelas hoy en día sobre vampiros y demonios, que podemos tener corazón y razonamiento humano? Que tiernos.

La voz tan suave de Lacus armonizaba con su intimidante mirada vacía, cuyos ojos color carmesí y sus visibles colmillos en una sádica media sonrisa advertían sobre su sangre fría. Todos los humanos, muchos conformados con su destino y otros asustados, permanecían asombrados y lamentándose ante la masacre que comenzó justamente con un 'inocente'.  El vampiro observaba sin mutarse las agresiones del pequeño demonio contra aquel insignificante ser, sintiendo cierto grado de placer en verlo agonizar de dolor. Dabi llegó, entonces, cuestionando el proceder del demonio contra el infante.

—Meh, ¿y qué importa? no me digas que te molesta que hagan llorar a niños.

Éste respondió. Era consciente de que los humanos tienen muy arraigado el impulso de proteger críos, y eso es lo que tornaba divertido maltratar al niño. Para entonces, el vampiro empezó a caminar y dejar a ambos con lo suyo, acercándose a la humana que desde el principio le había intrigado: Nejire.

— Hey, mirame.

Notara desde antes que ella se rehusaba siquiera a dirigirle la mirada, como también evitara apreciar el daño que el slime hiciera contra aquel niño, desviando la mirada. Agarró entonces del cuello a la humana, para alzarla a su altura, manteníéndola suspendida en el aire.

— ¿Te duele vernos causarle dolor a tus semejantes? Dejame ayudarte con eso, prometo que no te va a doler...

Abusando de la ironía y el sarcasmo, por puro entretenimiento le aplicaría una dosis de su poder. Sin nada más, la sujetó con su mano izquierda y embistió su puño derecho cerrado contra el ojo de la peliazul, digno de causarle una ceguera temporaria. El golpe la arrojó fuertemente contra otros de los rehenes situados en el suelo.

En seguida, se retiró de entre los pobres mortales. se fijó en un joven de cabellos castaños que se veía en muy buena condición física, y a él se dirigía para capturarlo y clavar en el cuello sus afilados colmillos.

El crujir de los huesos del infante que era golpeado repetidamente por el limo comenzaba a resonar cada vez más que sus propios quejidos ahogados por el acrecentado dolor agónico que envolvía su mancillado cuerpo, mismo que estaba ya inflamado y lleno de heridas internas. Era ya a estas alturas cuando aquel escuchó a sus espaldas la pequeña vocal entre el ex miembro de la Liga de Villanos y el hemófago que veneraba en secreto. El slime detuvo entonces aquella cruel acción, hablando con el tono infantil, adorable y juguetón que le caracterizaba.

– Está bien, está bien. De todas formas ya iba a detenerme. Si sigo jugando con él, empezará a vomitar sangre y eso es justo lo que no quiero. Aún un demonio tiene principios, y uno de los míos es no desperdiciar la comida.

Y como si quisiera probar su punto de vista, en aquel instante abrió un portal a su derecha, no más grande que una pelota de básquetbol, mismo que se cerró inmediatamente después que este metiese la mano y extrajese en acto una hamburguesa hawaiiana, comenzando a comer pacíficamente en el sitio con una naturalidad impresionante. Por supuesto, cabe resaltar que ni una migaja cayó al suelo mientras echaba aquel aperitivo. Realmente no había desperdiciado nada.

Si bien la intención de Rimuru era dejar en claro sus convicciones a todos los presentes, la realidad era que sentía lástima por el mocoso que había apaleado con tal de brindar un espectáculo atractivo al pelimorado. A diferencia de su compañero, Rimuru no era capaz de deleitarse en el sufrimiento ajeno. Sí se divertía gastando bromas y malas pasadas, pero simplemente no estaba en su naturaleza disfrutar del daño ajeno y de la muerte de seres que consideraba inferiores. Sin embargo, tampoco es que le importase mucho. Si algo tenía que sufrir tormento interminable y perecer para que su objetivo (cualquiera que fuese) se lograra, no dudaría en hacerlo. Aún así, cometía violencia innecesaria de cada cuanto con tal que Lacus Welt estuviera contento con él... O si no tenía nada mejor qué hacer.

Pero eso no impedía que realizara actos benevolentes cuando sentía que se había sobrepasado y nadie lo miraba. Alimentar de vez en cuando a los cautivos que se dejaran, sanar las heridas de quienes hería para impresionar, e incluso acomodar de vez en cuando a los "bultos" por familias, de manera que pudieran estar cerca los unos de los otros, siempre con excusas ridículas de por medio.

