De cuando el mundo es nuevo, extraño y maravilloso

El ángel se sorprendió de repente al escuchar a su contraria decir que era igual a la criatura de la carta. La miró por unos segundos sin saber cómo reaccionar hasta que ella rió y él rió con ella al fin al entender que se trataba de una broma.

Y un leve rubor coloreó amorosa y delicadamente las mejillas del ángel mientras este miraba a su contraria guardar la carta en el hermoso reloj que llevaba consigo. El chico se sintió halagado, e incluso conmovido ante la actitud de la chica.

Así pues, finalmente el castaño hizo una reverencia y se despidió un buen rato antes de finalmente separarse de la pelirrosa que en un sólo día había tenido tiempo suficiente para robar su corazón. Sabía que la volvería a ver, en un futuro no muy lejano. Y estaba con el corazón alegre y tranquilo, esperando el día que sus destinos volviesen a verse cruzados.