"Tienes que comer para seguir siendo de utilidad a nuestros planes. ¡Y obedece o te golpearé!" mientras ofrecía un delicioso bocado de lasaña o un trago de jugo de arándanos. "No me tragaré un cuerpo lleno de moretones, así que más vale que te quedes quieto" mientras acomodaba a tal o cual persona para ayudarle a beber una poción sanadora. "Oh, así que se conocen. Me importa un bledo, yo solo los acomodo para poder pasar a gusto por el pasillo" mientras hacía uso de Gran Sabio para identificar lazos familiares y de amistad de todos los presentes. Palabras y acciones siempre acompañadas de un ligero rubor en sus mejillas y un semblante tsundere. Esta personalidad suya despertaba en más de uno la curiosidad por sus verdaderos motivos, aunque los ocultase tras aquellas aclaraciones que ni un niño de primaria podría tomar por ciertas.

– ¿Cómo que "qué fines"?

Mencionó el Rey Demonio con esa característica voz suya, que sonaba a una niña tratando de sonar como una adulta. Nada que pudiera tomarse en serio por quien la viera a primera vista. Aunque, por supuesto, no era el caso de nadie en la sala.

– ¿Me estás diciendo que estás aquí sin saber lo que hacemos exactamente? O... ¿Quizá quieres que alguien aquí escuche el plan completo?

El slime se acercó a Dabi con un gesto de inocencia, poniendo su dedo en su mejilla mientras hablaba de forma pícara, y mirando de manera adorable a los ojos del contrario.

– Sería muy malo si esa información llegara a oídos de Legacy, no crees?~ Por algo esta sala tiene el campo electromagnético que funde todo electrónico que entre aquí. Si quieres que te cuente algo, acompáñame afuera en lo que voy por golosinas.

Y así, el Rey Demonio abandonó la habitación saltando alegremente, mientras de sus labios escapaba la melodía de una canción de jrock que el día anterior había escuchado por la radio. Por supuesto, los dulces no eran su única motivación para salir. Ya algo le decía que aquella noche no sería tan sencilla como las anteriores, así que tenía que prepararse para actuar si llegaran a aparecer invitados sorpresa.

En medio de la penumbra del tétrico y opresor escenario, justo entre la negrura y el dolor cuya intensidad es percibida incluso en el aire,en medio de un dolor demasiado cruel para ser expresado en estas lineas,se observa súbitamente un cúmulo de chispas que crepitan rompiendo de forma muy parcial la imperante negrura, una chispa iracunda,que parece ya no poder contener su furia y deseos de imponer un castigo ejemplar a quienes provoquen dolor a inocentes, ocultando sus deseos de acabar con el mal bajo una coraza de orgullo y una agresividad arrolladora, los pasos de un héroe de actitud violenta y explosiva pueden ser oídos,firmes y rebosantes de una furia titánica.

Silene...No puedo dejar que hagas esto sola,no vas a quedarte con todo el crédito de esta pelea.

De entre la oscuridad, una voz de porte furioso y algo siniestro retumba mientras la silueta del recién llegado se hace cada vez más visible ante los presentes, es el, el héroe capaz de crear explosiones tan intensas como su rabia, un muchacho de cabellera rubio ceniza y una mirada seria y penetrante, un guerrero que hace aparición vistiendo su traje de héroe donde destacan principalmente los brazales en forma de granada que lleva en cada brazo.

Sin emitir palabra,alza su diestra llevándola al frente mientras provoca pequeñas explosiones a modo de chispas con ella, acompañando su gesto con una amenazante y sádica sonrisa, como si en lugar de un defensor de la justicia,aquel que ha hecho acto de aparición fuera un villano, un asesino más que disfruta con el sufrimiento ajeno, sin embargo, no es así,el es Katsuki Bakugou,un héroe rebosante de ira y orgullo que pese a parecer un peleador sin códigos,el defiende la justicia...SU JUSTICIA, pero justicia a fin de cuentas,tan inquebrantable que ni el mismo Tomura Shigaraki fue capaz de convertirlo a la villanía.

Me enteré de los sucedido y decidí seguirte Sil,sin que nadie lo supiera y me las arreglé para pasar lo suficientemente desapercibido para llegar aquí,aunque debo decir que fue todo un desafío para mi hacerlo,el sigilo no es mi estilo y lo sabes.

Expresó el muchacho con una voz seca y seria al tiempo que recorre con su mirada a todos los presentes examinando a cada uno con una minuciosidad disfrazada de un casi palpable desprecio; acto seguido baja su mano derecha y camina en silencio hacia donde están sus compañeras Sil y Nejire hasta ubicarse al lado de las mismas lo suficientemente cerca para,con el rabillo del ojo distinguir las flores negras que lleva su compañera ateniense,a lo que no tardo en procesar dicho hecho en su mente.

( Eres muy astuta Sil,veo que no pierdes oportunidad de usar "eso")


Los pensamientos de Katsuki indican el conocer una estrategia eficaz para su operación, por lo que esboza una confiada sonrisa mientras que, en un acto muy impropio del explosivo luchador, este toca los hombros de Silene y Nejire en un acto de un evidente y naciente compañerismo,ya que pese a su orgullosa forma de ser y explosiva personalidad,durante su estancia en UA y posteriormente Legacy,ha estado comprendiendo la importancia de contar con poderosos aliados y que para lograr su cometido de vencer a veces es necesara la cooperación.

Dando un cuarto de giro y mirando fijamente a los malvados seres que aprisionan a toda esta gente,Bakugou no puede evitar cerrar fuertemente sus puños y apretar los dientes para dirigir una palabras.

Escuchen ustedes,escorias malditas...


Una pausa es usada para proceder a provocar una gran chispa en su puño izquierdo,el cual levanta frente a su cuerpo.

Soy quien se convertirá en el héroe número uno,y no voy a perdonarles lo que han hecho,a diferencia de los demás héroes,yo no les tendré piedad si tengo que volarlos en pedazos con mis explosiones...¡Los mataré!

Sentencia enérgicamente para de manera posterior dirigir su atención a Sil para arengarla muy a su estilo.

¡Vamos Sil,aplastemos juntos a estos tipos,sabes que nadie nos parará si hacemos equipo!.

─El telón del suspenso se alzaba en el escenario. La tétrica obra organizada a manos de las mentes intelectuales entraba en el nudo de la historia.
En medio de la oscuridad inmóvil el silencio abundaba, los quejidos y llantos de los presentes en aquella sala cuya abundancia era en su mayoría.

La sombra de un joven se cernía en lo cercano de los pasillos que conectaban con la entrada del inmenso edificio central. Su figura captaba la mayor de las miradas, pues un manto cuyo principal diseño consistía en un fondo amarillo y junto a éste triangulos de tonalidades claras se esparcían.
Su caballera amarilla se mecía con cada movimiento, cada paso significa su avance hacia su principal objetivo. Ojos de un ámbar puro captaban la luz difusa de la luna ésferica, escurridisa se infiltraba a través de los ventanales en que consistía el domo de cristal.─

¿Por qué tuviste que acompañarme hasta aquí?─Con éstas palabras su vista se dirigió al garrión que permanecía expectante en su hombro. Le causaba cierta incomodidad tener que lidiar con la pequeña ave que le informaba de las misiones.─



Además ¿Por qué tengo que ser yo? No entiendo nada de lo que dices.

─Parecía un destino presuroso, su viaje desde Legacy, el combate contra Omega. Todo aquello había generado en él una convicción más firme con respecto a su posición.

Una sola misión se le ha sido encomendada, parece que los rumores de los raptos y despariciones de personas alrededor de la zona, eran ciertos. Los guardias realizaban su patrullaje e inspección según lo acordado, pero ninguno se había percatado de la presencia del rubio; lo que le resultaba extraño en su totalidad.
Era imprensindible pasar desapercibido ante la seguridad, un pie en falso y podría resultar con su posible persecución. ─

❝No le temo a la muerte. He estado muerta durante miles de millones de años antes de nacer, y no he sufrido el menor inconveniente por ello.❞    


Los fríos vientos acompañados de la oscura penumbra golpeaban su rostro, el frio que se hacía presente esa noche a un humano ordinario le calaría los huesos y sentir como delgadas cuchillas le fuera clavadas sin piedad en cada una de sus articulaciones sin embargo ella, Artoria, no detuvo su paso en ningún momento porque sabía que debía proteger a sus compañer@as y poder liberar aquella pequeña niña risueña.


Un rostro serio y una mirada fríamente penetrante observaba los alrededores del castillo le hervía la sangre de solo pensar la voz suplicante de aquellas jovencitas raptadas, inmediatamente se infiltro dentro de los pasillos, donde miraba solo coexistía la oscuridad  aunque de lejos se notaba un intenso color azul rubí dos hermosas joyas azulada que vigilaba el lugar, las hojas, las ramas de los arboles temblaba por los fríos vientos que su vez  le daban de lleno en las partes descubiertas del rostro femenino y que se colaban por las rendijas de su ropaje.


Unos pocos pasos más adelante encontró una figura joven de piel clara y cabellos corto y amarillo de diferentes longitudes, la caballero apresuro aún más sus pasos sin provocar ruido alguno le tocaba el hombro al chico.

Legacy, una institución hecha y dedicada a la paz de humanos y  súper humanos. Asgard, una institución hecha por súper dotados o humanos que se creen superiores en toda forma ante cualquier otro. Incluso, todos sus miembros comparten la ideología  de tener como obligación la opresión, humillación y dictadura ante todo aquel que consideren inferiores por algún estereotipo. Razón por la cual ambas se encuentran en una guerra continúa, cada uno persiguiendo sus ideales hasta la muerte. Siendo 2 mundos totalmente diferentes que colisionan entre si automáticamente, como dos imanes, su destino siempre será juntarse una y otra vez. Hasta que algún día solo quede uno.....

[Académica de Legacy- 22 de Marzo de 22XX.]

Legacy recibe una alerta de desaparición más unas cartas con la lista de  cada desaparecido. Cómo medida de emergencia, Legacy envía a 3 valientes guerreras que son capturadas, que ni se comprobó hasta que llegó la lista con sus nombres en ella. Ante tanta incertidumbre, Jellal, maestro de la Académica. Por su vasta experiencia y conocimientos, descubriría que era una maniobra de Asgard, ya que su forma de actuar era inconfundible. Así que, con la ayuda de Warren, un amigo del gremio Fairy Tail, le enviarían el aviso telepatimente a todos los Legacianos con una honda  Aunque sabían que lamentablemente la mayoría estaba ocupada, ya que el aviso iba para los miembros mas fuertes de Legacy, no se podía tomar a la ligera el secuestro de 3 miembros.

Esa honda se expandiría hasta los confines más oscuros y tenebrosos del planeta, siendo perceptible solo para los Legacianos. Sobre todo para aquellos que se encontraban cerca, según una información proporcionada por un informante con cierta antigüedad.

[ Montañas de Corea del  Norte del22 de Marzo de 20XX.]

Bajo la influencia y encanto de la Luna, su hermosa luz blanca, fría y a la vez ese refrescante iluminaría la cúspide de la montaña de 235m de largo y 115 de hancho. Al llegar la honda telepática, una sombra se cierne sobre la punta de susodicho , una sombra muy peculiar y extraña. Se levantaría mientras se veía como poco a poco se acercaba a la punta, sólo se lograba distinguir su cabello  corto con cierto desorden; un chaleco y su bufanda en el cuello,  moviéndose por la   brisa de una forma suave y hondeada hacia el éste. Con pasos tan fuertes como truenos, retumbando en todas direcciones por el eco de las montañas. Aquella sombra provenía de una cueva. En el interior de la montaña, con un cierto resplandor rojo en su interior, aumentando su intensidad por cada paso hasta que la honda telepática se detuvo.

Lo que era un pequeño resplandor, se habían vuelto 2 ojos rojos con cierta maldad en su mirada, la sombra colocaría su brazo derecho bajo la luz de la luna. Elevando su brazo tonificado e delgado, extendiéndolo todo lo posible, con su dedo índice y pulgar extendidos mientras los demás los mantenía cerrados. Denotando unas vendas que van desde su muñeca hasta su bícep y una marca roja en su hombro, mencionaría de forma alegré y confiada.

—Estoy que ardo jeje —

Esas palabras se esparcirían por el eco mientras a lo lejos.....Se escucharían aleteos que se aproximaban desde el norte, donde un gato azul, con alas blancas en cuestión de segundos aterrizaría frente a la cueva, con una sonrisa con gran confianza ante la sombra. Indicando cercanía o compañerismo, aquella sombra le diría.

—Happy, vamos a patear traseros jajaja—

[ Base de Asgard- Internado de Corea del Norte- 23 de Marzo del 20XX ]

- Happy-

Al norte del Internado,  a la altura de los 10.000 pies, por arriba de las nubes( a las 2pm de la tarde). Cierto cúmulo de nubes se dispersarían mientras un objeto volador las atravesaba al descender diagonalmente hacia el internado. Con una velocidad mayor a la del sonido, se notaría unas alas blancas, su cuerpo pequeño y azul, llevando lo que parecía una persona pelirosa. Seguiría hasta los 10m de alto, donde soltaría al pelirosa justo en la entrada del ínternado y con un aleteó, detendría su descenso. Para subir hasta los 20m de alto mientras le dice al pelirosa con esperanza y seguridad.

—Buena suerte Natsu—
( Sólo esperó que estés bien Natsu)

No podría ocultar su preocupación y angustia en el rostro ante la situación, por lo que se mantendría suspendido en el aire para observar cada detalle.

- Natsu-

Al descender de cabeza y con sus manos hacia atrás, su velocidad sería aún mayor gracias a la velocidad ejercida por happy y su peso neto. Por lo que, apenas se notaría su pelo rosa, su chaleco negro y su pantalón hondado. Para doblar su codo derecho hacia atrás de su espalda empuñando su mano mientras tensaba toda su espalda, pecho y brazo derecho. Al mismo tiempo que extendía su brazo izquierdo completamente hacia el frente, con su palma y dedos tensados, iría llevando su brazo derecho hacia atrás para agarrar mas fuerza. Con una mirada desafiante y amenazadora, respiración normal y su mente en blanco.

Desplazaría su mano derecha empuñada hacia el frente, con la fuerza acumulada mientras su puño se encendería en fuego justo 3s con una temperatura de 3000°c, antes de tocar el suelo para golpearlo con su puño en llamas. Al impactar contra el suelo, justo a 5m de la entrada del Internado. Con un leve grito.

—Haber que les parece esto!!!, [Ahhhhhh] —

Crearía una gran explosión de 30m de diámetro, tan potente que causaría un gran estruendo en la tierra de 5.6 por 10s en todo el internado. Destruyendo el suelo para crear un cráter a sus pies de 40m de largo y 50m de profundidad, creando enormes escalones por cada capa tectónica. Con la intención de atraer la intención de llamar la atención de todos los asgardianos y dar a entender que no les temía, al punto de atacarlos de frente, sin ningún plan o estrategia más que su propia fuerza y voluntad inquebrantable ante sus enemigos.

[Internado Asgard. Hace unos minutos.]

– Lacus-senpai es tan sugoi... Quisiera poder ser tan frío y cruel de forma natural... Estoy seguro de que su combate será increíble...

El Rey Demonio se encontraba ya en su habitación, donde buscaba chucherías con suma tranquilidad. Al abrir su armario, había apenas si acaso tres o cuatro prendas. En cambio, la cantidad de dulces que estaban almacenados daba la impresión de que aquello era el stock de una tienda o las provisiones para sobrevivir a un apocalipsis. No podía evitar pensar en voz alta cuando estaba solo, pues era la única forma de liberar el estrés de nunca poder expresar sus verdaderos sentimientos frente a los integrantes de Asgard.

Una vez seleccionó la caja de pockys que más le llamó la atención y que era de fresa, abrió el empaque y se dispuso a degustar las crujientes galletas en palitos bañadas en chocolate con sabor a fresa. Mientras tanto, hacía uso de su "Habilidad Extra: Percepción Mágica" para observar como, uno a uno, los gusanos de Legacy comenzaban a reunirse como ratas al rededor de un trozo de pan. Hasta el momento, todos los presentes eran gente que al menos de vista había visto una o dos veces en su vida.

Desde el Rey de los Caballeros, con quien había forjado una profunda amistad, hasta personajes como Silene de Piscis, quien ya había fracasado en un enfrentamiento contra Asgard en el pasado. Todos y cada uno habían sido ya observados y analizados en alguna ocasión, y es por esto que le llamó la atención percibir una presencia que jamás antes había visto o sentido. Aquella presencia sacudió los suelos en un instante, y es lo que mayor interés causó en el Rey Demonio.

– Gran Sabio! Si tienes que decir algo, hazlo ya!

« Respuesta: El nombre del individuo es... »

[Internado Asgard. Presente inmediato.]

– ¡Oe Oe!

Una voz se escucha con la fuerza de un ejército de trompetas. Sería difícil describir de dónde venía el sonido exactamente, pues aquel vozarrón se escuchaba por todas partes, como si alguien hubiera colocado altavoces al rededor de aquel a quien las palabras iban dirigidas y que no era otro sino el pelirrojo que recién había hecho tan sorprendente estruendo con su mera aparición.

– Este sitio es lúgubre y lamentable, pero es mi hogar por el momento. Así que agradeceré que dejes de hacer con mi patio como mejor te plazca.

El origen de la infantil voz que severamente prorrumpía fue revelado en poco tiempo, cuando las puertas del internado se abrieron de par en par y dejaron así ver que quien se hallaba al frente era el demonio con aspecto de cría. Su cuerpo era joven y frágil en apariencia. Sin radiación de ningún tipo, aquel ente era invisible a la visión calorífica o espectral. No emitía ningún aura; era como si no existiera nada donde aquél estaba parado. Y sin embargo ahí estaba, a la vista del invitado inesperado.

– Sé a qué vienes, Natsu Dragneel. Quieres liberar a tus compañeros de clase y a esa gente que nunca te ha visto y a la que le importas un bledo, pero por la que aún así estás dispuesto a pelear a muerte. Temo decirte que eso no será posible, ya que ahora son de mi pertenencia. No eres el primero en intentar arrebatarme lo que me pertenece, y definitivamente no serás el último. Eres un vil ladrón. Todos ustedes lo son. Y los ladrones son basura, y la basura debe ser eliminada; así que no esperes una disculpa de mi parte por tomar tu miserable vida.

Sin aviso previo, raíces abrieron el suelo en círculo de manera que rodeaban al pelirrojo. Aquellas enormes estructuras espinosas, cuyo grosor y altura les asemejaba a árboles, se cerraron en cúpula y se hundieron nuevamente con intención de aplastar y sepultar al individuo. Estas, de cumplir su función, habrían de enterrarlo varios metros y dejarlo atrapado en aquel sitio privado de oxígeno.

A la par de aquella acción, el Rey Demonio llevó la mano a su bolsillo, extrayendo entonces un mechero y haciendo uso de él. En cuanto la pequeña flama nació del artilugio de hierro, el slime la tomó entre sus dedos y la soltó en el aire. La minúscula lengua hizo metamorfosis en acto y pasó a ser una hermosa mariposa en llamas. Esta pequeña criatura emprendió vuelo hacia el interior del internado, donde se perdió en la vastedad de la penumbra, mientras el andrógino guardaba el item de vuelta.

Dabi estaba ahí parado al frente de todos aquellos rehenes, con su semblante serio y despreocupado como siempre veía a Lacus golpear a aquella fémina y empezar a beber la sangre de aquel joven, una leve sonrisa se dibujó en su semblante y se quedó quieto hasta que de repente, los legacianos uno por uno se empezaron a presentar en las instalaciones.

La primera fue Silene, aquella joven que conoció de niño, una sonrisa aún más amplia se hizo presente en su semblante al ver cómo se había infiltrado sin que ninguno se diese cuenta, su mirada estaba sumida contra Dabi y aquel le sonrió con cinismo, burlándose de ella. A su lado ingresó aquel joven gritón que ya había secuestrado antes, seguía siendo el mismo; gritón e irritante. Dabi extendió ambas manos a sus lados y con una leve sonrisa vociferó.

── Así que vino la niña rara y el inadaptado perdedor con aires de grandeza. ── sonrió al ver las rosas en el cabello grisáceo de la jóven, su mirada se dirigió a Lacus dándole la señal de que pronto atacaría, eran pareja de batalla, los más temidos y famosos de aquella institución. De repente sintió aquel temblor en los suelos, cosa que ni lo inmutó, al instante se escuchó la ligera voz del Demonio advirtiendo al atacante, Dabi suspiro y espero a que Lacus se pusiera a su lado.

El momento llegó, extendió su mano izquierda hacia aquellos legacianos que afortunadamente se encontraban con los rehenes. La mano Dabi empezó a iluminarse de un color celeste mientras que unas pequeñas llamas de fuego empezaban a emanar de su palma.

── ¡¿Qué harán?! ¡Los heroes tienen un código irrompible! ¡Salvar las vidas de los demás! ¡Salven a esos rehenes entonces, farsantes!

Entonces la inmensa llamarada azul resplandeciente fue liberada, fue cuestión de nanosegundos para que la temperatura se elevara, y en 5 segundos llegaría a su objetivo, ya que el espacio era reducido y pequeño. Su sonrisa se amplió y sus orbes brillaban con las llamas, volteó a ver de reojo al vampiro y asentó su cabeza, su plan estaba en marcha.

El infeliz cordero elegido por el deseo del vampiro lentamente perdía su consciencia y su vida al ritmo en que el hematófago bebía la sangre, succionando a largos tragos e  incrementando en su propia fuerza a los pocos. Consumir la esencia vital de los humanos era un buen realce a su poder físico.

Mas antes mismo de acabar su cena, una voz femenina desconocida para él comenzó a pronunciarse desde un lado, no tardando en revelarse como un miembro de Legacy que venía a rescate de las víctimas, seguida de un tipo despeinado. Tranquilamente, entreabrió el ojo y observó a los nuevos visitantes, antes de separar su boca del cuello del infante y devolverlo sin piedad al suelo, junto a algunas otras gotas de sangre que se habían derramado entre sus pies mientras bebía.

De cierta forma, habían llegado antes de lo que él preveía, pero nada nuevo había en el discursos de los héroes, a no ser un burlesco disparate más pronunciado por aquella mujer, quien afirmaba haberlos sorprendido con su presencia, cuando la verdad atraerlos hacia allá era justamente el objetivo de Rimuru. Pudo notar la atención de ambos hacia su aliado Dabi, a quien naturalmente dirigió la vista y reconoció su señal para quitarse de entre los rehenes, lo que hizo de un salto y vuelta hacia su posición anterior, mientras el impulsivo antiheroe ya posicionaba su primer ataque. Sabía la magnitud de las llamas que Dabi era capaz de expulsar lo que le causó adrenalina el solo saber que no solamente pretendía hacer arder a los invasores, como a todos los humanos capturados. La satisfacción sentida por el inmortal quedó evidente en su expresión.

Se alejó lo suficiente del andrajoso sujeto antes que las llamas azules de sus manos se convirtieran en una infernal ofensiva contra la otra parte. Solo el calor ya era lo suficientemente molesto para él.

—Y ni se atrevan a tratar de escapar.

Al mismo instante, se desplazó velozmente hacia el otro lado y con su brazo derecho dibujó una línea horizontal en el aire, con la que produjo, junto a una onda de energía que agitó la atmósfera de todo el recinto, un invisible y fino vector que entrecortaría su camino entre las flamas azules a una altura mediana y cuyo fin era alcanzar a los enemigos en medio a su torso; aunque fuera a afectar solo a uno, dado a la problemática armadura que resguardaba a Silene. La habilidad era capaz de actuar como una lámina invisible de energía y causar desde profundos cortes, hasta atravesar cuerpos o superficies rocosas.

—Acabalos, seguro que vienen más.

Dicho eso, saltó hacia el balcón del piso superior. Se desplazaría pisos arriba hasta llegar a un punto alto del edificio y ver el detonante del estruendo sentido a poco, además de tomar su espada por el camino.
En pocos segundos, llegaba al balcón del quinto piso, desde donde pudo ver claramente la entrada arruinada por un inmenso cráter.

—Woow, sorprendente...¿Fue un legaciano? Se ve que vinieron con todo, así me gusta...

Animado, saltaría de nuevo a la superficie.

Seguía en ese lugar, sin poder ayudar a nadie de los que se encontraban ahí, debía conformarse con escuchar los escasos llantos de aquellos menores, o las súplicas por la vida de sus progenitores. No lo soportaba, quería liberarse y ayudar a cada uno, llevarlos a sus hogares, pero en el fondo, ella entendía, que no podría hacerlo en un buen tiempo, primero debía liberarse o ser liberada, y luego, encontrar la manera de escapar de ese lugar con los demás rehenes, y hacerlo, le llevaría tiempo. Estaba condenada a escuchar cada golpe que se le daba a aquel niño, escucharlo agonizar de dolor. Sus articulaciones empezaban a doler, era una constante puntada cómo si me clavaran una aguja, una y otra vez, acompañado de un cosquilleo molesto, e irritante. Su don consistía en expulsar ondas de su energía vital por cualquier parte de su cuerpo, pero, aunque ella tratara de liberar alguna, era imposible. Estaba rodeada o envuelta en una clase de hilos, que inmovilizaban cualquier movimiento que intentara hacer, y por ende, sus ondas no parecían poder atravesar aquellos hilos, quedando atrapadas dentro de sí misma, cómo resultado, terminaba recargando de más su habilidad.

Su semblante lo decía todo, cuando escucho que alguien se dirigía a ella, y cada vez escuchó los pasos mas cerca, y hasta el momento, se había reusado a observar a observar el dueño de aquella voz. Después de unos escasos segundos, sin previó aviso, fue sujetada del cuello y elevada, fue entonces, que se digno a ver a aquel hombre. Su rostro estaba pálido, y sus labios fruncidos empezaban a temblar, y su mirada, seguía fija al chico, sin poder apartarla por voluntad propia. El golpe, ese golpe le había causado un dolor instantáneo, justo cuando el puño adverso tocará dicho ojo. De inmediato, soltó un quejido ahogado entre sus labios, y lagrimas salieron por sí solas de sus ojos, específicamente el que fue golpeado. De un momento a otro, su visión se volvió nublada, y perdió de vista a aquel hombre, tanto cómo a los demás presentes, y todo aquello que estaba visible para ella hace unos minutos era borroso y confuso, pero las voces seguían ahí. El golpe provocó que fuera lanzada, ella sabía que podía caer encima de alguien y causarle daño con el impacto, así que actuó lo mas pronto que pudo. Al ser lanzada, todo su cuerpo fue obligado a estar en movimiento, y su energía empezaba a hacer efecto. Las ondas salieron incluso de las puntas de su cabello, de las uñas de sus manos. Estaban liberando todo lo que fue almacenado involuntariamente. Las ondas empezaron a surgir, atravesando los hilos, claro, sin liberarse de ellos, simplemente la energía pasó a través de ellos, haciendo su trabajo al estar liberada, ocasionando una onda alrededor de ella. Muy bien, sabía que de todas formas, algunas personas saldrían impulsadas por sus ondas, pero era mucho mejor a que fueran golpeados por su cuerpo, su intención era apartarlos, y así fue, sus ondas fueron lo suficientemente potentes cómo para apartar a los rehenes a tiempo, segundos después, cayó contra el muro, terminando en el suelo, con su respiración agitada. Su visión empezaba a recuperarse, poco a poco, aún no podía distinguir mas que siluetas por el ojo que había sido golpeado, pero el adverso estaba intacto, por lo que podría observar a cada uno de los presentes.

De repente, alguien llego a ella y ayudo a que se levantara, estaba a punto de separarse de un empujón, hasta que oyó la melodiosa voz de una chica, que rápidamente aclaró de quién se trataba, Silene. La conocía, pudo charlar con ella veces anteriores, era una chica que se gano la amistad de Nejire rápidamente, y gracias a ello, estaba destinada a aguantar preguntas constantes.

╼ ¡Ah, Silene! ¡has venido! Me alegra que estés aquí. Te ves genial, a diferencia de mi.

Por un momento, pudo olvidarse de todo lo que estaba sucediendo, del escándalo, de Dabi y Lacus que estaban presentes, no le importaba que la escucharan, estaba feliz de poder volver a ver a Silene, tal vez no era la mejor situación, pero de todos modos, ella estaba ahí para ayudarla, era curioso, debía agradecerle cuando salieran de ahí. No volvió a pronunciar nada, se quedo en silencio cuando Silene empezó a hablar, dirigiéndose a Dabi y Lacus. Mientras que estaba distraída, con su mirada se puso a buscar a la niña que más le preocupaba, Eri. Parecía estar bien, no le habían hecho ningún daño, a igual que Gowther. Suspiro aliviada, cerrando por un momento los ojos, recuperando su esperanza, de que más nadie sufriría. Volvió a abrir los ojos, al instante cuando otra voz se hizo presente, al observarlo, no demoro en identificarlo, el chico era unos pocos años menor que ella, además, ambos perseguían el sueño de ser un héroe. Sonrió ampliamente, en respuesta al toque que Katsuki tuvo con ella y Silene.

╼ Ambos han venido… ¡Son tan geniales!

Estaba emocionada, había recuperado los ánimos que llego a perder cuando fue privada de su libertad, pero toda sonrisa fue borrada de su rostro cuando la temperatura empezó a aumentar, fue extraño al principio, todo el tiempo que estuvo ahí siempre habían tenido la misma temperatura, pero todo se aclaró cuando llego a ver a Dabi, lo que decía llegó a impactarle, pero lo que seguía de ellas, le ocasionará más problemas. Al momento que esté elevó su brazo, las llamas empezaron a surgir, y cada vez aumentaban. Miró con cierto pánico a Silene en un segundo, y pronto, volvió a mirar aquellas llamas azules que amenazaban con hacerle daño a las demás personas. Por reflejo, su mano hizo un pequeño movimiento mientras aún extendía su brazo, específicamente con su dedo principal y pulgar. Un chasquido fue provocado por ella, creando una onda al 70%, aún estaba atada por aquellos hilos, aunque sus manos estaban apuntando hacía el suelo, con un leve movimiento de la muñeca para arriba, la onda fue expulsada haciendo una curva por lo que se elevaría y gracias a eso, sus ondas tomaron una dirección distinta la cual sería recta, hacía el techo. Iría dirigida, hacía la parte inferior de su muñeca con la intensión de elevarla hacía el techo por las ondas de Nejire, llevando posiblemente al fuego hacía el techo. Obviamente al ser un movimiento acto sorpresivo, podría causar una leve perdida en su cómoda postura, concentración e incluso obligarlo a retroceder, haciendo que cualquier reacción sea prácticamente nula ante su inesperada sorpresa. Si ese fuera el caso, el fuego y la potencia de sus ondas harían contacto con el techo, provocando una mínima explosión, haciendo que el humo inundara el sótano, cubriendo toda la habitación de humo por el hecho de estar cerrada.